Bueno esta es una pequeña reseña sobre los ataques a Canarias en estos siglos, antes del ataque de Nelson que es muy conocido
1.- Raleigh en las Islas Canarias. Restauración de las fortalezas. Ataque de Francis Drake.
Los meses que precedieron al año de 1595 fueron de una inusitada actividad naval. Por el número de buques corsarios y de las acciones que ellos y contra ellos se realizaban. En efecto las Canarias serán consideradas como punto de abastecimiento de los piratas para sus actividades y por otro lado para cabeza de puente para el nuevo mundo (esto lo abordaremos en el capítulo de técnica naval). De estos ataques destacan dos por su notoria significación: uno el ataque de un navío pirata inglés al puerto de la Luz, y su captura posterior a cargo del capitán Antonio Lorenzo. Viera Y Clavijo añade lo siguiente al respecto:
Un bajel de guerra enemigo, sorprende el puerto de la luz en el mismo año de 1595 y saca otro navío que estaba allí cargado para la América. Sábelo Antonio Lorenzo; toma otra embarcación que había lista; sigue al enemigo; acométele; ríndele valerosamente y quitándole la presa, la vuelve al puerto con merecido aplauso.
Respecto a otras incursiones estas no tuvieron tanta suerte para los canarios. Nos referimos en primer lugar a Walter Raleigh el que sería luego socio de aventuras de Sir Francis Drake obtenido este título por su servicio y circunvalar el globo con su navío. Este Raleigh tiene varias facetas: Explorador, soldado, pirata, cortesano, parlamentario, poeta, historiador e incluso químico. Este hombre en parte resume el espíritu inquieto de su época y de escepticismo científico. La vida de este hombre es bastante interesante típica de hombres activos.
Nace en Devonshire, luego tras su infancia ingresa en Oxford para iniciar su carrera de letras pero la abandona para ingresar en las armas. De una vida mas inquieta estaba claro que nuestro hombre tenía vocación aventurera a pesar de que por aquel entonces ya existían armas literarias. En 1569 lo vemos al lado de los hugonotes franceses luchando en las guerras de religión y más tarde con su hermano en empresas piráticas pero con resultados poco esperanzadores. Raleigh entonces cambia de ambiente para irse a la corte y obtener de la reina el ansiado favor real que le abriría nuevos horizontes. En efecto en 1582 le dan primeros cargos y en el 87 cristalizan en capitán de la guardia. Mientras no había estado ocioso en el 83 sufraga una expedición a Terranova en la que murió su hermano, otra expedición en 1584 y una más en 1585 una expedición colonizadora. Pero la fortuna no es eterna y hacia 1586 su suerte comienza a declinar y vencido su temperamento frente a una mujer la corteja y termina en la prisión de Londres.
En 1594 se prepara para una expedición importante a la Guayana. Todo esto venía dado por las fantásticas noticias que del Dorado hacían los españoles y sobre esto Antonio Berrio por las márgenes del Orinoco. Olvidaronse las desventuras de Orellana y se hizo una nueva pléyade de aventureros. Raleigh que se encontraba en una situación económica desfavorable decidió embarcarse en esta aventura acuciado por los resultados. Debido a una acción pirática se apodera de unos derroteros de la costa y unos planos de navegación de una flota de la Guayana. Se envió una expedición de reconocimiento al lugar para inspeccionar la desembocadura y volvió en los últimos días del año de 1594. La flota de cinco navíos zarpó hacia Canarias. Era el seis de febrero de 1595 al zarpar dos navíos quedaron rezagados. (Esto era bastante frecuente por el tonelaje diferente y sus cualidades marineras). Los esperó durante seis días y a continuación se dedicó a un saqueo. Para empezar se dirigió a Tenerife y tras vagar sin rumbo atacó un puerto. Luego fijó rumbo hacia Fuerteventura por considerarla desprotegida y desembarco en un lugar desconocido donde hizo aguada, robó ganado para sus víveres y luego finalmente apresó un navío flamenco de vino que venía muy bien para los hombres y otro español que contenía armas para las milicias con todo esto se dio por contento y cansado de esperar a los navíos desapareció de las islas hacia finales de febrero de 1595. La expedición de la Guayana no supuso lo que el había soñado pues el dorado que parecía tan material era a la vez inalcanzable por existir solo en la mente de los hombres. Raleigh no obstante para compensar los gastos incendió varias poblaciones y ciudades y hacia el agosto de 1595 ya estaba de regreso en Inglaterra.
