Juicio a Paco Sanz
Re: Juicio a Paco Sanz
El permiso de armas no se lo retiran, simplemente no se renueva.
Re: Juicio a Paco Sanz
Era de esperar, los típicos dos años que te permiten no ingresar en prisión si no tienes antecedentes.
Lo que me gustaría saber es hasta donde llega la responsabilidad en estos casos.
Quiero decir, una estafa así no la haces sin que familiares y amigos estén sobre aviso y colaboren en algún grado.
¿ Ellos no incurren en algún delito ?
Lo que me gustaría saber es hasta donde llega la responsabilidad en estos casos.
Quiero decir, una estafa así no la haces sin que familiares y amigos estén sobre aviso y colaboren en algún grado.
¿ Ellos no incurren en algún delito ?
"A la larga el trabajo se convierte en el mayor de los placeres y viene a ocupar el lugar que todas las ilusiones dejaron vacío"
Pierre Corneille ( 1606-1684 )
Poeta francés
Pierre Corneille ( 1606-1684 )
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Re: Juicio a Paco Sanz
Si estaban metidos todos, el padre que fallecio, la madre y la novia de aquel entonces. Seve en los videos y han sido juzgados tambien.
Re: Juicio a Paco Sanz
Volvemos a lo mismo,... Mentir o encubrir una mentira es inmoral pero no es delito...
En cuanto al delito de quienes cogieron el dinero, no le pidieron dinero a nadie a cambio de algo que luego no entregaron, que es el fraude de manual. Pidiron dinero porque lo necesitaban para "algo" y la gente se lo dio a fondo perdido. Al no usarlo para ese "algo" la lio pero la gravedad del delito es limitada porque no hay daño a las victimas mas alla de sentirse engañadas. No esperaban recibir bien ni servicio a cambio.
Alguien que hace eso es un sinverguenza pero si le metemos 20 años de carcel,.... Cuanto le metemos a un asesino?... Las condenas van escaladas y a veces el ruido mediatico hace perder la perspectiva de lo que supone una condena y parecen poco pero hay que escalar los delitos.
En cuanto al delito de quienes cogieron el dinero, no le pidieron dinero a nadie a cambio de algo que luego no entregaron, que es el fraude de manual. Pidiron dinero porque lo necesitaban para "algo" y la gente se lo dio a fondo perdido. Al no usarlo para ese "algo" la lio pero la gravedad del delito es limitada porque no hay daño a las victimas mas alla de sentirse engañadas. No esperaban recibir bien ni servicio a cambio.
Alguien que hace eso es un sinverguenza pero si le metemos 20 años de carcel,.... Cuanto le metemos a un asesino?... Las condenas van escaladas y a veces el ruido mediatico hace perder la perspectiva de lo que supone una condena y parecen poco pero hay que escalar los delitos.
Re: Juicio a Paco Sanz
De hecho, le ha caido lo que le ha caido porque afecto a mucha gente. Si le hace eso a 4 personas, aunque fuesen cantidades grandes yo cfeo q ni pasa por el juzgado.
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Re: Juicio a Paco Sanz
Me extraña que no haya ningún delito tipificado como "uso fraudulento de fondos recaudados para fines medicinales" o algo así por el estilo.........
Saludos.

Saludos.
Re: Juicio a Paco Sanz
En legitima venganza
ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 20/4/2008
La cosa iba de niñas, estafadores, impunidades delictivas y cosas así, y alguien dijo: "Lo inadmisible es la justicia entendida como venganza". Luego me miró con la certeza imbatible de quien tiene la Verdad y la Humanidad sentadas en un hombro, como el loro del pirata. No dije nada, pues hace tiempo descubrí lo inútil de las discusiones: cada uno finge escuchar al otro mientras prepara argumentos para la siguiente replica. Así que, para ahorrar saliva y esfuerzo, suelo dejar que hablen los demás. Despues ya me las arreglo para decir lo que tenga que decir, en mis novelas, o aquí mismo. Es cierto que, a veces, ante la demagogia de todo a cien, no me puedo aguantar e imito al conde de Montecristo. Juas, juas, hago. Sin argumentos, razones ni nada. Risa por la cara. Luego doy la vuelta y me largo. A leer, por ejemplo. Dirán algunos que eso es fascismo dialéctico, y que todas las ideas son respetables. Pero se equivocan. Ninguna gilipollez es respetable. Lo único respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas.
