Otra simple reflexión:
El derecho de la sociedad a las armas.
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Por Pablo Canzoneri
Director del Boletín de la Asociación de Legítimos Usuarios y Tenedores de Armas de la República Argentina (ALUTARA)
La Opinión al Día
El derecho de la sociedad a las armas (por Claudio Canzoneri)
Vizuete sentencia: Los derechos humanos básicos e inherentes, aquellos que por ningún concepto pueden sernos quitados, son aquellos que justamente nadie nos puede dar. Nacemos con ellos. Y son sólo dos: la vida y la libertad, todos los demás de allí dimanan. Nadie puede “concedernos” la vida, a lo más conservárnosla, ni “concedernos” la libertad, a lo más devolvérnosla. No son dádivas del Estado, ni de los poderosos, por eso con tanta sabiduría el filósofo Diógenes responde al emperador Alejandro Magno, cuando éste le dice que le pida cualquier cosa, aunque sea la mitad de su imperio, el sabio responde: “Sólo te pido que no me quites lo que no me puedes dar”.
Ni siquiera Dios osa atentar contra el libre albedrío de los hombres. ¿Acaso nuestros funcionarios se arrogan mayor autoridad?
La retórica anti-armas es de lo más extravagante cuando se discute el tema de las leyes sobre derecho a tener y/o portar armas, bajo las cuales una persona puede obtener permiso para adquirir armas para el deporte, la recreación o, eventualmente si lo toca la varita mágica del funcionario de turno, portar un arma de fuego oculta para protección contra los criminales que decidan agredirlo.
Cabe aclarar que dicho permiso no se otorga graciosamente. Hay que ser mayor de edad, obtener un certificado de salud mental, otro de capacidad física, NO poseer antecedentes penales, acreditar medios lícitos de vida, superar un curso de capacitación que lo haga idóneo en el manejo seguro de armas y pagar todas las formas y formularios que hay que cumplimentar para estar recién en condiciones legales de adquirir un arma.
En resumen, una credencial de Legítimo Usuario de armas le dice a quién la ve mucho más que un documento de identidad, le dice que ud. es un ciudadano comprobadamente honesto, saludable y predispuesto a respetar las leyes.
¿Por qué, entonces, desde las cámaras legislativas y ONG –estas últimas casi todas con fuente de financiamiento extranjera- se busca crear leyes que entorpezcan primero y prohíban en un futuro, el acceso a las armas por parte de este grupo de ciudadanos?
Por años, los que apoyan el control de armas han tratado de convencer al público de que la persona promedio no es lo suficientemente inteligente, ni segura, ni lo suficientemente responsable, para confiarle armas de fuego, especialmente en lo que concierne al uso de armas de fuego para protección.
Pero quisiera llamar la atención sobre que este es uno de los aspectos para los cuales la población no reúne, a criterio de funcionarios generalmente inexpertos sobre el tema que administran, la idoneidad necesaria.
Así es como, lentamente, avanzan sobre los derechos de las personas asumiendo, desde el gobierno y las ONG, un paternalismo que, para ser justificado y legitimizado, insulta, denigra y somete a aquellos a quienes dice proteger. Es una suerte de tiranía legalizada por el poder legislativo, algo sumamente peligroso.
En ningún caso la prohibición obedece a la prioridad que se declara, sino a intereses corporativos y pugnas económicas, a razones ideológicas o a maniobras políticas de distracción.
Estas metodologías intervencionistas son el resultado perverso que se hace del conocimiento científico de sobre como influir a las masas, desnaturalizándolo todo con el pretexto de hacer un mensaje comprensible, con el pretexto de que la población general carece de la capacidad para entenderlo y traduciéndolo a mensajes simplistas y sensibleros que, con la excusa de hacerlos más comprensibles, ocultan la verdadera dimensión del problema y sus múltiples causas.
En todos los casos la reacción de los demagogos de la dictadura de lo políticamente correcto, empeñados en negar al ciudadano su legítimo derecho a tener armas por placer o para defenderse frente al crimen o la locura, es la misma: ‘Ha sido algo horrible’, ‘esto pasa por ser fácil el acceso a las armas. Hay que prohibirlas más aún’, ‘hay que prohibir los videojuegos violentos’, ‘hay que prohibir los juguetes bélicos’, ‘la culpa es de la sociedad, no del criminal’, ‘esto es consecuencia del capitalismo y del consumismo’, ‘consecuencias del individualismo feroz’, ‘la gente es irresponsable y nosotros sabemos qué les conviene’, ‘hay que prohibir’, ‘hay que prohibir más’, ‘hay que prohibir todo’.
Siempre prohibicionismo asimétrico. Siempre la misma demagogia. Siempre el humanismo sesgado. Nunca la verdad. Nunca la realidad. Y así seguimos sin posibilidad de defendernos y viviendo en una Argentina donde el que tiene mejores derechos es el criminal, el desequilibrado o los menores.
