HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 09 May 2015 22:07

Lo siento intenté copiar unas imágenes para hacerlo más interesante y me ha salido de todo menos lo que quería, ruego que me disculpeis, pero es que en esto de la informática no paso de ser un simple usuario y de los malos.
Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 10 May 2015 23:12

BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

Por un momento, los cristianos olvidaron sus disensiones de linaje, sus peleas territoriales y tuvieron un objetivo común y por fin vencieron a los musulmanes dirigidos por Alfonso VII de Castilla, Pedro II de Aragon y Sancho VII de Navarra


El 16 de julio de 1212, la coalición cristiana formada por unos 70.000 soldados , encabezada por Castilla, derrotó a los 120.000 musulmanes del imperio almohades en el norte de la provincia de Jaén, junto a Despeñaperros. Aquella victoria marcó el declive musulmán e inicio de la fase final de la Reconquista.

En efecto la Batalla de las Navas de Tolosa fue la hecatombe para el imperio Almohade en la Península Ibérica. Con esta histórica victoria de la alianza cristiana se había iniciado el declive del dominio musulmán de España. La Batalla de las Navas de Tolosa, fue sin duda, la batalla más importante de la Reconquista.


Antecedentes Históricos de la Batalla de Las Navas de Tolosa
Los Musulmanes Invaden España

Los musulmanes, las tropas de Alá, mantuvieron 780 años de presencia activa en nuestra Península Ibérica. Primero llegaron los Omeya de Damasco y se creó el Emirato dependiente de Damasco. Era el año 711, pero en el 756, la tremenda masacre producida por los Omeyas sobre los Abasidas de Bagdad, provocó que el Príncipe de los errantes, el gran Abderramán I llegara al-Ándalus y se creara el Emirato Independiente. Del Emirato, pasaríamos con Abderramán III al Califato de Córdoba.

Pasó el Sultanado y empezaron a llegar sucesivas hordas fanáticas del Magreb. En 1085 llegaron los Almorávides y un siglo más tarde llegaron los Almohades, un imperio Beréber norteafricano. Los almohades fueron unos defensores férreos de la Fé. Contra ellos combatieron los reinos cristianos del norte penínsulas. En 1195, las tropas castellanas de Alfonso VIII sufrían una gravísima derrota a manos de los almohades, si bien fue esta en Alarcos, la última gran victoria musulmana en España, Alfonso VIII estuvo a punto de morir en la batalla; pero afortunadamente consiguió escapar con algunos de sus leales y preparó la venganza, preparó la contraofensiva. La pérdida de Alarcos, extendió el dominio musulmán hasta los Montes de Toledo y el Valle del Tajo amenazando a la propia ciudad de Toledo.

En 1211,el almohade Muhammand Al-Nasir, llamado por los cristianos "El Miramamolin", preparó un gran ejército amenazando a los reinos cristianos. Ambicionaba ocupar completamente la Península Ibérica. El califa logró reunir un ejército de 125.000 soldados bien pertrechados y muy fanatizados. La caída de Salvatierra en manos de los Almohades, alarmó a toda Europa.

Los cristianos andaban envueltos en guerra civiles , guerra fratricidas por problemas de fronteras entre ellos. Había 5 reinos en la Península Ibérica.

- Corona de Aragón con su rey Pedro II.

- Reino de Castilla con su rey Alfonso VIII.

- Reino de Navarra con Sancho VII.

- Reino de León permanecía con su rey Alfonso IX.

- Reino de Portugal, independizado desde 1140.


El Papa Inocencio III Convoca una Santa Cruzada

La amenaza almohade recomendaba la unión de los 5 reinos para luchar o sucumbir ante el dominio de Al-Nasir. En 1212, el rey Alfonso VIII, convenció al Papa Inocencio III para que proclamara Santa Cruzada para parar el impulso almohade en la Península Ibérica.
AL NASHIR

El Papa instó a los Reyes cristianos que olvidaran sus rencillas so pena de excomunión. El Arzobispo de Toledo don Rodrigo Jimenez de Rada, estuvo predicando la cruzada por Francia y en las iglesias de toda Europa que animó a los creyentes a alistarse . Llegaron a España miles de cruzados procedentes de Italia, Francia y Alemania y a su frente los obispos de Narbona, Nantes y Burdeos

Los Reyes de Portugal y de León, no acudieron a la llamada; pero sí los reyes de Aragón y de Navarra.


Los Cruzados Salen de Toledo

Toledo, mayo de 1212, lugar y fecha elegida por Alfonso VIII para reunir a la Santa Cruzada. Para evitar roces y problemas con la población civil de Toledo, Alfonso intentó acuartelar a los cruzados extranjeros fuera del casco de Toledo; pero no fue posible. Los tramontanos, acostumbrados a las cruzadas de oriente, asaltaron la judería toledana provocando una masacre y rapiñando el botín.

Alfonso, forzado por la necesidad de estos cruzados para la alianza cristiana, hizo la vista gorda por el bien de la empresa.

20 de julio de 1212; las tropas cristianas salen de Toledo hacia el frente de batalla. El ejército estaba formado por unos 85.000 soldados, al frente con los cruzados extranjeros, don Diego López de Haro, el señor de Vizcaya. Esta era la tropa de choque contra los almohades, la vanguardia del ejército cristiano.

A los pocos día llegaron a la fortaleza de Malagón. Los musulmanes ofrecieron la rendición a cambio de la supervivencia. Pero los cruzados extranjeros negaron cualquier tipo de acuerdo y pasaron a cuchillo y degollaron a los habitantes de Malagón. El rey Alfonso VIII llegó dos días más tarde a la fortaleza y contemplo horrorizado el espectáculo dejado por los tramontanos. Esa no era la batalla que quería el rey de Castilla, había que negociar de otra manera. Empezaron los roces entre los cristianos españoles y los extranjeros.

Días más tarde llegaron a la fortaleza de Calatrava, aquella que habían perdido los Templarios. En esta ocasión Alfonso llegó a tiempo de negociar con los musulmanes y le permitió salir a cambio de no combatir. Esto fue la gota que colmó el vaso y los cruzados tramontanos decidieron abandonar la cruzada y marcharse, los hispanos nos quedamos solos ante el poder almohade.

La deserción de los cruzados extranjeros fue importante para la moral del ejército cristiano, la sombra de Alarcos se le apareció otra vez a Alfonso VIII. Aproximadamente se marcharon un 27 % del total, quedando constituido finalmente, el ejército cristiano, por unos 60.000 hombres. Afortunadamente, al ejército cristiano se incorporó el gran Pedro II de Aragón, el gran amigo de Alfonso VIII. Aragón aportó a la empresa, unos 3.000 caballeros y unos 2.000 soldados. Los reyes cristianos decidieron continuar y combatir.

Al-Nasir esperaba tranquilamente en la estribaciones de Sierra Morena, con fuerzas preparadas para la emboscada en los peligrosos pasos de Despeñaperros. Esperaba que los cruzados se cansaran por el duro caminar por la sierra.

Sierra morena era un difícil obstáculo para los cruzados cristianos. El ejército era numeroso y atravesarla no iba a resultar sencillo. Además en los únicos pasos disponibles, estaban emboscados los almohades. Los exploradores de los cristianos trataban de encontrar pasos francos que permitiera el movimiento de tropas sin riesgos.


El milagro de Pastor o de San Isidro Labrador

Entonces, dice la leyenda, se produjo el milagro. San Isidro Labrador o un humilde pastor se apareció a las tropas cristianos y les dijo que él conocía un paso. El avanzado de don Diego López de Haro comprobó que el paso existía y que el pastor no les había engañado. Se dieron las indicaciones oportunas a los reyes y las tropas se dirigieron hacia el paso descubierto. Para entonces ya se había incorporado Sancho VII el rey de Navarra con 200 caballeros y unos 2.000 peones. El paso les condujo hacia un lugar llamado la Mesa del Rey, donde se estableció el campamento cristiano.

Al-Nasir al comprobar que los cristianos habían pasado los pasos serranos, dio la orden de formar a su ejército . Al-Nasir mandó algunas vanguardias de jinetes y arqueros para provocarles y cansarles aún más.

El 15 de julio de 1212, los dos ejército estaba frente afrente. Fueron 24 horas de tensión e incertidumbre, se estaban midiendo las fuerzas del adversario mediante pequeña avanzadillas. En la madrugada del 16 de julio las tropas están dispuestas para el combate.

En esa madrugada los cristianos se prepararon para vencer o morir. Al amanecer se dio la comunión a las tropas cristianas, los soldados encomendaron su alma al cielo y se prepararon para la batalla. Se iban a enfrentar dos ideología totalmente diferentes, la Espada contra el Alfanje y la Cruz contra la Media Luna.

Despliegue de los Ejércitos en de Las Navas de Tolosa
Los Cristianos

En el ejército cristiano, unos 70.000 hombres divididos en 3 Cuerpos .

En el centro la caballería castellana, en su vanguardia el abanderado de Castilla , el vasco, don Diego López II de Haro ;el nuevo Alférez de Castilla , don Álvaro Núñez de Lara. Situado en el centro de la retaguardia del cuerpo central, estaba el Rey de Castilla Alfonso VIII y el Arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez de Rada.

En el ala derecha , junto con los 200 caballeros y peones navarros , el rey Sancho VII “El Fuerte”.

En el ala izquierda los aragoneses con su Rey Pedro II .

En la retaguardia las milicias urbanas castellanas de Ávila, Segovia y Medina del Campo que auxiliaban a un flanco y al otro. También en esta tercera fila de retaguardia estaban integradas las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Templarios y Hospitalarios.

La financiación de la empresa , en un 66 % estuvo a cargo del tesoro castellano y el resto por parte de la Iglesia. De todo el reino llegaron a Toledo armas, caballos y provisiones.


Los Almohades

Los 120.000 musulmanes instalaron su campamento en el Cerro de los Olivares o de las Viñas con un despliegue clásico de la época. La infantería al frente y la caballería ligera en los flancos.

En primera línea, el cuerpo que debía recibir el choque frontal de la caballería cristiana. Era las tropas más fanatizadas por el Islam, los que entendían que estaban en una cruzada santa contra los infieles cristianos. Tropas ligeras y útiles para descabalgar y para las escaramuzas. Pero no fuertes en el cuerpo a cuerpo.

En segunda línea el gran grupo de fuerzas almohade. En esta segunda línea estaba constituida por tropas de voluntarios , posiblemente eran tropas procedentes del imperio almohade, procedían del Magreb, también había andalusíes. En tercera línea, las mejores tropas, era el cuerpo de élite almohade.

En Tercera línea, en la retaguardia la caballería pesada guardando la inmensa tienda de campaña del califa al-Nasir . Era una tienda roja, vistosa no se ocultaba a nadie. Estaba rodeada de fortificaciones y de la terrible Guardia Negra. Esta guardia eran hombres absolutamente fanáticos, hombres dispuestos a morir por el islam, por le califa al-Nasir. Esta guardia personal estaba constituida por los imesebelen, una tropa escogida especialmente por su bravura que se enterraban en el suelo o se anclaban con cadenas para mostrar que no iban a huir.
Comienza la Batalla de Las Navas de Tolosa

El primero que dio la orden de combatir fue Alfonso VIII.

Después de una larga operación de lanzamientos de flechas, “la clásica preparación artillera de la época”, atacó la caballería pesada castellana.