Hoy quiero hablarles de justicia y venganza. Punto de vista subjetivo, claro; sometido a error y parcialidades varias. Resultado de cincuenta y siete años de vida, algunos viajes y libros, y no fraguado en el buenismo idiota -y suicida- de quienes creen vivir en el bosquecito de Bambi. La cosa se resume en una pregunta: ¿Qué tiene de malo la venganza?... Ya se que en la sociedad occidental esa palabra tiene mala prensa. Hay que perdonar a los que ofenden, alumbrar su camino, reinsertarlos pronto y demás. Pero olvidamos algo: el sentimiento de venganza, de reparación personal, está en nuestro instinto. Viene, supongo, del tiempo en que saliamos de la cueva para buscarle una chuleta de mamut a la familia. En mi opinión, la venganza -en sus formas antiguas o modernas- no es mala. Resulta higiénica para la salud mental, y frustra mucho verse privado de ella. Lo que ocurre es que, para que la sociedad no sea un continuo e incómodo navajeo, los hombres resolvimos confiar al Estado el monopolio de nuestros ajustes de cuentas. Ofendidos, queriendo venganza y reparación de quienes nos ofendieron, cedemos ese impulso natural a la institución que nos rige y representa; y a esta corresponde resarcirnos del daño recibido, alejar o anular el peligro social que el ofensor pueda suponer, y satisfacer, castigando adecuadamente a este, nuestro lógico, instintivo, atávico deseo de venganza. No es casual que sean precisamente los grupos marginales, que no creen en la sociedad o comparten sus códigos, los que procuran siempre tomarse la venganza por su mano. O que, en las películas, nos guste y tranquilice que al final muera el malo.
Y es que el problema, a mi juicio, surge cuando el Estado se revela incapaz de corresponder al compromiso. De cumplir con su obligación. Viene entonces la frustración de quienes se ven sin reparación, indefensos ante el mal causado. De quienes ven al asesino pasear impune por la calle, al estafador disfrutar de su dinero, al violador salir el fin de semana para repetir exactamente lo que lo puso entre rejas. De quienes ven sus deseos bloqueados en la maraña de incompetencia, burocracia, desidia, demagogia y mala fe que caracteriza a toda sociedad humana. Y además, como guinda, deben tragarse el discurso mascado por quienes ahondan cada vez mas, por ignorancia, estupidez o cálculo interesado, el abismo entre la teoría y la realidad. Entre vida real y vida ideal. Y el de los simples que se lo tragan. El de los ciudadanos razonables y civilizados que dicen odiar el delito pero compadecer y ayudar al delincuente: discurso que queda chachi en la tele, en el editorial de periódico o en el cafe con los amigos, pero que se esfuma cuando sale tu número. Cuando roban en tu casa, asaltan en tu calle o violan a tu hija. Solo una sociedad firme y segura de sí, dura con los transgresores -e implacable con los vigilantes de los transgresores cuando cruzan la raya- hace innecesaria la venganza personal. Una sociedad capaz de protegerse con justicia y serenidad, pero sin complejos. Sin mariconadas de telediario. Cuando no es así, las leyes hechas para proteger a la gente honrada se vuelven contra ella misma. La atan de manos, convirtiéndose en escudo de sinverguenzas, depredadores y bestias sin conciencia. Frustran la esperanza de los ofendidos y les hacen lamentar, a veces, verse privados de la posibilidad de satisfacer ellos mismos el ansia legítima de venganza que el Estado timorato, torpe, ineficaz, no resuelve en su nombre. Puestos a eso, uno acaba prefiriendo -y ahí esta el verdadero peligro- un calibre doce, posta lobera, dejadme solo y pumba, pumba. Lo demás, en última instancia, es retórica y son milongas.
ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 20/4/2008
La cosa iba de niñas, estafadores, impunidades delictivas y cosas así, y alguien dijo: "Lo inadmisible es la justicia entendida como venganza". Luego me miró con la certeza imbatible de quien tiene la Verdad y la Humanidad sentadas en un hombro, como el loro del pirata. No dije nada, pues hace tiempo descubrí lo inútil de las discusiones: cada uno finge escuchar al otro mientras prepara argumentos para la siguiente replica. Así que, para ahorrar saliva y esfuerzo, suelo dejar que hablen los demás. Despues ya me las arreglo para decir lo que tenga que decir, en mis novelas, o aquí mismo. Es cierto que, a veces, ante la demagogia de todo a cien, no me puedo aguantar e imito al conde de Montecristo. Juas, juas, hago. Sin argumentos, razones ni nada. Risa por la cara. Luego doy la vuelta y me largo. A leer, por ejemplo. Dirán algunos que eso es fascismo dialéctico, y que todas las ideas son respetables. Pero se equivocan. Ninguna gilipollez es respetable. Lo único respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas.
Hoy quiero hablarles de justicia y venganza. Punto de vista subjetivo, claro; sometido a error y parcialidades varias. Resultado de cincuenta y siete años de vida, algunos viajes y libros, y no fraguado en el buenismo idiota -y suicida- de quienes creen vivir en el bosquecito de Bambi. La cosa se resume en una pregunta: ¿Qué tiene de malo la venganza?... Ya se que en la sociedad occidental esa palabra tiene mala prensa. Hay que perdonar a los que ofenden, alumbrar su camino, reinsertarlos pronto y demás. Pero olvidamos algo: el sentimiento de venganza, de reparación personal, está en nuestro instinto. Viene, supongo, del tiempo en que saliamos de la cueva para buscarle una chuleta de mamut a la familia. En mi opinión, la venganza -en sus formas antiguas o modernas- no es mala. Resulta higiénica para la salud mental, y frustra mucho verse privado de ella. Lo que ocurre es que, para que la sociedad no sea un continuo e incómodo navajeo, los hombres resolvimos confiar al Estado el monopolio de nuestros ajustes de cuentas. Ofendidos, queriendo venganza y reparación de quienes nos ofendieron, cedemos ese impulso natural a la institución que nos rige y representa; y a esta corresponde resarcirnos del daño recibido, alejar o anular el peligro social que el ofensor pueda suponer, y satisfacer, castigando adecuadamente a este, nuestro lógico, instintivo, atávico deseo de venganza. No es casual que sean precisamente los grupos marginales, que no creen en la sociedad o comparten sus códigos, los que procuran siempre tomarse la venganza por su mano. O que, en las películas, nos guste y tranquilice que al final muera el malo.
