Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 21:56

Guerra de las Naranjas 1.801


La guerra de las Naranjas fue un breve conflicto militar que enfrentó a Portugal contra Francia y España en 1801.

En 1801, Napoleón conminó a Portugal para que rompiera su alianza tradicional con Inglaterra y cerrara sus puertos a los barcos ingleses. En esta pretensión inmiscuyó a España, gobernada entonces por el ministro Manuel Godoy, mediante la firma del tratado de Madrid de 1801. Según este tratado, España se comprometía a declarar la guerra a Portugal si la nación vecina mantenía su apoyo a los ingleses. Ante la negativa portuguesa a someterse a las pretensiones franco-españolas, se desencadenó la llamada Guerra de las Naranjas.

La campaña militar apenas duró dieciocho días entre mayo y junio de 1801. En ella, un ejército español al mando de Godoy ocupó sucesivamente una docena y media de poblaciones portuguesas, entre ellas Arronches, Castelo de Vide, Campo Maior, Portalegre, Olivenza y Juromenha). La resistencia portuguesa fue mínima, en la creencia de que España no tenía pretensiones territoriales.

La paz se firmó en Badajoz el 6 de junio (Tratado de Badajoz), devolviéndose todas las plazas conquistadas a Portugal con la excepción de Olivenza y su territorio, que ya era un viejo contencioso fronterizo entre los dos países. Aprovechando la ocasión y la geografía, tampoco se devolvió Vila Real (Villarreal), que no pertenecía a Olivenza, sino a Juromenha. La línea divisoria entre España y Portugal se fijó en aquella zona utilizando el curso del río Guadiana, de facto sino de iure ya que subsisten cuestiones sobre la posesión del territorio.

Aunque el acuerdo entre Francia y España preveía que Portugal cediera a España una o varias provincias portuguesas que representasen el veinticinco por ciento de la población metropolitana para poder usarlas como moneda de cambio y conseguir la devolución o cesión de Mahón, la isla Trinidad y Malta, esta cláusula fue obviada por Carlos IV de España, con grave disgusto de Napoleón.

La guerra de las Naranjas recibió este nombre debido al ramo de naranjas que Godoy hizo llegar a la reina María Luisa cuando sitiaba la ciudad de Elvas.

El 8 de agosto de 1801, un grupo de irregulares portugueses aliados con algunos guaraníes descontentos, en el contexto de la guerra de las Naranjas, ocuparon el pueblo de San Miguel Arcángel y pocos días después conquistaron el resto del actual departamento de Misiones Orientales y el pueblo de San Francisco de Borja.

El Tratado de Badajoz reconoció la soberanía española en los territorios conquistados en las Misiones Orientales, firmado el 6 de junio de 1801 en la ciudad de Badajoz entre España y Francia de un lado, y Portugal del otro, puso fin a la guerra de las Naranjas. En relación a España, Portugal reconocía definitivamente el derecho de posesión de la Colonia del Sacramento y de las Misiones Orientales, que ya se había intentado solucionar a través de los tratados de Madrid de 1750 y del de San Ildefonso de 1777. El tratado también estipulaba que la violación de cualquiera de sus artículos conduciría a su anulación.

Portugal nunca devolvió los territorios de Misiones Orientales, que actualmente pertenecen al Brasil. Fue la primera violación del tratado. El Tratado de Badajoz estipuló solo la cesión de la plaza de Olivenza y su territorio a España. No obstante, España se anexionó, también, las plazas alentejanas de Arronches, Castelo de Vide, Barbacena, Campo Maior, Juromenha, Portalegre y Ouguela, situadas en la margen izquierda del río Guadiana. Por ello, tal y como fue dictado en el tratado de Badajoz la totalidad de estas plazas fueron devueltas a Portugal. Por su lado, dado que no se produjo la devolución de los territorios americanos, reclamados por España, justificó que no se entregase de nuevo Olivenza ni Villareal, que pertenecía al territorio del municipio portugués de Juromenha, a Portugal tras las guerras napoleónicas.

La justicia de las reclamaciones portuguesas sobre la soberanía de Olivenza fueron reconocidas en el congreso internacional de Viena de 1815, pero España, amparándose en lo establecido en el tratado de Badajoz, mantuvo el territorio bajo su soberanía. En la actualidad todavía sigue habiendo reclamaciones para la devolución de este territorio por parte de algunas organizaciones portuguesas. Misiones Orientales, que fue ocupada por Portugal después de firmar la paz, continuó en poder portugués.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 22:27

Expedición franco-española a Terranova


La Expedición franco-española a Terranova fue una serie de maniobras navales y desembarcos anfibios en las cosas de Terranova, Labrador y San Pedro y Miquelón llevada a cabo por un combinado de barcos españoles y franceses durante la Segunda Coalición de las Guerras Revolucionarias Francesas y la Guerra anglo-española. Esta expedición, compuesta de siete barcos de línea y tres fragatas bajo las órdenes del Real Almirante Joseph de Richery partió de Cádiz en agosto de 1796 acompañada por un escuadrón español mucho más fuerte, que tenía el ánimo de escoltarla hasta las costas de Terranova.

En el 28 de agosto de 1796 este combinado franco-español de 20 naves, llevando 1.500 tropas regulares, apareció en las costas de Terranova.​ En Inglaterra se ocasionó una fuerte alarma social por las primeras noticias de estos eventos en Terranova, las noticias traía el efecto de que los franceses habían realmente desembarcado 1500 en Bay Bulls y 2000 en Portugal Cove, en Bahía de la Concepción, desde donde ellos habían marchado contra San Juan de Terranova.​

En San Juan de Terranova la guarnición local del Real Regimiento de Terranova, el Artillero Real, los Reales Voluntarios de Terranova, con la ayuda de los hombres dispuestos, establecieron un campamento en la cima de Signal Hill a principios de septiembre. Una bomba fue construida alrededor del puerto y tres barcos de fuego fueron preparados. El almirante francés Joseph de Richery decidió no desembarcar después de ver sus fuerzas, y desdepués de cernirse sobre el área durante algunos días, he escogió en su lugar desembarcar en Bay Bulls, 18 millas al sur de Saint John's, el 4 de septiembre.

El 4 de septiembre la expedición entró en la ciudad de Bay Bulls, y no fueron encontradas suficientes fuerzas para proteger terranova, que fue devastada con fuego y destrucción, y se hizo un gran daño a la pesquerías.​ Después de tomar docenas de prisioneros británicos, la flota combinada zarpó hacia San Pedro y Miquelón, que estaba en manos de los británicos en ese momento, y permanecieron cerca de las islas durante dos semanas, tomando agua y preparándose para el viaje de vuelta a Francia y España.

La expedición combinada destruyó unos 100 barcos de pesca de la flota de Terranova y quemó las estaciones de pesca a lo largo de la costa de Terranova, incluyendo la base de la guardia inglesa en Placentia Bay.12​15​

El 10 de agosto un tratado de alianza, ofensivo y defensivo, entre Francia y España, el Segundo Tratado de San Ildenfonso, firmando en el Palacio Real de la Granja de San Ildenfonso, por el cual España tenía que tener una flota en disposición para ayudar a los franceses.

El tratado fue ratificado en París el 12 de septiembre, y el 5 de octubre una declaración de guerra por España contra el Reino Unido de Gran Bretaña fue emitida por Madrid.​ La flota, bajo el mando de Don Juan de Lángara, zarpó de Cádiz.​ Diez navíos de línea bajo el mando del contraalmirante Solano fueron despachadas para unirse con las fuerzas franceses, consistentes en siete navíos de línea y tres fragatas, bajo el mando del Real Almirante Richery, en una expedición contra los asentamientos británicos en Terranova.

En agosto de 1796, Canadá y Nueva Escocia se alarmaron por las noticias de que el Almirante Richery había escapado de la vigilancia del Almirante Robert Mann fuera de Cádiz, y había emprendido camino a Terranova con siete navíos de línea y algunas fragatas.​ Contra esta fuerza el vicealmirante Wallace en San Juan de Terranova pudo solamente oponer el viejo HMS Romney (1762) de 50 cañones, dos del 32 y dos del 16.​

El capitán Taylor, en el HMS Andromeda, de 32 cañones, había partido de los Grandes Bancos de Terranova con órdenes de cruzar allí para la protección del mercado marítimo. El 3 de septiembre él habló con una goleta, diciéndole el principal de la nave que había avistado la flota del enemigo en la costa, consistente en algunos barcos de línea y fragatas.​ Subsiguientes informes incrementaron la arlama en la línea principal por comentarios de los desembarcos franceses en Bahía Concepción.​

Ataque a San Juan de Terranova

Richery hizo estimaciones para San Juan de Terranova de que su superior poder de fuego podría someter Fuerte Amherst. Con la batería silenciada, él pudo poner sus fuerzas de camino al puerto para destruir la ciudad. Incontables en el mar, los británicos se retiraron detrás de la protección de sus fuertes y baterías de San Juan de Terranova y se prepararon para oponer resistencia.

Era la mañana del 2 de septiembre de 1796 cuando la flota francesa fue avistada en la costa. Wallace no tenía una gran guarnición en San Juan de Terranova entonces, de modo que él intentó dar la impresión de que la tenía. Esto fue con la intención de hacer creer a los franceses que San Juan de Terranova podría ser costosa de tomar, por lo que tuvo a sus hombres en ambos lados de la entrada a Narrows y entonces marchó con ellas hacia y frente a Fort Amerst y entre Signal Hill.

Richard tuvo el inconveniente de no tener fuentes de inteligencia sobre las denfensas de San Juan de Terranova y no tenía pilotos para las aguas de Terranova, por lo que tuvo que depender de la información de John Morridge, maestre de un barco de pesca perteneciente al gobernador Wallace, que era uno de los prisioneros tomados en Bay Bulls.​ La gran flota de Richery se movió a Cabo Spear para observar durante un día algo desalentador. A la mañana sigueinte, Richery formó una línea de batalla y la condujo a la entrada del puerto. Dado que no llevaban consigo los cañones de más alcance de 24 libras a Fuerte Amherst, su resolución se debilitó.

La flota y amenaza del almirante Richery a San Juan de Terranova finalmente no fue a nada frente a las gestiones del nuevo gobernador, el almirante Sir Richard Wallace, que reclutó voluntarios, fortaleció las defensas y preparó nuevas baterías.

En Francia, el público fue informado de que Richery había forzado la derrota de San Juan de Terranova y había capturado una gran cantidad de barcos y enviado más de cien navegantes y prisioneros a Santo Domingo. No fue hasta octubre que hubo auténtica información recabada del Reino Unido, cuando se supo que el almirante francés había dado largas al plan de asalto de San Juan de Terranova y había dejado la costa el 29 de septiembre.​

Bay Bulls

El 4 de septiembre el escuadrón francés entró en Bay Bulls. La ciudad se rindió a su aproximación. El Almirante Richery saqueó y destruyó completamente los asentamientos y los pesqueros, incluidas las estaciones de pesca, conduciendo a sus habitantes a los bosques.​ 57 edificios y 47 barcos de pesca fueron capturados con más de 400 prisioneros.

Quemaron sus tiendas y casas, tomaron su pescado y su aceite, la producción duramente ganada, de su trabajo anual.

Chateau Bay

El 5 de septiembre, Richery se separó del almirante Zacharie Jacques Théodore Allemand, para incursionar en la Bahía de Castles, en Labrador, con los barcos Duquesne, Censur y Friponne, mientras el propio Richery se dirigía a San Pedro y Miquelón con los barcos Victorie, Barras, Jupiter, Bewick y el Révolution, y las fragatas Émbuscade y Félicité para tratar los establecimientos de la costa.

Retrasado por los vientos y las nieblas, Allemand no entró en la bahía de Castles hasta el 22 de septiembre, y para ese tiempo muchos de los barcos de pesca había partido para Europa. El comandante francés envió a un oficial con una bandera de tregua pidiendo la rendición de la ciudad. Esto fue refutado, pero la aproximación del escuadrón compelió al comandante en jefe británico a destruir las estaciones de pesca.

Incursión en San Pedro y Miguelón

Richery destruyó todos los edificios, veleros y estaciones de pesca que encontró en San Pedro y Miguelón,​ proclamando las islas para Francia​ pero dejándolas sin poblar. Aproximadamente 225 casas, 17 grandes andamios, 80 barcos de pesca y 80.000 quintales de bacalao fueron quemadas en la tierra.

El almirante Richery izó la bandera francesa e la isla de San Pedro, que sucumbió a una fuerza desde Halifax años antes, pero que había estado dejada sin una guarnición, hasta que un grupo de pescadores británicos habían tomado posesión del lugar y habían construido una ciudad. El escuadrón de Richery entonces se dividió, una porción partió para las costas de Labrador para interceptar a los barcos pesqueros de regreso de Quebec mientras el almirante Richery permanecía cerca de Cabo Bretón con cuatro barcos de línea y una fragata.

El 27 de septiembre, el almirante George Murray llegó a Halifax desde Bermudas. Aunque la información presentada a él seguía siendo confusa, la aparente falta de transportes y tropas indicaba que la expedición era una incursión más que un serio intento de tomar Terranova.​ Dos días después, Allemand se mantuvo lejos de la costa y, como Richery ya había hecho, regresó a casa. El 5 de noviembre Richery, con su división, entró en el Puerto de Roquefort, y el 15 Allemand con la suya regresó a Lorient.