Mientras esto sucedía, en Gran Canaria el 3 de abril de 1595 don Alonso de Alvarado Tomaba posesión de su cargo. Soldado y gobernador este hombre conocía la debilidad de las defensas de la isla y se apresuró a realizar una visita e inspección de las fortalezas de la isla, le acompañaba además Próspero Casola ingeniero que sería testigo además del posterior ataque de Francis Drake. Sobre la visita se vio que las fortalezas estaban deterioradas y pendientes de varias reparaciones y a Casola se le encargó la reparación de las mismas. La fortaleza de las isletas tenía un parapeto que estaba arruinado y hubo que además reparar la plaza y enclavar cañones y reparar los que estaban en mal estado. La plaza del castillo de Santa Ana estaba arruinada por las grietas por las cuales penetraba el agua del mar y además inundaba la plaza de armas. Se hizo la reparación con gran celeridad y en la torre de San Pedro se puso un parapeto en su fortaleza con gran celeridad. Todas las reparaciones cayeron sobre la responsabilidad del ingeniero militar Próspero Casola y sobre el maestro de obras Andrés Luzero. Luego Alonso Alvarado hacía paras revista a las tropas de la isla que constaba de cuatro compañías de la ciudad, las compañías de la Vega, Teror, Arucas, Guía y Galdar y luego las cuatro compañías de Telde y Agüimes. Este desfile militar y revisión de tropas se llevó a cabo en la más estricta marcialidad y demostraban que la isla se encontraba en alerta frente a las incursiones piráticas de los moros e ingleses.
Un típico aviso de este estado lo constituyó el de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y Sotomayor, VII duque de Medina Sidonia que había estado al mando de la tristemente célebre invencible. El aviso decía que varias galeotas salían de Salé para atacar las islas. Dado la popularidad del pirata morisco se aprestaron rápidamente una serie de medidas para evitar lo que dos años antes había pasado en Fuerteventura. El dispositivo de seguridad se reforzó con una serie de vigías y atalayas y guardias nocturnas y un reforzamiento que Alvarado consideró necesario de la guarnición de los castillos. Aparte se ordenó abastecer las dotaciones con bizcocho, pan, agua, las municiones, pólvora y la cuerda, (ya hablaremos de esto en el capítulo de técnica naval). Coincidiendo con estos aprestos hizo aparición la escuadra de la flota de indias que iba a Las Palmas y que quedaron todos tranquilos al ver la inmensidad y potencia. Próspero Casola fue además enviado a Fuerteventura para establecer una relación de lo que había que hacer con respecto a las fortificaciones. Sin embargo como sucedía muchas veces los servicios de espionaje estaban eq1uivocados y el temible pirata no tenía claro el ataque. No obstante esta situación acrecentó la ansiedad de los isleños ante un posible ataque. No fueron de todas formas fallidos los sistemas de fortificación ya que se las tendrían que ver con dos enemigos de gran talla: Drake y Hawkins.
2.- Los preparativos de la Expedición
La expedición que Hawkins y Drake preparaban para América sería la última y canarias por su elevada posición estratégica era la cabeza de puente pues por razones de avituallamiento los víveres de Inglaterra no soportaban el viaje. Canarias era el puerto de aprovisionamiento. Hawkins desde 1572 comenzó a tener un modo de vida diferente respecto a sus hazañas y ahora dirigía su vida hacia un aspecto más burocrático de la armada. En 1573 es ascendido a tesorero y su vida da un giro. Desde su puesto comenzó una serie de reformas para comenzar una nueva flota en cuanto a prestaciones, velocidad y sobre todo el alcance de tiro. No solo eso además redujo los gastos superfluos y dio severas órdenes sobre el modo de estar de la marinería y su comportamiento. Todo ello se plasmó en un ambicioso programa de construcción naval, de reformas en los estatutos de la marina y de disciplina.