Y es que el problema, a mi juicio, surge cuando el Estado se revela incapaz de corresponder al compromiso. De cumplir con su obligación. Viene entonces la frustración de quienes se ven sin reparación, indefensos ante el mal causado. De quienes ven al asesino pasear impune por la calle, al estafador disfrutar de su dinero, al violador salir el fin de semana para repetir exactamente lo que lo puso entre rejas. De quienes ven sus deseos bloqueados en la maraña de incompetencia, burocracia, desidia, demagogia y mala fe que caracteriza a toda sociedad humana. Y además, como guinda, deben tragarse el discurso mascado por quienes ahondan cada vez mas, por ignorancia, estupidez o cálculo interesado, el abismo entre la teoría y la realidad. Entre vida real y vida ideal. Y el de los simples que se lo tragan. El de los ciudadanos razonables y civilizados que dicen odiar el delito pero compadecer y ayudar al delincuente: discurso que queda chachi en la tele, en el editorial de periódico o en el cafe con los amigos, pero que se esfuma cuando sale tu número. Cuando roban en tu casa, asaltan en tu calle o violan a tu hija. Solo una sociedad firme y segura de sí, dura con los transgresores -e implacable con los vigilantes de los transgresores cuando cruzan la raya- hace innecesaria la venganza personal. Una sociedad capaz de protegerse con justicia y serenidad, pero sin complejos. Sin mariconadas de telediario. Cuando no es así, las leyes hechas para proteger a la gente honrada se vuelven contra ella misma. La atan de manos, convirtiéndose en escudo de sinverguenzas, depredadores y bestias sin conciencia. Frustran la esperanza de los ofendidos y les hacen lamentar, a veces, verse privados de la posibilidad de satisfacer ellos mismos el ansia legítima de venganza que el Estado timorato, torpe, ineficaz, no resuelve en su nombre. Puestos a eso, uno acaba prefiriendo -y ahí esta el verdadero peligro- un calibre doce, posta lobera, dejadme solo y pumba, pumba. Lo demás, en última instancia, es retórica y son milongas.
Esto es España que a sus hombres gasta.
Re: Juicio a Paco Sanz
palenque escribió:En legitima venganza
ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 20/4/2008
La cosa iba de niñas, estafadores, impunidades delictivas y cosas así, y alguien dijo: "Lo inadmisible es la justicia entendida como venganza". Luego me miró con la certeza imbatible de quien tiene la Verdad y la Humanidad sentadas en un hombro, como el loro del pirata. No dije nada, pues hace tiempo descubrí lo inútil de las discusiones: cada uno finge escuchar al otro mientras prepara argumentos para la siguiente replica. Así que, para ahorrar saliva y esfuerzo, suelo dejar que hablen los demás. Despues ya me las arreglo para decir lo que tenga que decir, en mis novelas, o aquí mismo. Es cierto que, a veces, ante la demagogia de todo a cien, no me puedo aguantar e imito al conde de Montecristo. Juas, juas, hago. Sin argumentos, razones ni nada. Risa por la cara. Luego doy la vuelta y me largo. A leer, por ejemplo. Dirán algunos que eso es fascismo dialéctico, y que todas las ideas son respetables. Pero se equivocan. Ninguna gilipollez es respetable. Lo único respetable es el derecho de cada cual a expresar cualquier gilipollez. Tan respetable como, acto seguido, el derecho de los otros a llamarlo gilipollas.
Hoy quiero hablarles de justicia y venganza. Punto de vista subjetivo, claro; sometido a error y parcialidades varias. Resultado de cincuenta y siete años de vida, algunos viajes y libros, y no fraguado en el buenismo idiota -y suicida- de quienes creen vivir en el bosquecito de Bambi. La cosa se resume en una pregunta: ¿Qué tiene de malo la venganza?... Ya se que en la sociedad occidental esa palabra tiene mala prensa. Hay que perdonar a los que ofenden, alumbrar su camino, reinsertarlos pronto y demás. Pero olvidamos algo: el sentimiento de venganza, de reparación personal, está en nuestro instinto. Viene, supongo, del tiempo en que saliamos de la cueva para buscarle una chuleta de mamut a la familia. En mi opinión, la venganza -en sus formas antiguas o modernas- no es mala. Resulta higiénica para la salud mental, y frustra mucho verse privado de ella. Lo que ocurre es que, para que la sociedad no sea un continuo e incómodo navajeo, los hombres resolvimos confiar al Estado el monopolio de nuestros ajustes de cuentas. Ofendidos, queriendo venganza y reparación de quienes nos ofendieron, cedemos ese impulso natural a la institución que nos rige y representa; y a esta corresponde resarcirnos del daño recibido, alejar o anular el peligro social que el ofensor pueda suponer, y satisfacer, castigando adecuadamente a este, nuestro lógico, instintivo, atávico deseo de venganza. No es casual que sean precisamente los grupos marginales, que no creen en la sociedad o comparten sus códigos, los que procuran siempre tomarse la venganza por su mano. O que, en las películas, nos guste y tranquilice que al final muera el malo.