La flota combinada de Francia y España había destruido más de 100 veleros mercantes y tomado un gran número de prisioneros. Algunos fueron enviados en barco a Halifax, y los restantes, unos 300, fueron enviados a Francia y España.​ Los bancos de pesca británicos en Terranova fueron recuperados a raíz de la firma del Tratado de Amiens en marzo de 1802, y en ese año, 71 terranovenses y 58 veleros británicos prosiguieron con las pesquerías del Gran Banco de Terranova (Grand Banks en inglés). Disminuyeron otra vez con el comienzo de la guerra en 1803 y se recuperaron algo después de la Batalla de Trafalgar el octubre de 1805, pero disminuyeron otra vez durante la Guerra anglo-estadounidense de 1812.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 22:43

Ataque a Trinidad 1.797


El Ataque a Trinidad fue una acción militar ejecutada por fuerzas británicas a principios de 1797, efectuada como consecuencia de la firma del tratado de San Ildefonso en 1796 por los gobiernos de España y Francia y en virtud del cual ambas naciones pasaron a ser aliadas, convirtiendo a España automáticamente en enemiga de la Gran Bretaña. En represalia, este último país envió una flota al Caribe con la intención de invadir las islas de Trinidad y Puerto Rico, consiguiendo la rendición de la primera, pero siendo repelidos en la segunda.

A finales del siglo XVIII la Provincia de Trinidad, entonces parte de la Capitanía General de Venezuela, era una colonia muy próspera debido a su producción de azúcar de caña. Su población había pasado de 3.000 almas a 16.000 en 1796. La inestabilidad en la zona debida a las guerras entre franceses y británicos junto a las leyes borbónicas de libertad de comercio, hicieron que muchos extranjeros buscasen refugio en la misma en particular colonos de las Antillas Francesas.

Este hecho, unido a la gran cantidad de negros y mulatos libertos de la isla, provocó disturbios y tensiones, por lo que su gobernador, el almirante de la Armada José María Chacón y Sánchez de Soto informó a la Corte de esta situación, comunicando que la riqueza de la isla podía atraer a los británicos, poniendo en sobreaviso al Capitán General en Caracas y al almirantazgo de La Habana.

La llegada de los británicos a la isla

El 16 de febrero de 1797 en las Bocas del Dragón se avistó una escuadra británica de nueve navíos, tres fragatas, cinco corbetas y bergantines y varios buques de transporte. La mandaba el almirante Henry Harvey a bordo del HMS Prince of Wales y transportaba 6.750 soldados, 35 cañones y 11 morteros. Los británicos entran al golfo de Paria y fondean al anochecer a poca distancia del puerto de Chaguaramas. En un consejo de Guerra extraordinario el teniente general Sir Ralph Abercromby o Abercrombie proyecta desembarcar a la mañana siguiente.

Los voluntarios reclutados en Puerto España para reforzar a las tropas regladas desertaron en masa llevándose consigo las armas que se les habían confiado y los cerca de 3000 hombres con que se esperaba poder dar la batalla se vieron reducidos a poco más de 500 y esto gracias a que los enfermos menos graves se reincorporaron a filas de forma voluntaria a la primera indicación de sus oficiales.

La rendición

El contralmirante Sebastian Ruiz de Apodaca reunió a sus comandantes, y decidieron que, en las condiciones que se encontraban, era imposible enfrentarse a los británicos. Por ello, para evitar el apresamiento de las naves ancladas en la bahía de Chaguaramas, deciden quemarlas, y dirigirse por tierra para reforzar las defensas de Puerto España. Se procedió por tanto a incendiar los barcos, se abandonó la isla Gaspar Grande después de haber clavado la artillería, inutilizándola, y se dirigieron por tierra a Puerto España.

Los ingleses, a la vista del fuego en los barcos, envían sus chalupas para intentar rescatarlos. Consiguen así salvar y apresar el San Dámaso y el bergantín Galgo. A continuación los infantes de marina desembarcan y avanzan hacia Puerto España, tomando las alturas próximas sin oposición.

El Gobernador Chacón, viendo que solo contaba con 190 soldados, muchos de ellos enfermos de fiebre amarilla, y con poca munición, y que la población indígena y extranjera de Puerto España se niega a participar en la defensa de la ciudad, por miedo a que resulten dañados sus bienes, acepta la capitulación honrosa que le ofrece Abercromby, entregando la isla a los británicos el 17 de febrero de 1797. En esta operación el ejército británico tuvo siete muertos, y el español un herido. Las primeras noticias de tan triste suceso fueron conocidas por las autoridades españolas en Cumaná el mismo día 17 de febrero a través de tres marineros de la fragata Santa Cecilia que habían podido escapar de la isla de Trinidad en la falua del propio jefe de escuadra el almirante Sebastián Apodaca.

Artículo principal: Ataque a Puerto Rico

Vista la facilidad con que habían tomado la isla de Trinidad, la armada británica decidió probar suerte en Puerto Rico, y el 17 de abril de 1797 se presentaron 60 velas ante la isla. Eran cinco navíos de línea, dos fragatas, seis corbetas, ocho goletas y, el resto, transportes de tropas. Pero esta vez los españoles resistieron y los británicos tuvieron que retirarse.

Consecuencias

A favor de los habitantes de Trinidad, la capitulación estipulaba la conservación de sus bienes, continuar aplicando las leyes españolas por varios años y el libre ejercicio de su religión. Se mantuvo como capital de Trinidad a Puerto España.

Los mandos españoles de mar y tierra fueron sometidos a consejo de guerra al llegar a Cádiz. El 26 de junio de 1798, la corte marcial les consideró inocentes de toda culpa, debido a la superioridad inglesa y a la falta de pertrechos y municiones, justificando así su proceder. El 20 de mayo de 1801 el Rey Carlos IV no admitió tal sentencia, y ordenó que fueran desposeídos de sus cargos, sin posibilidad de recurso alguno. José María Chacón fue desterrado y murió en el transcurso de su exilio en Portugal cuando se revisaba la causa. El 7 de junio de 1809, la Junta Central rehabilitó a Apodaca, nombrándole Jefe de Escuadra de la Real Armada.

Tratado de Amiens

El Tratado de Amiens (Francia) fue firmado el 27 de marzo de 1802 por José Bonaparte representando a Francia, José Nicolás Azara Consejero de Estado de España en nombre del rey Carlos IV, Charles Cornwallis en nombre del rey Jorge III del Reino Unido y Roger Jean Schimmelpennick por la República de Batavia.

España cede la isla de Trinidad y recupera la isla de Menorca (archipiélago de las Baleares) el 16 de junio de 1802 en poder británico desde 1798. El Tratado de Amiens o Paz de Amiens, puso fin a la guerra entre Gran Bretaña por una parte y Francia con sus aliados España y la República de Bátava por la otra. Como gobernador de Trinidad el rey Jorge III designó a Sir Thomas Picton. Desde entonces la isla se convertiría en foco de subversión contra el poder español; importante fue el apoyo brindado al Precursor Francisco de Miranda luego de la fallida expedición sobre Ocumare de la Costa el 28 de abril de 1806, como también por el asilo ofrecido en 1797 al Protomártir Manuel Gual, quien fue envenenado en San José de Oruña el 25 de octubre de 1800.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 22:56

Ataque a Puerto Rico 1.797


El Ataque a Puerto Rico (1797) se efectuó después de que España y Francia firmaran el tratado de San Ildefonso de 1796. Al convertirse España en enemiga de Gran Bretaña, los ingleses enviaron una flota al Caribe con la intención de invadir las islas de Trinidad y Puerto Rico, consiguiendo la rendición de la primera, pero siendo rechazados en la segunda.

El 16 de febrero de 1797 llegó a la isla de Trinidad una escuadra británica de nueve navíos, tres fragatas, cinco corbetas y bergantines y varios buques de transporte. La mandaba el almirante Henry Harvey y transportaba 6.750 soldados, 35 cañones y 11 morteros al mando del teniente general Ralph Abercromby.

El gobernador de la isla, José María Chacón y Sánchez de Soto, viendo que sólo contaba con 190 soldados, muchos de ellos enfermos y con poca munición, y que la población indígena y extranjera de la capital, Puerto España, se negaba a participar en la defensa de la ciudad por miedo a que resultaran dañados sus bienes, aceptó la capitulación honrosa que le ofrecía Abercromby, entregando la isla a los británicos.

Vista la facilidad con que habían tomado la isla de Trinidad, la armada británica decidió probar suerte en Puerto Rico, y el 17 de abril de 1797 se presentaron ante la isla. En una carta del 4 de mayo el jefe de ingenieros español, Felipe Ramírez, afirma que eran sesenta velas pero el sacerdote Miguel Rodríguez Feliciano, en una carta del día 22, eleva la cifra a sesenta y cuatro. La escuadra se componía de un navío de tres puentes, dos de 70 cañones, y dos más de 50, una fragata de 40 y otra de 36, un bergantín de 16 y otro de 18, cuatro corbetas de 16, dieciocho goletas corsarias de entre 6 y 12 piezas, una urca grande y el resto eran buques menores de transporte.

Los españoles preparan la defensa

La situación en Puerto Rico no era tan inestable como en Puerto España pero la guarnición de la isla había sido reducida porque gran parte de sus tropas habían sido enviadas a La Española a enfrentar la rebelión de Toussaint Louverture.​ El gobernador de la isla, Ramón de Castro y Gutiérrez, contaba con 70 oficiales de Estado Mayor, 200 milicianos, 973 soldados del regimiento de Infantería Fijo, 1.600 de las milicias disciplinadas de infantería, 350 de la compañía urbana, 150 de la de negros y 686 de la Marina Real Española.​

En total, 4.029 individuos a los que se sumaron 2.442 reclutas del campo, la mayoría armados con machetes y lanzas,​ y 180 presidarios empleados indistintamente en el servicio. Una fuerza de 6.471 hombres.​ Incluían algunos cientos de mercenarios, la mayoría franceses, y apenas 300 veteranos.​ Contaban con una flota de 4 gánguiles, 2 pontones, 11 cañoneras, 7 lanchas de auxilio, 4 botes de auxilio, 1 falucho, 1 guairo y 18 piraguas.​ Su armamento era 22 cañones, 1 mortero, 4 pedreros, 11 esmeriles, 204 fusiles, 24 pistolas y 229 sables.

Todo gracias a que consiguió que gran parte de súbditos y extranjeros allí residentes tomaran las armas para defender la ciudad. Además, se movilizaron las milicias disciplinadas de cada pueblo, que acudieron a defender San Juan, e incluso participaron algunos presidiarios. Se procedió a dotar a los castillos y a proteger los puentes y puntos estratégicos. El cónsul francés, el señor París, también ayudó a la defensa de la ciudad, destinando a 50 compatriotas la defensa del castillo de San Gerónimo y a otros 10 les situó junto a los defensores españoles. En el puerto se montaron dos cañones en dos pontones y se armaron 12 lanchas cañoneras al mando del capitán de fragata Francisco de Paula Castro. Además, dos barcos corsarios franceses ofrecieron sus servicios a la defensa del puerto.

El sitio de San Juan


Los británicos desembarcaron en la playa de Cangrejos con 3.000 hombres forzando la rendición del pueblo homónimo, y con 5.000 hombres se aproximaron a la ciudad. Hostigados por la artillería de la plaza y por las guerrillas de los milicianos, los británicos consiguieron instalar dos baterías de cañones y una de morteros. Al igual que hizo en Puerto España, Abercromby envió un parlamentario ofreciendo una rendición honrosa, y, al recibir respuesta negativa, abrió fuego artillero contra San Juan, al mismo tiempo que un navío y las fragatas bombardeaban los castillos. El fuego de los castillos y los ataques de las lanchas cañoneras obligaron a los barcos a retirarse, mientras que las tropas de tierra británicas también eran rechazadas al intentar tomar el puente de San Antonio.

La escasez de tropas regulares impidió a los españoles el contraataque, y la situación se estancó durante 12 días, en los que los británicos estuvieron sometidos al continuo hostigamiento de las guerrillas de las milicias.

Desenlace final: Contraataque español y retirada británica

La noche del 29 de abril, los españoles atacaron frontalmente las posiciones británicas con 800 milicias disciplinadas de infantería y dos compañías de milicias disciplinadas de caballería. Abercromby decidió retirarse, embarcando precipitadamente, abandonando en la isla la artillería, municiones, víveres y algunas tropas dispersas. No hay datos certeros sobre el número de bajas británicas. Quedaron presos en la isla 4 oficiales y 286 soldados, 32 de ellos de origen alemán, criados en las colonias americanas del Reino Unido. Por parte española hubo 42 muertos, 156 heridos y 2 desaparecidos.

Los británicos se reembarcaron el 2 de mayo, dejando el dominio español en la isla asegurado por cien años.​ Según Pedro Tomás de Córdoba, de haber habido dos mil veteranos defendiendo la isla, toda la división inglesa hubiera sido capturada.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 23:08

Toma de Menorca 1.798


La Toma de Menorca fue una acción militar británica que tuvo lugar en 1798 en el contexto de la Guerra anglo-española (1796-1802), enmarcada dentro de las Guerras revolucionarias francesas, donde España y Francia declararon la guerra a Inglaterra. La isla fue recuperada por España en 1802 con la Paz de Amiens.

Desarrollo

El 7 de noviembre de 1798 un contingente británico comandado por el capitán Sir James Stuart desembarca en Adaya (Port D'Addaia), al Noreste de la isla de Menorca. Tras diez días de combates con el escaso contingente español, comandada por el brigadier Juan Nepomuceno Quesada, los británicos toman la isla.