El abanderado de castilla, el vizcaíno López de Haro , atacó frontalmente con miles de jinetes . El choque fue absolutamente brutal, y el golpe hizo daño en la vanguardia almohade. Esta operación obligó a un primero movimiento de retirada de las vanguardias musulmanas; pero más tarde los infantes musulmanes desorganizaban el ataque de la caballería y descabalgaban a los jinetes castellanos. Los alfanjes degollaban a los cristianos , entonces al-Nasir ordenó el contraataque con el grueso del ejército musulmán lo que obligó a retroceder a los Cristianos .

La segunda línea con la caballería ligera almohade, equipada con arcos y alfanjes, atacó con gran eficiencia produciendo un gran desgaste a las tropas de López de Haro. La segunda línea cristiana se adelantó y entró en combate para suplir las abundantes bajas sufridas. La situación fue crítica para los cristianos , muchos se retiraron, exceptuando López de Haro, su hijo, Núñez de Lara y las órdenes militares, que se mantienen heroicamente en combate cerrado.

Al ver retroceder a los cristianos, los musulmanes rompieron su formación cerrada para perseguirles, lo que fue un grave error táctico. Esta peligrosa maniobra de los musulmanes, debilitó el centro del ejército almohade .


La Carga de los Tres Reyes

Algo había que hacer. Alfonso VIII se miró con los obispos que le rodeaban , se miró con sus amigos, los reyes de Aragón y de Navarra y tomó la última decisión. Esa decisión que provoca que una batalla se pueda ganar , se pueda vencer. Se lanzó la última y desesperada carga, la que se consideró como la carga de los tres reyes. Pedro II, Alfonso VIII y Sancho VII se pusieron al frente de sus hombres y de la órdenes militares ; era el último aliento de los cruzados. Los cristianos se lanzaron al campo de batalla con todo lo que tenían. Era vencer o morir, vencer o ser invadidos por los almohades.


FINAL BATALLA NAVAS DE TOLOSA

Los cristianos rebasaron la segunda y la tercera línea almohade. Una acción heroica de sancho VII de Navarra, provocó que las tropas navarras se presentaran delante de la majestuosa tienda roja de campaña de al-Nasir para aplastar a la guardia personal del Miramamolin. El Califa sólo tuvo tiempo para huir junto con un grupo de leales. La guardia negra se había quedado para defender la tienda. Los hombres de Sancho fueron matando uno a uno a los miembros de la guardia y rompieron las cadenas de circundaban la tienda. Esta cadenas pasaría posteriormente la parte fundamental del escudo de Navarra.

Miles de hombres cayeron , pero finalmente la victoria se decantó del lado cristiano. El Califa Miramamolín escapó huyendo a toda prisa una vez perdida ya la batalla. Esa noche se refugió en Baeza.

Los muertos musulmanes 90.000 y 5.000 los cristianos.

Finalizada batalla, Rada, el Arzobispo de Toledo rezó en el campo de batalla con el ejercito castellano, un "Te Deum" de agradecimiento a Dios.


El rey Alfonso VIII mandó una carta al Papa Inocencio III anunciando la gran victoria de los cristianos. La Cruzada había sido un éxito.

Los navarros y aragoneses perseguían en su huida a los Almohades. En su huida , Al-Nasir perdió sus tesoros y los cristianos consiguieron un colosal botín de guerra. De este botín se conserva el Pendón de Las Navas en el Monasterio de Las Huelgas en Burgos.

Y qué fue de los comandantes de los ejércitos

Al-Nasir nunca se repuso del desastre de las Navas. Abdicó en su hijo, se encerró en su palacio de Marraquech , en la gran capital imperial y se entregó a los placeres y al vino. Murió a los pocos meses de su derrota.

Alfonso VIII de Castilla extendió sus conquistas por Andalucía consolidando su frontera sur . Murió a los dos años ( 1214) escasos de la victoria

Pedro II de Aragón, murió al año siguiente(1213) en la batalla de Muret, combatiendo a don Simón de Monfort, que estaba al frente de los cruzados que Inocencio III contra los herejes cátaros. Pedro II era el feudatario de los cátaros y tuvo que defenderlos, muriendo en el intento. Con esto también Aragón perdía su presencia en el sur de Francia.

Sancho VII el Fuerte de Navarra sobrevivió veintidós años a la batalla. Al final de su vida, atacado de alguna especie de neurastenia "a causa de su mucha grossura y de la poca salud que tenía", se recluyó en su palacio de Tudela, donde permaneció encerrado hasta su muerte en 1234 cuando tenía 80 años.


Los Im-Esebelen

Según la leyenda la guardia de la tienda de Miramamolin, eran esclavos negros, en realidad no es así, la guardia pretoriana del Al-Nasir “El Miramamolín”, no eran esclavos negros encadenados para evitar su huída. Eran fanáticos voluntarios, llamados "imesebelen" (desposados) , juramentados para ofrecer sus vidas en defensa del Islam . Se ataban por las rodillas con cadenas para que el enemigo viera que vencerían o morirían; pero que nunca retrocederían. Eran negros y su uniforme también de color negro.


Consecuencias de la Batalla de Las Navas de Tolosa

Desde 1212 los almohades dejaron de ser una fuerza combativa. Los musulmanes de la Península Ibérica nunca más se recuperaron de esta derrota. Esta victoria expandió los territorios cristianos consolidando el avance definitivo de la Reconquista.

Esta batalla estableció el inicio de la superioridad militar, económica y política de los reinos cristianos iniciándose la decadencia de la civilización árabe en la Península Ibérica. Se inició el desmembramiento de al-Ándalus en reinos de Taifas, lo que favoreció el avance del empuje cristiano, hasta quedar al último vestigio musulmán el reino de Granada (Granada, Málaga y Almería), gobernado por la dinastía nazarí.

El reino de Granada sobreviviría precariamente hasta que Boabdil “el Chico”, último rey musulmán español, entregó las llaves del reino a los Reyes Católicos y se retiró a África desde Albuñol (Granada) .

Era el 2 de febrero de 1492 el proyecto de la Reconquista había concluido pero empuje social y militar logrado se prolongó, durante muchos años más en nuevo proyecto : El Descubrimiento del Nuevo Mundo.


Crónicas Contemporáneas de la Batalla de Las Navas de Tolosa
Testimonio de don Rodrigo Jiménez de Rada ( Arzobispo de Toledo ), en Historia de los Hechos de España

Alrededor de la medianoche del día siguiente estalló el grito de júbilo y de la confesión en las tiendas cristianas, y la voz del pregonero ordenó que todos se aprestaran para el combate del Señor. Y así, celebrados los misterios de la Pasión del Señor, hecha confesión, recibidos los sacramentos, y tomadas las armas, salieron a la batalla campal; y desplegadas las líneas tal como se había convencido con antelación, entre los príncipes castellanos Diego López con los suyos mandó la vanguardia; el conde Gonzalo Núñez de Lara con los frailes del Temple, del Hospital, de Uclés y de Calatrava, el núcleo central; su flanco, lo mandó Rodrigo Díaz de los Cameros y su hermano Álvaro Díaz y Juan González y otros nobles con ellos; en la retaguardia, el noble rey Alfonso y junto a él, el arzobispo Rodrigo de Toledo y los otros obispos mencionados.

De entre los barones, Gonzalo Ruiz y sus hermanos, Rodrigo Pérez de Villalobos, Suero Téllez, Fernando García y otros. En cada una de estas columnas se hallaban las milicias de las ciudades, tal y como se había dispuesto. Por su parte el valeroso rey Pedro de Aragón, desplegó su ejército en otras tantas líneas; García Romero mandó la vanguardia; la segunda línea, Jimeno Coronel y Aznar Pardo; en la última, él mismo, con otros nobles de su reino; y de forma semejante, encomendó su flancos a otros nobles suyos.

Además, llevó consigo algunas fuerzas de las milicias de las ciudades de Castilla. El rey Sancho de Navarra, notable por la gran fama de su valentía, marchaba con los suyos a la derecha del noble rey, y en su columna se encontraban las milicias de las ciudades de Segovia, Ávila y Medina.

Desplegadas así las líneas, alzadas las manos al cielo, puesta la mirada en Dios, dispuestos los corazones al martirio, desplegados los estandartes de la fe e invocando el nombre del Señor, llegaron todos como un solo hombre al punto decisivo del combate. Los primeros en entrar en lid en la formación de Diego López de Haro, fueron su hijo y sus sobrinos ya citados, valerosos y decididos. Por su parte, los agarenos levantaron en la cima un reducto parecido a un palenque con los escriños de las flechas, dentro del cual estaban apostados infantes escogidos; y allí se sentó su rey teniendo a su alcance la espada, vistiendo la capa negra que había pertenecido a Abdelmón, el que dio origen a los almohades, y además, con el libro de Mahoma, que se llama Alcorán.

Por fuera del palenque había también otras líneas de infantes, algunos de los cuales, tanto los de dentro como los de fuera, con las piernas atadas entre ellos para que tuvieran por imposible el recurso de la huida, soportaban con entereza la cercanía de la batalla..., luego supimos por los agarenos que eran ochenta mil jinetes...

Los agarenos, aguantando casi sin moverse del lugar, comenzaron a rechazar a los primeros de los nuestros que subían por lugares bastante desventajosos para el combate, y en estos choques algunos de nuestros combatientes, agotados por la dificultad de la subida, se demoraron un rato. Entonces, algunos de las columnas centrales de Castilla y Aragón llegaron en un solo grupo hasta la vanguardia, y se produjo allí un gran desconcierto y el desenlace no se veía claro...

El noble Alfonso, al darse cuenta de ello y al observar que algunos, con villana cobardía, no atendían a la conveniencia, dijo delante de todos al arzobispo de Toledo: "Arzobispo, muramos aquí yo y vos"... Y en todo esto doy fe ante Dios, el noble rey no alteró su rostro ni su expresión habitual, ni su compostura, sino que más bien, tan bravo y resuelto como un león impertérrito, estaba decidido a morir o vencer. Y no siendo capaz de soportar por más tiempo el peligro de las primeras líneas, apresurado el paso las enseñas de los estandartes llegaron jubilosamente hasta el palenque de los agarenos por disposición del Señor.

La cruz del Señor, que solía tremolar delante del arzobispo de Toledo, pasó milagrosamente entre las filas de los agarenos llevada por el canónigo de Toledo Domingo Pascasio, y allí, tal como quiso el Señor, permaneció hasta el final de la batalla sin que su portador, solo, sufriera daño alguno... Mientras tanto, fueron muertos muchos miles de agarenos ante la presión simultánea de los aragoneses, los castellanos y los navarros por sus frentes respectivos...


Testimonio del cronista Ibn Abi Zar

"Al oír Alfonso que Al-Nasir había tomado a Salvatierra, se dirigió contra El con todos los reyes cristianos que le acompañaban y con sus ejércitos. Al saberlo Al-Nasir, le saló al encuentro con las tropas musulmanas: avistáronse los combatientes en el sitio llamado Hisn al'Iqab, (Castillo de la Cuesta, hoy Castro Ferral); allí se dio la batalla.