Esto chocó con sus homólogos pues estaba decidido a hacer de la armada un arma poderosa. La futura Royal Navy estaba servida. En 1585 abandona su despacho para tomar cargo de almirante y conjurar el peligro que desde España le amenazaba, era la llamada invencible al mando del duque de Medina Sidonia, tras un combate en el que la armada se disperso y afrontó la llegada a España por el mar del norte bajando por el canal de la mancha el poco conocimiento, la mala situación de los navíos y el mar la convirtieron en un desastre ante el cual Felipe II dijo la ya famosa frase «Yo mandé la armada a luchar contra los hombres no contra los elementos». Tras esto Hawkins fue nombrado caballero y se mantuvo al frente. En 1590 vuelve a abandonar su puesto y se pone al mando de otra escuadra para combatir a los españoles y asolar las costas peninsulares.
Entre otras acciones destaca el intento de adueñarse de la flota de la plata pero los galeones avisados no zarparon. Se tuvo que volver a casa con las manos vacías. El otro suceso fue la captura de su hijo a manos de los españoles. Este se imaginaba las más horrendas torturas sobre su hijo pero lo cierto es que vivía a cuerpo de rey mantenido por el gobernador y agasajado por el virrey y en su propia casa. Hawkins pensando que estaba en una prisión decidió hacerse a la mar para rescatar a su hijo de las “torturas” a las que estaba siendo sometido. La iniciativa de la Expedición corrió a cargo de Drake a título personal. La excusa para la reina fue un principio religioso contra el catolicismo de España representante máximo del mismo que daba un odio muy intenso. A pesar de que Drake había tenido varias desdichas sobre los viajes anteriores la reina le otorgó la confianza pero con la condición de que Hawkins estuviera en la misma. El pueblo rápidamente al tener constancia de la expedición se volcó en toda la ayuda que la reina Isabel les pidió. Pudo disponer de un fuerte contingente de buques del cual dos de ellos eran de nueva construcción. La flota en total tenía 27 buques. La expedición tenía además dos misiones una marítima y otra terrestre. Su objetivo último era la conquista de Panamá con lo cual si se considera el transito por las canarias este no era un motivo de preocupación para los dos hombres pues la escuadra dispondría además de una poderosa infantería al mando de Sir Thomas Baskerville. El 25 de enero 1595 se avisaba de una leva general para las tripulaciones y compañías y se apuntó tanta gente que incluso hubo que rechazar a muchos de los apuntados. No obstante el apresto de los mismos fue bastante lento. Esto favoreció que la flota de nueva España arribara sin ningún problema a Sanlúcar de Barrameda.
Por otro lado unas operaciones de esta magnitud no podían pasar de lado para los espías que España tenía apostados en sus ambientes diplomáticos. En efecto en febrero de 1595 el Gobernador de Blavet comunicaba urgentemente que se estaban realizando preparativos en Plymouth para un ataque inminente y que estaba además al cargo de Francis Drake.
Estos avisos se repetirían en más ocasiones en tanto que la concentración y actividad naval estuvo vigilada por Don Diego Brochero al cargo de sus galeras. En efecto era como si de un tablero de ajedrez se tratara y ambas potencias se dispusieran a mover fichas. Cuando los preparativos tocaban ya a su fin se conoció los planes de España en cuanto a contramedidas y la reina aprestó a sus almirantes para evitar sorpresas. No obstante las más variadas noticias recogían los espías sobre una escuadra presta a desembarcar en Inglaterra y otra escuadra se iba a América a defender las costas. No obstante nada de esto era verdad y lo cierto es que salvo un ataque de 4 galeras a las costas inglesas no hubo más. Por otro lado por las noticias de los prisioneros españoles se dio a conocer la noticia de que la escuadra del Capitán General Pardo Orosio había sido sorprendida por una tormenta que la había relegado al puerto de San Juan de Puerto Rico y había desembarcado 2 millones y medio de pesos. A pesar de esto la escuadra no estaba lista para zarpar pues el avituallamiento era lento.
