Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
Brasilla
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:16

Asedio de BOULDUQUE


El Asedio de Bolduque, también conocido en holandés como cerco de 's-Hertogenbosch, fue un intento holandés sin éxito dirigido por el príncipe Mauricio de Nassau y William Luis de Nassau-Dillenburg para capturar la ciudad de Balduque, ' s-Hertogenbosch en holandés, en la provincia de Brabante Septentrional, en los Países Bajos, defendido por aproximadamente 1500-2000 soldados españoles en dos compañías de infantería y dos de caballería, mandado por el gobernador Anthonie Schetz, barón de Grobbendonck , entre el 1 y el 27 de noviembre de 1601, durante la Guerra de los Ochenta Años y la Guerra anglo-española, en el contexto del largo asedio de Ostende.

Después de haber capturado Rheinberg en julio de 1601, Mauricio de Nassau movilizó en octubre a 73 compañías de infantería y 33 de caballería, incluidas varias piezas de artillería.​ La ciudad era virtualmente inexpugnable debido a las grandes fortificaciones defensivas, a la llegada continua de nuevos refuerzos españoles y a la profunda lealtad de la población a la causa católica.​ El frío fue otro punto importante.

El asedio terminó cuando el archiduque Alberto, gobernador general de los Países Bajos españoles, envió una fuerza de ayuda española bajo el mando del conde Frederik van den Bergh de Ostende, que el 27 de noviembre había llegado a la ciudad de Oirschot, a unos 25 km al sur de 's-Hertogenbosch. Un día antes, el 26 de noviembre, el príncipe Mauricio, de acuerdo con su primo William Louis sobre la amenaza y el peligro de enfrentarse a los españoles en campo abierto, comenzó la retirada.​

Este fracaso holandés tenía como objetivo debilitar los ataques españoles en Ostende, donde sir Francis Vere, comandante de la guarnición de Ostende, estaba cerca de la desesperación.

En 1603 Mauricio de Nassau intentó nuevamente conquistar 's-Hertogenbosch, pero otra vez se vio obligado a retirarse.

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Marco Tulio Cicerón.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:24

Asedio de GROENLO


El asedio de Groenlo de 1606 tuvo lugar durante el transcurso de la Guerra de los Ochenta Años, que enfrentaba a las tropas de las Provincias Unidas de los Países Bajos contra los tercios españoles. El 3 de agosto de 1606 los tercios españoles bajo el mando de Ambrosio Espínola pusieron sitio a la ciudad de Groenlo, en la provincia de Güeldres de los Países Bajos. La ciudad se rendiría 11 días después, pasando a dominio español.

Se mandó a Luis de Velasco que reconociese Groenlo con 1200 jinetes y que tomase los primeros puestos. Esta ciudad era una de las más importantes y populosas del condado de Zutphen, lugar estratégico por el que las tropas rebeldes pasaban a invernar a países neutrales. Estaba situada en una llanura, rodeada de murallas con 5 baluartes, medias lunas, contraescarpadas y estacadas. Contaba además con un foso ancho y un sistema hidráulico que inundaba los alrededores. La toma de la plaza era muy importante para los católicos, ya que aseguraría la posesión y las comunicaciones con las plazas de Oldenzaal y Lingen.

Asedio

El 5 de agosto llegó ante las murallas de la citada Groenlo el grueso del ejército con Ambrosio Espínola a la cabeza. Se dividió a la tropa en dos cuarteles: uno formado por los tercios españoles de Simón Antúnez, Iñigo de Borja y Velasco y Pedro Sarmiento, junto con unos 500 irlandeses, mientras que el otro se componía del tercio de italianos del conde de San Jorge, el de borgoñones de Monsieur de Balanzon y 600 ingleses.​

Después de situarse en sus posiciones cada nación, el marqués ordenó que se iniciase el avance para llegar a los baluartes y a las medias lunas más débiles. Las tropas avanzaron 500 pasos hacia las defensas en muy pocas horas, a pesar del fuego de artillería y mosquetería que recibían del enemigo. Para impedir cualquier dificultad en el aprovisionamiento de las tropas, el general genovés financió de su propio bolsillo la compra en la ciudad alemana de Mühlheim de todas las vituallas y bastimentos necesarios para llevar a cabo el asedio. La moral de los soldados era por tanto muy alta, ya que no padecían ningún sufrimiento, a excepción del producido por el propio combate.

Los defensores, sabedores de que en muy poco tiempo iban a quedar ahogados dentro de Groenlo, decidieron realizar una salida con 600 infantes para intentar romper las líneas hispánicas. Los atacantes fueron rechazados por las tropas católicas con la pérdida de 100 hombres en el inútil intento de romper el cerco.

El 8 de agosto llegaron a los cuarteles de Espínola el conde de Solre y los soldados de Felipe de Torres y de los hermanos Embden. En un tiempo muy corto cavaron sus trincheras y llegaron a la misma altura de las defensas enemigas de la que estaba el resto de sus camaradas.​ En el transcurso de los trabajos de acercamiento a la plaza fue herido Cristóforo Embden.

Al cuarto día de sitio, Velasco arengó a los españoles para que obtuviesen el premio y la gloria de ser los primeros en entrar en la ciudad. El discurso fue incendiario para la moral de los soldados: un alférez avanzó en solitario hacia la media luna, lo que hizo que el resto de sus compañeros le siguiesen en tromba. Los atacantes llegaron hasta donde se encontraban los holandeses, que tuvieron que retirarse, por lo que los soldados españoles se adueñaron de la media luna. Una vez asegurada la posición, se cegó el foso con fajinas para que posteriormente se pudiese cruzar sin problema alguno.​

Al mismo tiempo, los italianos y borgoñones también se señorearon de la media luna que tenían que tomar, después de haberla atacado un grupo de soldados armados con granadas, lo que hizo que los rebeldes se retirasen sin apenas combatir.​ El foso se cruzó gracias a un artificio del ingeniero militar Targone, que consistía en un puente de tela sobre los toneles.

El enemigo, desde unas casamatas situadas al pie de las murallas, disparaba con 4 piezas de artillería al través de los soldados que intentaban llegar al foso. La munición utilizada eran saquillos de balas que, una vez disparados, se expandían y causaban, al modo de metralla, gran daño a las tropas hispánicas, que se defendían como podían del fuego enemigo con sus mosquetes y arcabuces. Los españoles tuvieron 40 muertos y heridos, por lo que se decidió su retirada para que no sufriesen más bajas.

Finalmente y a pesar de la dificultad, se logró hacer avanzar 2 cañones que, una vez bien emplazados y situados, abrieron fuego y silenciaron las 4 piezas de artillería del enemigo. Los españoles fueron capaces de franquear el foso y llegar hasta un baluarte, contra el que los soldados alemanes empezaron a abrir una mina para volarlo. Balazon, en su sector, también cruzó el foso y se arrimó a otro de los baluartes que zapó con rapidez.

Ante la futilidad de la continuación de la defensa, los rebeldes solicitaron un alto el fuego para mantener una plática y conocer qué pactos de rendición podían serles ofrecidos. El 14 de agosto se les otorgó uno bastante honroso: salieron de Groenlo 1.100 soldados con las armas y banderas, dándoseles 100 carros para transportar el bagaje,​ pero tuvieron que dejar en la plaza y en poder de los atacantes 11 piezas de artillería, pólvora y gran cantidad de municiones. Las bajas holandesas habían sido unos 200 muertos y heridos, mientras que las hispánicas habían ascendido a 200 hombres muertos, entre ellos varios civiles, y unos 350 heridos.1​

Consecuencias

Tras la partida de Espínola, el 24 de octubre comenzó Mauricio de Nassau -tras tomar Lochem- el asedio de Groenlo al frente de un ejército de 15 000 soldados de infantería y 3000 de caballería.

A primeros de noviembre, Espínola volvió sobre sus pasos con 6000 soldados de infantería y 1.200 de caballería. Ante las noticias de la llegada de Espínola, Mauricio replegó sus tropas en Lebel; a pesar de la superioridad numérica de las fuerzas holandesas de Mauricio de Nassau, éste decidió levantar el asedio el 12 de noviembre y retirarse hacia Zelem, eludiendo el combate contra la opinión de sus oficiales. Ese mismo día Espínola, habiendo liberado la ciudad, marcharía con sus tropas en dirección a Münster.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:30

Asedio de JÜLICH, 1621


En julio de 1620, Spínola había partido de Flandes hacia el palatinado, con 25.000 hombres, ocupando las plazas de Mainz, Kreuznech y Oppenheim.

Renovada la guerra con Holanda y muerto el archiduque Alberto el 13 de julio de 1621, el consejo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia decidió atacar la plaza de Jülich "de la importancia que se sabe", según palabras de Carlos Coloma, soldado y escritor. En efecto, la importancia estratégica del ducado de Cleves-Jülich derivaba de que permitía evitar la "barrera de los grandes ríos" y penetrar en el país de Güeldres y en el corazón de las Provincias Unidas.