Se transportó en barcos ingleses a los militares españoles a la Península; 3.528 soldados y 156 oficiales. En Menorca también se encontraban 600 infantes suizos que habían sido hechos presos por los austríacos y habían sido vendidos a España a dos dólares por persona, y que se pusieron del lado británico.

Charles Stuart ingresó en la Orden Militar del Baño y fue nombrado gobernador de Menorca pero, por motivos de salud, en 1799 regresará a Inglaterra. Su sucesor, el general Clair Erskire, emprendió la mejora de las defensas de la isla. Pidió al almirante Horacio Nelson que trajera sus barcos desde Sicilia a Menorca, y Nelson le envió seis barcos al mando del contraalmirante Sir Thomas Duckworth. Posteriormente, Nelson, a bordo del Foudroyant, llegó a Mahón, en Menorca, el 12 de octubre de 1799 y se alojó en una casa predial de San Antonio hoy conocida como Quinta de Oro. Nelson pidió a Erskire 2.000 hombres para luchar en Malta, que se estaba rebelando contra la invasión de Napoleón, pero este se negaría, por lo que Nelson tomó la decisión de partir a Palermo, aunque una tormenta retrasó su partida hasta el 18 de octubre. Posteriormente a Erskire fue nombrado gobernador de la isla Henry Fox.

El 27 de marzo de 1802 Francia, España y la República Bátava firman la Paz de Amiens en la que, entre otras cosas, Inglaterra devuelve Menorca a España.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 23:12

Combate de Cartagena 1.798


El combate de Cartagena del 15 de julio de 1798 tuvo lugar en el contexto de la Guerra anglo-española de 1796-1802, que libró España en alianza con Francia, que se encontraba librando las Guerras revolucionarias francesas. Fue una batalla naval menor pero supuso una victoria británica. Tuvo lugar a unos 156 kilómetros al Sureste de la costa de Cartagena, en España.

Desarrollo

Los españoles contaban con cuatro fragatas que habían partido de Cartagena el 8 de julio con una misión militar en el Oeste del Mediterráneo. Cada barco español llevaba 34 cañones con un peso de disparo de 82 kilos y el navío británico al que se enfrentaron, el buque pesado Lion, al mando del capitán Manley Dixon, tenía un peso de disparo de 308 kilos. Al avistar el Lion, los barcos españoles formaron una línea de batalla. La flota española iba al mando del comandante don Félix O'Neil en el buque insignia Pomona , con el capitán Don Francis Villamil. El buque Proserpina iba al mando del capitán Bial, el Santa Dorotea del capitán Manuel Gerraro y el Santa Casilda del capitán Errara.

La fragata Santa Dorotea había perdido un mástil en un combate anterior, por lo que fue la más lenta de la escuadra española, por lo que O'Neil, y el capitán Gerraro se dio cuenta de que su buque iba a ser aislado por el Lion, por lo que el comandante O'Neil ordenó a las tres fragatas delanteras dar la vuelta y navegar en defensa de la Santa Dorotea, pasando frente al Lion y abriéndose un intenso fuego a las 11:15 y Lion respondió al fuego. Para disuadir a la nave británica de atacar a la línea española Gerraro abrió fuego contra el Lion, lo que causó daños graves en los aparejos del buque. Mientras el Santa Dorotea cambiaba su rumbo las tres fragatas españolas se aproximaron a la británica para cañonearla pero esto no tiene efecto y son atacados de nuevo por el buque británico.

Lion comenzó a acortar distancias con la Santa Dorotea y hubo un intenso cañoneo. En pocos minutos el palo mesana del buque de Gerraro había caído y el palo mayor y el timón fueron severamente golpeados. Los barcos españoles, que habían fracasado en su intento de ayudar al Santa Dorotea, regresaron a Cartagena sobre las 13:10 y el Santa Dorotea se rindió. El barco, que había sido el más dañado y el que más vidas había perdido fue capturado por los ingleses. La fragata se arregló y se puso al servicio de la marina británica con el nombre de HMS Santa Dorotea y sirvió durante varios años más. El dinero de la venta del barco, así como de lo que contenía, fue entregado a la tripulación del capitán inglés Manley Dixon.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 01 Feb 2018 23:47

Batalla de TRAFALGAR


La batalla de Trafalgar, también conocida como el combate de Trafalgar,​ fue una batalla naval que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805, en el marco de la tercera coalición iniciada por Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia para intentar derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial y disolver la influencia militar francesa existente en Europa. La batalla de Trafalgar se produce frente a las costas del cabo de Trafalgar, en Los Caños de Meca, localidad del municipio gaditano de Barbate. Dicha batalla naval está considerada como una de las más importantes del siglo XIX, donde se enfrentaron los aliados Francia y España (al mando del vicealmirante francés Pierre Villeneuve, bajo cuyo mando estaba por parte española el teniente general del mar Federico Gravina) contra la armada británica al mando del vicealmirante Horatio Nelson, quien obtuvo la victoria. En la actualidad, la céntrica plaza londinense de Trafalgar Square conmemora dicha victoria.

Los acontecimientos históricos que precedieron a esta batalla se han de encontrar en el intento frustrado por parte de Napoleón de invadir las islas británicas, en el que la escuadra franco-española debía distraer a la flota británica y alejarla del canal de la Mancha para dirigirla hacia sus posesiones en las Indias Occidentales. Este plan de distracción fracasó, y se agravó con la consiguiente derrota de Finisterre​ (22 de julio de 1805). Tras esta derrota, la flota se dirigió al puerto de Cádiz, de donde zarparía el 19 de octubre hacia Trafalgar.

La flota franco-española se vio bloqueada en Cádiz por Nelson, y en septiembre Napoleón ordenó a Villeneuve navegar a Nápoles para despejar el Mediterráneo del hostigamiento de los buques británicos, pero no obedeció esta orden, permaneciendo en puerto. A mediados de octubre, conociendo las intenciones de Napoleón de sustituirle por el almirante François Étienne de Rosily-Mesros y enviarle a París para pedirle cuentas por sus acciones, se adelantó a la llegada de su reemplazo y partió de Cádiz con la flota combinada el 18 de octubre.

El total de 34 buques se encontró entonces con la flota de Nelson cerca del cabo de Trafalgar, y el 21 de octubre tuvo lugar un encuentro naval: la batalla de Trafalgar, donde la flota franco-española fue derrotada por la Armada Real británica. Nelson fue herido de muerte durante la batalla, convirtiéndose en uno de los más grandes héroes de guerra de Gran Bretaña. Villeneuve y su buque insignia, el Bucentaure, fueron capturados por los británicos junto con otros muchos buques españoles y franceses. Por su parte, el comandante Pierre-Étienne-René-Marie Dumanoir decidió huir con cuatro navíos en los primeros compases de la batalla. El almirante español Gravina logró alejarse del campo de batalla con parte de la flota pero sucumbió meses más tarde por las heridas sufridas durante la batalla.

Los barcos capturados por la flota inglesa fueron llevados hasta el puerto de Gibraltar. Sin embargo, la fuerte tormenta que se desencadenó en las aguas del estrecho pocas horas después de la batalla, hizo que algunos barcos, dado su malogrado estado se fueran a pique en las costas gaditanas u onubenses ante la imposibilidad de resistir el remolque. Navíos como el Neptuno y el Santa Ana pudieron ser recuperados gracias a la acción de Julien Marie Cosmao-Kerjulien, quien regresó a aguas de Trafalgar con una flota de seis barcos dos días después.

El viernes 21 de octubre de 2005, en el bicentenario de la batalla, se celebró en aguas de Trafalgar una ceremonia en el recuerdo de los caídos aquel día con representantes de España, Francia y Reino Unido. El entonces ministro de Defensa español José Bono arrojó al mar seis coronas de laurel desde el portaaviones Príncipe de Asturias, en un acto en el que fue escoltado por las fragatas francesa Montcalm y la británica HMS Chatham.

La reciente alianza entre Carlos IV de España y Napoleón I de Francia, merced a los tratados de San Ildefonso ​(1796) y Aranjuez ​(1800) firmados con la anterior República Francesa y por el interés de la recuperación de Gibraltar, obligaban a España no solo a contribuir económicamente a las guerras de Napoleón, sino a poner a disposición de éste la Armada​ para combatir a la flota británica que amenazaba las posesiones francesas del Caribe.

Dado que la intención última que perseguía Napoleón al querer anular a la flota británica era abrirse camino para una futura invasión de las islas británicas, se urdió un elaborado plan para distraer a la marina británica mientras se efectuaban los preparativos de dicha invasión. Al tiempo que las numerosas tropas de infantería francesas se agrupaban en Boulogne-sur-Mer (cerca del paso de Calais) a la espera de transporte marítimo, la escuadra francesa al mando de Villeneuve se uniría con la española, iniciando una acción sobre las posesiones británicas del Caribe que tenían como finalidad atraer al afamado almirante Nelson a la zona, alejándolo del canal de la Mancha.

Nelson llegó finalmente a la isla de Antigua a principios de junio de 1805. Mientras tanto, la escuadra combinada dio media vuelta y abandonó el Caribe rumbo a la costa atlántica francesa. Pero al llegar a las costas gallegas, la combinada se encontró con la flota que mandaba el almirante Robert Calder, que, avisado del retorno de la flota mandada por Villeneuve, levantó el sitio sobre los puertos de Rochefort y Ferrol y marchó hacia el cabo Finisterre, donde ambas se enfrentaron el 22 de julio. Tras horas de combate, el almirante Calder manda cesar el fuego al echarse la noche.

A la mañana siguiente, con niebla y una confusión general, ambas flotas se encuentran a 27 km de distancia. Calder, con dos navíos españoles capturados[cita requerida] y evitando otro combate con la intención de no dañar más aún sus navíos, marcha rumbo norte. Villeneuve se dirige al puerto de La Coruña, donde llega el 1 de agosto, con la intención de reparar sus navíos. Desobedeciendo las órdenes de Napoleón —que le mandaban dirigirse a Brest y Boulogne— se dirige hacia el sur, refugiándose en el puerto de Cádiz, a donde llega el 21 de agosto.

Visto desde una perspectiva histórica es posible que esta retirada le sirviera a Napoleón para continuar en el poder, ya que es dudoso que, de haber embarcado a su Grande Armée​ hacia el Reino Unido, hubiera podido resistir a las fuerzas combinadas de Austria y Rusia que estaban preparando el ataque por el este y a las que, con posterioridad, vencería en la batalla de Austerlitz.

Por lo que sea, por suerte o por casualidad, la derrota que la flota combinada sufriría en Trafalgar afianzaría la posición de Napoleón en el continente. Aunque haber conseguido vencer al Reino Unido hubiera sido un gran espaldarazo a sus planes europeos, y todo un cambio de rumbo estratégico del continente. Quizás incluso hubiera anulado a rusos y austriacos, los cuales dependían del suministro marítimo británico, dado el bloqueo continental existente. Con la flota franco-española atracada en el puerto de Cádiz, Napoleón cambió de estrategia y ordenó que se dirigieran a apoyar el bloqueo de Nápoles, al tiempo que enviaba un sustituto para Villeneuve, que había caído en desgracia a ojos del Emperador. La llegada del sustituto de Villeneuve pudo ser uno de los motivos por el cual se adelantó la salida de la flota hacia Trafalgar.

Estado de la flota española

La reciente epidemia de fiebre amarilla que había azotado Andalucía entre 1802 y 1804 dejó a la flota española sin la cantidad suficiente de tripulantes, por lo que muchos de los marineros tuvieron que ser reclutados en una apresurada y obligada leva. Estos marineros eran de diversos orígenes: mendigos, campesinos, soldados de infantería, incluso reclusos liberados... Por otro lado, el estado mismo de los buques era lamentable, tanto que algunos capitanes españoles habían sufragado de su bolsillo las reparaciones y la pintura de sus barcos para no quedar deshonrados ante los capitanes franceses.

El marqués de la Ensenada consiguió, durante el reinado de Fernando VI, modernizar la vieja marina española y aumentar su prestigio, que ya se iba deteriorando. Además, a él se le debió la ampliación de los astilleros de Cádiz, Cartagena, Ferrol y La Habana, de donde salieron algunos de los barcos participantes en Trafalgar. La modernización de la Armada era una necesidad de urgencia, que si bien se mantenía en pie como para intentar defender el Imperio, ya no estaba en condiciones de sostener un combate a gran escala contra la más moderna de las flotas.

El general Mazarredo llegó a comentar lo siguiente acerca de la composición de la flota en su momento: «Llenamos los buques de una porción de ancianos, de achacosos, de enfermos e inútiles para la mar». Estas palabras serían más tarde refrendadas por el mayor general don Antonio de Escaño, que escribió en su Informe sobre la Escuadra del Mediterráneo lo siguiente: «Esta escuadra hará vestir de luto a la Nación en caso de un combate, labrando la afrenta del que tenga la desventura de mandarla».

De forma que se puede observar la impresión pesimista que los oficiales de la flota española tenían antes de la batalla. Incluso los altos mandos españoles habían expresado las nulas posibilidades en un enfrentamiento directo contra la flota británica, y propusieron una estrategia de esperar en el puerto el paso del invierno, a la par que la flota británica podía verse debilitada en la mar mientras los bloqueaban y soportaban las tormentas que pudieran surgir, no obstante la insistencia y las presiones por parte del mando aliado francés fueron determinantes.