Por fin al cabo de un mes la escuadra zarpaba el 7 de septiembre de 1595 con 27 buques en total y 2500 hombres. Respecto al gobierno de la escuadra recaía sobre ambos almirantes y que el cuartel general estaba alternativamente entre los dos navíos almirantes. No obstante dada la diferencia de edad y de temperamento la oficialidad miraba ansiosa los encuentros de ambos almirantes de ideas tan distintas cuyos conflictos no tardarían en tener lugar. Estas ocasiones comenzarían cuando después de zarpar y los navíos se hallaban a 70 leguas se discutía la ruta de la escuadra. Drake tomo la oportunidad de decir que había tomado a más hombres de lo necesario lo que disminuía la cantidad de víveres. Con este motivo se pidió ayuda pero dado que los víveres para la expedición estaban racionados en los barcos la facción de Drake comenzó a tener problemas de abastecimiento. Es aquí donde las islas del archipiélago de pura casualidad de estos 300 hombres destacados se verían inmersas en un ataque pirático. En efecto Drake propuso dos semanas mas tarde debido a la escasez de víveres que la escuadra se desviase de su ruta inicial sin escalas a las islas madera o bien las canarias. La provisión se realizaría mediante un desembarco armado para aguantar hasta cargar los navíos. El que se puso de su lado fue Baskerville que no opuso resistencia pues conocía la capacidad de su tropa. Esto tenía una doble intención que era obtener un botín y levantar la moral de los hombres. Hawkins hombre previsor no deseaba alterar el rumbo pues pensaba que la expedición corría peligro pero el problema de los abastecimientos eran acuciantes pues los hombres de mas consumían los víveres con gran celeridad y por otro lado la aparición de los buques podría poner sobre aviso a las colonias y peligrar el factor sorpresa. Uno y otro abogaban por sus decisiones y mientras los buques seguían su itinerario marcado. Thomas Baskerville actuó de conciliador sobre los dos hombres y se dispuso una reunión conciliadora. La suerte estaba echada y Las Palmas sería el escenario bélico.
3.- La escuadra en Las Palmas. Orden de Zafarrancho
Thomas Baskerville como dijimos había sido el artífice de la reconciliación tras una pequeña ruptura de ambos almirantes. 24 horas más tarde mientras cenaban se decidió el ataque a las canarias. Drake propuso entonces el ataque a Gran Canaria mientras los ánimos subían y Baskerville decía sobre la posibilidad de apoderarse de la ciudad inclusive. Esto se calculó aproximadamente en 4 horas la conquista de las Palmas. La escuadra mientras navegaba por las aguas no solo lo hacia las islas canarias sino también hacia la historia. Tras varias modificaciones de la derrota los buques divisaban las islas desde las amuradas de proa, contorneaban Lanzarote y Fuerteventura por el canal de la Bocaina y daba finalmente frente a la enhiesta y oscura forma de Gran Canaria cuyas pétreas formas se recortaban contra la bóveda celeste con las primeras luces del día 6 de octubre de 1595.
¿Qué pasaba en la isla? En realidad en la isla no se habían recibido avisos sobre la escuadra combinada pues se pensaba que esta llegaba sin escalas a las colonias como se suponía. De forma general se había dispuesto su defensa y no contra esta en particular sino contra los ataques en general. De hecho la ciudad estaba entregada al sueño pues la estación del estío terminaba y la llegada del invierno estaba bien recibida por la poca frecuencia de ataques en esos meses y todo era sosiego en la entonces ciudad más importante del archipiélago canario. La mañana al parecer estaba brumosa y un fino aguacero mojaba la tierra. Los primeros jornaleros que iban a los campos contemplaron una hoguera coronada por un penacho de humo que ascendía de del monte de la Atalaya.
Era señal convenida para una escuadra de más de cinco velas. Se comenzó a desconfiar de la presencia de la escuadra al no haberse recibido noticias de que hubiera en ruta alguna flota regular. La fortaleza principal de las isletas haciéndose cargo del mensaje disparó un fuerte cañonazo que vino a despertar a la ciudad y cuyo eco se dejo sentir por los pueblos cercanos. Todas las personas inmediatas a la defensa se pusieron en movimiento. El primero fue Antonio Lorenzo que avisó a Alvarado de la gravedad de la situación y el cual ya estaba preparándose. Mientras el sargento mayor y el cabo de escuadra se presentaban en casa de Alvarado y se dio orden de reunirse con el resto de las tropas en la plaza mayor de Santa Ana.