Se plantó la tienda roja, dispuesta para el combate en la cumbre de una colina, Al-Nasir vino a ocuparla y se sentó sobre su escudo con el caballo al lado; los negros rodearon la tienda por todas partes con armas y pertrechos. La zaga, con las banderas y tambores, se puso delante de la guardia negra con el visir Abu Said ben Djami. Se dirigió contra ellos el ejército cristiano. En filas, como nubes de langostas; los voluntarios les salieron al encuentro y cargaron sobre ellos en número de 160.000, pero desaparecieron entre las filas de los cristianos, quienes los cubrieron y combatieron terriblemente. Los musulmanes resistieron heroicos, todos los voluntarios murieron mártires, sin dejar uno; las tropas almohades, árabes y andaluzas los miraban sin moverse. Cuando los cristianos acabaron con los voluntarios, cargaron sobre los almohades y sobre los árabes con inaudito empuje; mas al entablarse el combate huyeron los caídes andaluces con sus tropas por el odio que había dirigido Ibn Djimi al despedirlos.

Cuando los almohades, los árabes y las cábilas bereberes vieron que los voluntarios habían sido exterminados, que los andaluces huían, que el combate arreciaba contra los que quedaban, y que cada vez los cristianos eran más numerosos, se desbandaron y abandonaron a Al-Nasir. Los infieles los persiguieron espada en mano, hasta llegar al círculo de negros y guardias que rodeaban a Al-Nasir; pero los encontraron que formaban como un sólido muro, y no pudieron abrir brecha; entonces volvieron las grupas de sus caballos acorazados contra las lanzas de los negros, dirigidas contra ellos, y entraron en sus filas.

Al-Nasir seguía sentado sobre su escudo, delante de su tienda, y decía "Dios dijo la verdad y el demonio mintió", sin moverse de su sitio, hasta que llegaron los cristianos junto a él. Murieron a su alrededor más de 10.000 de los que formaban su guardia; un árabe entonces, montado en una yegua, llegose a él y le dijo: "Hasta cuándo vas a seguir sentado?, ¡Oh, Príncipe de los Creyentes!, se ha realizado el juicio de Dios, se ha cumplido su voluntad y han perecido los musulmanes." Entonces se levantó para montar el veloz corcel que tenía al lado; pero el árabe, descabalgando de su yegua le dijo: "Monta en esta que es de pura sangra y no sufre ignominia, quizás Dios te salve con ella, porque en tu salvación está nuestro bien." Montó Al-Nasir en la yegua, y el árabe en su caballo le precedía, rodeados ambos por un fuerte destacamento de negros, a cuyos alcances iban los cristianos. El degüello de musulmanes duró hasta la noche, y las espadas de los infieles se cebaron en ellos y los exterminaron completamente, tanto que no se saló uno de mil. Los heraldos de Alfonso gritaban: "Matad y no apresad, el que traiga un prisionero será muerto con él". Así que no hizo el enemigo un solo cautivo este día.

Fue esta terrible calamidad el lunes 15 de safar del 609 (16 de julio de 1212), comenzó a decaer el poder de los musulmanes en al-Ándalus, desde esta derrota, y no alcanzaron ya victorias sus banderas; el enemigo se extendió por ella y se apoderó de sus castillos y de la mayoría de sus tierras, y aún no hubiera llegado a conquistarla toda, si Dios no le hubiese concedido el socorro del emir de los musulmanes Abu Yusuf ben Abd al-Haqq, que restauró sus ruinas, reedificó sus alminares y devastó en sus expediciones el país de los infieles.

De vuelta de Hisn al-Iqab fue Alfonso contra la ciudad de Úbeda, y la ganó a los musulmanes por asalto, matando a sus habitantes, grandes y pequeños, y así siguió conquistando al-Ándalus, ciudad tras ciudad, hasta apoderarse de todas las capitales, no quedando en manos de los musulmanes sino muy poco poder. Sólo le impidió apoderarse de este resto de botín la protección divina por medio de la dinastía de los benimerines. Dícese que todos los reyes cristianos que asistieron a la batalla de Hisn al-Iqab, y que entraron en Úbeda, no hubo uno que no muriese aquel año."

En esto yerra el cronista musulmán, el Rey Sancho de Navarra, moriría a los ochenta años en su palacio de Tudela, muchos años más tarde, no así el Rey de Aragon y el de Castilla.

Creo que este hecho de armas merecía una crónica individual dentro de esta pequeña historia.


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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 10 May 2015 23:22

Aunque me salga un poco del hilo, y a tenor de lo expresado antes en lo referente a la batalla de las Navas de Tolosa, conviene recordar que:

Había 5 reinos en la Península Ibérica.

- Corona de Aragón con su rey Pedro II.
Ocupaba el territorio de las actuales comunidades autónomas de Cataluña, Valencia, Aragón y parte de la Rioja, así como una parte del actual territorio de Francia
- Reino de Castilla con su rey Alfonso VIII.
Ocupaba parte de las actuales Extremadura, Castilla y León, Madrid, Castilla la Mancha
- Reino de Navarra con Sancho VII.
Ocupaba Navarra, el País Vasco y parte de la Rioja y Francia
- Reino de León permanecía con su rey Alfonso IX.
Ocupaba León, Asturias, Cantabria Galicia y parte de Extremadura
- Reino de Portugal, independizado desde 1140.
Ocupaba el actual Portugal, parte de Extremadura y parte de la zona fronteriza con el rio Miño

No existía ni existió reino alguno independiente de estos, solo señoríos o condados que rendían vasallaje a alguno de estos cinco reinos, según donde estuviera enclavado el señorío o condado en cuestión.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor greyghost » 11 May 2015 20:13

Rescoldo, has hecho un admirable trabajo. tanto en lo que se refiere a información como al volumen desarrollado.
Sin embargo en el epilogo que has añadido, has pegado unos patinazos de aupa.
Pedro II fue rey de Aragón, conde de Barcelona, Gerona, Sobrarbe, Ribagorza, Osona, Cerdaña, Besalú y Pallars Jussá, y señor de Montpellier, gracias a su boda con María de Montpellier, pero nunca fue rey de Valencia, lo sería su hijo Jaime I, que fue quien conquistó dicho reino.
También erraste en lo que se refiere al reino de Navarra, dicho reino se asentaba en Navarra, la Rioja, parte de Guipuzcoa y parte del pirineo francés, pero no formaba parte de dicho reino todo el país vasco actual. El condado de Alava fue dependiente del reino astur-leones y posteriormente del reino de Castilla, desde los tiempos del primer conde de Castilla, logicamente con los movimientos fronterizos propios de la época, así como los enlaces matrimoniales, fue en algunas ocasiones dependiente de Navarra, pero desde Sancho II (1065) es un condado ligado a Castilla. El señorío de Vizcaya se emancipa de Navarra en 1040 (casa de Haro), permaneciendo como un "estado libre asociado" del reino astur-leones, hasta ligarse definitivamente a Castilla conservando sus propios fueros(condado de Vizcaya) en 1370.
De hecho, Guipuzcoa y el Batzan en la época de la batalla de las navas de tolosa, ya no estaban bajo dominio navarro, en 1200 pasaron a ser vasallos de Castilla. Como gratificación por la batalla, el rey castellano entregaría al señor de Vizcaya el Duranguesado.
Voy a ver si encuentro un mapa en que se vea mejor.
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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 11 May 2015 23:14

Greyghost escribio
Rescoldo, has hecho un admirable trabajo. tanto en lo que se refiere a información como al volumen desarrollado.
Sin embargo en el epilogo que has añadido, has pegado unos patinazos de aupa.
Pedro II fue rey de Aragón, conde de Barcelona, Gerona, Sobrarbe, Ribagorza, Osona, Cerdaña, Besalú y Pallars Jussá, y señor de Montpellier, gracias a su boda con María de Montpellier, pero nunca fue rey de Valencia, lo sería su hijo Jaime I, que fue quien conquistó dicho reino.
También erraste en lo que se refiere al reino de Navarra, dicho reino se asentaba en Navarra, la Rioja, parte de Guipuzcoa y parte del pirineo francés, pero no formaba parte de dicho reino todo el país vasco actual. El condado de Alava fue dependiente del reino astur-leones y posteriormente del reino de Castilla, desde los tiempos del primer conde de Castilla, logicamente con los movimientos fronterizos propios de la época, así como los enlaces matrimoniales, fue en algunas ocasiones dependiente de Navarra, pero desde Sancho II (1065) es un condado ligado a Castilla. El señorío de Vizcaya se emancipa de Navarra en 1040 (casa de Haro), permaneciendo como un "estado libre asociado" del reino astur-leones, hasta ligarse definitivamente a Castilla conservando sus propios fueros(condado de Vizcaya) en 1370.
De hecho, Guipuzcoa y el Batzan en la época de la batalla de las navas de tolosa, ya no estaban bajo dominio navarro, en 1200 pasaron a ser vasallos de Castilla. Como gratificación por la batalla, el rey castellano entregaría al señor de Vizcaya el Duranguesado.
Voy a ver si encuentro un mapa en que se vea mejor.
Imagen - See more at: https://www.armas.es/foros/historia-mili ... 0#p2849360


Cuando alguien tiene razón, hay que darsela, y me quito la boina ante tí, (si es que consigo desenroscarmela), al final tenía tal lio con los Alfonsos, y los reinos de Castilla y León, así como el hecho de haber mentado anteriormente a Jaime I que metí la gamba hasta el corvejón, en fin pido disculpas e intentare que no vuelva a ocurrir, si pasa algo parecido cuento con todos vosotros para arreglar los desaguisados que en mi ignorancia pueda cometer.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 11 May 2015 23:22

SANCHO VII de Navarra "El Fuerte"

Rey de Navarra desde el año 1194 hasta 1234. Conocido como Sancho VII el Fuerte. Hijo y sucesor de Sancho VI el Sabio.

Durante su reinado tuvo que sufrir la alianza de castellanos y aragoneses en su contra, dirigidos, respectivamente por Alfonso VIII y Pedro II, que intento paliar con el matrimonio de su hermana con el rey aragonés, sin éxito porque el papa anuló el matrimonio por poseer los cónyuges enlaces de parentesco directos.

El estallido de la guerra entre Francia e Inglaterra, originada por los problemas sucesorios del difunto Ricardo Corazón de León, hizo que castellanos y navarros militaran en posiciones encontradas de nuevo, y en 1207 por fin pudieron firmar la paz en Guadalajara Sancho VII y Alfonso VIII. Al año siguiente se produjo la paz con Pedro II en Monteagudo.
Participó en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, donde se cubrió de gloria, y como recuerdo añadió a su escudo unas cadenas de oro y una esmeralda. En 1215 combatió con los árabes, a quienes tomó muchos castillos. Murió en Tudela a los 80 años, el 7 de abril de 1234, y fue sepultado en el templo de Santa María de Roncesvalles, que él había mandado edificar.

Le sucedió su sobrino Teobaldo de Champaña, con lo que desapareció la primera dinastía real de Navarra.

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Mensajepor Rescoldo » 12 May 2015 01:34

FERNANDO III DE CASTILLA Y LEON "El Santo"

Rey de Castilla y de León (Valparaíso, Zamora ?, 1199/1201 - Sevilla, 1252). Con él volvieron a unirse ambas Coronas, al heredar el reino de Castilla por la muerte de su tío Enrique I (1217) y el de León por la muerte de su padre Alfonso IX (1230). Las dos herencias plantearon problemas y resistencias, salvadas gracias a la habilidad diplomática de la reina madre Berenguela.

