
El desprecio por los libros y los documentos en España viene muchas veces también de las propias instituciones públicas, no me remontaré a los tiempos de las desamortizaciones del XIX, en los que dicen que los carniceros y pescaderos envolvían el género en hojas arrancadas de libros monacales, misales y cantorales, pero si puedo contar algunas cosas que he visto con mis propios ojos y oído contar a mi padre, que fue funcionario municipal en varios ayuntamientos de pueblos de Castilla y León.
Yo he visto en uno de esos pueblos en los que viví de adolescente una biblioteca pública en la que encendían la caldera de carbón con paladas de libros, tenían una montaña de ellos al lado de la del carbón ... y no hablo de novelas de Corín Tellado ni de Marcial Lafuente Estefanía ... sencillamente se había hecho un edificio nuevo y algún concejalucho decidió que era mejor poner libros nuevos y deshacerse de los viejos ... se quemaron muy buenos libros (y también se salvaron algunos).
Tengo aquí en mi casa tres tomos encuadernados en pergamino de unos libros de Recopilación de Leyes del siglo XVII y XIX que fue lo único que pudo salvar inextremis mi padre en los años 60 de una hoguera en la que unos obreros se deshicieron de todo lo "viejo" en la reforma del ayuntamiento de un pequeño pueblo (pueblo que hoy ya no tiene ayuntamiento y prácticamente no existe, sus habitantes no llegan ni a la decena) ...
Si uno es aficionado a la investigación histórica y recorre los archivos municipales de los pequeños pueblos de España se encontrará que en muchos de ellos no hay nada de nada anterior a finales del siglo XIX, y no es que se quemaran en la guerra ni que los expoliaran (que de eso también ha habido) el motivo principal es que los pergaminos, los privilegios reales y los legajos de documentos antiguos en general, arden fenomenalmente y en multitud de ayuntamientos se ha combatido durante décadas el frió invierno de Castilla encendiendo estufas y calefacciones con tan excelente combustible ... una carta ejecutoria en pergamino de la época de Carlos I es ideal para que un alguacil encienda la estufa y se calienten el alcalde y el secretario ...
Aún así, la riqueza documental que se conserva en España es mucha, ya que contrariamente a lo que mucha gente cree nuestros antepasados y la administración de cada época eran propensos, al igual que ahora, a dejarlo todo por escrito y amigos de pleitos y litigios ...