Jülich, ademas era la clave de las comunicaciones entre holandeses y protestantes alemanes y había sido cedida por el Marqués de Brandemburgo a los holandeses, quienes la fortificaron convirtiéndola en una importante plaza fuerte. Recibida la orden de abandonar el Palatinado y atacar Jülich, Spínola en medio de las operaciones preparó un gran movimiento ofensivo, dejando a Gónzalo Fernández de Córdoba con 20.000 hombres en el Rhin y marchando él con otros 10.000 a ocupar posiciones de observación de la frontera flamenca, en mayo de 1621.

Sin embargo, la muerte del archiduque le obligó a permanecer en Bruselas hasat agosto. En septiembre, Fernández de Córdoba reunadó las operaciones en el Rhin, donde sin suficientes fuerzas hubo de levantar el sitio de Frankenthal, el 25 de octubre. También Iñigo de Borja cercará la plaza de Sluisl, sin éxito. Através del barón de Barbazón, había reclutado infantería borgoñona y conseguido patentes para capitanes, seiscientos en Borgoña y los demás en los Países Bajos [...]

A finales de agosto reunió 32.000 hombres en Maastritcht, como plaza de armas. Había decidido Spínola despistar a Mauricio de Nassau, que le vigilaba desde Cleves. Así salió de Maastritcht pasando casi a la vista de Jülich hasta tres leguas de Wesel. En la ciudad había unos 4.000 hombres y habían encerrado, confiando en su fortaleza, todo el ganado de sus términos. Creyendo que no eran el objetivo de Spínola, los holandeses sacaron el ganado al campo y Mauricio disminuyó 1.000 hombres su guarnición para engrosar sus fuerzas. Avisado el general española, envió rapidamente a Enrique Bergh, quien previamente había conseguido rendir la fortaleza de Rhede.

El 4 de septiembre "con seys mil hombres y cavallos, y ocho cañones tomó puestos, dexando atónito el lugar y más burlando al holandés", cogiendo 600 vacas y caballos. Spínola con el resto de sus fuerzas se acercó a Buderich, donde se acuarteló, echando un puente sobre el Rhin donde "podía impedir el desmandarsele". Enrique Bergh "emepeço a sitiar, y con quitar su curso al río, la desangró de todos los fossos, y la causó mucho temor, y acrecentándose su campo, con las banderas veteranas de Artoes y Enao, con brevedad se dispusieron las trincheras". Los sitiados hicieron una salida quemando sus molinos.

Spínola envió a don Luis de Velasco con 4.000 hombres, caballeria y 4 piezas de artillería a ocupar el paso de Cierves, asi como las villas de Kalkar, Griet y Sonsbeck para evitar todo socorro de parte de Mauricio y que la plaza cayese por falta de sustento. Sin embargo este, informado de que Spínola se encontraba en el Rhin, intentó aproximarse a Jülich cruzando el Mosa por Maaseik. Avisado el general español por sus espías, se situó rápidamente entre Jülich y Maaseik, acuartelándose, con lo que Mauricio perdió toda esperanza.

Los sitiados todavía hicieron una salida de importancia con 100 caballos y 200 mosqueteros, ganando un reducto y degollando a algunos soldados de la guarnición. Pero Enrique Bergh acudió a tiempo para derrotarles y coger más de cincuenta prisioneros. Después de cinco meses de sitio y movida sobretodo por el hambre, aunque también contribuyera la acción de una batería que mandó plantar Spínola a mediados de enero, la ciudad mandó a tres capitanes a parlamentar. En un principio el ya Marqués de los Balbases les despidió cortésmente para no admitir sus condiciones. Pocos días después "las propusieron de manera que consultadas con Spínola, que estaba ya en su alojamiento, les condeció: Que los burgueses se conservasen en su secta y el gobernador Federico Pithan, sus oficiales y soldados, saliesen libres con banderas, caxas y cuerdas encendidas, balas en la boca".

Los rebeldes pretendieron quitar importancia a este suceso, mientras que en España tuvo una gran repercusión.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:39

Asedio de BREDA, 1625


Una disputada plaza fuerte

La ciudad y plaza fuerte holandesa de Breda se halla enclavada en el Brabante Superior, junto a la confluencia de los ríos Mark y Aa, prácticamente a mitad de camino en línea recta entre Bruselas (unos 80 Km al sur) y Amsterdam (unos 90 Km al norte). En el siglo XVII la ciudad, atravesada por varios canales, poseía importantes fortificaciones. Su castillo, edificado en 1350 por Jan de Polanen, señor de la ciudad, fue restaurado en 1536 por Enrique de Nassau y, en fin, reformado en 1696 por Guillermo III, dándole su forma actual.

Fue allí donde se redactó el Compromiso de los Nobles o de Breda, una serie de reclamaciones firmadas por dos mil personalidades flamencas y presentadas a Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos en nombre de Felipe II, solicitando la supresión del edicto de 1564, que establecía la Inquisición y abolía la libertad de culto.

El rechazo de dicho documento por el monarca español fue uno de los detonantes de la rebelión de las Provincias Unidas, en los cuales la plaza de Breda fue sangriento teatro de operaciones, aunque también marco de reuniones diplomáticas, como el Congreso de Breda de 1575, donde se intentó infructuosamente llegar a un acuerdo entre España y los holandeses, quienes tomaron la plaza en 1579.

Los españoles la recuperaron en 1581, pero en 1590 Guillermo de Orange la tomó de nuevo. Sitiada por Spínola, se rindió a las tropas españolas en 1625, siendo recuperada definitivamente por los holandeses, mandados por Federico Enrique de Nassau, en 1637, tras cuatro meses de heroica resistencia.

Unos años más tarde, su castillo sirvió de refugio en el exilio a Carlos II de Inglaterra, quien redactó allí su Declaración de Breda (1660), en la cual prometía una amnistía a sus súbditos y aceptaba las principales reivindicaciones planteadas por los parlamentarios en 1641, lo que hizo posible su restauración en el trono inglés. Poco después, en 1667, se firmó allí el Tratado de Breda, concertado entre Francia, Inglaterra, Dinamarca y las Provincias Unidas (Holanda), que puso fin a la segunda guerra marítima anglo-holandesa

La batalla

Bajo las órdenes de Spinola, los españoles asediaron Breda en agosto de 1624, en contra de los deseos del rey Felipe IV. La ciudad estaba fuertemente fortificada y defendida por una guarnición de 14.000 soldados. Spínola lanzó un ataque contra el ejército holandés al mando de Mauricio de Nassau con el objetivo de cortar sus suministros y vencer la resistencia, para lo que mandó construir trincheras, barricadas, fortificaciones y túneles subterráneos, pero los defensores contrarrestaron esta maniobra construyendo túneles de intercepción que inutilizaron la mayoría de ellos.

Los defensores resistieron durante casi 11 meses con las reservas que quedaban. En febrero de 1625, una fuerza de 6000 ingleses bajo el mando de Ernesto de Mansfeld y 2000 daneses a las órdenes de Steslaje Vantc, que murió en combate, no consiguió aliviar a la ciudad debido a la acción de una fuerza de 300 infantes ligeros, 158 piqueros y 65 ballesteros españoles provenientes de Bolduque que llegaron como refuerzo y que resistieron a los daneses en un montículo próximo al camino. Fuerzas inglesas que acudieron en auxilio de los sitiados tampoco lograron romper el asedio español a la ciudad.

Justin de Nassau se rindió en Breda en junio de 1625 después de un costoso asedio que dejó miles de muertos y mutilados en ambos bandos. Entre ellos, después de enfermar, se encontraba su hermano Mauricio de Nassau, que murió por enfermedad contraída en la campaña.

Consecuencias

El asedio de Breda fue la victoria más importante de Spinola y una de las últimas de España en la Guerra de los Ochenta Años. Fue parte de un plan para aislar la república de su hinterland. Sin embargo, en 1629 después de la captura de Piet Hein de la flota de Indias, el estatúder Federico Enrique de Orange pudo conquistar la ciudad fortaleza de Bolduque, rompiendo el bloqueo por tierra.

Los esfuerzos de España en los Países Bajos disminuyeron a partir de entonces por la falta de fondos robados de los ejércitos españoles, de su antigua energía y de luchas internas que entorpecieron la libertad de movimiento de Spinola. No obstante, el asedio de 1625 captó la atención de los príncipes de Europa y, durante un tiempo más largo, los ejércitos españoles intentaron recuperar la formidable reputación que habían conseguido bajo Carlos V. La batalla de Rocroi disipó esta ilusión en 1643.

Este asedio es más conocido por el tema del lienzo de Diego Velázquez de 1635, La rendición de Breda. Este Cuadro del pintor sevillano Diego de Silva, más conocido como Velázquez, representa la entrega de las llaves de la ciudad de Breda al general don Ambrosio Spinola y Grimaldi, marqués de los Balbases, por parte de Justino de Nassau (hermano de Mauricio de Nassau). A la derecha, las tropas españolas enarbolan las picas ante las holandesas, visiblemente abatidas, una razón por la que el cuadro sea conocido por el sobrenombre de: "las lanzas".