Una vez sometidos los nobles díscolos y unificados los dos reinos, Fernando dio un fuerte impulso a la Reconquista, aprovechando la superioridad militar obtenida sobre el Islam desde la victoria de su abuelo Alfonso VIII en la batalla de Las Navas (1212). Dicha empresa habría de conducir a la reconquista del valle del Guadalquivir, que convirtió al reino castellano-leonés en un territorio mucho más extenso que cualquiera de sus vecinos y el único que conservaba frontera terrestre con el Islam (por la supervivencia del reino de Granada hasta el siglo XV). El inicio de esa gran campaña guerrera fue aprobado en la Curia de Carrión de 1224, coincidiendo con las luchas por el poder que se abrieron entre los musulmanes al morir el sultán almohade Abú Yacub Yusuf.

Una tras otra fueron cayendo en manos cristianas ciudades musulmanas tan significativas como Córdoba (1236) o Jaén (1246). Sevilla, en cambio, resistió duramente, exigiendo añadir al esfuerzo militar en tierra la actuación de la flota castellana del Cantábrico bajo el mando de Ramón Bonifaz, que asedió la ciudad por el río y bloqueó el Atlántico para impedir que llegaran refuerzos. Finalmente, Sevilla se rindió al rey Fernando en 1248.

En cambio, no consiguió completar el dominio de la Baja Andalucía con la toma de Cádiz -aunque lo intentó varias veces-, objetivo que cumpliría su hijo Alfonso X. A la reconquista siguió la repoblación de las tierras recién incorporadas mediante repartimientos a caballeros y peones cristianos. Murió en 1252, cuando preparaba una campaña para continuar la Reconquista hacia el norte de África; fue enterrado en la catedral de Sevilla. La Iglesia católica le canonizó en 1671.

En la actualidad es el patrón del arma de Ingenieros del Ejercito Español festividad que se celebra el 30 de Mayo

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 12 May 2015 01:38

ALFONSO X (El Sabio)

(Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio; Toledo, 1221-Sevilla, 1284) Rey de Castilla y de León (1252-1284). Era hijo primogénito de Fernando III el Santo, a quien sucedió en 1252. Ya como infante realizó importantes labores, como la conquista del Reino de Murcia (1241) o la paz con Jaime I de Aragón, que conllevó el matrimonio de Alfonso con su hija Violante.

Impulsó la Reconquista tomando plazas como Jerez, Medina-Sidonia, Lebrija, Niebla y Cádiz (1262). Hizo frente a una sublevación de los musulmanes de sus reinos, promovida por los reyes de Granada y Túnez (1264). Repobló Murcia y la Baja Andalucía. E incluso continuó el avance frente al Islam pasando al norte de África, al enviar una expedición a Salé (1260). Otra parte de sus esfuerzos hubo de dedicarlos a reprimir rebeliones interiores, como la protagonizada por el infante Enrique y varios nobles (1255), la que se produjo en Vizcaya (1255) o la que encabezó el infante Felipe (1272).

Alfonso era hijo de Beatriz de Suabia, circunstancia que le hizo aspirar a la coronación imperial de Alemania, logrando la elección en 1257 con el apoyo de Sajonia, Brandeburgo, Bohemia y varias ciudades italianas. La oposición del papa hizo fracasar finalmente el empeño (en el que triunfó Rodolfo de Habsburgo), renunciando Alfonso en 1276. Este llamado «fecho del Imperio» fue muy impopular en Castilla, pues exigió dinero y hombres que, unidos a los gastos de la corte y a las continuas guerras, crearon dificultades financieras que obligaron a reducir la ley de la moneda y a crear nuevos impuestos.

Durante una de las ausencias del rey por el asunto del Imperio, los benimerines de Marruecos desembarcaron en Algeciras (1272); en la lucha contra aquella campaña murió el infante Fernando de la Cerda, heredero del trono, antes de que su hermano Sancho consiguiera rechazar a los musulmanes. Posteriormente los benimerines derrotaron a una flota castellana en el estrecho de Gibraltar (1278), obligando a Alfonso a pactar una tregua.

Alfonso provocó con sus contradicciones un conflicto sucesorio: había promulgado las Partidas, según las cuales debía sucederle el hijo mayor del difunto Alfonso de la Cerda; pero al morir éste prefirió declarar heredero en 1278 a su segundo hijo, Sancho IV, siguiendo la tradición castellana (quizá para evitar un enfrentamiento inmediato con éste). Un intento posterior de hacer al infante de la Cerda rey de Jaén provocó la rebeldía de Sancho, quien buscó apoyo en Aragón y Portugal (mientras que Francia apoyaba a los de la Cerda) y se hizo reconocer por unas Cortes reunidas en Valladolid, que depusieron a Alfonso (1282). Éste, confinado en Sevilla, buscó apoyo en el rey benimerín; pero murió antes de haberse enfrentado con Sancho. En su testamento desheredaba a Sancho y reconocía como sucesores a los infantes de la Cerda, dando así motivo para nuevas disensiones.

Obras de Alfonso X el Sabio

El reinado de Alfonso destacó sobre todo en el orden cultural. A Alfonso X el Sabio se le considera el fundador de la prosa castellana y, de hecho, puede datarse en su época la adopción del castellano como lengua oficial. Sus profundos conocimientos de astronomía, ciencias jurídicas e historia desembocan en la organización de tres grandes centros culturales que giran alrededor de Toledo, Sevilla y Murcia.

En la primera ciudad quedó ubicada la famosa Escuela de traductores de Toledo que, junto a compiladores y autores originales repartidos por el resto, emprendió una ingente labor de recogida de toda clase de materiales para la elaboración de libros, que el propio rey corregía y supervisaba. Movido exclusivamente por un afán cultural, el rey hizo tabla rasa de las diferencias de raza o religión, por lo que reunió a judíos, musulmanes, castellanos e italianos, que colaboraron libremente y otorgaron al conjunto una proyección universal.

Las obras así producidas pueden encuadrarse en tres grandes apartados: obras jurídicas, obras científicas o de carácter recreativo y obras históricas. El propósito de las primeras fue contribuir a la labor unificadora iniciada por Fernando III el Santo. El Fuero real de Castilla (1254) preparó la redacción de la que sería su gran obra, el Código de las siete partidas (1256-1263 o 1265), donde se recoge lo mejor del derecho romano para unirlo a las más vivas tradiciones de Castilla. Este código, de larga influencia en el ordenamiento castellano y español, supuso la recepción del derecho romano en Castilla y su incorporación a la corriente europea del «derecho común».

Obras científicas o de carácter recreativo son los Libros del saber de astronomía con sus Tablas astronómicas o Tablas alfonsíes, integrados por tratados originales, refundiciones y traducciones que pretenden compilar todo el conocimiento astronómico de la época con el fin de impulsar su desarrollo. Asimismo cabe registrar el Lapidario (1276-1279), tratado en el que se describen quinientas piedras preciosas, metales y algunas sustancias, y los Libros de ajedrez, dados y tablas (1283). También se le atribuye la traducción de los cuentos de Calila y Dimna.

Entre las obras de carácter histórico figuran dos títulos fundamentales: la Crónica general y la Grande e general estoria, textos cuya ambiciosa empresa es contar, el primero de ellos, la historia de España desde un punto de vista unificador, en términos nacionales y políticos; el segundo, en cambio, se propone la relación de la historia universal.

Otra importante faceta de su actividad fue alentar la creación poética, así como escribir poesía en lengua gallega. Sus 453 composiciones, entre las que abundan las de "escarnio" vertidas en un lenguaje paródico o insolente que recurre a veces a la ironía mordaz, lo avalan como el primer lírico en dicha lengua. Sin embargo, es en su vertiente religiosa donde el rey alcanza sus mayores logros: las 420 canciones que componen las Cantigas de Santa María, dedicadas a enaltecer los milagros de la Virgen, constituyen uno de los más preciados legados de musicalidad y variedad métricas.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 12 May 2015 01:45

Me voy a permitir retroceder unos años y recuperar algunos militares de origen árabe, que con el lío que me he formado entre los diferentes reinos, se me han pasado, y dadas las características de estos, así como por sus obras y política creo que tienen perfecto lugar en este hilo.
Ruego que me disculpéis por este retroceso y salto en el tiempo, pero creo que es de justicia el poner a estos hombres y reconocerles sus méritos, que los tuvieron y muchos.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 12 May 2015 01:51

ABDERRAMAN III

Vino al mundo en un piélago de sangre. Su abuelo el emir Abdallah mandó a su hijo Motarrif que matase a Mohammed, su hermano y padre de nuestro Abderramán. Así las gastaban los Omeya en aquellos amenes del siglo IX, cuando el culto a la masacre igualaba a cristianos y musulmanes, árabes y berberiscos, yemeníes y eslavos. Estos eslavos eran más bien hijos de Babel: cristianos del norte de España, gallegos y leoneses, francos de muy diversa cuna, germanos y normandos, daneses y chipriotas, tal cual siciliano y cierto número de esclavos y libertos de la Iliria o la Panonia romanas, los propiamente eslavos. Pero así se separaba a los profesionales de las armas que luchaban en todos los frentes y ejércitos. Tras el asesinato de Mohammed, Abdallah se arrepintió, adoptó y educó al huérfano Abderramán, dejándole el trono en 912. El trono y el caos.

Tenía sólo 22 años Abderramán pero estaban ya tan debilitados los nobles árabes y berberiscos, tan aburridos de aventuras los eslavos y tan agotados los cristianos rebeldes de Omar al Hafsún que, desde que en 913 montó a caballo al frente de su ejército para atacar a los castellanos de Elvira y Jaén, se vio que la estrella de Abderramán iba a brillar sobre cualquier otra. En 917 murió Omar ben-Hafsún y 11 años después su hijo Hafz se rendía en su inaccesible capital, Bobastro.

Para entonces Abderramán dominaba ya el Algarve hasta Santarén, todas las grandes capitales de la Andalucía Oriental y la Occidental, había tomado Mérida y nada se interponía en su camino a Toledo. Quizá por eso en 929 tomó el título de Califa, Defensor de los Creyentes y Defensor de la Fe, pero ya había demostrado desde la toma de Elvira, que el respeto a los cristianos y la promoción de judíos, eslavos y berberiscos iban a ser norma de su política. Entre su destreza militar, su habilidad política y el cansancio popular de tantos años de sangre, el califato fue recibido como un régimen de paz. Dentro de lo que cabe, lo fue. Pero después de pacificar hasta la última frontera del norte y hasta la última playa del sur. En 932, después de dos años de sitio consiguió la rendición de Toledo. Dentro de la rabiosa independencia que siempre hizo de ella casi una república aparte, los toledanos aceptaron a este nuevo monarca que desde ese año gobernó sin hadjib o primer ministro. Nadie lo echó en falta.

De inmediato sintieron el peligro los cristianos leoneses de Ramiro II y los Tuchibíes musulmanes de Zaragoza, que aunque encargados de vigilar la frontera del Norte de Al Andalus actuaban como señores independientes. A ellos se unió García de Navarra, dirigido por su madre la reina Toda, quizá la única figura de la época capaz de compararse con Abderramán, aunque no tuviera medios para vencerle. La alianza de 934 fue la más formidable que forjaron sus enemigos, pero al tercer año de campaña los había derrotado.

