Una historia de los comandos brandemburg alemanes.
A mediados de 1943, cuando el Rey de Italia destituyó a Mussolini y cambió de bando, los soldados italianos que ocupaban las islas Dodecaneso estaban cansados de la guerra y no ofrecieron gran resistencia a los ingleses. Después que las fuerzas británicas tomaron varias islas de la cadena del Dodecaneso fuera de las costas de Turquía entre agosto y setiembre de 1943, Así cayó también la isla de Cos. Esto disgustó a los alemanes, porque ahí se encontraba un campo de aviación muy bien montado. Cos debía ser recuperado.
Una fuerza de Infantería regular, Luftwaffe Fallschirmjaegers y Brandenburgers incluyendo al Batallón de Asalto Costero y la Fallschirm-Kompanie (paracaidistas) fueron enviados a recapturar las islas mediante golpes de mano. Tuvieron éxito impidiendo que los británicos ocuparan las islas griegas, incluyendo Creta y Rodas.
En Cos, un comando "Brandenburg" al mando del Teniente Langbein desembarcó al sudoeste de la isla. Dominaron los primeros bunkers de la playa, mientras la guarnición de los demás huía. Se trataba de soldados italianos de Badoglio que se habían unido a las tropas inglesas para librarse de los campos de concentración, pero que no tenían la menor intención de dárselas de héroes. Por la tarde los Brandenburgers ocuparon un pueblo y descubrieron en las cercanías unas cuevas. Los comandos entraron para investigar buscando ingleses e italianos hasta que se percataron de lo que se trataba: una bodega de vino. No podían dejar pasar la oportunidad y comenzaron a beber.
Entretanto, ingleses e italianos habían conseguido reponerse y se preparaban para atacar a los alemanes que ocupaban el pueblo. Langbein, se dio cuenta al instante del peligro que corría el comando. Le ordenó al médico del pueblo que inyectara Pervitin a sus embriagados soldados. Y cuando se terminaron las dosis inyectables tomó las pastillas que había, las molió y se los dio a los restantes mezclado con el vino.
La reacción no se hizo esperar. El alcohol y el Pervitin son una mezcla poco recomendable porque no sólo despiertan a cualquiera, sino que enfurecen al que la toma. Según testigos de la escena, los soldados se quitaron las guerreras, se arremangaron las camisas y se lanzaron como locos al asalto de las posiciones inglesas. Los británicos se olvidaron del Rey y del Primer Ministro y echaron a correr, siendo alcanzados por los Brandenburger les ocasionaron numerosas bajas. Por la noche, tras la llegada de los paracaidistas alemanes que ocuparon inmediatamente el aeródromo, fueron hechos prisioneros todos los ingleses e italianos. La isla de Cos volvió a manos alemanas.
Por la acción del alcohol y del Pervitin, la piel de los Brandenburgers tomo una coloración verdosa, de ahí surgió el apodo de "diablos verdes". Al comienzo el alto mando pensó en tomar medidas disciplinarias drásticas, pero finalmente el asunto fue olvidado, no así el sobrenombre.
Como dice el amigo Tobruk " no hay nada como el vino para la moral "