Gracias Greyhost por tu crítica constructiva que interpreto que haces para que afine mi juicio.

Yo no me tomaría a la ligera la obra de Barruel, acabada después de diez años del comienzo de la Revolución Francesa.
Que organizaciones y personas se atribuyesen después de muchos años el mérito de esa catástrofe, es propio de la miserable condición humana , simbolizada en el refrán "Dar una lanzada a un moro muerto".
Sobre lo que posiblemente descubrieron los templarios en su estancia en Jerusalén y la mal llamada "tierra santa", cualquier persona con un mínimo conocimiento de los orígenes del cristianismo, lo intuye o lo ve de forma evidente y la revelación de esos hechos hubiesen destruído los cimientos de todo el cristianismo.
El escritos francés del siglo XIX Gustave Flaubert escribió "La tentación de San Antonio", obra muy documentada. En ella se exponen "herejías" que existieron en los primeros siglos de la era cristiana, exterminadas a sangre y fuego y ante las que la reforma protestante era una broma de parvulario.
En mi biblioteca debe estar "El milagro cátaro", que editó Bruguera: en él leí declaraciones arrancadas bajo tortura, como que el dios de la biblia era un dios malo (maniqueísmo) y que la ley de Moisés una sombra.
Lo mismo apuntado por Flaubert.
Respecto a los jesuítas, les comisionaron para investigar las afirmaciones de Copérnico, cobre que si el sol era el centro "del universo", o lo era la tierra.
Comunicaron al Papa que Copérnico estaba en lo cierto, pero creo que fue el papa Juan Pablo II, a partir de los años 80, que comunicó el hecho a los creyentes.
Seguramente si por cualquier causa el papa los hubiese traicionado al estilo templario, en poco tiempo toda la cristiandad hubiese sabido que el sol era el centro del universo.
Saludos.