La Marina Imperial de Francia era considerada la segunda en importancia de la época. Estaba dotada de barcos potentes y modernos, pero la Revolución francesa había dejado el cuerpo de oficiales a marinos inexpertos en sustitución de los antiguos mandos, ajusticiados durante el proceso revolucionario por su origen aristocrático. La mayor parte de los oficiales eran inexpertos en citas bélicas de importancia, careciendo de capacidad de lucha, mientras que las tripulaciones carecían de experiencia profesional naval, abusando de soldados del ejército de tierra para los navíos.

Por otro lado, la escuadra británica al mando del almirante Horatio Nelson estaba compuesta por marineros profesionales, casi todos con varios años en la mar y una amplia experiencia en el combate. De hecho, muchos de los marineros y buques que participaron en Trafalgar fueron los que pusieron en jaque a Francia y a España en varias ocasiones como en la batalla del Cabo de San Vicente, en la batalla del Nilo o en la ya comentada del cabo Finisterre. Además se encontraba comandada por un almirante que se había convertido por méritos propios en toda una leyenda en el Reino Unido y en el resto de Europa.

Nelson se había batido con éxito contra los daneses en Copenhague, contra los franceses en Aboukir, afianzó la posición de la fuerza británica en el Mediterráneo y condujo el bloqueo contra Cádiz y Tolón. A pesar de que el número de buques británicos era menor que el de la flota combinada franco-española, la superioridad en cadencia de tiro y en capacidad de maniobra que le otorgaba su experta marinería la convertían en una fuerza insuperable para los espléndidos pero mal conservados y peor dotados buques españoles.

La flota británica, al mando de Horatio Nelson, atacó en forma de dos columnas paralelas en perpendicular a la línea formada por Villeneuve, lo que le permitió romper la línea de batalla enemiga y rodear a varios de los mayores buques enemigos con hasta cuatro o cinco de sus barcos. El "Royal Sovereign" de Collingwood fue el primer buque en llegar a las líneas de la flota aliada, estableciendo un encarnizado combate contra el "Santa Ana". Una hora más tarde, el "Victory" rompió las líneas enemigas entre el "Bucentaure" y el "Redoutable", no sin haber sufrido severos daños durante su aproximación.

En un día de vientos flojos, la flota combinada navegaba a sotavento, lo que también daba la ventaja a los británicos y, para colmo de desdichas, Villeneuve dio la orden de virar hacia el noreste para poner rumbo a Cádiz en cuanto tuvo constancia de la presencia de la flota británica. El cuerpo español no estaba de acuerdo en esto. Al parecer, Churruca, mientras leía las señales con el anteojo, manifestó: «el almirante no sabe lo que hace, la flota está perdida». Villeneuve intentaba huir casi sin presentar batalla, cuando la flota combinada francoespañola era, en cuanto a navíos, superior a la británica.

La virada se realizó desordenadamente, ya que la virada en redondo con viento flojo tomó mucho tiempo a determinadas unidades muy pesadas y poco maniobreras. La línea de combate quedó deshecha y desaprovechada su mayor potencia de fuego. El ataque de Nelson desorganizó completamente la línea, consiguiendo la división de ésta en tres. Esto permitió a la escuadra de Nelson capturar a los barcos franceses y españoles, cortarles la retirada y batirles con artillería por proa y popa, los puntos más vulnerables de este tipo de embarcaciones. El combate empezó al mediodía, cuando un cañonazo de un navío de la retaguardia de la combinada disparó contra el Royal Sovereign que mandaba Cuthbert Collingwood.

Para colmo de despropósitos, la escuadra de vanguardia quedó aislada del combate y se alejó considerablemente del centro de la batalla aun a pesar de las explícitas órdenes generales que dictaban que «si un capitán no está en el fuego, diríjase al fuego». El Bucentaure izó enseñas repetidamente para que la escuadra de vanguardia virase hacia el combate, orden que, inexplicablemente no fue atendida al momento por Dumanoir al mando de la agrupación.

Algunos buques franceses y todos los españoles de esta escuadra viran hacia el fuego; sin embargo, Dumanoir, en un acto de cobardía, huye con su barco, el Formidable, junto a tres más: el Mont-Blanc, mandado por Lavillesgris; el Duguay-Trouin, mandado por Touffet y el Scipion, mandado por Charles Berrenger. Estos cuatro barcos huidos (todos franceses) fueron apresados por la flota británica doce días después de la batalla de Trafalgar, cuando intentaban ganar la costa francesa a la altura de cabo Ortegal. Posteriormente, Dumanoir manifestó no haber visto la orden del Almirante debido a la humareda reinante.

Victoria británica: derrota de españoles y franceses

En el espacio de dos horas, la mayoría de los navíos más importantes de la flota franco-española, como el "Bucentaure", el "Santa Ana", el "Redoutable" y el "Santísima Trinidad" ya se habían rendido o ya no disparaban sus cañones. En este tiempo, Gravina había sido herido y más tarde encontraron la muerte Dionisio Alcalá Galiano, en el Bahama, y Cosme Damián Churruca, en el San Juan Nepomuceno. Los comandantes quedaban la mayoría heridos, así como sus segundos. Al poco de haber comenzado la batalla, Nelson había sido mortalmente herido durante el combate entre el "Victory" y el "Redoutable".Casi al final del propio combate (hacia las 6 p. m.), el navío francés Achille, del capitán Deniéport, hizo explosión. El motivo fue que se incendió la santabárbara.

A las seis y media de la tarde finalizó el combate, quedando la flota franco-española aniquilada en todos los sentidos. Gravina, herido y dando la batalla por perdida ordenó a los pocos barcos que quedaban de la flota aliada retirarse a Cádiz. La mayoría de los barcos españoles y franceses que habían sido apresados por la flota británica fueron llevados a Gibraltar. Esa noche se desató una tormenta; algunos barcos no pudieron aguantar, como el Santísima Trinidad, que se hundió con los heridos; otros pudieron llegar a las costas del golfo de Cádiz.

Esta derrota no solo significó el fin del intento napoleónico de domino marítimo, sino también el alejamiento de España como potencia colonial y marítima, ya que tardaría varias décadas en recuperarse de este duro golpe.

A pesar de saberse vencidos de antemano, y conocedores de su inferior posición táctica, los capitanes y las tripulaciones españolas y francesas se batieron con auténtica heroicidad durante horas contra un enemigo claramente en inferioridad numérica pero en posición de ventaja y superior maniobrabilidad, de tal forma que en algunas ocasiones ni siquiera quedó un oficial que rindiera el navío tras la batalla, puesto que muchos de ellos terminaron muriendo o fueron gravemente heridos en la cubierta superior, donde se encontraban a tiro de metralla de las carronadas y de los tiradores apostados en los palos de los buques enemigos.

En Trafalgar murieron, entre muchos otros, Cosme de Churruca, alcanzado por un disparo de cañón en una pierna; Luis Pérez del Camino Llarena, Dionisio Alcalá Galiano y Francisco Alcedo y Bustamante. El vicealmirante Federico Gravina y Nápoli moriría meses más tarde a causa de las heridas sufridas en esta batalla.

Francia perdió doce de sus dieciocho barcos, con 2218 muertos, 1155 heridos y unos 500 prisioneros capturados por los británicos. Solo un tercio de los 15 000 franceses participantes en la batalla volvieron un día a Francia. El Reino Unido sufrió en Trafalgar 449 muertos (entre los que, además de Nelson, estaban trece de sus mejores oficiales) y 1241 heridos. Un costo significativo en una victoria que, desde luego, consolidó el liderazgo incuestionable de la armada británica en todos los mares. Para los españoles, Trafalgar fue una derrota dura que pronto adquirió connotaciones trascendentes. Los efectos trágicos fueron bien patentes. España perdió diez de los quince barcos con los que luchó, con un total de 1022 muertos, 1383 heridos y unos 2500 prisioneros, del total de 12 000 españoles que intervinieron en la batalla.

La baja británica más importante fue la de Horatio Nelson, casi una hora y media después de empezar el combate. Horatio Nelson murió alcanzado por un tirador de la cofa del Redoutable, comandado por el capitán Jean-Jacques de Lucas, que le disparó desde una de las jarcias. Nelson fue fácilmente distinguible del resto al combatir el almirante con todas sus insignias y honores cosidos en su casaca.

Una bala de mosquete le entró por el hombro siguiendo una trayectoria descendente hasta quedar alojada en la columna vertebral. Inmediatamente, Nelson fue trasladado a la bodega para que un cirujano se ocupara de él, aunque desde el primer momento pudo constatarse la gravedad mortal de la herida. A causa de ella, Nelson se fue desangrando en una lenta agonía, rodeado de sus más fieles oficiales. Durante la misma tuvo momentos de delirio y otros de lucidez. Hubo tiempo de informarle de la victoria de las armas británicas, tras lo cual pronunció su famosa frase: «Gracias a Dios he cumplido con mi deber». Sus últimas palabras fueron «Dios y mi país». Fue declarado muerto hacia las 4 y media de la tarde.

El cadáver de Nelson fue desnudado y conservado en un barril de brandy de jerez para evitar su deterioro en la travesía hasta Londres. A su llegada fue enterrado con honores militares en una ceremonia de una solemnidad nunca antes conocida en el Reino Unido. Actualmente yace en la cripta de la catedral de San Pablo de Londres.

Consecuencias de la batalla

Esta batalla frustró la intención de los franceses de invadir, o al menos bloquear, por mar al Reino Unido (tal y como el lord del Almirantazgo británico John Jervis había dicho con sorna en 1801: «Yo no digo que los franceses de Napoleón no vayan a venir, pero desde luego, no vendrán por mar») y supuso el comienzo del poderío naval británico, que duraría un siglo.

Villeneuve fue enviado preso a Inglaterra, pero fue puesto en libertad bajo palabra. Volvió a Francia en 1806. El 22 de abril de 1806 se le encontró muerto en su habitación del Hotel de Patrie, en Rennes, apuñalado en el pecho seis veces. Se informó que Villeneuve se había suicidado y se le enterró sin ceremonia alguna. Probablemente fuera víctima de una ejecución extrajudicial ordenada por Napoleón o por elementos de su gobierno para evitar el bochornoso espectáculo de un juicio y posterior ejecución en la capital del imperio de un almirante derrotado.

Esta contienda naval no significó en absoluto la destrucción de la armada española, ya que, de los aproximadamente 15 navíos españoles que combatieron, fueron menos de siete los hundidos. La flota de guerra hispana contaba con 45 navíos de tres puentes que se pudrieron en los puertos españoles durante la Guerra de Independencia, forzados a ese lamentable estado debido a la ocupación francesa.

La batalla, aunque hubiera sido una victoria franco-española, no habría determinado la guerra contra el Reino Unido, puesto que los británicos hubieran podido rearmarse y llevar a las inmediaciones de Cádiz otra flota igual o superior a la de Nelson (tenían una armada de más de 100 navíos de línea). No obstante, una eventual victoria aliada hubiese iniciado la consolidación del poder napoleónico en el Mediterráneo.

Con todo, la batalla de Trafalgar otorgó a los británicos el dominio absoluto de los mares no solo durante las campañas napoleónicas, sino también durante la práctica totalidad del siglo XIX. No en vano está dedicada a Trafalgar la plaza más importante de la ciudad de Londres. Asimismo, se pueden encontrar calles dedicadas a esta batalla en varias ciudades españolas, tal es el caso de Valencia, Algeciras, Barcelona, Leganés, Málaga o la propia capital, Madrid.

El hecho que la flota española fuera fuertemente debilitada durante la batalla de Trafalgar, dificultó el tráfico comercial y militar, así como el control de las colonias españolas en América, con lo que, sumado a la situación de conflicto que se daba en Europa, se facilitó el éxito de los patriotas en las guerras de independencia hispanoamericanas que se dieron a partir de 1810.

Trafalgar en la cultura popular

En la década de 1840, quedaba terminada en la zona céntrica de Londres, el espacio habilitado para lo que se denominó en un principio plaza de Guillermo IV, pero que fue cambiado gracias a George Ledwell Taylor, quien convino a renombrarla en favor de Horatio Nelson y su importante victoria en la batalla de Trafalgar. Así pues, Trafalgar Square homenajea la victoria de la armada británica frente a la flota combinada franco-española en octubre de 1805 en Cádiz.

La plaza está gobernada por la Columna de Nelson, construida entre 1840 y 1843 y con una altura de 46 metros. En la cúspide, una estatua de Nelson de 5,5 metros se yergue mirando hacia el palacio de Westminster, a través del Pall Mall.

El lugar ha sido, históricamente, lugar de manifestaciones políticas.

La plaza está formada por una gran área central rodeada de calles en tres de los cuatro lados. En el lado norte de la plaza se sitúa la National Gallery y al este la iglesia de St Martin-in-the-Fields. La plaza se comunica por el suroeste con The Mall a través del Admiralty Arch. En el sur se sitúa el Whitehall, al este Strand y al norte Charing Cross Road.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 00:23

Batalla del Cabo de FINISTERRE


La batalla del cabo de Finisterre tuvo lugar el 22-23 de julio de 1805, en el marco de las guerras de la Tercera Coalición durante las Guerras Napoleónicas. El enfrentamiento naval sucedió cerca del cabo Finisterre, en la costa norte de España. Participaron en el combate, por un lado, la flota de la Armada Real Inglesa comandada por el vicealmirante Robert Calder, y por el otro, una flota franco-española al mando del almirante Pierre Charles Silvestre de Villeneuve.