Alvarado una vez que estuvo ensillada su montura partió hacia las isletas en cuyo extremo oriental llamado el Golfete comenzaban a aparecer los primeros navíos. Se topó con un emisario llamado Francisco Hernández que le traía noticias de que se había visto una formación de 17 o 18 navíos. Alvarado le dijo que continuase hacia la ciudad y una vez allí le dijese al Teniente Antonio Pamochamoso tocase campana y que se reuniesen en los arenales de Santa Catalina en espera de orden portando la artillería. Al poco rato llegaba a la fortaleza de las Isletas y que habían sido enviados dos marineros para comprobar la formación. Los dos marineros dijeron que habían visto una formación de 28 navíos y galeones de gran porte y las lanchas auxiliares y que se confirmaba eran enemigos por el intento de atrapar una lancha de pesca que se dirigía a puerto. Si bien se confirmaba que era una escuadra enemiga se desconocía su nacionalidad pero era la opinión general de que era inglesa como más tarde se comprobó.
Teniendo Alvarado temor de que la fortaleza cayera a manos enemigas mandó cerrar la fortaleza ordenando que solo se abrirían las puertas para el material de guerra pedido junto con la guarnición pertinente. Respecto a la escuadra ajena a los preparativos de tierra había entrado ya en el Golfete y todas ellas alineadas en formación de combate paralelas a la costa y en sitio donde la artillería de la fortaleza no la podía alcanzar. Se notaba gran actividad dentro de las naves pero nada de desembarco si bien parecía que Drake podría intentar el desembarco por el Golfete. Alvarado conocedor de los hábitos de lucha de los canarios y de su propia gente había resuelto el combate fuera de la ciudad impidiendo el arribo de la marina del enemigo. Respecto a los canarios estos no luchaban en escuadrones sino en tropa acometiendo al enemigo cuando quiere saltar y no estando disciplinada por no ser gente de guerra. Por el otro lado Alvarado conocedor de sus fuerzas sabía que poco podría hacer frente al grueso de la escuadra formado y dispuesto para el combate. Como de momento urgía la defensa del Golfete fue enviado un destacamento de 60 o 70 soldados para que remitiesen informes sobre los movimientos e intenciones de la escuadra.
Entre las diez una carabela pequeña y una lancha en la que iba Francis Drake comenzaron a reconocer el puerto y la caleta de Santa Catalina y desde la lancha se comenzó a sondear el puerto con objeto de un desembarco delimitando un canal con boyas. Luego la lancha se fue hacia la escuadra en tanto que la carabela seguía su reconocimiento hasta la Caleta de San Pedro.
Todo esto fue visto desde tierra y rápidamente se envió una barca para que quitase las boyas para evitar el desembarco. Si bien para cuando quisieron hacerlo los ingleses que no habían permanecido ociosos comenzaron ya a amenazar la bahía. Todas estas maniobras fueron aprovechadas para aumentar el grueso de los castillos de acuerdo con las instrucciones de Alvarado. En las isletas llegaba el contingente esperado con 18 hombres del presidio y cuerda para los cañones así como tres quintales de pólvora. El castillo de Santa Ana vio reforzada su guarnición con otros soldados del presidio.
En la ciudad cuando hacía su entrada Francisco Hernández había gran actividad y los soldados marchaban por las calles con las compañías y los arcabuces. Los bueyes arrastraban las pesadas piezas de campaña que eran de bronce y todas las compañías desembocaban en la plaza principal de acuerdo con las órdenes de Alvarado. Luego el teniente Pamochamoso y el sargento mayor fueron a la audiencia para dar cuenta al regente y con la orden de que se tocasen las campanas de las iglesias y las compañías marcharan fuera de la muralla hacia el arenal con el objeto de impedir el desembarco de las tropas enemigas. El regente aprobó todo lo dicho y las campanas tañeron por última vez para llamar a sus moradores a defender la ciudad. La desbandada de la ciudad fue evidente sobre todo en las mujeres y los niños que procedieron a evacuar la misma sin orden ni concierto. Pamochamoso dio un bando al cual se exhortaba a permanecer en la ciudad so pena de vida. No contento Pamochamoso con esto intentó sosegar los ánimos de las mujeres diciéndoles que no abandonasen sus casas y les dio palabras de consuelo. Finalmente repartidas ya entre las compañías la cuerda y munición necesaria para todo el ataque y formaron escuadrón para ser prestos en combate. La única escuadra que quedó en la caleta de Santa Ana era la que comandaba Juan Martel Peraza de Ayala que recibió el encargo de proteger la caleta con sus hombres llamada la compañía de infantería de la gente del mar. El propio obispo además se personó hasta que Alvarado poco antes del ataque lo envió a la ciudad.
hasta aquí la primera parte
Sobre los ataques a Canarias en los siglos XVI-XVII
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