La ciudad permanecería bajo dominio español hasta 1637, cuando el estatúder Federico Enrique de Orange-Nassau la recuperaría para las Provincias Unidas tras el asedio de Breda de 1637.

Arte y literatura

El asedio de Breda de 1625 sirvió como fuente de inspiración para varias obras literarias y pictóricas;

El sitio de Bredá, comedia de Calderón de la Barca.También en pdf
El sol de Breda, de Arturo Pérez-Reverte, novela de historia-ficción ambientada en el asedio de Breda de 1625.
La rendición de Breda o Las lanzas, cuadro de Diego Velázquez, es la obra más famosa de las dedicadas a este asedio.
Pieter Snayers, pintor flamenco, plasmaría el sitio en tres cuadros: Toma de Breda, Isabel Clara Eugenia en el sitio de Breda, Vista caballera del sitio de Breda, conservados en el Museo del Prado de Madrid.
El sitio de Breda, colección de seis grabados de Jacques Callot.
Simon A. Vosters publicaría en 1973 La rendición de Bredá en la literatura y el arte de España, una recopilación de las muestras artísticas basadas en el sitio de Breda.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:45

2º Asedio de BOULDUQUE 1.609


El sitio de Bolduque tuvo lugar en 1629 durante la Guerra de los Ochenta Años; el ejército de las Provincias Unidas bajo el mando de Federico Enrique de Orange-Nassau asedió y capturó la ciudad de Bolduque (en neerlandés: ´s-Hertogenbosch) en los Países Bajos, leal al rey de España.

Contexto histórico


Desde 1568, se libraba en los Países Bajos la Guerra de los Ochenta Años, en la que los ejércitos de las Provincias Unidas se enfrentaban a los tercios españoles, a fin de conseguir su independencia del Imperio español.

La Tregua de los Doce Años terminaba en 1621.

En 1627, siendo rey de España y Portugal Felipe IV, y su valido el Conde-Duque de Olivares, se produjo la bancarrota del estado español y la suspensión de pagos afectó a los tercios.

Isabel Clara Eugenia era gobernadora de los Países Bajos y Federico Enrique de Orange-Nassau era estatúder de las Provincias Unidas.

Preparativos


El bloqueo al que España tenía sometida a la república holandesa causó una grave crisis económica, pero en 1628 llegaría a manos de los rebeldes holandeses una cantidad de dinero considerable procedente del botín conseguido en la batalla de la Bahía de Matanzas. Federico Enrique aprovechó parte de este dinero para conseguir una victoria sobre la mayor fortaleza española en los Países Bajos.

Bolduque se había mantenido fiel al rey de España desde 1579. Era la principal fortaleza de la zona, y en el refuerzo de sus defensas se habían invertido importantes sumas de dinero. Anton Schetz, I Conde de Grobbendonck, era el gobernador militar de la ciudad. Bolduque era considerada inexpugnable, ya que el foso que circundaba la ciudad y el suelo pantanoso de sus alrededores hacía inviables los métodos habituales de asalto: excavación de trincheras y minado subterráneo. Mauricio de Nassau, anterior estatúder de los Países Bajos, había fracasado dos veces en la toma de la ciudad a principios del siglo XVII.

Asedio

Llegando desde Grave, Federico Enrique de Orange-Nassau plantó sitio a la ciudad en abril de 1629 con un ejército de 24.000 soldados de infantería y 4.000 de caballería, junto con 4.000 campesinos. Mandó desviar los dos ríos principales (el Dommel y el Aa) que afluían al pantano, y construyó un dique de cuarenta kilómetros de longitud en forma de un gigantesco cuadrado que encerraba la fortaleza. Una vez creado este pólder, desecó el interior con molinos movidos por caballos. Cuando el suelo estuvo lo suficientemente seco extendió trincheras hacia los muros de la ciudad. Esta obra de ingeniería militar sería muy admirada por sus contemporáneos.

Mientras tanto, las autoridades españolas enviaron en apoyo de Bolduque un ejército bajo el mando de Enrique van den Bergh (primo de Federico Enrique), quien llegaría a la ciudad en julio; Van den Bergh entendió pronto que el asedio era demasiado fuerte como para atacarlo. Intentó desviar la atención de Federico Enrique invadiendo por la Velúa, capturando Amersfoort el 14 de agosto. Cuando sus líneas de suministro en Wesel fueron tomadas, hubo de retirarse dejando Bolduque a merced de los rebeldes.

Los fuerzas atacantes bombardeaban constantemente la ciudad. El 18 de julio cayó el fuerte Isabela, y al día siguiente el fuerte Antonio. A pesar de las repetidas salidas de los defensores, los atacantes llegaron con sus excavaciones hasta la puerta sur de la ciudad y la minaron. El 11 de septiembre una gran explosión abrió una brecha en las murallas. El 14 de septiembre el gobernador de Bolduque, Anton Schetz, rindió la ciudad ante los holandeses.
Consecuencias

El obispo Michel Ophovius abogó ante Federico Enrique para conseguir la tolerancia religiosa de los vencedores del asedio con los católicos, pero las presiones de los calvinistas en contra obligaron a éste a ser tan estricto en este sentido en Bolduque como en el resto de la república. La libertad de culto sólo sería aprobada en 1794, tras la toma de la ciudad por las fuerzas revolucionarias francesas.

La pérdida de Bolduque supuso un gran golpe al prestigio de los españoles. Sus posiciones en el norte se verían gravemente amenazadas, y Federico Enrique, animado por el éxito, seguiría con su campaña asistido por su primo y antiguo rival van den Bergh, quien cambió de bando tras ser acusado de traición.

La guerra en Flandes continuaría hasta la firma del Tratado de Münster en 1648, donde los Países Bajos conseguirían la independencia del Imperio español.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:54

Sitio de GROENLO 1.626


El sitio de Groenlo fue un asedio que el ejército de las Provincias Unidas de los Países Bajos, bajo el mando de Federico Enrique de Orange-Nassau, llevó a cabo en 1627 puso a la ciudad de Groenlo, bajo dominio español, durante la guerra de los Ochenta Años.

Al cabo de 30 días de asedio, el comandante de las fuerzas defensoras, Matthijs Dulken, pactó su rendición con los holandeses, abandonando la ciudad con sus tropas. Cuando estos se rindieron y volvían a su país intentaron combatir contra otras provincias como Fiesland, pero perdieron dramáticamente a causa de la muerte de su general por una granada. Groenlo permanecería bajo control holandés hasta el final de la guerra.

Introducción


Aunque de pequeño tamaño, la ciudad de Groenlo, en la provincia de Güeldres, era una ciudad bien fortificada y armada, en una situación geográfica estratégica para el comercio con Alemania. Mauricio de Nassau, tras un intento fallido en 1595, la había tomado en 1597, y Ambrosio Spinola la había recuperado para España tras el sitio de Groenlo de 1606.

Junto con Oldenzaal, Bredevoort y Lingen, Groenlo era una importante base de operaciones desde donde controlar el este del país. Este sería el motivo por el cual los Estados Generales decidieron atacar la ciudad, en lugar de concentrarse sólo en las batallas navales, en las que la flota holandesa superaba a la española.

Preludio

El ejército holandés de Federico Enrique, de unos 15.000 soldados de infantería y 4.000 de caballería, se trasladó a lo largo del Rin desembarcando en Emmerich. Estaba compuesto por mercenarios escoceses, ingleses, alemanes, frisios y franceses. Llegaron a Groenlo el 20 de julio de 1627, bloqueando inmediatamente las principales vías de acceso a la ciudad con unidades de caballería.

Al día siguiente, miles de soldados y obreros del ejército atacante comenzaron a construir un muro de 10 pies de alto y 16 km de largo, que rodeando Groenlo habría de servir como defensa del ejército de las Provincias Unidas. Este muro de circunvalación fue diseñado teniendo en cuenta el alcance de la artillería colocada en él, de manera que los proyectiles que se disparasen sobre la ciudad no alcanzasen la parte opuesta de la construcción. La circunvalación fue terminada en 10 días, aunque durante todo el tiempo que duró el asedio continuaron los trabajos de refuerzo del muro.

Teniendo noticias de que un gran ejército español, al mando de Enrique van der Bergh, estaba estacionado en el sur del país, e intentando evitar un enfrentamiento con éste a campo abierto, donde sería superado en número, Federico Enrique ordenó desplazar parte de sus fuerzas hacia la ciudad alemana de Gogh, intentando desviar la atención de van der Bergh. Las villas que rodeaban Groenlo fueron ocupadas por destacamentos del ejército de las Provincias Unidas para prevenir el avance de las tropas españolas, se colocaron centinelas en toda el área circundante y se establecieron líneas de suministro hacia Deventer y Zutphen, para abastecer de todo lo necesario a las fuerzas atacantes.