Reflexión cortita sobre los argumentos desarmistas
Argumento 1:
“Las armas de fuego agravan la resolución de los conflictos interpersonales”
Argumento 2:
“Las armas de fuego son causa de accidentes”
Argumento3:
“Desarme por una sociedad sin violencia”
Argumento 4:
“Mucha gente se suicida con armas de fuego”.
Aparentemente muchos más argumentos no tienen, ya que algunos de los enarbolados al principio de la campaña fueron deshonrosamente arriados debido a la imposibilidad de sostenerlos de cara al público, a saber:
- Disminución de la inseguridad pública
- Disminución del delito a mano armada
Así mismo, mirando los argumentos 1, 2, 3 y 4 se me ocurren algunas reflexiones:
Reflexión sobre el Argumento 1: Da a entender que solo les interesa (a los desarmistas), que las personas que tienen conflictos no los resuelvan mediante disparos. Luego, si se matan con un arma blanca o con algún otro tipo de arma impropia, ya no es asunto de la red de desarme, pueden dormir tranquilos y con la conciencia en paz. Que siga habiendo conflictos que terminen en muertes no importa. Según ellos la fuente de la verdadera violencia es el arma de fuego, y esta consideración es importante para su campaña, no las fuentes del conflicto en sí.
Reflexión sobre el argumento 2: En este punto también vemos el terrible interés por que nadie tenga un accidente con un arma de fuego. Si las personas mueren quemadas o asfixiadas porque deben calentar su ranchito con braseros, si ingieren sustancias tóxicas o agua contaminada por falta de suministro, si alguien muere electrocutado, atropellado por un vehículo o reventado entre los hierros retorcidos de un auto accidentado: NO ES NADA.
Lo importante es que no haya accidentes con armas de fuego, el resto es harina de otro costal. Que siga muriendo gente por accidentes de cualquier otra causa, la fuente del verdadero flagelo fatalista es el arma (de fuego) y no la falta de educación.
Reflexión sobre el Argumento 3: Este es, digamos, el más flojo de los argumentos. Evidentemente no es sostenible descargar sobre un objeto único (las armas de fuego) la responsabilidad de la violencia en la sociedad.
No se puede ignorar que la reacción emocional de los hombres es movida: por actitudes y acciones de las que es víctima (en el caso de las personas de decentes) o por su propia naturaleza malvada (en el caso de los delincuentes), y no por la mera existencia de un objeto.
Adjudico más influencia sobre la violencia a las injusticias, a la falta de respeto sobre el derecho de los ciudadanos, a los robos desde la legalidad e impunidad que esgrimen los gobiernos. Adjudico más responsabilidad sobre la violencia contenida a aquellos que cobran jugosas dietas sólo para legislar sin pensar y presentar “Expresiones de beneplácito” por cosas que no le importan a nadie.
Son también legisladores que buscan relevancia a cualquier costo, los que presentan proyectos para el desarme civil o para dificultar la legalidad de poseer un arma para fines lícitos.
Reflexión sobre el Argumento 4: Evidentemente, lo que les importa es que usen un arma de fuego para suicidarse. Si se cuelgan, envenenan, arrojan de un puente o bajo las ruedas de un tren.
Nada de eso importa. ¡¡Que se siga suicidando la gente, está bien, pero NO CON ARMAS DE FUEGO!!
Al menos esa parece la intención de los desarmistas.
Pregunto: ¿Se vislumbra interés por las personas en estos argumentos que más que eso son justificativos insostenibles?
Estos, así como los ven, son los mejores y más fuertes argumentos que esgrimen las redes de desarme, ONGs desarmistas, funcionarios y legisladores.
Los que teóricamente iban a influir fuertemente en la sociedad, según las consideraciones desarmistas al inicio de su campaña, fueron abandonados ya que tan sólo recibían la sorna de todos aquellos a quienes intentaban convencer.
Hoy, siguen su campaña pero ya de espaldas al público. Buscan aprobar leyes prohibicionistas, lo que es su verdadero objetivo y que probablemente sea una condición para otras metas ocultas.
Saben que de mediar la verdadera opinión popular obtendrán el mayor de los repudios. Por ello se cuidan de que los argumentos de los defensores del derecho a tener armas para practicar actividades recreativas, deportivas y cómo última opción ejercer el derecho a la legítima defensa con ellas, no lleguen masiva y claramente a la opinión pública.
Actúan mediante el enmascaramiento, la mentira, la falacia, el engaño, la desinformación y la hipocresía.
No les importa verdadera y genuinamente la gente, eso es evidente con un mínimo de reflexión. Sólo quieren PROHIBIR, intervenir y dominar. Convertir derechos en privilegios. Todo lo demás son movimientos de aproximación a ese objetivo.
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