Esta acción, si bien no tuvo un resultado concluyente, impidió a la flota francesa el acceso al canal de la Mancha para escoltar el paso de la Grande Armée, el ejército de Napoleón para invadir Inglaterra.

La frágil Paz de Amiens de 1802 llegó a su final cuando Napoleón invadió el Estado italiano del Piamonte, por lo que el 18 de mayo de 1803, Gran Bretaña estaba de nuevo en guerra con Francia.

Napoleón planeó invadir y conquistar Inglaterra para terminar con el bloqueo naval británico. En 1805, el ejército destinado a la invasión era de 150.000 hombres, y se encontraban acampados en Boulogne. Si este ejército cruzaba el Canal, era casi segura su victoria sobre unas fuerzas inglesas pobremente equipadas y entrenadas.

El plan consistía en que la flota escapara del bloqueo británico de Tolón y Brest, y se dirigiera a las Indias Occidentales para amenazar los intereses británicos en las colonias. Las flotas combinadas se reunirían en la isla Martinica y retornarían con rapidez a Europa, desembarcando tropas en Irlanda para promover la rebelión, derrotar a las débiles patrullas inglesas del Canal y ayudar al transporte de la Armée a través del estrecho de Dover.

Villeneuve salió de Tolón el 29 de marzo de 1805 con once navíos de línea, seis fragatas y dos bergantines, evadiendo el 8 de abril al almirante Horacio Nelson, que bloqueaba el estrecho de Gibraltar. Al llegar a Cádiz evitando el bloqueo inglés, se unió con seis navíos de línea españoles. Finalmente la flota combinada navegó hasta las Indias Occidentales, llegando a Martinica el 12 de mayo.

Nelson, mientras tanto, permaneció en el Mediterráneo, atrapado por vientos del oeste, y no pudo pasar el estrecho hasta el 7 de mayo de 1805. Finalmente, la flota inglesa no llegó al Caribe (Antigua) hasta el 4 de junio.

Villeneuve esperó en Martinica a la flota del almirante Ganteaume, procedente de Brest, para unirse a ella, pero ésta permaneció en puerto bloqueada por los ingleses y no apareció. Villeneuve no atendió las peticiones de los oficiales del ejército francés de atacar las colonias inglesas, a excepción de la reconquista del fortín de la isla Roca del Diamante, y permaneció en Martinica hasta el 4 de junio. El 7 de junio, supieron por un mercante inglés capturado que Nelson había llegado a Antigua, y el 11 de junio Villeneuve partió hacia Europa, habiendo fracasado en todos los objetivos perseguidos en esta expedición al Caribe. Llegó al cabo de Finisterre el 9 de julio, pero vientos del noreste le impidieron entrar en el golfo de Vizcaya hasta el 22 de julio.

La batalla

.
Las noticias sobre el retorno de la flota franco-española llegaron al vicealmirante Calder el 19 de julio. Calder tenía órdenes de levantar el bloqueo de los puertos de Rochefort y Ferrol, y navegar hacia el cabo de Finisterre para interceptar a Villeneuve. Las flotas se encontraron finalmente sobre las 11 horas del 22 de julio de 1805.

Calder disponía de quince navíos de línea: HMS Prince of Wales, HMS Glory, HMS Barfleur, HMS Windsor Castle, w:HMS Malta, HMS Thunderer, HMS Hero, HMS Repulse, HMS Defiance, HMS Ajax, HMS Warrior, HMS Dragon, HMS Triumph, HMS Agamemnon y HMS Raisonnable, dos fragatas: Égyptienne y Sirius, así como dos buques menores.

Villeneuve tenía veinte navíos de línea: Argonauta, Terrible, América, España, San Rafael, Firme, Pluton, le Mont Blanc, Atlas, Berwick, Neptune, Bucentaure, Formidable, Intrépide, Scipion, Swiftsure, Indomptable, Aigle, Achille y Algésiras, así como siete fragatas y dos bergantines.

Tras muchas horas de maniobras con rumbo sur-oeste, la acción se inició a las 17:15 cuando el buque inglés Hero, en vanguardia, se aproximó a la línea de batalla franco-española. Con poca visibilidad, la batalla se convirtió rápidamente en una confusa melé. Sobre las 20 horas, el Firme y el San Rafael se rindieron. Calder hizo señales para detener el combate a las 20:25 y continuar la batalla el día siguiente. Con poca luz y una confusión general, algunos buques continuaron disparando durante otra hora más.

Al romper la mañana del 23 de julio, las flotas se encontraban separadas unos 27 km. Calder estaba poco dispuesto a un nuevo ataque sobre fuerzas muy superiores, y además debía proteger a los buques Windsor Castle y Malta, dañados el día anterior en el combate. Debía considerar también la posibilidad de que las flotas anteriormente bloqueadas en Rochefort y Ferrol pudieran unirse a la flota combinada de Villeneuve, y por todo ello, decidió rehuir un nuevo combate y tomar rumbo norte con sus capturas.

Los informes de Villeneuve aseguran que trató de atacar de nuevo a la flota inglesa, pero las suaves brisas de aquel día le impidieron acercarse a ellos durante todo el día, por lo que decidió no arriesgarse a un combate en las últimas horas del día 23. El 24 de julio, un cambio del viento puso a la flota franco-española en disposición de efectuar un ataque desde barlovento, una posición ideal para el ataque, pero Villeneuve decidió de nuevo no atacar. En lugar de esto, viró hacia rumbo sur.

Al llegar al puerto de La Coruña el 1 de agosto, recibió órdenes de Napoleón de dirigirse de inmediato a los puertos de Brest y Boulogne, pero en lugar de hacerlo, y creyendo algunos informes falsos sobre la superioridad numérica de la flota inglesa en el golfo de Vizcaya, regresó a Cádiz, arribando a puerto el 21 de agosto.

Consecuencias

La batalla fue una seria derrota para la flota combinada: quince buques ingleses se habían enfrentado a veinte buques franco-españoles, y habían capturado dos de los navíos españoles. Las pérdidas británicas fueron de 39 oficiales y marineros muertos y 159 heridos. Las bajas aliadas fueron de 476 oficiales y marineros heridos o muertos. Más aún, Villeneuve había fracasado en sus objetivos: no había desembarcado tropas en Irlanda, y el ejército invasor de Napoleón esperaba inútilmente en Boulogne un transporte y escolta que nunca llegarían.

El público y el almirantazgo inglés tampoco alcanzaron a ver el contexto generado por esta batalla. Calder fue relevado del mando, juzgado en consejo de guerra y sentenciado a una severa reprimenda por rehuir el combate en los días 23 de julio y 24 de julio. Nunca más sirvió a bordo de la flota inglesa.

Napoleón se vio forzado a abandonar sus planes de invadir Inglaterra. En su lugar, la Grande Armée dejó Boulogne el 27 de agosto de 1805 para contribuir en las acciones de las campañas austriaca y rusa.

Villeneuve y la flota combinada permanecieron en Cádiz hasta que finalmente se encaminaron a su destrucción en la batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 21:29

Guerra del Rosellon


La Guerra del Rosellón, también denominada Guerra de los Pirineos o Guerra de la Convención, fue un conflicto que enfrentó a la monarquía de Carlos IV de España y a la Primera República Francesa entre 1793 y 1795 (durante la existencia de la Convención Nacional francesa), dentro del conflicto general que enfrentó a Francia con la Primera Coalición.

Desarrollo

Tras la ejecución de Luis XVI de Francia (21 de enero de 1793), Manuel Godoy, hombre fuerte del gobierno español, firmó con el Reino de Gran Bretaña su adhesión a la Primera Coalición contra Francia.

El conde de Aranda, desde el Consejo de Estado, había preparado la ofensiva española en los tres frentes pirenaicos, siendo mayor el catalán, con 32 000 hombres al mando del general Ricardos. Ventura Caro dispondría de 18 000 en Navarra y Guipúzcoa, en tanto que al príncipe de Castelfranco se le asignaron 5000 en la zona central aragonesa. Estos dos últimos ejércitos se limitarían a defender la frontera y a apoyar con maniobras de distracción la campaña principal del frente oriental.

La República Francesa declaró la guerra a España el 7 de marzo y el último día de dicho mes, en menos de doce horas, una brigada se apoderó del valle de Arán.​ El capitán general de Cataluña, Antonio Ricardos, al mando del ejército que se había preparado para invadir los territorios catalanes perdidos por la monarquía hispánica más de un siglo antes, el Rosellón, dirigió el contraataque. En tanto que una flota angloespañola, comandada por Juan de Lángara y Samuel Hood operaba en Tolón en apoyo de los realistas, el ejército de Ricardos invadió el Rosellón el 17 de abril por Saint-Laurent-de-Cerdans.

Tras ocupar diversas localidades de la frontera, el 18 de mayo de 1793 derrotó al ejército francés dirigido por el general Dagobert en la batalla de Mas Deu, tomando hasta septiembre todas las fortificaciones de la frontera (Baños, Bellegarde) y las localidades del valle del Tec (Céret, Arles-sur-Tech...).

Los triunfos del general Ricardos culminaron con la batalla de Truillás, librada el 22 de septiembre. En esta batalla contó con la ayuda de refuerzos al mando del duque de Osuna y del conde de la Unión, de tropas portuguesas y de la escuadra anglo-española que operaba en las costas mediterráneas. Las bajas infligidas al ejército dirigido por el general Dagobert fueron de unos 6.000 muertos.
.
Sin embargo, el general Ricardos, falto de suministros, tuvo que retirarse, con cerca de 20 000 hombres y 106 piezas de artillería. A pesar de sus dificultades, aún venció de nuevo a las tropas republicanas en Asprés, conquistando las localidades de Port Vendres, Santelme y Collioure, dominando así toda la costa rosellonesa.

Sin embargo, la falta de medios y una leva masiva en Francia cambió el curso de la guerra. El general Ricardos, de regreso en Madrid para conseguir más apoyo, murió el 13 de marzo de 1794, víctima de una pulmonía. Durante las campañas de 1794 y 1795 las tropas francesas, al mando del general Dugommier, y tras arrojar a los españoles del Rosellón tras las batallas de Tec (28 de abril), Albere (30 de abril) y Boulou (1 de mayo), penetraron en Cataluña, las Vascongadas y Navarra, llegando a ocupar Miranda de Ebro.

Viendo que no sacaba nada de la guerra y que Francia era más fuerte de lo que parecía, Godoy firmó por separado con Francia la Paz de Basilea (1795). A cambio de terminar la guerra, se reconocía a la República Francesa, se cedía a Francia la parte española de la isla de La Española y se normalizaban las relaciones comerciales. A raíz de este tratado Godoy obtuvo el título de Príncipe de la Paz.

Por su triunfo en la batalla de Truillás, la viuda del general Ricardos recibió el título de condesa de Truillás. El triunfo francés en la batalla de Boulou se encuentra reflejado entre las batallas victoriosas libradas por las armas francesas en el Arco de Triunfo de París.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 21:35

Batalla de Le Boulou


La batalla de Le Boulou, municipio del Rosellón, fue una batalla de la Guerra del Rosellón que se libró desde el 30 de abril al 1 de mayo de 1794, y dio la victoria francesa al general Jacques Dugommier contra el ejército español de Luis Fermín de Carvajal, conde de la Unión, acampados en Le Boulou pero tuvieron que retirarse a San Lorenzo de la Muga.

El gobierno español declaró la guerra contra la República Francesa el 17 de abril de 1793 en respuesta a la ejecución de Luis XVI de Francia. El ejército español, bajo el mando del general Antonio Ricardos invadió el Rosellón por Saint-Laurent-de-Cerdans, con unos 25 000 hombres y un centenar de piezas de artillería, ocupando las ciudades poco defendidas de Le Perthus y del valle del río Tec (Arlés y Céret) que se habían retirado al campamento de Céret, por lo que la situación volvió a las posiciones iniciales tras la derrota en la batalla de Peyrestortes y la victoria en la batalla de Truillás, no pudiendo conquistar la ciudad de Perpiñán.

Orden de batalla

El general Jacques Dugommier tomó Tresserre al general Martin con 800 hombres, ciudad que estaba defendida por el general Ildefonso Arias, mientras que el general Catherine-Dominique de Pérignon ocupó la llanura de Villelongue-dels-Monts y enmascaró la toma de Argelès-sur-Mer por el general Victor. Pérignon formó en la orilla derecha del Tec frente a Le Boulou.

Los españoles estaban concentrados en Céret pero con guarniciones en otras localidades. Entre sus tropas estaba el regimiento «Voluntarios de Castilla» que se creó por iniciativa de Pedro de Alcántara, XIII duque del Infantado con la aceptación del rey Carlos IV.

La batalla

Jacques Dugommier atacó Montesquieu-des-Albères, que estaba poco defendida por lo que Luis Fermín de Carvajal envió unos pocos batallones de apoyo a los españoles, que llegaron tarde, por lo que las tropas del Príncipe de Monforte abandonaron la ciudad para ocupar zonas más altas viendo la gran cantidad de franceses que avanzaban; así, el conde de La Unión envió dos batallones de infantería y un regimiento de caballería. Las tropas de Tresserre se retiraron creyendo que el ataque iría en su dirección y provocaron que el centro y el ala izquierda del despliegue se rompieran.

Con esta situación, el conde de la Unión decidió abandonar el campo marchando entre Céret y Maureillas-las-Illas, mientras que el ala derecha marchó hacia el puente de Céret, pero fueron interceptados por la caballería de Périñón. El ala izquierda de Monforte intentó primero ir en dirección a Céret, pero encontró el paso bloqueado por la infantería francesa. Finalmente intentó reunirse con las tropas del centro atravesando por Maureillas, momento en que todas las tropas huyen desordenadamente hacia el Portillo.