El asedio


Matthijs Dulken, experimentado militar, estaba al mando de la guarnición española de Groenlo, con 1.200 soldados de infantería (sin contar los civiles alistados) y 100 de caballería comandados por Lambert Verreyken. Hallándose bien abastecido, ordenó reforzar las defensas de la ciudad, ya de por sí fortificada. Con la línea de circunvalación terminada, Groenlo fue bombardeada por las fuerzas atacantes, mientras grupos de zapadores holandeses, ingleses y franceses excavaban trincheras en dirección a la ciudad.

En los combates que se sucedieron, la artillería holandesa provocó numerosos daños entre las personas y edificios; los destrozos ocasionados en las defensas de la ciudad fueron continuamente reparados por los sitiados. El propio Dulken resultó herido en un hombro, debiendo transferir el mando a Verreyken. Éste, con su caballería, atacó sin mucho éxito las posiciones enemigas, especialmente las trincheras y el baluarte de Ernesto Casimiro de Nassau-Dietz. En Groenlo, debido a la negligencia de un soldado, explotaron dos barriles de pólvora, causando cuarenta bajas entre los sitiados.

Mientras tanto, los zapadores ingleses habían llegado con sus trincheras hasta el foso que rodeaba Groenlo, al que afluía el río Slinge. Para facilitar el cruce del foso destruyeron la esclusa al norte de la ciudad, lo que provocó una bajada del nivel del agua. Tras esto, el ejército atacante intentó cruzar el foso construyendo una presa, pero ésta fue incendiada por los defensores. Finalmente, con el apoyo de dos piezas de artillería, los atacantes consiguieron terminar dos presas a costa de numerosas bajas. Tras haber cruzado el foso, comenzaron a minar los muros defensivos de Groenlo, bajo el fuego constante que contra ellos se hacía desde la ciudad.

Entretanto, Van den Bergh llegó a las cercanías de la ciudad con su ejército, al que había añadido 1.800 mercenarios alemanes, superando en número a las fuerzas de su primo Federico Enrique. Sin embargo, debido a la carencia de fondos, este ejército estaba falto de suministros y llegó a Groenlo demasiado tarde como para enfrentarse a los atacantes en una batalla a campo abierto.

Tras un plan para cortar las líneas de suministro holandesas, que fracasó por las desavenencias entre los tercios españoles e italianos, Van den Bergh decidió atacar la línea de circunvalación y penetrar en la ciudad. Su ataque contra las fuerzas escocesas, exitoso en un principio, fue rechazado por el contraataque de las tropas del oficial Morre, que obligaron a los españoles a retirarse.

Federico Enrique intentó negociar la rendición de Dulken, convenciéndole de la imposibilidad de recibir refuerzos desde el exterior, pero éste se negó a las propuestas. El 18 de agosto las tropas inglesas cruzaron el foso y abrieron una brecha en la muralla exterior de Groenlo por la que intentaron penetrar en la ciudad; por tres veces intentaron el ataque, siendo rechazados por la mosquetería de Verreyken, que causó numerosas bajas entre los ingleses. Sin embargo, Dulken, comprendiendo que no podría seguir repeliendo los ataques, y falto de hombres y de armas, envió comisionados para negociar un armisticio.

Tres días después ambas partes firmaron un tratado mediante el cual la ciudad quedaba en poder de las Provincias Unidas. A las tropas y ciudadanos españoles en Groenlo se les permitió salir con sus armas y propiedades, y se les concedió transporte para la marcha. La ciudad fue ocupada por una guarnición de soldados del ejército de Federico Enrique; la línea de circunvalación fue destruida y las trincheras rellenadas para prevenir su utilización por futuros atacantes. Groenlo quedó en poder de las Provincias Unidas hasta el final de la guerra.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 17:59

Sitio de BREDA (1637)


En 1637, durante el transcurso de la guerra de Flandes que las Provincias Unidas de los Países Bajos mantenían contra España a fin de conseguir su independencia, la ciudad de Breda, bajo dominio español, fue sitiada por las tropas neerlandesas bajo el mando de Federico Enrique de Orange-Nassau.

El asedio, de casi tres meses de duración, concluyó con la rendición de la guarnición española y la ocupación de la ciudad por las fuerzas neerlandesas. A partir de este momento Breda pasaría definitivamente a formar parte de las Provincias Unidas neerlandesas.

Contexto

Hacia 1566-68 las provincias del norte de los Países Bajos, parte del imperio español, comenzaron contra España una serie de revueltas que desembocarían en la guerra de los ochenta años o guerra de Flandes, en la que los holandeses luchaban por conseguir su independencia de la corona española. En 1579 estas provincias se agruparon en la unión de Utrecht formando las Provincias Unidas de los Países Bajos, que en 1581 declararon unilateralmente su independencia mediante el acta de abjuración.

La guerra entre España y las Provincias Unidas (con el apoyo de Inglaterra) se prolongaría a lo largo del primer tercio del siglo XVII, provocando en ambos bandos un fuerte desgaste económico y humano. En 1618 comenzó en Europa la guerra de los treinta años, y en 1635 Francia declaraba la guerra a España. Felipe IV reinaba en España y Fernando de Austria era gobernador de los Países Bajos españoles.

Federico Enrique de Orange-Nassau era estatúder de las Provincias Unidas. A principios de 1630, Federico-Enrique persiguió una política de conquistar — o liberar, como los rebeldes holandeses lo veían — la mayoría de los Países Bajos Españoles con ayuda francesa. Esto lo consiguió en parte al avanzar lentamente a lo largo del valle del río Mosa en el este, ocupando Venlo, Roermond y Maastricht.
Breda

La ciudad de Breda, en la provincia de Brabante, había sido objeto de varias batallas y asedios a lo largo de la guerra. Tras el sitio de Breda de 1577, en 1581 la tomaron los tercios españoles; en 1590 la recuperarían los holandeses, y en 1625 Ambrosio Spinola la había conquistado nuevamente para España tras el asedio de Breda de 1625. Omer Fourdin era gobernador de la ciudad, encargado de su defensa.

Para marchar hacia Bruselas, Federico Enrique tenía que recuperar Breda, la "daga que apunta al corazón de la República" y la posesión antiguamente más importante de la Casa de Orange en los Países Bajos

Preparativos


A instancias del embajador de Richelieu, a principios de mayo de 1637 los Estados Generales habían reunido en Rammekens una gran flota con un ejército de aproximadamente 14.000 hombres y 4.000 caballos, cuyo objetivo era atacar Dunkerque. Imposibilitados de zarpar debido a las condiciones climatológicas adversas, que duraron varias semanas, y tomando en cuenta los preparativos que los españoles habían hecho contra este plan, Federico Enrique decidió anular el ataque a Dunkerque y marchar con sus fuerzas hacia Breda.
Asedio

El 21 de julio de 1637, las tropas holandesas bajo el mando de Enrique Casimiro de Nassau-Dietz intentaron tomar la ciudad con un asalto sorpresa pero fueron repelidas. El 23 de julio, con la llegada de Federico Enrique comenzó el asedio en serio. Guillermo II de Orange-Nassau, de tan sólo 13 años, acompañaba a su padre Federico Enrique.

Fernando de Austria hubo de marchar con el grueso de sus fuerzas al socorro de Landrecy y Henao que las tropas francesas estaban sitiando. Envió al conde Juan de Nassau (primo de Guillermo de Nassau-Siegen, que luchaba en las filas holandesas) al frente de una fuerza de 5.000 infantes y 2.000 caballos con el objetivo de introducirse en Breda para socorrerla. Incapaz de atravesar las líneas holandesas, Juan de Nassau hubo de retirarse.

El ejército holandés rodeó la ciudad con un sistema de trincheras, que les permitió avanzar encubiertamente hasta las puertas. El 1 de septiembre, el foso había sido rellenado en dos lugares, pero la guarnición continuó resistiendo ferozmente, llevando el ataque a su fin. El 6 de octubre, obligado por la falta de munición y por las enfermedades sufridas por los asediados durante el tiempo que duró el sitio, el gobernador Fourbin propuso a los holandeses su rendición y retirada con honor, que fue otorgada por Federico Enrique, y el 11 de octubre a las 11:00 de la mañana dejaron la ciudad con redoble de tambor, retirándose a Malinas.

Durante el asedio, la artillería holandesa disparó 23.000 proyectiles contra las fortificaciones de la ciudad.

Consecuencias

La toma de Breda sumada a las de Bolduque en 1629 y de Mastricht en 1632 permitió a los holandeses asegurar el comercio de Zelanda y las fronteras holandesas contra los ataques de los tercios españoles. La ciudad, cuyo control había pasado varias veces de unos a otros contendientes durante la guerra de Flandes, quedó definitivamente en poder de las Provincias Unidas.

La victoria holandesa confirmaría al estatúder Federico Enrique de Orange-Nassau en su papel de líder militar, por haber conseguido conquistar en sólo siete semanas la misma ciudad que Ambrosio Spinola tardara once meses durante el asedio de Breda de 1625. Tras la conquista, Federico Enrique ordenó reparar y reforzar las fortificaciones de la ciudad para asegurarla frente a posibles ataques españoles.