Y es que el problema, a mi juicio, surge cuando el Estado se revela incapaz de corresponder al compromiso. De cumplir con su obligación. Viene entonces la frustración de quienes se ven sin reparación, indefensos ante el mal causado. De quienes ven al asesino pasear impune por la calle, al estafador disfrutar de su dinero, al violador salir el fin de semana para repetir exactamente lo que lo puso entre rejas. De quienes ven sus deseos bloqueados en la maraña de incompetencia, burocracia, desidia, demagogia y mala fe que caracteriza a toda sociedad humana. Y además, como guinda, deben tragarse el discurso mascado por quienes ahondan cada vez mas, por ignorancia, estupidez o cálculo interesado, el abismo entre la teoría y la realidad. Entre vida real y vida ideal. Y el de los simples que se lo tragan. El de los ciudadanos razonables y civilizados que dicen odiar el delito pero compadecer y ayudar al delincuente: discurso que queda chachi en la tele, en el editorial de periódico o en el cafe con los amigos, pero que se esfuma cuando sale tu número. Cuando roban en tu casa, asaltan en tu calle o violan a tu hija. Solo una sociedad firme y segura de sí, dura con los transgresores -e implacable con los vigilantes de los transgresores cuando cruzan la raya- hace innecesaria la venganza personal. Una sociedad capaz de protegerse con justicia y serenidad, pero sin complejos. Sin mariconadas de telediario. Cuando no es así, las leyes hechas para proteger a la gente honrada se vuelven contra ella misma. La atan de manos, convirtiéndose en escudo de sinverguenzas, depredadores y bestias sin conciencia. Frustran la esperanza de los ofendidos y les hacen lamentar, a veces, verse privados de la posibilidad de satisfacer ellos mismos el ansia legítima de venganza que el Estado timorato, torpe, ineficaz, no resuelve en su nombre. Puestos a eso, uno acaba prefiriendo -y ahí esta el verdadero peligro- un calibre doce, posta lobera, dejadme solo y pumba, pumba. Lo demás, en última instancia, es retórica y son milongas.
Amén.
Nos regimos por las leyes del hombre y no por las humanas. Olvidamos de donde venimos. Olvidamos porque la mujer ve mejor de cerca y, en cambio, el hombre ve mejor de lejos. Y eso aunque pasen años, siglos, incluso milenios.
A veces hay que hacer lo que hay que hacer porque nuestra naturaleza nos lo pide.
Arriba España.
Re: Juicio a Paco Sanz
Breys escribió:Nos regimos por las leyes del hombre y no por las humanas. Olvidamos de donde venimos. Olvidamos porque la mujer ve mejor de cerca y, en cambio, el hombre ve mejor de lejos. Y eso aunque pasen años, siglos, incluso milenios.
A veces hay que hacer lo que hay que hacer porque nuestra naturaleza nos lo pide.
¿Ein? ¿Me lo explicas?
Miembro del selecto club de Malos Tiradores
Re: Juicio a Paco Sanz
Supongo a que se refiere a que el hombre era cazador y la mujer recolectora.
Un saludo
Un saludo
Re: Juicio a Paco Sanz
Ya, ¿pero que tiene eso que ver con el hilo?
Miembro del selecto club de Malos Tiradores
- Komprasman
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Re: Juicio a Paco Sanz
¿No lo pillas?.
Buena suerte y saludos cordiales.

Buena suerte y saludos cordiales.
No hay cosa más rica que rascar donde pica.-Refrán Español.
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