Consecuencias
Las tropas españolas se retiraron del Rosellón y el Vallespir, y el avance francés se centró en la conquista de Guipúzcoa, quedando el frente ampurdanés estabilizado durante unos meses.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 21:41

Batalla de Truillas


La batalla de Truillás (Trouillas en francés) tuvo lugar el 22 de septiembre de 1793, durante la Guerra del Rosellón, en la comuna francesa de Trouillas, entre las tropas de Carlos IV de España comandadas por el general Antonio Ricardos, que contó con refuerzos mandados por los condes de Osuna y de la Unión, de tropas portuguesas y la escuadra anglo-española que operaba en las costas mediterráneas, y las tropas de la República Francesa. A pesar de la victoria, no se consiguió recuperar el territorio del Rosellón por parte del rey español.

Las bajas infligidas al ejército francés, dirigido por el general Dagobert, fueron de unos 6.000 entre muertos, heridos y prisioneros.

Desde la invasión de Rosellón (Rousillon en francés) durante el abril de 1793, el Capitán General Ricardos y su ejército español ganaron una serie de éxitos sobre las fuerzas de defensa de la Primera República Francesa. El Sitio de Bellegarde terminó con una capitulación francesa el 24 de junio de 1793. Desde junio, el ejército español se mantuvo unos kilómetros al sur de Perpiñan, el capital del departamento. A principios de septiembre, Ricardos hizo una salida para aislar y capturar la fortaleza de Perpiñan enviando dos divisiones alrededor de su lado occidental para cortar el camino hacia Narbona. Mientras tanto bombardeó la ciudad desde el sur. Las tropas francesas atacaron las posiciones españolas. La Batalla que resultó de Peyrestortes el 17 de septiembre fue una victoria francesa. El ejército español se reagrupó cerca de Truillás.

El día después de la batalla de Peyrestortes , el general francés Dagobert decidió atacar a Ricardos en su campo en Truillás.

Batalla

El 22 de septiembre el general Dagobert atacó la defensa española con 22,000 soldados. El ataque de Dagobert empujó atrás el centro español y forzado su camino en el campo principal en Truillás. Ricardos personalmente condujo una caballería cargan para romper la columna francesa que intentaba rodear su posición, tras rechazarla volvió a la crisis de la batalla en el centro. Cargó con toda la masa de su caballería contra la división de Dagobert. Tres demi-brigadas francesas fueron rodeadas y muchos presos tomados. Después de una batalla que duró todo el día Dagobert se retiró el nordeste a Canohès.

Consecuencias

Los franceses sufrieron la pérdida de 6.000 soldados muertos y unos 1.500 heridos, amén de 10 cañones pérdidos. Por parte española fueron 2.000 en total, matados o heridos. Tras la victoria la guerra continuó, el general Ricardos hubo de retirarse con 20.000 hombres y 106 piezas artilleras, acosado a poca distancia, sin perder hombres ni equipo y aguantando casi un mes en sus atrincheramientos (tres ataques generales y once combates) sin ceder posiciones ni piezas.

Por su triunfo en la batalla de Truillás, la viuda del general Ricardos recibió el título de condesa de Truillás.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 23:04

Batalla de MASDEU


La batalla de Mas Deu se libró el 19 de mayo de 1793 y dio la victoria al general español Antonio Ricardos contra el ejército francés de Luc Siméon Auguste Dagobert, intentando parar el avance a la ciudad de Perpiñán.

El gobierno español declaró la guerra a la República Francesa el 17 de abril de 1793 en respuesta a la ejecución de Luis XVI de Francia. El ejército español, bajo el mando del general Antonio Ricardos, invadió el Rosellón por Saint-Laurent-de-Cerdans con unos 25.000 hombres y un centenar de piezas de artillería, ocupando la ciudad poco defendida de Arlés y adelantándose por Perpiñán por el valle del río Tec tras la victoria en la batalla de Ceret.

Orden de batalla

El General Dagobert estableció su línea de defensa en la banda sur de la Península del Rear, utilizando los barrancos del río Rear como fosa natural, desplegando las tropas entre el Mas Deu y el Mas del Conde, y la artillería se colocó en el antiguo castillo del Rear, desde donde se controlaba el avance de las tropas por la carretera de Perpiñán, y en el extremo del plan, dominando todos los accesos.

El general Ricardos dispuso sus tropas en dos líneas: la vanguardia con cuatro regimientos de infantería y uno de caballería, dos batallones de infantería y ocho piezas de artillería; un flanco derecho formado por un regimiento y una brigada de infantería, un regimiento de caballería y seis piezas de artillería; y el flanco izquierdo, formado por un regimiento y un batallón de infantería, cuatro regimientos de caballería y seis piezas de artillería. La segunda fila la formaba una columna de treinta compañías y un regimiento de infantería con seis piezas de artillería, que había de adelantar en pos del centro y unirse con ella, o reforzar un flanco si fuera necesario.

Desarrollo

El ataque del general Ricardos inicialmente pretendía rodear el ala derecha francesa dispuesta en el Mas del Conde, y a las cinco de la madrugada se inició un duelo de artillería con ventaja francesa, con el que la decisión tomada a las 8 de la mañana fue atacar esta posición desde tres direcciones mientras la caballería, liderada por el propio general Ricardos, atacaría el ala derecha. Pero los barrancos no permitían la maniobra de la caballería, con lo que se retiró tras dos intentos por puntos diferentes bajo el fuego de la artillería. El general Dagobert, creyendo que el ataque principal sería contra el ala derecha, retiró tropas del ala izquierda para reforzar la derecha, dejando muy debilitada la defensa de la artillería, que fue abandonada, siendo cubierta la retirada por la artillería del castillo. El ala derecha aguantó hasta que se acabó la munición, y, viendo el avance de la infantería española, el general Dagobert ordenó la retirada.

Consecuencias

Esta batalla significa la consolidación de la toma de posiciones del ejército español en su progresión por la presa de Perpiñán, cortando las comunicaciones de las villas del sur con la ciudad y ocupando Argelers, Elna y las fortificaciones de Bellegarde.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 23:10

Batalla de PONTÓS


La batalla de Pontós se llevó a cabo el 22 de septiembre de 1795 en la que salió victorioso el general español José de Urrutia frente al ejército francés al mando de Barthélemy Louis Joseph Schérer.

El gobierno español declaró la guerra contra la República Francesa el 17 de abril de 1793 como respuesta a la ejecución del rey Luis XVI de Francia y de Maria Antonieta de Austria. Para la acción bélica que se preparaba se formaron tres cuerpos de ejército: dos de ellos, de carácter defensivo, se situaron en Guipúzcoa y en Aragón, y el tercero, ofensivo, se situó en Cataluña, al mando del general Antonio Ricardos.

En este tercer cuerpo de ejército se encontraban 1501 hombres del «Regimiento de Voluntarios de Castilla». Su primera acción de guerra tuvo lugar durante la Guerra del Rosellón de 1794-1795.1​ Al Regimiento de Voluntarios de Castilla se le destinó al cuerpo de tropas que operaban en el alto de Vallespir y, precisamente el 19 de mayo de 1794, al comienzo de las hostilidades, el «Castilla» entró en combate en el Coll de la Creu del Principi, con el conde del Puerto como jefe. El conde de la Unión, general en jefe de las tropas españolas, hizo una extensa y muy favorable mención del Regimiento de Voluntarios de Castilla por su bravura en la lucha y por los objetivos conseguidos.

​El ejército español bajo el mando del general Ricardos invadió el Rosellón entrando por San Lorenzo de Cerdaña, con unos 25 000 hombres y un centenar de piezas de artillería y ocupó las ciudades menos defendidas de el Pertús y el valle del río Tec, donde se hallan Arlés y Ceret, y se retiró a sus posiciones iniciales después de la Batalla de Peyrestortes, unos días después.

Los franceses entraron finalmente en Cataluña por San Lorenzo de la Muga donde se produjeron diversos combates, hasta que derrotaron a las posiciones españolas en la Batalla del Roure del 17 al 20 de noviembre de 1794 en la que mueren los generales Dugommier y el Conde de la Unión. Las tropas españolas se desmoralizaron y se dieron a la fuga, tomando las tropas francesas del general Dominique Catherine de Pérignon la ciudad de Figueras el 28 de noviembre así como la ciudad de Rosas, que había quedado aislada, el 3 de febrero del año siguiente.

La batalla

El general José de Urrutia llamó a la resistencia reforzada con el pueblo y las autoridades catalanas, que armaron a numerosos voluntarios de los cuerpos de migueletes y somatenes. A principios de 1795 tomaron la plaza de Rosas las tropas del regimiento «Voluntarios del Castilla» pero, a su vez, los franceses aparecieron en marzo con siete mil soldados y trescientos caballos en Besalú. En maniobra de ataque, el Regimiento «Voluntarios de Castilla», al mando del general Gonzalo O'Farril, marchó sobre Bañolas para atacar a los franceses y obtuvo la victoria.

El regimiento también tuvo en su historial bélico su participación el 13 de julio cuando hizo una incursión en terreno enemigo donde se capturó el castillo de Pontós el 11 de junio de 1795, bajo el mando del marqués de la Romana. Cuando los franceses del general Bartolomé Louis Joseph Schérer atacaban por el flanco izquierdo, los españoles del «Voluntarios de Castilla» aguantaron el ataque y a continuación se reforzó el centro, consiguiendo la victoria.3​

Consecuencias

Véanse también: Tratado de Basilea (22 de julio de 1795) y Tratado de San Ildefonso (1796).
Del 25 al 27 de julio las tropas mandadas por el general Gregorio Garcia de la Cuesta atacaron la Baja Cerdeña haciendo capitular a las tropas francesas de las guarniciones de Puigcerdá y Bellver de Cerdaña, cuando se firmó la paz de Basilea4​ y el 22 de julio de 1795 se firmó la Paz de Basilea, por la que los franceses devolvían los territorios que habían ocupado. Estos, al mando del general Moncey, habían llegado a Miranda de Ebro con dirección al paso de Pancorbo, en la provincia de Burgos, mientras que, simultáneamente, la familia real preparaba su huida a América. A la vez, el arzobispo de Toledo publicó una carta pastoral exhortando al clero a recoger los tesoros religiosos para que no cayeran en manos del enemigo francés.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 23:16

Batalla de PEYRESTORTES


La batalla de Peyrestortes tuvo lugar el 17 de septiembre de 1793 entre las tropas francesas mandadas por el general francés Louis-Charles de Flers y las tropas del ejército español mandadas por el general Ricardos con el resultado de victoria para los franceses.

El gobierno español declaró la guerra contra la República Francesa el 17 de abril de 1793 como respuesta a la ejecución del rey Luis XVI de Francia. El ejército español bajo el mando del general Ricardos invadió el Rosellón por San Lorenzo de Cerdaña con unos 25 000 hombres y un centenar de piezas de artillería y ocupó las ciudades menos defendidas de el Pertús y el valle del río Tec, donde se hallan Arlés y Ceret y avanzó hacia Perpiñán.

Orden de batalla

El plan del general Antonio Ricardos era acercarse a Perpiñán por el sur con el grueso de las tropas e instaló el cuartel general en Trouillas y tomó Rivesaltes a principios de septiembre a pesar de la feroz resistencia francesa. El segundo campamento español se instaló cerca de Peyrestortes el 10 de septiembre.

El campo principal francés está en una línea entre Cabestany y Mas Deu, mientras el general Eustache Charles d'Aoust estableció un segundo campo al lado de Vernet. Además, Jacques-Joseph-François Cassanyes volvió de la Cerdaña con su ejército e instaló una fuerza de ayuda más al norte, en Salses.

La Batalla

El 17 de septiembre, Antonio Ricardos lanzó dos ofensivas sobre las tropas francesas, la primera por el sur contra el campo de Mas Diez, y la segunda por el oeste de Peyrestortes.

Los españoles bombardearon el campamento de Mas Diez a partir de las tres y media, mientras el grueso de las tropas se dirigía hacia Pollestres, donde contraatacaron los generales franceses Dagoberto , Barbantane, Pérignon y de Poinsot; perdieron 2.000 hombres y les capturaron un número considerable de soldados pero hicieron retirarse al enemigo.

En Peyrestortes, el general de Eustache Charles d' Aoust logró parar la progresión de los jinetes españoles gracias a su superioridad numérica, y Cassanyes propuso usar sus 4.000 hombres de Salses. El equilibrio estratégico inclinó la balanza a su favor, llegando de noche al campamento. La batalla comenzó a primera hora de la mañana. Durante todo el día, las fuerzas francesas intentaron tomar la colina de Peyrestortes sin éxito, aunque avanzaron cada vez poco más. Cassanyes atacó al ejército español por un flanco y consiguió abrir una brecha en las líneas enemigas, por lo que estos tuvieron que retirarse y montar un nuevo campo entre Pontellà y Trullars.