El apoyo de Francia a las Provincias Unidas, que supondría una importante ayuda en la lucha de éstas contra España, así como el estallido en 1640 de la Guerra de Separación de Portugal y la sublevación de Cataluña, agravando la situación militar española, serían la causa del paulatino retroceso de los tercios españoles en los Países Bajos. La guerra de Flandes se prolongaría hasta 1648, cuando según la Paz de Münster se declararía la independencia definitiva de las Provincias Unidas.

El asedio de Breda de 1637 sirvió como fuente de inspiración para los pintores y grabadores flamencos, entre ellos Jan van Hilten y Hendrick de Meijer ("Salida de las tropas españolas de Breda")

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 18:13

Sitio de VENLO 1.637


El sitio de Venlo fue un asedio importante en la Guerra de los Ochenta Años que duró del 20 al 25 de agosto de 1637. El cardenal infante Fernando de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles, volvió a tomar la ciudad de Venlo de las Provincias Unidas, que había tomado control de ella en 1632 durante la ofensiva de Frederick Henry, Príncipe de Orange contra Maastricht. La captura de Venlo y Roermond, que fue entregada al Cardenal Infante una semana más tarde, eliminó a Maastricht de la República Holandesa, evitando así nuevos ataques a los Países Bajos españoles desde el este. En el frente sur, Fernando de Austria perdió las ciudades de La Capelle, Landrecies y Damvillers a manos de los franceses, pero luego les obligó a retirarse al sur de Maubeuge.

Después de la recuperación de la fortaleza holandesa de Schenk en abril de 1636, España adoptó una estrategia defensiva en el frente de guerra holandés entre las Provincias Unidas y Francia contra España. En los primeros meses de 1636, el Conde-Duque de Olivares insistió en que el Cardenal-Infante continuara concentrando el esfuerzo de guerra en explotar sus ganancias en el Bajo Rin y en el norte de Brabante en lugar de en una ofensiva contra Francia.

A fines de mayo, sin embargo, las operaciones ofensivas se suspendieron y se lanzó un empuje secundario a Francia. La invasión logró capturar un gran número de fortalezas y amenazó a París, pero Fernando consideró que las operaciones más ambiciosas podrían arriesgar a su ejército sobrecargado y retirarse.​ Para la campaña de 1637 Olivares planeó una ofensiva renovada contra Francia, por lo que Fernando comenzó a masacrar sus fuerzas en la frontera francesa.

En julio, el statholder Federocp Enrique, Príncipe de Orange, aprovechó el momento y marchó hacia el norte de Barbant al mando de un ejército de 18 000 soldados decididos a sitiar a Breda.10​ El 21 de julio de 1637, una caballería holandesa dirigida por Enrique Casimiro I de Nassau-Dietz intentó sorprender a la guarnición de Breda pero las puertas se cerraron a tiempo y los escaramuzadores holandeses retrocedieron.

Desde el 23 de julio los holandeses capturaron varias aldeas alrededor de la ciudad y luego comenzaron a cavar una doble línea de circunvalación que eventualmente alcanzaría una circunferencia de 34 km. Una contra-excavación externa defendió a los sitiadores de los ataques externos, y fuera de esta área, el campo de más bajo nivel se inundó al represar algunos ríos.​ El cardenal infante, que había venido con su ejército a Breda no encontró la manera de aliviar la ciudad y decidió abrir una ofensiva contra los holandeses en el valle de río Mosa.

El sitio

Ferdinand abandonó Goirle y Tilburg y marchó con su ejército a Hilvarenbeek, donde sus tropas cruzaron el río Dommel por el puente de Halder, ubicado a una legua de Den Bosch, y acamparon en Helmond, Neerwert, Heutsingben y Rogelen.​ Ordenó al marqués Sigismondo Sfondrati que cruzara el Mosa por el puente de Gennep con algunas compañías y se dirigiera a Venlo adonde llegó al día siguiente.

Para entonces la guarnición había sido advertida, pero Fernando decidió sitiar la ciudad y le confió esta tarea al marqués de Sfondrati. Se enfrentaron al gobernador de Venlo, Nicolaas van Brederode, un bastardo de la familia noble de van Brederode que tenía a su disposición 15 compañías de infantería y algunas tropas de caballería que ascendían a un total de 1000 o 1200 hombres.

Van Brederode juzgó que no tenía suficientes tropas para defender el interior y el exterior de la ciudad por lo que ordenó a sus tropas que protegieran las puertas y los bulevares y asignara el resto a los habitantes del pueblo.​ El Cardenal-Infante llegó al campamento al día siguiente y dividió su ejército en cuatro cuerpos.

Uno fue puesto al mando del conde John de Nassau y fue dividido junto con las tropas del conde de Rietberg y otras tropas imperiales; otro marchó hacia el norte liderado por el conde de Ribecourt, formado por dos regimientos y tropas de Fratras, Geldre, Gennep y Brion.​ El coronel dividió sus tropas en los regimientos de Faramont y Lodrons, al sur de la ciudad, y el conde de Feria lo hizo por el este con el tercio español del marqués de Velada; el tercio viejo del conde de Fuenclara, se encargó de transportar toda la impedimenta y la comitiva del Cardenal-Infante.

Cuando el campamento estuvo listo comenzaron a cavarse trincheras, tanto en el cuerno de Blerick como de otros tres lugares.​ Al mismo tiempo se hicieron las avanzadas y en cada uno de ellos se instaló una batería de cinco cañones que comenzaron a bombardear la ciudad incesantemente.​ Al principio, la guarnición de Venlo y los ciudadanos respondieron a este fuego con su artillería, pero cuando la avanzada española en sus enfoques y prendieron fuego a la ciudad con sus proyectiles, los ciudadanos se rebelaron contra Van Brederode y fueron al Ayuntamiento para exigir a los magistrados que convencieran al gobernador para que cesasen las hostilidades. Mientras tanto, las mujeres treparon por las murallas y suplicaron misericordia a los españoles. Van Brederode decidió entonces enviar a un oficial del cuerpo de tambores llamado Corneille Poorter para negociar la rendición con el Cardenal Infante.

Consecuencias

El cardenal infante, sorprendido por la facilidad de la victoria, dejó algunas tropas en Venlo y continuó su ofensiva. Una semana más tarde, su caballería invadió rápidamente en la ciudad de Roermond, defendida por un coronel llamado Carpentier, y después de otro fuerte bombardeo forzó a su guarnición a rendirse.1100 soldados de infantería holandeses y 2 compañías de caballería abandonaron la ciudad con armas y equipaje y fueron enviados a Grave.​ Fernando consideró entonces asediar Grave, Nijmegen o quizás Maastricht, pero aconsejado por sus comandantes, finalmente decidió dejar la ofensiva alarmado por los avances franceses en el sur.

La captura de Venlo y Roermond, sin embargo, fue recibida con alegría por la población del sur de Holanda​ y permitió a Fernando aislar a Maastritch de las Provincias Unidas. Sin embargo, Frederick Henry se negó a levantar el sitio de Breda a pesar de este revés y la ciudad finalmente se rindió ante él el 11 de octubre. La pérdida de Breda supuso un golpe considerable al prestigio del rey Felipe IV, ya que Breda era un símbolo del poder español en Europa

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 18:19

Batalla de Nordlingen, 1634


En el contexto de la guerra de los 30 años el ejército Imperial y de la liga Católica, bajo el mando nominal de Fernando, rey de Hungría, comenzó en 1634 una campaña para expulsar a los protestantes de la zona sur de Alemania. El ejército imperial, tras conquistar algunas ciudades alemanas, marchó hacia el importante centro protestante de Nordlingen adonde se reunió con el ejército español del cardenal-infante Fernando, dispuestos a tomar la ciudad.

Los líderes protestantes, sabiendo que la caída de Nordlingen sería un golpe demasiado duro para su causa, mandaron el grueso de sus fuerzas, el ejército Sueco-Alemán, para evitar la caida de Nordlingen. El 5 de septiembre de 1634, las vanguardias de ambos ajércitos entraron en contacto. Los imperiales contaban con 33.000 hombres (20.000 infantes y 13.000 jinetes) españoles, italianos, y alemanes. Frente a ellos, los generales protestantes alinearon 25.000 hombres (16.000 infantes y 9.000 jinetes) suecos y alemanes.

La muerte de Gustavo Adolfo de Suecia, el gran estratega protestante, acaecida dos años antes en la batalla de Lützen había dejado a los suecos sin si mejor general, aunque no se resintió por ello la calidad de su ejército.

El primer ataque protestante tuvo lugar durante la noche, pero fue facilmente rechazado. Durante el dia, los combates se desarrollaron en la posición clave de la colina de Albuch, que dominaba el campo de batalla. Esa colina, defendida por dos regimientos Alemanes (Salms y Wurmser), un Tercio Napolitano (Torralto), y un Tercio español (Idiáquez) respaldados por 9 escuadrones de caballería, teniendo enfrente a los suecos del general Horn, unos 9.000 hombres, divididos en 5 brigadas de infantería y 24 escuadrones de caballería.