Pero el califato estaba aún poco cuajado y el eclipse del peligro cristiano alentó las ambiciones de los nobles árabes, que se veían preteridos por eslavos y hasta judíos en la creación de una nueva clase dirigente. Decidieron darle un escarmiento al Califo y hacer fracasar la campaña del 939 . El general eslavo Nadja perdió la batalla de Simancas -y la vida- pero los cristianos no se limitaron al símbolo de la victoria. Persiguieron a los musulmanes y los masacraron en Alhandega. Fue el único gran desastre militar de Abderramán y le sirvió para aplastar aún más los conatos de tribalismo militar o nobiliar. Se dedicó a sanear el Tesoro, reformar la Administración, fomentar el comercio y convertir Córdoba en el lugar donde todos los que eran algo querían vivir. No otro ha sido siempre el proceso de creación de monarquías absolutas pero pocas veces se ha conseguido tan rápida y espectacularmente como en la década de los 40 del siglo X. No descuidó la antigua Mauritania, donde los fatimíes amenazaban el poderío cordobés, y forjó una política de alianzas basada en una flota formidable, fondeada en Sevilla, Málaga y Almería, además del puesto adelantado de Ceuta. En el Sur, la paz también se hizo costumbre.

Y en el Norte, las continuas discordias en el reino de León, con el naciente poder castellano de Fernán González y la incombustible Toda de Navarra haciendo y deshaciendo reyes, terminaron por convertir a Abderramán en árbitro de los destinos cristianos. La guerra de Sancho el Craso, apoyado por Toda, y Ordoño el malo, apoyado por Fernán González terminó en un episodio sainetesco: el viaje de Toda, su hijo García de Navarra y su sobrino Sancho de León a la corte cordobesa en el 959 para agradecer a Abderramán el adelgazamiento de Sancho. Repuesto Sancho en el trono y apresado Fernán González por los navarros, puedo descansar Abderramán y entregar el califato cordobés a Al Hakem en 961.

Vivió 70 años y reinó 49. Para complacer a su favorita Zahra fundó una ciudad de fastuosa belleza al lado de Córdoba, Medinat al-Zahra. Pero el lado salvaje de Abderramán III también es inolvidable. A una esclava que lo rechazó le quemó la cara. Cuando murió, Córdoba tenía casi medio millón de habitantes, cifra sólo superada por Bagdad. Y no vivían hacinados: había 113.000 casas, con 300 baños y 3.000 mezquitas. Además la Universidad cordobesa, muchas de cuyas clases se daban en la Mezquita, era un verdadero centro del saber universal. Allí los viejos textos griegos se traducían al árabe o llegaban las coplas de Bagdad y Damasco para que los estudiosos se asomaran a Platón y Aristóteles. De allí salieron los grandes maestros de las siguientes generaciones: el gramático Ibn Alcutia, el genealogista Abú Alí Jalib o el experto coránico Abu Bakr ibn-Moawia. La gran biblioteca que el príncipe Al Hakem tomó como cosa propia pudo crecer y desarrollarse gracias a los generosos subsidios de Abderraman III. Todas las artes hallaron acogida y todos los artistas, aun los más peligrosos, los del pensamiento o filósofos, fueron protegidos. La monja germana Hroswita, que viajó a Córdoba atraída por su fama, la llamó «Ornamento del Mundo». No lo era sólo espiritual. Puede decirse que el oro de toda Europa se acuñaba en Córdoba. Fue el califato fundado por Abderramán III un régimen militar, pero con un ejército de nuevo cuño, plural de origen, único de mando. Lo mismo la burocracia, que atendió más al mérito que a la cuna. Y el conocimiento, merced a la apertura de escuelas gratuitas, llegó casi a abolir el analfabetismo. Nunca el Islam ha prometido tanto. Claro que nunca había habido un califa tan al OccIdente.

Se puede decir de él que fue el más ilustrado de los gobernantes de su tiempo, y desde luego el que más de todos los de origen árabe.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 12 May 2015 01:55

ALMANZOR

(Abu Amir Muhammad ibn Abi Amir al-Mansur; Torrox, actual España, h. 938-Medinaceli, id., 1002) Hayib de Córdoba (978-1002). Descendiente de una familia árabe del Yemen establecida en la región de Algeciras desde la conquista musulmana de la península Ibérica, estudió en Córdoba y, durante el califato de al-Hakam II, ocupó importantes cargos administrativos, como los de director de la ceca (967) o intendente del ejército del general Galib (972).

En el 976, la prematura muerte de al-Hakam II situó al frente del califato de Córdoba a Hisam II, un niño de tan sólo once años, circunstancia que aprovechó Almanzor, hombre decidido y ambicioso, para hacerse con las riendas del poder. Aquel mismo año fue designado tutor del joven califa, con la ayuda de la madre de éste, Subh, una cautiva vascona que probablemente era su amante.

Dos años más tarde, en el 978, ya tras haber convertido a Hisam II en una marioneta política y postergado a personajes tan influyentes como al-Mushafí y Galib, Almanzor se hizo nombrar hayib, una especie de mayordomo de palacio o primer ministro, dignidad que le permitió ejercer una autoridad absoluta sobre todo el territorio hispanomusulmán.

Su primera decisión fue expulsar del ejército califal a la mayor parte de los mercenarios eslavos -los cuales, con el paso del tiempo, habían llegado a constituir una verdadera casta de privilegiados en la corte cordobesa- y sustituirlos por unos 20.000 beréberes, reclutados por él mismo en el norte de África, medida que le proporcionó una enorme popularidad. Así mismo, emprendió una profunda reestructuración de sus tropas con el propósito de acabar con la organización tribal de éstas, lo que era fuente de continuos conflictos, dispersando en diferentes unidades a los miembros más destacados de cada familia.

Dotado de una personalidad carismática y de un gran talento militar, entre los años 977 y 1002 llevó a cabo un total de 56 campañas en tierras cristianas sin conocer la derrota, razón por la cual recibió el sobrenombre de al-Mansur (el Victorioso), con el que pasaría a la historia. De hecho, se trataba de incursiones rápidas y devastadoras, realizadas durante los meses de primavera y verano, que tenían por objeto sembrar el terror entre los habitantes de los reinos cristianos del norte peninsular. Así, por ejemplo, asoló Salamanca (977), venció a los ejércitos coligados de Ramiro III de León, García Fernández de Castilla y Sancho II de Navarra en las batallas de Gormaz, Langa y Estercuel (977) y en la de Rueda (978), saqueó Barcelona (985), arrasó Coimbra, León y Zamora (987 y 988), asaltó Osma (990) y castigó Astorga (997).

La gesta más memorable del caudillo árabe se produjo, sin embargo, el 11 de agosto del 997, cuando destruyó Santiago de Compostela (sólo respetó el sepulcro del apóstol) y obligó a los cautivos cristianos a trasladar a hombros las campanas de la catedral y las puertas de la ciudad hasta Córdoba. Cinco años más tarde, de regreso de una expedición contra San Millán de la Cogolla, cayó enfermo y murió en Medinaceli, el 10 o el 11 de agosto de 1002.

A lo largo de su dilatado mandato, Almanzor tuvo la habilidad política de respetar el aparato califal y mantener intactas algunas de las prerrogativas de Hisam II, lo que no sólo le proporcionó un gran prestigio en vida, sino que también favoreció que, tras su muerte, el califa nombrara hayib a Abd al-Malik, su hijo predilecto, quien también se mostraría como un administrador eficiente y un inteligente jefe militar.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 13 May 2015 23:26

La situación descrita en los reinos cristianos, con los cinco reinos que había en la península iberica, a saber Portugal, León, Castilla, Aragón y Navarra, tras la batalla de las Navas de Tolosa, y unos años despues al ser conquistada Valencia por Jaime I, Navarra y León se quedan aislados respecto de la zona árabe, ya que los únicos reinos que hacen frontera con los árabes son el de Aragón y el de Castilla, siendo estos reinos los que llevarán el peso de la Reconquista, el de Aragón a su vez comenzaría a extenderse por el Mediterráneo, como veremos más adelante, y León sería absorbido por el Reino de Castilla o viceversa, el caso es que mediante bodas y una serie de compromisos se va tendiendo a unificar las monarquias, lo que se lleva a cabo definitivamente en el siglo XV con los Reyes Católicos, pero eso es adelantar acontecimientos y ya llegaremos a ello, antes nos detendremos en algunas figuras un tanto emblemáticas, como D, Diego Lopez de Haro y otros.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor greyghost » 14 May 2015 14:13

Me ha gustado que hallas incluido a algunos de los militares de Al-Andalus, sin ellos la historia quedaría sesgada, pues hay que reconocer que ellos también son parte de nuestra historia.
Ya que estas volviendo al pasado, te sugeriría que incluyeras a Álvar Fañez. Es absolutamente comprensible olvidarse de algún personaje histórico relevante, ya que al contrario de lo que nos quieren hacer ver algunos nacionalistas hoy en dia, el periodo medieval en la península está plagado de luchas con enemigos comunes, luchas entre reinos cristianos(generalmente emparentados), alianzas efímeras, alianzas estables, uniones por matrimonio, luchas por herencias, cesiones territoriales de un reino a otro,etc, incluyendo lo mas sorprendente y generalmente de lo que menos se suele hablar: las repoblaciones del territorio conquistado.
No siempre que un ejercito cristiano tomaba un territorio se mantenía a la población autóctona (mozarabe o no), un ejemplo notorio de lo que digo lo tenemos en la conquista de la actual Extremadura, que fue conquistada por portugueses, leoneses y finalmente por castellanos, para ser repoblada con leoneses-gallegos, castellanos y un considerable numero de vizcainos, o Cádiz que sería repoblada por cántabros, el motivo de ello es muy simple, la repoblación generalmente se dejaba al designio de las 3 grandes ordenes militares (alcantara,temple, santiago).
Ya se que es a toro pasado, y después del tute que te das para recopilar información, no se te puede reprochar nada, mas bien todo lo contrario, modestamente yo me habría extendido un poco mas con el tema de Alfonso I, un tipo capaz de realizar no solo razzias en territorio enemigo como Almanzor, si no que llegó a atravesar media península en poder del enemigo para poner sitio a Granada (con un par), no consiguiendo apresar la ciudad, se dio una vueltecita por "Andalucía", saqueando la zona de Córdoba y llegando hasta el Mediterraneo (Motril), eso sí, derrotando previamente al ejercito musulmán (Puente Genil 1126). :caba: por algo le llamaban: "el batallador".

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 15 May 2015 01:25

Tienes toda la razón, y se que muchas veces me quedo corto, pero intento hacer todo lo que puedo, y a veces sintetizo por no ser muy pesado, te agradezco mucho que me hayas recordado a Alvar Fañez, lo cierto es que la fama y el nombre del Cid Campeador, dejan pequeño a este gran hombre, y eso mismo es lo que me hizo dejarlo de lado, vamos en realidad es que me olvidé por completo de él, como me he podido olvidar de otros muchos, prometo enmendarlo, y para no dejarlo para luego la próxima que suba será su biografía o al menos los hechos más principales de la misma, en cuanto a Alfonso I, fue una de esas en las que intentas no pasarte, pero tienes toda la razón, aunque si al menos he conseguido llamar la atención sobre él, a algunos foreros, ya me doy por satisfecho, lo único que pretendo es rendir un pequeño homenaje a todos aquellos que han hecho tan grande a nuestra Patria.
Cualquier cosa que alguien crea que falta, le agradezco que me lo diga, no me importa hacer el esfuerzo necesario para dejar una pequeña historia lo más completa posible en este hilo.
Y por último respecto de los militares y califas andalusis, puse a los dos más significativos y a los que mejor recordaba, de mi época en la tan denostada escuela franquista, pero que nos enseñó, al menos a mí, a amar nuestra Patria y a reconocer la valía de sus grandes hombres, ya quisieran muchos países de nuestro entorno y más lejanos tener una historia tan rica en hechos militares y en derrochamiento de valor como la de España.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 16 May 2015 00:23

b]ALVAR FAÑEZ (de Minaya)[/b]

ALVAR FAÑEZ, fue un guerrero emparentado con el Cid, de gran valor y capacidad, vio sus acciones oscurecidas por las de su familiar D. Rodrigo Diaz de Vivar, cuenta la leyenda que fue él quien tomo la ciudad de Guadalajara, otras versiones más prosaicas dicen que dicha ciudad se rindió al rey Alfonso VI cuando este tomó la ciudad de Toledo.