Esta batalla marcó el final de la progresión española sobre el Rosellón.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 23:20

Batalla del ROURE


La batalla del Roure (o también de Mont-roig, de la Montaña Negra, de Darnius o de Figueras) fue una serie de hechos de armas de las guerras de la Primera Coalición contra la Francia Revolucionaria, en suelo español. Aconteció entre los días 17 y 20 de noviembre de 1794 entre los pueblos de Darnius, San Lorenzo de la Muga y Puente de Molins, del Alto Ampurdán, que culminó en las inmediaciones del antiguo monasterio de Santa Maria del Roure. Enfrentó al ejército revolucionario francés, comandado por el general Jacques Dugommier, con el ejército español, comandado por el general Luis Fermín de Carvajal, conde de La Unión; ambos generales murieron en la pelea.

El Reino de España declara la guerra a la República Francesa el 17 de abril de 1793 como respuesta a la ejecución del rey Luis XVI. El ejército español, bajo el mando del general Antonio Ricardos, invade el Rosellón, por San Lorenzo de Cerdans, con unos 25.000 hombres y un centenar de piezas de artillería, y ocupa el Pertús y el valle del río Tec (Arles i Ceret). Pero al poco se retira a las posiciones iniciales como consecuencia de la derrota en la batalla de Parestortes.

Después de la retirada española del Rosellón y el Vallespir, a raíz de la derrota del 1 de mayo en la batalla del Voló, se establece una línea defensiva que va de San Lorenzo de la Muga hasta el cabo de Creus. En medio de esta línea está el llano del Roure, y el monasterio de la Mare de Déu del Roure, entonces ya abandonado, en el municipio de Pont de Molins .

La Real fundición de San Sebastián, destinada a la fabricación de munición de artillería, convirtió San Lorenzo de la Muga en un lugar de gran interés estratégico, y por eso había sido punto de entrada de el ejército francés al iniciarse la Guerra Grande, pero como estaba defendido por pocos efectivos su defensa constituyó todo un reto para el comandante español, Luis Fermín de Carvajal, conde de La Unión.

Orden de batalla

El ejército francés disponía de 36.000 soldados,1​ divididos en tres líneas y una retaguardia: 24.000 hombres en primera línea, ala izquierda de 4.300 soldados, ala derecha de 9.000 soldados y centro de 8.700 soldados; 7.500 soldados en la segunda línea; 4.500 en la tercera; y 8.000 en la retaguardia.

El ejército español de Luis Fermín de Carvajal, conde de La Unión, constaba de más de 45.000 soldados distribuidos en dos líneas, 35.000 en la primera y 10.000 en la segunda. El ala izquierda, comandada por el teniente general Courten, tenía 10.000 soldados y defendía la zona de San Lorenzo de la Muga, la montaña de Santa Magdalena y Terradas. El ala derecha, comandada por el general Juan Miguel Vives Feliu, tenía 12.000 soldados y defendía el área que va de Pont de Molins hasta el mar. Finalmente, el centro, comandado por el marqués de Las Amarillas, tenía 23.000 soldados y defendía el Roure.

La batalla

Dugommier ordenó atacar la noche del 16 al 17 de noviembre el ala izquierda del ejército español y simultáneamente el puente de San Sebastián, junto a la fundición, y la montaña de Santa Magdalena, avanzando hacia Terradas y buscando aislar a los soldados de San Lorenzo de la Muga, por lo que el general Courten ordenó la retirada de las tropas a Llers.

El ataque se combinó con una doble ofensiva hacia el ala derecha, una en dirección a Espolla y la otra hacia Pont de Molins, a partir del puente de Capmany. El ataque francés fracasó por inferioridad numérica, y la artillería española bombardeó duramente desde Capmany. La caballería española y una brigada dirigida por el conde de Gante, un realista francés que luchaba con los españoles, llegaron al campamento francés de Cantallops, pero los refuerzos, llegados desde el collado de Banyuls los hicieron retroceder a sus posiciones iniciales.

Mientras el general Dugommier supervisaba los ataques finales sobre el ala derecha española desde la montaña de Mont-roig, una bomba española cayó sobre él y murió instantáneamente. El general Catherine-Dominique de Pérignon, que asumió el mando del ejército francés, ordenó detener la ofensiva. Los españoles habían perdido el ala izquierda, pero mantenían intactos el centro y la derecha.

El 18 y 19 de noviembre el nuevo comandante francés hizo su consejo de guerra en La Junquera y los frentes se mantuvieron quietos, hasta que se decidió a atacar directamente el Roure avanzando desde Mont-roig y a través del cuello de la Marcera, al noroeste de los españoles. La artillería avanzó siguiendo el valle del río Ricardell por la carretera y, al llegar a Biure, enfilaron el camino de la cresta.

El 20 de noviembre al amanecer se inició el ataque con una descarga de fusilería que apuntaba al coll de la Marcera. Los franceses se lanzaron sobre los soldados españoles, que se retiraron hacia la retaguardia, mientras la artillería francesa disparaba contra los soldados españoles. Una vez caída la primera línea defensiva, atacó la segunda, al otro lado del camino de Biure en Pont de Molins. La tercera línea, en torno al monasterio, aprovechaba los muros y márgenes de la propiedad, y al final el mismo monasterio, donde luchaba Luis Fermín de Carvajal.

Los españoles huyeron por el camino de Pont de Molins, mientras que del castillo de San Fernando de Figueras no llegó ningún auxilio. A las tres de la tarde, los franceses iniciaron la maniobra de cerco del monasterio, que fue abandonado por los españoles. En la huida, después de intentar defender un reducto con una treintena de soldados a unos 300 metros del monasterio, el conde de La Unión recibió un disparo que le provocó la muerte.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 02 Feb 2018 23:23

Sitio de TOLON


El llamado sitio de Tolón (en francés Toulon), en Francia (1793), fue un enfrentamiento militar entre realistas franceses, partidarios de Luis XVII de Francia, y las fuerzas republicanas y revolucionarias de la Convención durante las Guerras revolucionarias francesas.

Tras la muerte de Luis XVI se produjeron rebeliones en el sur de Francia, que era mayoritariamente realista. Los realistas franceses combatían a favor de Luis XVII, que se encontraba encarcelado en la prisión del Temple de París. Los realistas franceses expulsaron a los revolucionarios y estos pusieron sitio a la ciudad. Los tolonenses pidieron ayuda a los enemigos de la República francesa. Entonces Gran Bretaña, España, Nápoles y Piamonte-Cerdeña enviaron sus respectivas flotas a Tolón con la finalidad de derrotar a la Convención y restaurar la monarquía en Francia.

Los españoles e ingleses, mandados por Federico Gravina y sir Samuel Hood, respectivamente, defendieron la plaza contra las fuerzas republicanas, pero tuvieron que ceder ante el empuje del ejército enemigo desde el momento en que fue comandado por Napoleón Bonaparte quien, gracias a sus tácticas nuevas y su superioridad numérica, logró vencer la resistencia de los aliados. Por su talento en esta acción, la Convención le otorgó el grado de general.

Con los revolucionarios llegando al puerto, los toloneses destruyeron la flota anclada en Tolón con el propósito de que así los revolucionarios no pudieran usar la flota del Mediterráneo. Con el Sitio de Tolón terminaron las rebeliones realistas en el sur de Francia, como la Batalla de Brécourt o el Sitio de Lyon.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 02:11

Batalla de ALCAÑIZ


La batalla de Alcañiz fue un enfrentamiento armado de la Guerra de la Independencia Española que tuvo lugar en la localidad turolense de Alcañiz el 23 de mayo de 1809.

En los primeros días de 1808 las fuerzas del emperador Napoleón Bonaparte invaden España. Pero en primavera de ese mismo año la situación se precipita con el levantamiento del Dos de Mayo en Madrid, el fracaso de las fuerzas del mariscal Duhesme en Cataluña, las del mariscal Moncey en Valencia y en Andalucía la derrota total del ejército del mariscal Dupont en la batalla de Bailén por las tropas regulares españolas del capitán general Castaños, que llevan a la retirada francesa al norte del Ebro a primeros de agosto.

La reacción imperial no se hace esperar y en noviembre de 1808 el Emperador en persona con lo mejor de su Grande Armée aplasta a las fuerzas españolas en las batallas de Gamonal, Espinosa de los Monteros, Tudela y Somosierra entrando en Madrid, y siendo Zaragoza y Gerona asediadas de nuevo. Pero en enero de 1809 Napoleón ha de volver a Francia ante el rearme austriaco y la amenaza de un golpe de estado en París. En primavera las fuerzas españolas están preparadas para el contraataque.

En Aragón el 26 de enero de 1809 el general Watier asaltó la población de Alcañiz aplastando la resistencia de sus entonces 4.000 habitantes que habían organizado una milicia de voluntarios para su defensa, mientras la ciudad de Zaragoza tras un cruento asedio cayó finalmente en manos francesas el 4 de marzo. Con vistas a recuperarla el 20 de mayo de 1809 llega a Alcañiz el Segundo Ejército de la Derecha o Ejército de Aragón y Valencia formado por 8.500 infantes y 500 jinetes con 19 cañones al mando del teniente general don Joaquín Blake, retirándose ante él sin presentar combate la primera división Laval y una brigada de dragones formadas por 6.500 infantes y 800 jinetes con 12 cañones del III Cuerpo de Ejército francés que la ocupaban replegándose a la población de Híjar a 28 kilómetros al noroeste de Alcañiz en la ruta hacia Zaragoza.

Blake toma posiciones en las alturas al noroeste de Alcañiz desplegando su fuerza organizada en brigadas. El teniente general don Joaquín Blake y Joyes era malagueño hijo de irlandeses, y a sus 50 años era un veterano con amplia experiencia en combate contra británicos y franceses.

El despliegue de las fuerzas

De izquierda a derecha el teniente general don Joaquín Blake emplaza ocultos en un olivar 500 infantes del coronel don Martín González de Menchaca y los 500 jinetes del brigadier don Miguel Ibarrola. En el cerro Perdiguer sitúa al general don Pedro Roca con 2.000 hombres de ellos 1.400 soldados de infantería que defienden la posición y tres cañones con sus artilleros. En el cerro de las Horcas bloqueando la entrada a Alcañiz desde Zaragoza, como posición central donde el capitán general don Joaquín Blake establece su cuartel general, sitúa al marqués de Lazán con otros 2.000 hombres y al brigadier don Martín García-Loygorri e Ichaso con seis cañones.

A la derecha sobre el cerro de los Pueyos de Fórnoles ante la ermita de la Virgen de los Pueyos bloqueando la entrada a Alcañiz desde Caspe sitúa al brigadier don Carlos de Areizaga con otra brigada de 2.000 hombres y un solitario cañón cubiertos desde el cercano cerro del Tiro de Cañón a su derecha por otros 1.000 hombres con dos cañones. A los pies del cerro de los Pueyos de Fórnoles está el caserío Tella abandonado. Como fuerza de alerta vigilando la carretera de Zaragoza se sitúa a diez kilómetros al noroeste de Alcañiz en las Peñas de Borrita una fuerza de 1.000 hombres al mando del teniente coronel don Pedro de Tejada.

El 22 de mayo el mariscal conde Louis Gabriel Suchet al mando del III Cuerpo de Ejército francés llega desde Zaragoza con 3.500 soldados de la brigada Fabre de su segunda división Musnier a la población de Híjar, donde toma el mando de la fuerza de Laval sumando 10.000 infantes y 800 jinetes con 18 cañones, iniciando la marcha nocturna hacia Alcañiz protegidos de miradas inoportunas por la oscuridad.

A las seis de la mañana del día 23 de mayo de 1809 la fuerza de alerta de Tejada en las Peñas de Borrita detecta la llegada francesa y tras dar la alarma se repliega a su posición prevista en el cerro del Tiro de Cañón en la derecha del despliegue español completando la brigada de 2000 hombres con dos cañones allí emplazada. Al alba del 23 de mayo de 1809 el mariscal Suchet establece su despliegue frente a Alcañiz en el cerro Portes cerca de la carretera a Caspe donde sitúa a los 6.500 soldados de la división Lazán con doce cañones delante y los 800 jinetes de la caballería detrás como reserva, y a los 3.500 soldados de la brigada Fabre en el cerro del Hambre a su derecha junto a la carretera a Zaragoza.

El mariscal Suchet a sus 39 años es veterano de las guerras revolucionarias y de formación del Imperio napoleónico con amplia experiencia en combates contra británicos, españoles, austriacos, rusos y prusianos.

Los primeros ataques franceses


El combate empieza con un duelo artillero entre la artillería francesa situada en la falda del cerro Portes contra el solitario cañón situado en lo alto del cerro Pueyos, pero la falta de efectividad contra la brigada española dada la diferencia de altura lo hizo durar poco tiempo. El general Lazán formó en el cerro Portes a la 1ª y 2ª brigadas de su división de infantería en dos columnas de ataque de 2.000 soldados cada una dirigiéndolas por la carretera de Caspe contra el cerro de los Pueyos defendido por los 1.400 soldados de la brigada del general Areizaga formada por la infantería ligera de los Voluntarios de Aragón, Tiradores de Murcia, 2ª de Voluntarios de Aragón y Daroca, pero al intentar flanquear la posición descubrieron que estaban bajo el fuego artillero del cerro del Tiro de Cañón y fueron rechazados replegándose ordenadamente.

El general Fabre desde el cerro del Hambre envió otra fuerza de ataque formada por los 1.000 polacos del 1º regimiento del Vístula contra el cerro del Perdiguer pero también fue rechazado por la brigada del general Roca, mientras Laval atacaba de nuevo enviando sus columnas contra los cerros de los Pueyos y del Tiro de Cañón siendo otra vez rechazado tras un intenso combate por la brigada del general Areizaga y la del teniente coronel Tejada con la infantería ligera de los Cazadores de Fernando VII y Voluntarios de Valencia junto a la infantería de línea de los regimientos América y el suizo Traxler nº5.