Al comienzo de la batalla, la caballería protestante de Horn cargó fieramente contra la colina del Albuch, siendo rechazada por el tercio napolitano de Torralto. Por su parte, la infantería de Horn tuvo más éxito en su ataque, desalojando de sus posiciones a los dos regimientos alemanes. Este éxito parcial fue abortado por un contraataque de la caballería italiana sobre el flanco de los suecos, que se vieron obligados a retirarse, permitiendo a los dos regimientos alemanes volver a ocupar sus posiciones. Pero una segunda carga sueca desarboló nuevamente a los alemanes, quienes huyeron a la desbandada, mientras los italianos mantenían la línea. En ese momento el Tercio español de Idiáquez marchó hacia los Suecos, conteniéndolos y cerrando la brecha dejada por la huida de los alemanes. Al mismo tiempo, los italianos recibían tropas de refresco desde retaguardia. Así, cuando los protestantes lanzaron un nuevo ataque con refuerzos del ala izquierda, este no tardó en ser rechazado.

Pero los protestantes, sabedores de que el dominio de la colina era la clave de la batalla, lanzaron nuevos ataques contra los Tercios españoles e italianos, quienes rechazaron no menos de 15 cargas de la infantería sueca, mientras que en la falda de la colina las caballerías de los dos bandos se pelean ferozmente con pistolas y espadas.

Cuando el general protestante Horn vió que era imposible tomar la colina, ordenó a su exhausta infanteria emprender la retirada, momento que aprovechó la caballería imperial del flanco derecho para cargar contra los protestantes mientras la infantería española e italiana, secundando a la caballería, se lanzó colina abajo persiguiendo los suecos.

De este modo, la retirada más o menos ordenada de Horn se convirtió en una huida desordenada para acabar en una catástrofe cuando las dos alas protestantes que huian a la desbandada se vioeron atrapadas contra el río Rezembach. Los sueco-alemanes perderian otros 6.000 hombres que fueron hechos prisioneros.

Nordlingen, fue una de las mas sonadas victorias de los tercios imperiales, pues el grueso del potencial militar enemigo había sido destruido, permitiendo a las tropas del Imperio acabar con la conquista del sur de Alemania. El príncipe elector de Sajonia, quien previamente se habia alineado junto con la liga protestante, fue obligado a volver al redil de la causa Imperial. Eran buenas las perspectivas que se le presentaban a los intereses españoles tras esta victoria, aunque finalmente se vieran truncadas por la entrada en la guerra de Francia en 1635.

Pese a todo, como diria Perez Reverte, puestos a dejar los enemigos de España nos segaran la tierra bajo los pies, mejor hacerles pagar caro cada ataque. En Nordlingen, el valor de la infantería española volvió a quedar patente, pues la intervención de nuestros soldados salvó la situación en un momento clave. También fue muy destacada -y brillante- la intervención de los soldados de la península italiana (napolitanos en su mayoria) que combatieron con un tremendo valor y tenacidad, derrotando a una de las mejores infanterías del mundo, los suecos de Gustavo Adolfo.

En definitiva, Nordlingen sirvió para aumentar la leyenda del valor combativo de los tercios imperiales, leyenda que, aun en la derrota, sería confirmada por los hechos posteriores.

A pesar de lo cruento de los ataques suecos, españoles e italianos aguantaron una vez más, como ya era costumbre, los envites enemigos hasta cambiar las tornas de la batalla.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 18:54

Batalla de ROCROI, 1643


Durante mucho tiempo la batalla de Rocroi ha sido considerada como el ocaso de los tercios españoles, el momento en el que dejaron de ser el mejor ejército del mundo. Sin embargo una visión mas actual ha demostrado que pese a tan importante derrota los tercios aún mantuvieron un alto grado de eficacia y operatividad, y su aportación militar en las campañas contra Francia proporcionó algunas victorias significativas, si bien es cierto que su esplendor y brillo nunca alcanzaron cotas pasadas.

Un año antes de la batalla, el 26 de mayo de 1642, prácticamente las mismas tropas que mandó el Capitán General Melo en Rocroi habían derrotado al ejército francés en Honnecourt, y posteriormente, el 23 de noviembre de 1643 un ejército imperial aniquiló a otro galo en la batalla de Tuttlingen. Estos dos ejemplos pueden ilustrar que en sí misma la batalla de Rocroi no tuvo un peso decisivo en las operaciones militares. La derrota de los invencibles tercios se produjo en el momento en que Francia tomaba protagonismo en Europa de la mano de Luis XIV, al mismo tiempo que la hegemonía española decaía. Por ello suele ser habitual tomar Rocroi como punto de inflexión en los acontecimientos militares de la época.

Es el año 1643. Francia y España está enfrentadas por el dominio de Europa en el marco de lo que se ha denominado Guerra de los Treinta Años. Por un lado España resiste ante el empuje holandés y francés y por otro tiene que hacer frente a revueltas en Cataluña y Portugal. A pesar de todo la agotada maquinaria militar española soporta la presión ejercida por todos sus enemigos.

El portugués Francisco de Melo es el capitán general de los tercios de Flandes desde diciembre de 1641. Con el fín de aliviar la presión que ejercían los franceses que apoyaban las revueltas en Cataluña, diseñó una campaña militar para atraer sobre sí a los ejércitos galos. Las tropas francesas las manda Luis II de Borbón, Duque de Enghien, un joven de 21 años y con escasa experiencia militar.

Melo y Enghien reunieron a sus respectivos ejércitos. El portugués ordenó el sitio de la villa de Rocroi sita en lo que hoy es la frontera franco-belga, y dirigió hacia el lugar a todas las tropas disponibles, que fueron llegando y ocupando posiciones con vistas a un inminente asalto. Mientras tanto Enghien, avisado de las intenciones españolas, dirigió sus efectivos para romper el cerco de la ciudad y provocar una batalla en campo abierto. Para hacerlo debía atravesar un desfiladero, que Melo imprudentemente no ocupó, permitiendo a los franceses tomar posiciones en la llanura con relativa facilidad. Quizás el portugués pensó que Enghien solo quería dar socorro a la plaza y no forzar la batalla en campo abierto. Lo cierto es que este error fue decisivo en el transcurso de las operaciones posteriores.

Franceses y españoles disponen de un número similar de fuerzas. La presencia en las cercanías de un cuerpo de ejército al mando del general barón de Beck podía haber desequilibrado la balanza a favor de los imperiales, pero su presencia fue tardía en el campo de batalla y no pudo aportar nada, salvo recoger los restos del desastre.

El día 18 de mayo ambos ejércitos formaban en orden de combate uno frente a otro. El general galo Gassión hizo una tentativa fallida por socorrer la plaza. Al caer el día el francés barón La Ferte también lo intentó con la caballería. Enghien le ordenó volver rápidamente viendo que quedaba el flanco izquierdo desguarnecido. Si Melo hubiera tomado en ese momento la iniciativa podría haber puesto en serios aprietos a los franceses, pero su inmovilidad pudo ser un nuevo error a la lista de despropósitos de aquellas aciagas jornadas.

En las fuentes que he consultado se refleja la dificultad por conseguir información veraz del despliegue de la infantería española. ¿Dos líneas? ¿Tres? ¿O cuatro?. Lo que si es cierto es que los tercios españoles ocupaban la posición más expuesta en la vanguardia, "privilegio" que tenían por ser verdaderas tropas de élite y por el carácter orgulloso de quienes las componían. El honor y la honra tenía casi más valor que la propia vida. A tal punto se llegaba que oficiales y tropa tenían auténticos conflictos por ver quienes eran los que se pondrían al frente del tercio. Incluso estaba tipificado un castigo para aquél que se saltara el orden de combate preestablecido. Sin duda eran otros tiempos. Era de lo más frecuente ver a los oficiales y a gente particular ocupar la primera línea con una pica o un mosquete en la mano o encabezando el asalto a una brecha.

Los tercios españoles eran los de Velandia, Castellví, Garcíes, Mercader (ex -Alburquerque) y Villalba. El nombre respondía al del maestre de campo correspondiente. En posiciones menos expuestas estaban los tres tercios italianos junto con uno borgoñón, cuestión que tuvo su importancia como veremos más adelante. Los tercios valones y alemanes formaban en la reserva. Estas eran las tropas de infantería mandadas por el Conde de La Fontaine, hombre anciano que tenía que moverse en el campo de batalla en silla de manos por padecer gota.

El ala izquierda de la caballería imperial estaba mandada por el Duque de Alburquerque y estaba integrada por los jinetes de flandes, y el ala derecha por el Conde de Isemburg con escuadrones alsacianos. La artillería la mandaba Don Alvaro de Melo, hermano del Capitán General, y se reparte por el frente del despliegue español.