Cumplió un destacado papel protegiendo la frontera de Castilla entre Cuenca y Toledo, región que a mitad del siglo XII era conocida como «tierra de Álvar Fáñez».

Es mencionado por su fama como guerrero ya hacia 1147 en el Poema de Almería, donde se señala que era «conocido por todos» (cognitus omnibus), que el Cid lo ensalzó y que solo fue superado en méritos bélicos por Rodrigo Díaz el Campeador.3 Además, su figura fue popularizada por las muchas menciones que de él hace el Cantar de mio Cid como amigo, principal lugarteniente (lo que es falso) y primo o sobrino del Cid Campeador, que sí refleja un parentesco histórico

Hay varias versiones respecto del nombre de Minaya, por el cual le llamaban, según algún historiador, este viene dado (del posesivo romance «mi» más el euskera anai, 'mi hermano') indicando que así se saludaba con el Cid Campeador.

Su patronímico «Fáñez» o «Háñez» permite deducir que su padre pudo ser un Fan Fáñez o Han Háñez, un infanzón del valle de Orbaneja que suscribe varios documentos de Alfonso VI entre 1072 y 1080.1

No hay documentación primaria que establezca fehacientemente el lugar de nacimiento de Álvar Fáñez y los nombres de sus padres y hermanos (si es que los tuvo). Según Argote de Molina era hijo de Fernán Laínez (medio hermano de Diego Laínez, padre del Cid Campeador) y bisnieto de Gutierre (Señor de Castrojeriz) y del rey Alfonso V de León.

Según Sandoval, Álvar Fáñez combatió inicialmente junto al Cid contra el rey García de Galicia primero y luego contra el rey Alfonso de León. Luego de la primera batalla contra este último en la ribera del río Esla, Álvar se hizo fuerte con sus tropas en una pequeña población cercana a la ciudad de León, logrando impedir el paso de las fuerzas enemigas por el puente de Villarrente. En recompensa a su valentía, poco antes de ser tomado prisionero, en el año 1072, el rey Sancho le hizo merced del sitio y sus adyacencias para él y sus descendientes. El lugar se denominó primero Villa Fañe (con el que ya figura en la carta puebla otorgada a la cercana localidad de Mansilla de las Mulas en la década de 1180). El nombre de Villa Fañe se abrevió luego a Villafañe que designa tanto a la localidad como al linaje y actual apellido toponímico.[cita requerida]

Cuando el rey Sancho fue asesinado en Zamora, el 7 de octubre de 1072 (según la tradición por Bellido Dolfos), sin dejar herederos, su hermano Alfonso que estaba exiliado en Toledo tomó el trono de Castilla. A partir de ese momento hay abundante documentación que vincula a Álvar Fáñez con el nuevo rey de León Alfonso VI, de quien fue tenente y capitán, y a cuyo servicio combatió a los moros taifas y almorávides, entre quienes, según la crónica Kitab al-Iktifá era muy temido.

La tradición oral mantiene que, antes de la reconquista de Guadalajara, recorrió junto al Cid el valle del Henares (frontera de la marca media de al-Ándalus) realizando diversas incursiones militares y conquistando Castejón, el castillo de Jadraque y sembrando el pánico entre los sarracenos en Hita, Guadalajara y Alcalá. Sin embargo, la campaña del Henares del Cid no está documentada en otras fuentes que no sean el Cantar, por lo que, según es «con casi total seguridad, ficticia»; si bien el pasaje del poema épico pudiera ser una traslación de la algara de castigo que Rodrigo Díaz llevó a cabo hacia 1080 y le valió su primer destierro, no consta que fuera acompañado en la ocasión por Álvar Fáñez. La documentación relativa a este magnate no registra su presencia con regularidad en la corte de Alfonso VI hasta 1093, si se exceptúa una dudosa suscripción en el Fuero de Sepúlveda (1078).

Entre las numerosas actuaciones que se le atribuyen se cuentan las siguientes:

En fechas no bien determinadas: mandó construir el Castillo de Huelves; participó en la reconquista de las poblaciones de Alcocer (una de cuyas puertas lleva su nombre), Horche, Mondéjar, Romanones, Tendilla, Santaver (en el curso alto del Guadiela), Toledo, Valdeavero (hasta entonces dependiente de Alcolea del Torote, pasó luego a ser señorío prelaticio y después real). En Tendilla, provincia de Guadalajara, existe un cerro que llaman de Barafañez, en su honor. En Huete, provincia de Cuenca, también reconquistado por las huestes de Alfonso VI, hay un cerro llamado Álvar Fáñez.
En 1077 reconquistó Medina del Campo.6
Entre 1085 y 1086 fue gobernador de Valencia.
La noche del 23 de junio de 1085, en camino hacia Guadalajara, reconquistó la villa de Horche de los moros. Hay allí un monumento a Álvar Fáñez que conmemora el acontecimiento.
Al día siguiente, día de San Juan, en una arriesgada acción de sus tropas, reconquistó la ciudad amurallada de Guadalajara. Todavía se conserva allí el Torreón de Alvarfáñez por donde se dice entró a la ciudad.7 Afirman algunos historiadores que sus pobladores le expresaron su reconocimiento incorporando su figura en el escudo de la ciudad.
En 1086 fue derrotado en Peñafiel por los almorávides dirigidos por Yusuf ibn Tasufin.
El 23/10/1086 encabeza la carga de las tropas castellanas de Alfonso VI que en la batalla de Zalaca, en las cercanías de Badajoz, fueron derrotadas por los almorávides de Yusuf ibn Tasufin.
En 1088 manda las fuerzas que saquean la zona y toman la fortaleza murciana de Aledo.
A finales de 1088 o comienzos de 1089 encabezó una expedición militar de castigo contra el rey Abd Allah al-Muzaffar de la taifa de Granada debido a la ayuda que el rey andalusí había prestado al Imperio almorávide.3
En 1091 colaboró con las tropas del rey Al-Mu'tamid de Sevilla contra los almorávides, pero fue derrotado en Almodóvar del Río (actual provincia de Córdoba).3
A fines del siglo XI, como parte de la repoblación de la zona, fundó el pueblo de Íscar. El acontecimiento es rememorado por el infante Don Juan Manuel en su obra El Conde Lucanor cuando dice «Don Álvar Háñez era muy buen omne et muy onrado et pobló a Ixcar».
En 1097 es nombrado gobernador de las fortalezas fronterizas del valle del Tajo y Guadiela: Santaver y Zorita de los Canes. Defendiendo esa región se mismo año es derrotado por el gobernador almorávide de Murcia, Muhammad ibn Aisa (hijo del emir Yusuf ibn Tasufin) cerca de Cuenca, perdiendo esta ciudad, que reconquistaría, por muy breve periodo, en 1111.3
En la primavera de 1108 dirigió los ejércitos castellanos en la batalla de Uclés, sufriendo una grave derrota ante los ejércitos de Yusuf ibn Tasufin. En esa batalla fue muerto el infante Sancho Alfónsez, hijo del rey Alfonso VI. Álvar Fáñez logró eludir el cerco almorávide, dirigiéndose hacia el norte para proteger los cauces alto y medio del río Tajo.
Tras la muerte de Alfonso VI en 1109, Urraca I le otorgó el título de I señor de Peñafiel y lo designó tenente y jefe militar de la ciudad de Toledo (Toletule dux), defendiéndola ese año del cerco del ejército almorávide, que había vencido en Uclés.3
Reconquistó Cuenca en 1111, aunque solo pudo mantener la plaza por un corto tiempo.
Alrededor del año 1112 fue alcaide del castillo de Peñafiel.

Álvar Fáñez fue asimismo señor de Sotragero, de Villafañe y de Zorita de los Canes.

Murió en la rebelión que tuvo lugar en Segovia a mediados de abril de 1114, combatiendo en defensa de la reina Urraca I.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 16 May 2015 00:28

Yusuf ibn Tašhfi

Emir almorávide (1061 – 2 de septiembre de 1106), primero de la dinastía bereber de los almorávides, que reinó sobre Marruecos, Mauritania, Senegal, parte de España y Portugal y el oeste de Argelia hasta 1147. Este imperio recibía también el nombre de Imperio o Reino de Marrakech.

Fue llamado por el rey Al-Mu'tamid de Sevilla y el rey de la taifa de Badajoz para que les auxiliase frente al monarca leonés Alfonso VI tras la caída de la Taifa de Toledo, del cual ambos soberanos eran tributarios. Fue enviado por su primo Abu Bakr Ibn Umar, jefe de los almorávides, contra el cual posteriormente se insubordinó, tolerando el anterior la insubordinación para evitar así la fragmentación del reino.

La taifa sevillana venía pagando parias desde la época de Fernando I, quien trasmitió el derecho de cobro a su hijo García de Galicia y que, finalmente, recayó en Alfonso VI. A principios de 1086 Alfonso envió a un grupo de comisionados encabezados por el judío Ben Salib para que efectuasen el cobro anual. Como quiera que éste no se realizó debidamente, provocó las iras del enviado real, Al-Mu'tamid apresó a los emisarios y dio muerte a Ben Salib. La amenaza de represalias por parte de Alfonso VI hizo que el rey de Sevilla enviara una petición de ayuda a Yusuf que se encontraba con sus almorávides sitiando Ceuta en el norte africano.

Este emir había declarado la yihad en el norte de África, con tal fervor que en pocos años había convertido al Islam el Sáhara Occidental. La extensión de sus dominios era de seis meses de camino a lo largo y cuatro a lo ancho.

Tras establecerse en la ciudad de Algeciras venció en Sagrajas o Zallaqah al rey Alfonso VI el 23 de octubre de 1086, aunque la muerte del hijo de Yusuf le llevó a abandonar precipitadamente al-Ándalus y regresar al Magreb, por lo que las consecuencias de la derrota para el Reino de León no fueron muy apreciables.

Cuatro años después regresó y fue ocupando las diversas taifas de Al-Ándalus: Granada, Sevilla, Badajoz y Valencia.

En 1062 fundó su capital, Marrakech, de donde proviene el nombre de Marruecos. Será desde ahí desde donde conducirá sus campañas, sobre todo en España. Su tumba se encuentra en Marrakech.

A pesar de que los almorávides reconquistan el territorio de la mitad sur peninsular, pues los cristianos habían tomado Toledo, y hasta Sevilla y Murcia, neutralizando asi la Reconquista. Yusuf toma Valencia, una ciudad dividida entre musulmanes y cristianos, en virtud del débil gobierno de un pequeño emir que pagaba tributo a los cristianos, incluyendo el famoso Cid Campeador, que la reconquista, siendo la Valencia de El Cid un obstáculo para el ejército almorávide, a pesar de la reputación de intocable de éste, pues sus primeras derrotas son contra El Cid.