Durante la segunda serie de ataques el teniente general Blake envía a la caballería e infantería de Ibarrola desde el olivar de su flanco izquierdo al caserío Tella a los pies del cerro de los Pueyos donde la infantería ligera del 2º de Cazadores de Valencia y el 1º de Voluntarios de Aragón se parapeta tras las tapias y paredes del caserío mientras los 500 jinetes de los dos escuadrones de caballería de línea del regimiento Santiago y otros dos escuadrones de la caballería ligera de los regimientos Húsares Españoles y Cazadores de Olivenza se posiciona tras la casa: cuando los 2.000 soldados de la columna francesa que atacaba el cerro Pueyos bajan rechazados y desorganizados reciben una descarga de mosquetes desde la casa y la caballería española carga sobre ellos entrando en pánico la columna francesa que huye hacia el cerro Portes, allí la infantería de protección hace una descarga sobre la caballería española hiriendo a Ibarrola y los 800 dragones franceses de la reserva cargan sobre ellos persiguiéndoles, pero los jinetes españoles los llevan hacia el caserío Tella donde otra descarga de mosquetes de la infantería ligera rechaza a los jinetes franceses mientras la caballería española se reorganiza detrás de la casa. Tras ello y antes del previsible ataque francés, la infantería y la caballería españolas del caserío se repliegan emplazándose tras el cerro Pueyos reforzando este punto de la línea.

El combate se decide: la artillería de Loygorri

Tras este revés el mariscal Suchet ordena al general Fabre realizar el ataque principal a la posición central, y al resto de sus fuerzas presionar toda la línea española para fijarla e impedir que refuerce el centro: Fabre despliega una fuerza de 2.000 soldados de los regimientos 114º de línea y 1º regimiento del Vístula que en formación de columna a tambor batiente por la carretera de Zaragoza ataca la posición central en el cerro de las Horcas, defendida por 1.400 soldados de los regimientos de infantería de línea Saboya, Valencia y América del marqués de Lazán y la artillería al mando del brigadier Martín García-Loygorri e Ichaso.

El objetivo de Suchet es romper la línea española por el centro. La columna francesa avanza con brio bajo el fuego de mosquete y entonces el brigadier Loygorri, con enorme serenidad y sangre fría, aguanta a dar las órdenes de fuego a que las tropas enemigas estén casi en la boca de sus cañones, disponiendo los disparos de las piezas de forma precisa e ininterrumpida durante más de media hora, provocando la dispersión y una gran mortandad en las tropas napoleónicas, que emprendieron la huida, presa del pánico, cerro abajo, volviendo a su punto de partida en el cerro del Hambre.

Tras siete horas de combate, a las 13:00 horas ambos bandos están a la vista en sus posiciones, pero no hay más ataques en toda la tarde. Los cirujanos hacen su trabajo en los hospitales de campaña auxiliados por los acompañantes civiles del ejército, en su mayoría mujeres vinculadas a los soldados con funciones de aguadoras y enfermeras, que traían y atendían a los heridos. La población de Alcañiz fue al campamento español animando a la tropa y socorriendo a los heridos. Esa noche y de nuevo a cubierto de la oscuridad el ejército francés se retiró hacia Samper de Calanda.

Por su decisiva intervención en la batalla, el brigadier García-Loygorri fue ascendido a mariscal de campo y le sería otorgada años después la Laureada de San Fernando, la más prestigiosa de las condecoraciones militares españolas, siendo los primeros hechos de armas en ser recompensados con tan preciado galardón.

El día después

Al amanecer del día 24 de mayo las fuerzas españolas descubrieron que los franceses se habían retirado. En el campo de batalla se encontraron 500 cadáveres enemigos abandonados, ya que se trasportó solo a los heridos estimados en unos 1.500, sumando las bajas francesas aproximadas los 2.000 hombres y 40 prisioneros. Los españoles sufrieron 300 bajas entre muertos y heridos, de ellos 24 oficiales y 260 soldados.

A pesar de las bajas el ejército de Suchet seguía siendo numéricamente superior, especialmente en caballería que debía encabezar la persecución, además de que a la defensiva podría elegir el campo de batalla. En tal situación el teniente general don Joaquín Blake mantuvo sus posiciones mientras Suchet se retiraba ordenadamente.

Cerca de la población de Samper de Calanda el grito de un tambor que creyó ver tropas españolas acercándose hizo que cundiera el pánico en la 1ª división Laval que iba en cabeza —la misma que padeció la carga de la caballería española durante la batalla— sucediéndose un caos en el que la tropa francesa desmandada y mezclada entró en el pueblo buscando refugio en la mayor confusión e incluso intercambiándose disparos: el mariscal Suchet hizo buscar y fusilar al tambor permaneciendo dos días en Samper hasta recuperar el control de la tropa, antes de dirigirse a Zaragoza intentando ocultar su derrota no informando siquiera de la existencia del combate.

Por esta batalla se creó el 14 de mayo de 1815 una cruz de distinción con cinta roja, con las aspas de San Andrés rojas esmaltadas, una corona de laurel con una llama amarilla y roja, un óvalo blanco en su centro con la inscripción Fernando VII y Alcañiz en letras de oro.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

Brasilla
375 HH Magnum
375 HH Magnum
Mensajes: 3959
Registrado: 30 Ene 2016 02:49
Ubicación: Donde la txapela se pone a rosca
Contactar:
Estado: Desconectado

Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 03 Feb 2018 02:18

Batalla de ALMONACID


La batalla de Almonacid tuvo lugar durante Guerra de la Independencia Española, el 11 de agosto de 1809, junto al pueblo toledano de Almonacid de Toledo. Enfrentó a un Grande Armée francés con unos efectivos de unos veintiséis mil infantes, cuatro mil caballos y cuarenta cañones al mando del mariscal Sebastiani con otro español de unos veintidós mil infantes, tres mil caballos y veintinueve piezas de artillería al mando del general Venegas.

Después de la batalla de Aranjuez, estando animado el general Venegas por la pequeña ventaja conseguida y convencido de que los franceses no pasaban de catorce mil hombres, se dirigió con todo el ejército de La Mancha hacia Toledo; el 10 de agosto reunió en Almonacid todas sus fuerzas, que consistían en veintidós mil infantes, más de tres mil caballos y veintinueve piezas de artillería.

Dicho ejército estaba organizado en cinco divisiones, comandadas respectivamente por Luis Lacy, Gaspar de Vigodet, Pedro Agustín Girón, Francisco González de Castejón y Tomás de Zeraín. Ejercían el cargo de mayor general de infantería y de caballería Miguel de los Ríos y el marqués de Gelo, y el de comandante general de artillería y de ingenieros, los brigadieres Antonio de la Cruz y Juan Bouligni.

Tan confiados estaban en el triunfo, que no se respetaron ninguna de las reglas establecidas en los reglamentos para campar en tiempo de guerra, sobre todo estando tan próximo el enemigo, que el día anterior había pasado el Tajo por Toledo y los vados de Añover de Tajo y ese mismo día 20 se había acantonado en el inmediato pueblo de Nambroca, a una legua de Almonacid.

Movimientos previos

El caudillo español, tras escuchar la opinión del resto de generales, de acuerdo con la suya a pesar de saber la retirada del ejército aliado desde Talavera de la Reina hacia Extremadura, había determinado atacar a los franceses el 12 de agosto para dar descanso a sus tropas; pero aquellos se anticiparon, presentándose frente a las posiciones de los españoles a las cinco y media de la mañana del 11 de agosto, en número de veintiséis mil infantes, cuatro mil caballos y cuarenta piezas de artillería, pertenecientes al IV Cuerpo al mando de Sebastiani, y al de Reserva a las órdenes de Dessolles y del rey José en persona.

El ejército de La Mancha se situó en Almonacid y controló sus flancos: la división Vigodet, un poco retrasada, en la extrema derecha, con gran parte de la caballería; seguían por su izquierda, la división Castejón, establecida en el cerro de Utrera, la división Zeraín a su lado cubriendo el llamado cerro Santo, y la de Lacy, más próxima al arroyo Guazalate; la 3.ª, (de Girón), se distribuyó entre la altura de los Cerrojones, extrema izquierda y verdadera llave de toda la línea de batalla, y el cerro de la Cruz o del castillo, llamado así por las ruinas del que asienta en su cima, para servir como de reserva.

Primeros ataques

Atacada primero la izquierda española por el general Lewal con las divisiones polaca y alemana después de un fuego muy violento de artillería, bien contestado por la española, lograron los batallones de Bailén y Jaén, de la 3.ª División, rechazar dos veces a los polacos.

Pero, animados estos por los alemanes que marchaban a su izquierda y no llegando a tiempo algunas tropas de la reserva para sostener a aquellas escasas fuerzas que peleaban, pudo el ejército francés arrebatar a paso de carga las importantes posiciones de los Cerrojones, si bien a costa de pérdidas enormes.

Apoyada su derecha en un gran cuadro que avanzaba por el llano, efectuó un movimiento envolvente sobre la extrema izquierda sin que pudiera impedirlo una carga de los jinetes de Fernando VII y Granada, dirigidos por el coronel Antonio Zea y el comandante Nicolás Chacón (murió en dicha carga el capitán Francisco Soto). La 1.ª División, para poder hacer frente a los alemanes, tuvo que retroceder algún tanto y colocarse oblicuamente a la retaguardia, resintiéndose algún tiempo; como entonces retrocedían ya a su vez el centro y la derecha, acometidos por las restantes fuerzas enemigas, apoyadas por la reserva, que con Dessolles y José Bonaparte acababan de llegar al campo de batalla, se vio obligada también a acogerse al cerro del Castillo.

Comienza la batalla


Numerosa artillería enemiga batía duramente a la 4.ª División española, a cuyo fuego contestaba tan solo una batería a caballo. Su jefe, el capitán de artillería José Chacón, cayó muy pronto mortalmente herido y murió el 13 de agosto en Tembleque.

También pereció en el campo de batalla el teniente coronel del mismo cuerpo, don Álvaro Chacón. La batería española se sostuvo con gran energía; se distinguieron por su serenidad y denuedo los regimientos de Jerez, Córdoba y Guardias Españolas, guiado el segundo por su coronel, el brigadier Francisco Carvajal.

La caballería de su derecha no llevó adelante la carga iniciada para contener a los franceses y estos consiguieron llevar a cabo su ataque, y como la 5.ª División cedió del mismo modo el campo, no tardó mucho el enemigo en ocupar también el pueblo y el cerro del Castillo, no pudiendo las tropas españolas resistir en él la terrible lluvia de proyectiles que de todas partes les dirigía la artillería francesa.

Intervino con mucha oportunidad en la contienda la división Vigodet, que ejecutó con gran presteza y habilidad un cambio de frente, protegida por el vivo fuego de los cañones, conteniendo así la persecución de las desbandadas tropas del centro y pasando luego con el mismo orden a la izquierda, donde las divisiones polaca y alemana amenazaban envolver por completo la línea y cortar la retirada.

Allí se opuso nuevamente la 2.ª División al avance de los vencedores, los cuales trataron entonces de quebrantar por todas partes aquel inesperado obstáculo que les impedía sacar mayor partido de su triunfo; cargó una gran masa de caballería francesa, los terribles dragones de Milhaud, hacia su izquierda, y en aquel último periodo de la batalla las tropas de Vigodet se coronaron de gloria, rivalizando las tres armas en valor y abnegación; la artillería, que hacía fuego en retirada, cubriendo de metralla las cabezas de las columnas imperiales; la caballería, formada por jinetes de diferentes cuerpos que se fueron reuniendo de los dispersos, imponiéndose a la muy superior del enemigo; y la infantería, sosteniéndose impertérrita en medio del violento fuego que recibía y de la confusión y desorden que reinaba a su alrededor.

Un pelotón de granaderos del Provincial de Ronda mandado por el teniente Antonio Espinosa, haciendo punta hacia los jinetes enemigos con la bayoneta calada, consiguió detenerlos y hasta arrancar de sus manos un cañón, que clavó su jefe. El subteniente de artillería, don Juan Montenegro logró también salvar una pieza de su batería. La unidad se sacrificó por sus compañeros de armas; solamente el desgraciado accidente de la voladura de unos carros de municiones, espantando los caballos, produjo algún desorden que aprovechó el enemigo, hostigando y acosando más de cerca de los últimos escalones, para acuchillar unos pocos soldados y coger algunas piezas.

Final de la batalla

Los imperiales, que habían tenido ya dos mil quinientas bajas, no llevaron la persecución más allá de Mora, y el ejército vencido pudo tomar la carretera de Andalucía y llegar en buen orden a Manzanares; pero corriendo allí la voz infundada de que los contrarios estaban en Valdepeñas, se desbandaron muchos cuerpos, que no pararon hasta alcanzar Sierra Morena.

Las pérdidas de los españoles no pasaron de cuatro mil hombres, entre muertos, heridos y prisioneros, contando entre los primeros al coronel del regimiento de infantería de España, de la 1.ª División, Vicente Martínez, y entre los segundos, al coronel de dragones de Granada Diego Ballesteros, que quedó prisionero (para conmemorar este hecho de armas se creó por Real Orden de 30 de mayo de 1816 una condecoración con la inscripción siguiente en el centro: "Por Fernando VII", y en su contorno: "En Almonacid, 11 de agosto de 1809")

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.


Volver a “Historia Militar”

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 14 invitados