Los franceses también se presentan con la caballería en las alas como era habitual en la época. En el ala izquierda dos líneas mandadas por La Ferté Senneterre y L'Hopital. En la derecha Gassion y el propio duque de Enghien. En el centro la infantería forma en dos líneas, la primera mandada por Espernan y la segunda por Valliere. En reserva se situa Sirot con tropas mixtas de infantería y caballería.

La diferencia entre el planteamiento español y francés es que este último intercalaba entre las unidades de caballería a tropas de infantería, principalmente mosqueteros. Esta táctica ya había sido introducida años atrás por Gustavo Adolfo de Suecia con muy buenos resultados.
Durante la noche Melo ordena que 500 mosqueteros elegidos tomen posiciones en una arboleda cercana situada a la izquierda del despliegue español, con el fín de tomar alguna ventaja en el campo de batalla. En el devenir de la batalla esta decisión no tuvo ningún peso y los mosqueteros fueron sacrificados inutilmente.

Con las primeras luces del día 19 los franceses atacan con su caballería el flanco izquierdo español. Son rechazados por los de Flandes que manda Alburquerque y los escuadrones de caballería se reagrupan al amparo de las unidades de mosqueteros que las acompañan. Al mismo tiempo Enghien, que ha recibido noticias de la presencia de los españoles en la arboleda cercana envía unidades que los sorprenden y desalojan de sus posiciones.

Entre tanto una segunda línea de caballería francesa rodea la arboleda tratando de sorprender a los jinetes de Alburquerque. El duque realiza una contracarga pero se ve atrapado por el fuego de los mosqueteros franceses que acompañan a la caballería y por los disparos de las unidades que han tomado la arboleda. El resultado es que la caballería española del ala izquierda se rompe y se deshace.

En el ala izquierda La Ferte, sin autorización de Enghien, carga con la caballería. Isemburg, viendo la maniobra envía a sus jinetes que desarbolan el ataque francés. En su empuje la caballería alsaciana arrolla algunas unidades francesas y toma varias piezas de artillería. En este punto parece que los imperiales toman ventaja, pero los jinetes de Alsacia se dedican al saqueo pese a las protestas de Insenburg. ¿Era el instante para que la infantería española avanzara y decantara la batalla a su favor? Es posible. Lo cierto es que La Fontaine no hizo nada.

Volvemos a la izquierda del despliegue español. Enghien, después de derrotar a Alburquerque, arroja a sus jinetes contra los tercios que forman a la izquierda de la vanguardia española. Son los del Conde de Villalba y Don Antonio de Velandia. El combate debió de ser encarnizado. La prueba es que los dos maestres de campo citados anteriormente perdieron la vida en este lance. Es posible que también La Fontaine muriera en ese momento. En cualquier caso los tercios se mantuvieron firmes y no cedieron la posición.

Hasta ese instante la contienda está igualada. Y es cuando Enghien, con una sorprendente maniobra desequilibra el combate del lado francés. Reorganiza sus unidades de caballería del ala derecha y se lanza contra los tercios de retaguardia valones y alemanes, los desorganiza y los derrota. Aprovechando el éxito de la maniobra los jinetes franceses sorprenden por la retaguardia a Isenburg, que de repente se ve atacado por dos lados, ya que La Ferte ha reorganizado en la retaguardia francesa a lo que queda de su caballería y la ha vuelto a lanzar contra los alsacianos. El resultado es desastroso para los imperiales. En poco tiempo lo único que queda firme son los tercios españoles e italianos.

En una situación tan delicada los italianos comienzan a retirarse. Según parece fue Melo quien dio la orden, aunque a los italianos no les costó mucho obedecerla, ya que desde el comienzo de las operaciones se habían sentido muy molestos por no haber formado en vanguardia. Con sus banderas desplegadas abandonan a su suerte a los tercios españoles que quedan solos en el campo de batalla.

Cinco tercios es el único escollo que le queda por salvar a Enghien para certificar su victoria. Pronto son rodeados por todo el ejército francés, que se ceba en ellos diezmándolos poco a poco. Haciendo un frente de picas la vieja infantería resiste con valor y entereza. Durante dos largas horas los hombres se agrupan en torno a sus banderas sabiendo que están solos en el campo de batalla. Rechazan hasta tres cargas. La última resistencia es la del tercio de Mercader, en esos momentos prisionero, mandado por su tambor mayor y que ha recogido a los maestres de campo Garcíes y Casteví.

Los franceses, ante la tenacidad española, les ofrecen una rendición digna, que finalmente es aceptada a cambio de que se respete la vida al puñado de supervivientes y derecho de paso hasta Fuenterrabía. La única forma que tuvo Enghien de sacar a los tercios del campo de batalla fue ofreciéndoles una capitulación como si se tratara de una fortaleza, tal era la determinación y coraje de aquellos hombres, a pesar de que muchos de ellos estaban heridos, exhaustos y sin munición.
Las bajas entre los imperiales se podrían cifrar en unos cuatro mil muertos, la mayoría españoles, y entre dos mil y dos mil quinientos prisioneros. En el bando francés hablaríamos de unos dos mil quinientos muertos. Los que consiguieron escapar fueron recogidos por el barón de Beck, que con su presencia consiguió evitar la persecución de todas aquellas tropas dispersas.


Varias pueden ser las causas de la derrota española. Por un lado quizás Melo infravaloró al ejército francés, al cual había batido un año antes en Honnecourt, y no tomó las decisiones acertadas para frenar el despliegue enemigo. También se ha comentado la deficiente puesta en escena de la infantería que diseñó La Fontaine y la falta de iniciativa en los momentos clave.

La caballería imperial luchó bravamente, Alburquerque e Isemburg resultaron heridos, pero una cierta anarquía en su funcionamiento provocó que se dispersara por el campo de batalla y no se reorganizara en los momentos clave. Esto contrasta con el buen orden y disciplina de los jinetes de Enghien, que después de las cargas rehacían sus escuadrones, siendo de nuevo operativos. Sin duda las tropas más sacrificadas fueron los tercios. Valones, alemanes y borgoñones lucharon valientemente. Pero los que llevaron la peor parte fueron los españoles.

Sea como fuere el mérito de la victoria la tiene Enghien, que supo aprovechar los errores de sus rivales y, con una brillante maniobra rodeando la retaguardia imperial desarboló al ejército de Melo, dejándolo en una situación desastrosa. Hay algunas fuentes que atribuyen a Gassión el mérito de esta maniobra, pero la historia hasta el momento se la ha atribuido al entonces futuro Condé.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 19:00

Batalla de SABLAT


La batalla de Sablat se libró el 10 de junio de 1619 en Sablat (actualmente Záblati o Prachatic) en Bohemia (República Checa). Fue una de las primeras confrontaciones militares de la Guerra de los Treinta Años.

En esta batalla se enfrentaron el ejército protestante, al mando de Ernesto de Mansfeld, y las tropas católicas del Sacro Imperio Romano Germánico mandadas por el Conde de Bucquoy, que se saldó con la victoria del ejército del emperador Fernando II.

El Conde de Bucquoy obligó a Mansfeld a entrar en combate cuando se dirigía a Budweis. Mansfeld sufrió una grave derrota y perdió al menos 1500 hombres y toda la impedimenta. A consecuencia de ello los checos tuvieron que abandonar el asedio de Budweis y Mansfeld permaneció inactivo por largo tiempo (no tomó parte en la batalla de la Montaña Blanca) e incluso llegó a ofrecer sus servicios al emperador.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 19:03

Batalla de La MONTAÑA BLANCA


La batalla de la Montaña Blanca, librada el 8 de noviembre de 1620, fue una de las primeras confrontaciones militares en la guerra de los Treinta Años. En ella, un ejército de 20.000 checos y mercenarios bajo el mando de Cristián de Anhalt se enfrentó en las cercanías de Praga a 25.000 hombres de los ejércitos combinados del Sacro Imperio Romano Germánico de Fernando II, dirigido por Conde de Bucquoy, soldados de España y los Países Bajos Españoles y de la Liga Católica de Alemania, al mando del Conde de Tilly. La batalla marcó el fin del período bohemio de la guerra de los Treinta Años al entrar las tropas imperiales en la capital de Bohemia y someter a los protestantes.
Desarrollo de la batalla

Si bien el ejército imperial contaba con cierta ventaja numérica, la envidiable posición defensiva adoptada por los checos hacía prever una situación de igualdad. La explicación de la rápida victoria del ejército imperial puede estar en la despreocupación de los oficiales checos y en la desmoralización de los soldados que defendían los estamentos de Bohemia, tanto más cuanto que dichos estamentos no mostraban disposición a pagar la soldada.

Como consecuencia, cuando las tropas católicas lanzaron un ataque frontal, los mal pagados mercenarios del ala izquierda se dieron a la fuga, lo cual provocó tal desmoralización entre las tropas defensoras, que los atacantes entraron al cabo de pocas horas en Praga.