Abu Bakr ibn Ibrahim ibn Tashfin y el sobrino de Yusuf, Abu Abdullah Muhammad, fracasaron en derrotar al Cid. Yusuf envió entonces a Ali Abul-Hasan al-Hajj, pero tampoco tuvo éxito. En 1097, en su cuarto viaje a al-Andalus, Yusuf solicitó personalmente luchar contra los ejércitos de Alfonso VI, dirigiéndose contra él, pero abandonando la históricamente importante ciudad de Toledo. Este esfuerzo conjunto pretendía atraer a las fuerzas cristianas, incluidas las que habían dejado el sitio de Valencia. El 15 de agosto de 1097, los almorávides dieron un nuevo golpe a las fuerzas de Alfonso, en la batalla de Consuegra, en la que murió el hijo del Cid, Diego Rodríguez.

Fue histórica la derrota del ejército de Alfonso VI, siendo el ejército de Alfonso tres veces superior al de Yusuf que hizo de caudillo a sus 80 años. La batalla contra las tropas de Alfonso fue un viernes.

Muhammad ibn Aisha, hijo de Yusuf, a quien había nombrado gobernador de Murcia, tuvo éxito en dar un duro golpe a las fuerzas del Cid en Alcira, no capturando todavía la ciudad, pero quedando satisfecho con los resultados de sus campañas. Yusuf partió para su corte de Marrakech, volviendo tan sólo dos años más tarde en un nuevo esfuerzo para tomar las provincias del este de Andalucía. El Cid había muerto en el mismo año de 1099, y su esposa, Jimena Díaz había estado gobernando hasta la llegada de una nueva campaña almorávide en la parte final de 1100, dirigida por el teniente de confianza de Yusuf, Mazdali ibn Banlunka. Después de un asedio de siete meses, Alfonso y Jimena, desesperados sobre las perspectivas de expulsar a los almorávides, prendieron fuego, airados, a la gran mezquita y abandonaron la ciudad. Yusuf había conquistado finalmente Valencia y ejerció dominio completo sobre el este de al-Andalus, convirtiéndose ahora sin duda en el gobernante más poderoso de Europa occidental. Por ello se le menciona en el poema épico español Poema del Cid, también conocido como Cantar de mio Cid, el más antiguo de su tipo

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 16 May 2015 00:34

Diego Lopez de Haro II el Bueno, tambien llamado el Malo o el de Las Navas

Quinto señor de Vizcaya, conocido con el apelativo de el Bueno, nacido en Nájera hacia 1150 y muerto el 16 de octubre de 1214. Bajo su gobierno se unieron definitivamente los tres territorios que constituyeron desde entonces el señorío de Vizcaya.

Fue hijo de don Lope Díaz de Haro I y de doña Aldonza Ruiz de Castro. A la muerte de su padre, en 1170, don Diego siguió al servicio de Alfonso VIII de Castilla, que aquel año cumplía su mayoría de edad y exigía a Navarra los territorios que ésta había conquistado durante su minoridad. Esta reclamación causó la guerra entre ambos reinos y en 1173 Castilla recuperó la Rioja y la Briviesca, que entregó a don Diego. En 1177 Sancho VI de Navarra y Alfonso VIII reclamaron el arbitraje de Enrique de Inglaterra para dirimir sus diferencias, de este modo Castilla solicitaba la devolución de los territorios que le habían sido despojados por Sancho el Sabio de Navarra a la muerte de Sancho III el Deseado de Castilla. El arbitraje del rey inglés no sirvió para resolver el conflicto de la soberanía sobre Álava y Durango, por lo que la guerra continuó hasta 1179, cuando se firmó la concordia y las citadas comarcas pasaron a dominio navarro, a cambio Castilla obtenía Logroño.

En 1178 don Diego ganó el sobrenombre de el Bueno por su actuación como juez en el "suceso de los hijosdalgo en Gamonal", en el que consiguió dirimir cuestiones muy delicadas. Por sus servicios a Alfonso VIII, don Diego López de Haro fue nombrado en 1180 alférez real y unió a su patrimonio del señorío de Vizcaya la jurisdicción sobre las Encartaciones, Castilla la Vieja, la Rioja y la Bureba. Don Diego actuó como consejero real y en 1188 persuadió al rey para que reuniese unas cortes en Carrión que decidiesen el comienzo de una campaña contra los invasores.

En 1195 dirigió las fuerzas de Castilla en la batalla de Alarcos, en la que fue derrotado por el almohade Miramamolín. Aquel mismo año Alfonso VIII, unido a Pedro II de Aragón, entró en guerra contra León y Navarra, mientras que la frontera sur era presionada por los musulmanes. Alfonso firmó la tregua con León y con los almohades y comenzó la ofensiva contra Navarra, a la que arrebató Álava, Vitoria y Guipúzcoa. Don Diego prestó denodado servicio al rey castellano al tratarse de los territorios que habían pertenecido a sus antepasados y su entrega se vio premiada con la jurisdicción sobre las recientes conquistas además del condado de Durango. Fue así don Diego López de Haro el primer señor de Vizcaya que gobernó juntos los tres territorios que constituyeron lo que desde entonces se denominó "señorío de Vizcaya": las Encartaciones, Vizcaya propia y el Duranguesado.

En 1201 don Diego abandonó el servicio al rey de Castilla al atacar Alfonso VIII los castillos de Monteagudo y Aguilar, que pertenecían a doña Urraca, hermana del señor de Vizcaya, casada con Fernando II de León. Tenía además don Diego motivos de resentimiento contra el rey por causa del aforamiento de Laredo, Carranza, Castro-Urdiales y Frías, pues éstos eran territorios "de señorío" y no "de realengo" y su aforamiento iba en contra de la potestad del señor de Vizcaya. El apartamiento de la corte supuso para don Diego la pérdida del cargo de alférez real y de los territorios de Castilla la Vieja, Bureba y las Encartaciones, que fueron entregadas por el rey a otros condes, aunque conservó sus territorios patrimoniales de Vizcaya, desde los que inició la guerra contra Alfonso VIII. En 1203 el señor de Vizcaya fue derrotado por el rey castellano que se unió a Alfonso IX de León y sus dominios pasaron a Castilla.

Entre 1205 y 1206 Diego López de Haro y Alfonso VIII se reconciliaron y el primero recuperó las posesiones perdidas y el cargo de alférez del rey, según quedó plasmado en el testamento del rey castellano. En 1212 don Diego dirigió los ejércitos de Castilla, Navarra y Aragón en la batalla de las Navas de Tolosa y su participación fue decisiva en la victoria cristiana. El 20 de junio partió de Toledo al frente de la vanguardia cristiana y tomó el castillo almohade de Malagón, donde esperó al grueso de las tropas aragonesas y castellanas. Un mes después Alfonso VIII ordenó al señor de Vizcaya que comprobase la existencia de un paso por Sierra Morena distinto del desfiladero de la Losa, lo cual fue cumplido por don Diego. Atravesadas las montañas, el ejército cristiano se estableció en la Mesa del rey y esperó a las tropas musulmanas. Cuando, tras la contundente victoria cristiana, recibió el encargo real de repartir el botín obtenido, don Diego sólo solicitó que se restituyera el puerto y villa de Santoña al monasterio de Santa María la Real de Nájera. Un año después tomó la plaza de Alcántara junto a Alfonso IX de León.

Don Diego López de Haro II murió en 1214 y fue enterrado, como su padre, en el panteón real de la iglesia de Santa María de Nájera. Había casado con doña Manrique de Lera, hija del conde Manrique; el hijo de ambos, don Lope Díaz de Haro II le sucedió como señor de Vizcaya. A la muerte de su primera esposa casó en segundas nupcias con doña Toda Pérez, con quien tuvo tres hijos: doña Urraca, que casó con Álvaro Núñez, señor de Lara; doña María, casada con Gonzalo Muñoz de Lara; y doña Mencia, que se casó con don Ruy Díaz.

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Re: HISTORIA DE MILITARES Y GUERREROS DE ESPAÑA

Mensajepor Rescoldo » 17 May 2015 00:11

Tras la muerte de Alfonso VIII de Castilla, subió al trono su hijo Enrique I, a quien sucedería Berenguela, siendo sucedida por Fernando III el Santo (de quien ya hemos hablado) en este caso se unifican las coronas de Castilla y León, aunque despues volverían a separarse, Fernando III fue sucedido por Alfonso X el Sabio, a quien sucedería Sancho IV.

SANCHO IV DE CASTILLA EL BRAVO


Nacio en Valladolid, 12 de mayo de 1258 – Toledo, 25 de abril de 1295), llamado «el Bravo», muerto, víctima de la tuberculosis, en Toledo, el 25 de abril del año 1295. Fue hijo segundo del rey Alfonso X el Sabio y de doña Violante de Aragón. hija de Jaime I el Conquistador, rey de Aragón. fue rey de Castilla (1284–1295).

Los últimos años del reinado de Alfonso X el Sabio desataron una auténtica crisis política en el reino castellano. La muerte del príncipe heredero Fernando de la Cerda, en el año 1275, en plena campaña contra los musulmanes benimerines, planteó un espinoso problema sucesorio. Si se aplicaban las nuevas leyes del reino que Alfonso X mandó redactar (las Siete Partidas), el trono correspondería por derecho a los hijos del fallecido príncipe, don Alfonso y don Fernando, más conocidos como los infantes de la Cerda, habidos del matrimonio del príncipe heredero con Blanca de Francia. Pero el infante Sancho, apoyado por un amplio sector de la nobleza más poderosa del reino, capitaneada por el linaje de los Haro, reclamó el trono para sí, lo que en un principio fue aceptado por el propio rey Alfonso X, sabedor éste de la necesidad imperiosa de buscar un sustituto que fuera capaz de sortear el peligro musulmán proveniente del sur. Los infantes de la Cerda encontraron apoyo en otro linaje nobiliar poderoso y enemigo declarado de los Haro, los Lara, dinastía representada por don Juan Núñez de Lara, señor de Albarracín. Lo cierto es que la disputa sucesoria por el trono castellano entre los infantes fue utilizada por la nobleza para dirimir sus propias diferencias, conformándose dos bandos antagónicos en los que los nobles se alinearon, más por enfrentarse a su enemigo natural, que se había alineado en el bando contrario, que por defender la causa de uno u otro príncipe.

En el año 1282, Alfonso X cambió de parecer y retiró el apoyo dado anteriormente a la candidatura de su hijo. Uno de los dos motivos de tal cambio se debió a la negativa de Sancho a casarse con la esposa que el rey, su padre, le había asignado, la rica heredera doña Guillerma de Moncada, hija de Gastón, vizconde de Bearne. Sancho se casó, en julio de ese mismo año, en Toledo con doña María Alfonso de Meneses, nieta de Alfonso II de Aragón, más conocida como María de Molina. El matrimonio no fue reconocido por Alfonso X, ni tampoco fue sancionado con la correspondiente dispensa papal, condición indispensable para que, jurídicamente, el enlace fuese reconocido legalmente, debido al alto grado de consanguinidad entre los contrayentes. El otro motivo, no menos importante, que hizo variar la postura de Alfonso X se debió a las fuertes presiones políticas por parte del rey francés para que el monarca castellano-leonés reconociera como herederos a sus nietos, los infantes de la Cerda.

Sancho, sin ánimo de esperar más, ese mismo año convocó cortes en la ciudad de Valladolid, en las que fue aclamado como el heredero legal al trono castellano-leonés. Sancho, mientras vivió su padre, nunca trató de usurpar el trono, como lo demuestran la infinidad de documentos emanados de su cancillería personal, en los que siempre se intituló como “hijo mayor y heredero al trono”. Finalmente, cuando Sancho se disponía a entrevistarse con su padre con el objeto de llegar a un acuerdo pacífico entre ambos, Alfonso X murió, el 4 de abril del año 1284. El inesperado desenlace favoreció extraordinariamente a Sancho, quien se encontraba, a la sazón, en Ávila, desde donde marchó a toda prisa hacia Toledo para proclamarse rey, junto con su esposa doña María de Molina. Tras la coronación del nuevo monarca, todas las ciudades adictas al partido de los infantes de la Cerda reconocieron la nueva realidad política, sancionando y reconociendo la coronación de Sancho, a la par que el partido rival, encabezado por los Lara, se disolvió rápidamente. Don Juan Núñez de Lara tomó el camino del exilio, refugiándose en la corte de Francia. Sancho IV, en una demostración de habilidad política, recompensó con creces a sus aliados, además de a sus anteriores enemigos, especialmente a su siempre descontento hermano menor, el infante don Juan, al que colocó en el importante puesto de mayordomo mayor de palacio. Al resto de la nobleza, Sancho IV les ofreció los cargos de merinos mayor, adelantados en las fronteras y justicias mayores.

Sancho IV, ya como rey de Castilla y León, tuvo que afrontar en su breve reinado dos grandes problemas que absorbieron, casi totalmente, los mayores esfuerzos y energías del rey: la defensa del reino frente a las pretensiones de los infantes de la Cerda, y la continuación de la guerra contra los benimerines marroquíes, centrada en el intento de conquista de la zona del estrecho de Gibraltar, territorio vital para el reino castellano-leonés. A estas dos circunstancias se le sumaron diversas adversidades que hicieron más complejo aún el panorama político, como: el mantenimiento del difícil equilibrio en las relaciones diplomáticas con Francia y Aragón; las crecientes disputas y apetencias territoriales de la alta nobleza, siempre sedienta de más poder, con linajes poderosos en terrible lucha entre sí por hacerse con la preeminencia en el reino, circunstancia sintetizada en la dura enemistad entre las dos familias más poderosas del momento, los Haro y los Lara; y el problema de la legalidad de su matrimonio con doña María de Molina, asunto que acarreó al rey serios problemas por la ilegitimidad de sus futuros descendientes a la hora de defender la posesión del trono castellano-leonés.

Los primeros años del reinado de Sancho IV fueron en extremo comprometidos. Pedro III de Aragón tenía retenidos a los infantes de la Cerda en la población valenciana de Xátiva, en espera de poder utilizarlos como prenda de una alianza con Sancho IV, dirigida contra su enemigo tradicional, el rey de Francia Felipe III. Condicionado en extremo por tal hecho, Sancho IV firmó, el 10 de febrero del año 1285, un pacto con Aragón por el que se comprometió a ayudar a la corona aragonesa en un futuro ataque contra Francia, siempre y cuando el rey castellano-leonés no tuviera que atender un posible ataque, por el sur, de los peligrosos benimerines. Pedro III, a condición de lo firmado por Sancho IV, se comprometió a seguir reteniendo a los molestos infantes de la Cerda en su corte, además de reconocerle como rey legítimo de Castilla y León. Sancho IV pudo sortear el compromiso firmado con el rey aragonés tras el desembarco del emir marroquí, Abú Yusuf, al frente de los benimerines, en Tarifa, el 12 de abril del año 1285, quien devastó las tierras colindantes de Sevilla y Jerez. Sancho IV intentó proteger las costas andaluzas del empuje benimerí, pero su esfuerzo cayó en saco roto, viéndose forzado a firmar un tratado de paz con el emir marroquí, en Sevilla, el 21 de octubre de 1285.

Entre octubre y noviembre del año 1285 murieron Pedro III de Aragón, el papa Martín IV, quien se había negado con energía a la concesión de la ansiada bula matrimonial al rey castellano-leonés y Felipe III de Francia, circunstancia que hizo cambiar de forma radical el sentido de la política internacional del momento. Sancho IV se apresuró a enviar a su privado don Gómez García, abad de Valladolid, a la corte del nuevo monarca francés, Felipe IV el Hermoso, quien propuso a Sancho IV la anulación de su matrimonio con doña María de Molina y el enlace de éste con su hermana, a condición de retirar definitivamente su apoyo a los infantes de la Cerda. Para cerrar el trato, se concertó una entrevista entre ambos reyes, en la ciudad fronteriza de Bayona, en la primavera del año siguiente, a la que Sancho IV acudió sin saber realmente nada del asunto matrimonial que su favorito había pactado con el rey francés. Al enterarse de ello, Sancho IV, encolerizado en extremo, dio por concluida la entrevista, negándose taxativamente a repudiar a su amada esposa. La nefasta intervención del abad de Valladolid fue hábilmente explotada por sus enemigos, y en especial por don Lope Díaz de Haro y por el arzobispo de Toledo. En el otoño del mismo año, Sancho IV retiró su favor a don Gómez García, al que designó, como compensación y exilio político, obispo de la lejana sede metropolitana de Mondoñedo. La caída del abad posibilitó el encumbramiento al poder de don Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya, que pasó a convertirse en el nuevo hombre fuerte y de confianza de Sancho IV. La influencia del nuevo favorito sobre el monarca no paró de crecer, hasta el punto de que Sancho IV, por consejo de éste, arrendó, en junio del año 1287, al judío Abraham Barchilón, vasallo a su vez del favorito, todas las rentas reales, con lo que don Lope Díaz de Haro se convirtió en el auténtico dueño y señor de todas las rentas de la corona.

A finales del año 1287, la fortuna de don Lope Díaz de Haro comenzó a declinar considerablemente. En las cortes de Toro, celebradas en febrero del siguiente año, el infante don Juan y don Lope Díaz de Haro aconsejaron a Sancho IV la firma de un tratado de paz y amistad con la corona de Aragón como única garantía de solución al conflicto, siempre presente en la política castellano-leonesa, provocado por las pretensiones de los infantes de Lara. Por su parte, doña María de Molina y el arzobispo de Toledo aconsejaron al rey un acercamiento a Francia, el cual facilitaría, según ellos, una actitud más flexible por parte de la curia pontificia (totalmente a merced del rey francés) en la cuestión de la deseada dispensa papal. Tras unas acaloradas discusiones, triunfó la propuesta última, por lo que las relaciones entre Sancho IV y su favorito comenzaron a erosionarse progresivamente, para derivar en un acontecimiento trágico. Una entrevista comenzada de manera pausada entre ambos, en la localidad de Alfaro, el 8 de junio del mismo año, condujo, de repente, a una discusión violenta entre ambos, en la que don Lope Díaz de Haro, colérico y violento Sancho IV, cayó muerto, atravesado por la espada del rey, junto con varios de sus partidarios, mientras que el infante don Juan pudo salvar su vida, gracias a la mediación de la propia reina. La sangrienta escena fue todo un símbolo y un funesto presagio del posterior enfrentamiento entre la nobleza y la monarquía castellano-leonesa.

Según Claudio Sanchez Albornoz,
El 8 de junio de 1288 se hallaba en Alfaro y discutió por cuestiones de castillos y mujeres con Lope Díaz III de Haro, VIII señor de Vizcaya y con Juan Alfonso López de Haro I, XI señor de Cameros. Agriada la discusión, ordenó que apresasen a Lope de Haro. Fue entonces cuando:

... el Conde se levantó mucho asina e dijo: ¿Presos? ¿Cómo? ¡A la merda! ¡Oh, los míos! e metió mano a un cuchillo e dejóse ir para la puerta donde estaba el Rey el cuchillo sacado e la mano alta... ballesteros e caballeros, veyendo que el Conde iva contra el Rey, firieron al Conde, e diéronle con una espada en la mano, e cortáronsela, e cayó luego la mano en tierra con el cuchillo; e luego diéronle con una maza en la cabeza, que cayó en tierra muerto.
Crónica del reinado de Sancho IV el Bravo. Claudio Sánchez Albornoz12



A partir del año 1291, con la instalación definitiva de la paz en el interior de Castilla y León, y diluidas totalmente las aspiraciones al trono de los infantes de la Cerda, Sancho IV pudo entregarse de lleno a su acción política más fructífera: la continuación del proceso reconquistador en el sur peninsular. Gracias a la paz que firmó, en febrero de ese mismo año, con el emir granadino Muhammad II, Sancho IV consiguió de éste la promesa formal de no molestar a las tropas castellanas en el transcurso de la campaña militar contra los benimerines. Pero para emprender una acción militar tan ambiciosa como la proyectada por el monarca castellano-leonés, éste necesitó del concurso de todas las fuerzas bélicas posibles, por lo que acudió a los genoveses en petición de auxilio naval, el cual se concretó en la persona del prestigioso marino Benito Zacarías. Sancho IV, con el mismo objetivo, suscribió con el monarca aragonés, Jaime II, el tratado de Monteagudo, el 29 de noviembre del año 1291, en el que se esbozó un plan de ataque conjunto entre ambos reyes para acabar con la peligrosa presencia naval de los benimerines en el estrecho de Gibraltar, al que se sumó, en última instancia, el emir de Granada. En este tratado también se delineó el futuro dominio del norte de África: Castilla se reservó el espacio situado al oeste del río Muluya, mientras que la corona de Aragón hizo lo propio con las comarcas orientales, hasta Bujía y Túnez. Para sancionar la amistad castellano-aragonesa se proyectó el matrimonio de la infanta Isabel, hija de Sancho IV, con el rey aragonés, Jaime II.

La campaña militar, cuyo principal objetivo era el de hacerse con Tarifa, acabó siendo un éxito rotundo para las fuerzas coaligadas peninsulares, al ocuparse la dicha ciudad, tras un largo asedio de más de cinco meses, el 13 de octubre del año 1292. Pero la paz en la frontera meridional duró poco, pues al año siguiente, Muhammad II rompió la alianza con Sancho IV, y pactó con el emir benimerí, Abú Yaqub Yusuf, un nuevo tratado de cooperación militar contra Castilla y León. La situación el sur se complicó más para Sancho IV después del enfriamiento de las relaciones entre Portugal y Castilla y León, debido a la ruptura del proyectado enlace matrimonial entre la princesa portuguesa Constanza y el príncipe heredero, don Fernando, quien había sido prometido a la princesa francesa doña Blanca, hija del monarca francés. El infante don Juan, demostrando nuevamente su oportunismo político y la deslealtad hacia su hermano, se puso al mando de un gran contingente de fuerzas benimerines que desembarcaron en la península para reconquistar la plaza de Tarifa, la cual pudo resistir merced al valeroso esfuerzo de su alcaide, don Alfonso Pérez de Guzmán, que incluso llegó a sacrificar la vida de su hijo, secuestrado por el enemigo, antes de rendir la plaza, obligando a los benimerines a levantar el asedio. Salvada Tarifa, Sancho IV determinó continuar el sistemático avance reconquistador por tierras gibraltareñas, poniendo su interés en la conquista de la villa de Algeciras. Pero, muy enfermo y deteriorado por el continuo ajetreo de su difícil reinado, Sancho IV se vio obligado a retirarse hacia Toledo, ciudad que él mismo escogió como su última morada, a la que llegó el 29 de marzo, para morir el 25 de abril de ese mismo año, cuando aún no había cumplido los treinta y siete años de edad. Sancho IV, presintiendo su inmediata muerte, tuvo tiempo suficiente para redactar su testamento, en el que nombró a su mujer, doña María de Molina, regente del reino, debido a la minoría de edad del príncipe heredero, Fernando IV.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.


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