La Montaña Blanca (en checo, Bílá hora) es hoy en día un cerro en el límite oriental de la ciudad de Praga. La mayor parte del terreno donde se desarrolló la batalla está ocupado por mansiones de la segunda década del siglo XX. En lo alto del cerro hay un monumento conmemorativo de la batalla levantado en 1920. Desde el centro de la ciudad se llega al lugar con las líneas de tranvías 22 y 25

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 19:11

Toma de KREUZNACH

La toma de Kreuznach por el ejército español de Flandes se produjo el 9 de septiembre de 1620 durante la fase palatina de la Guerra de los Treina Años cuando dos tercios, uno valón y otro borgoñón, al mando del maestre de campo don Carlos Coloma, apoyados por varias piezas de artillería y 300 caballos, asaltaron la ciudad y obtuvieron la rendición de su guarnición, que actuó con indecisión ante el asalto español y fue posteriormente liberada bajo la promesa de no volver a combatir contra el Sacro Imperio Romano.

Antecedentes


La Guerra de los Treinta Años dio comienzo en 1618 con la revuelta bohemia, cuando las autoridades de este reino ofrecieron su trono al protestante Federico V del Palatinado, que aceptó, iniciándose así un conflicto entre la Unión Protestante que lideraba Federico y la Casa de Habsburgo, que ostentaba la corona bohemia. Dos años después del estallido de la guerra la situación aparentemente se había estancado, pero en realidad los Habsburgo habían logrado aislar políticamente a Federico V gracias a sus maniobras diplomáticas, entre cuyos éxitos destacaba la entrada de España en el conflicto.

Invasión del Palatinado

En virtud de lo acordado con el Emperador, en agosto de 1620, Ambrosio Spínola, comandante del ejército español de Flandes, cruzó el Rin al frente de un ejército de 22.000 hombres e invadió el Bajo Palatinado dirigiéndose a Fráncfort. Los ejércitos protestantes socorrieron la ciudad, de modo que el general genovés se retiró y volvió a cruzar el Rin en Maguncia. Dado que el Elector Palatino no había iniciado todavía hostilidades militares contra la Monarquía Hispánica, Spínola decidió proceder a ocupar, pacíficamente siempre que fuera posible, las principales poblaciones de su estado.

El 8 de septiembre el marqués marchó con su ejército frente a les fuerzas palatinas no lejos de Oppenheim y se acuerteló a menos de una legua de las fuerzas de Federico V.​ A medianoche ordenó al maestre de campo don Carlos Coloma, gobernador y castellano de Cambrai, tomar la villa de Kreuznach, de cierta importancia y que poseía un puente sobre el Rin protegido por murallas a ambos lados del río y un castillo. Para ello Spínola le dio el mando de dos tercios de infantería, uno valón y otro borgoñón, que sumaban cerca de 5.000 soldados, y 300 hombres a caballo.

Asalto

Coloma llegó con sus tropas a las puertas de la villa el atardecer del día 10 y envió emisarios a sus autoridades diciendo que si se rendían de la obediencia del Emperador serían bien tratadas1​ Ante una respuesta ambigua por parte del burgomaestre que buscaba ganar algo de tiempo para recibir socorro, Coloma ordenó plantar los 4 cañones que traía y avanzó sus tropas hasta el pie de las murallas y la puerta de la ciudad para lanzar el asalto.​ La guarnición palatina no se atrevió a disparar y los soldados del tercio borgoñón se apoderaron de un revellín de tierra mientras los valones trataban de derribar o prender fuego a la puerta.

Los defensores de Kreuznach, cuyas fuerzas consistían en 3 compañías de infantería y otra de caballería, se decidieron a actuar y dispararon con sus mosquetes desde el castillo que dominaba la villa. Los españoles respondieron abriendo fuego con sus cañones. La guarnición de la ciudad decidio rendirse aceptando las condiciones que Coloma impusiera. A continuación, valones y borgoñones se apoderaron de los caballos y las armas de los soldados palatinos, a quienes Coloma tomó juramento de no luchar nunca más contra el Emperador, así como también al magistrado de la villa.​ El maestre de campo español dejó de guarnición en Kreuznach dos compañías de borgoñones y una de valones al mando de Monsieur de Misiers.

Consecuencias

Informado de la toma de Kreuznach el día 10, Spínola prosiguió la marcha con su ejército hacia Alsheim, una de las ciudad principales de la región. Su idea era asegurar una base importante para asegurar sus líneas de suministros. En el transcurso del viaje las tropas palatinas se decidieron a actuar. Uno de sus coronales, Johann Michel von Obentraut, atacó por sorpresa el cuartel de caballería del prínciper de Epinoy, a quien tomaron prisionero tras degollar a 25 de sus hombres.

Por otra parte, Spínola pudo apoderarse de Oppenheim el día 14 sin excesivas dificultades tras engañar al ejército palatino haciéndole creer que marchaba sobre Worms con una maniobra de distracción

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 19:27

Emboscada de ALSHEIM


La Emboscada de Alsheim fue una acción militar de segundo orden que tuvo lugar el 10 de septiembre de 1620 durante la fase palatina de la Guerra de los Treinta Años. En el transcurso de la invasión española e imperial del Palatinado Electoral, el ejército al mando de Ambrosio Spínola, marqués de los Balbases, que en un principio había procurado no entablar batalla en tanto no fuera necesario, acababa de tomar por asalto la villa de Bad Kreuznach el 9 de septiembre, de modo que las tropas palatinas, que hasta aquel momento habían tratado de evitar el enfrentamiento, comenzaron a actuar.

Tras la toma de Bad Kreuznach, Spínola se dirigió a la villa de Alsheim resuelto a apoderarse de ella. En aquellas circunstancias, un batallón de caballería palatina compuesto por unos 500 hombres a las órdenes del coronel Johann Michel von Obentraut se adelantó hasta las cercanías de uno de los cuarteles de la caballería hispánica y preparó una emboscada a las tropas que allí estaban acampadas: dos compañías de arcabuceros a caballo al mando de Lamoral, príncipe de Ligne y de Epinoy; unos 200 hombres en total.

Cuando al amanecer del día 10 el príncipe de Ligne abandonaba su cuartel al frente de sus tropas, los jinetes de von Obentraut cayeron sobre ellos con gran ímpetu, sorprendiéndolos cuando pasaban sobre un estrecho puente de piedra.​ En el combate que se produjo, los palatinos mataron a cerca de 25 de los arcabuceros del príncipe y se apoderaron de su estandarte.​ El barón de Beaveis, un caballero borgoñón cuñado del príncipe, consiguió recuperarlo, pero cayó prisionero de los palatinos junto con varios gentilhombres y soldados.​ Según algunas fuentes, los muertos ascendieron a 50.​

Esta pequeña acción no tuvo ningún efecto en el curso de las operaciones, pero ayudó a preservar el honor de las tropas del electorado.​ El marqués de los Balbases rindió Alsheim el mismo día sin necesidad de recurrir a las armas y prosiguió su campaña tomando Oppenheim, cuya guarnición se redujo a 1.000 infantes tras una maniobra española de diversión sobre Worms y fue desalojada de la ciudad el 14 de septiembre.​ Von Obentraut, por su parte, continuó hostigando a los españoles y llegó a saquear trece iglesias del Obispado de Espira para tratar de distraer a las fuerzas católicas del Palatinado.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 22:58

Toma de OPPENHEIM


La toma de Oppenheim por el ejército español de Flandes tuvo lugar el 14 de septiembre de 1620 durante la fase palatina de la Guerra de los Treinta Años. Tras haberse apoderado de Bad Kreuznach y de Alsheim, el ejército al mando de Ambrosio Spínola hizo amago de marchar sobre Worms, con lo cual el ejército protestante, hasta entonces acuartelado en Oppenheim y sus alrededores, desamparó esta ciudad para dirigirse al socorro de Worms. La maniobra de distracción surtió efecto y Spínola pudo adueñarse con facilidad de una importante cabeza de puente sobre el Rin que le permitiría asegurar víveres y municiones.

En 1620 la Monarquía Hispánica se avino a participar en la Guerra de los Treinta Años para ayudar al Sacro Imperio Romano a derrotar a la Unión Protestante encabezada por Federico V del Palatinado. En el mes de agosto, el marqués de los Balbases, el genovés Ambrosio Spínola, invadió el Palatinado desde los Países Bajos Españoles y avanzó sobre Fráncfort. El rápido socorro introducido en esta ciudad por los protestantes lo disuadió de atacarla, pero marchando hacia Oppenheim tomó a principios de septiembre la villa de Bad Kreuznach y se le rindió Alsheim, sin sufrir más revés que una emboscada de la caballería al servicio del elector palatino.

El objetivo prioritario de Spínola era ocupar una ciudad de cierta entidad que le permitiera asegurar sus víveres y municiones, anticipándose así a la llegada del invierno.2​ La atención del marqués se centró en Oppenheim, cuyo puente tenía cierta importancia estratégica al guardar la entrada al corazón el Palatinado Electoral. La ciudad, sin embargo, se hallaba fuertemente guarnecida y estaba defendida por sólidas fortificaciones, por lo cual un asalto inmediato se contempló como una opción desaconsejable.​ En su lugar, Spínola levantó su campamento en Alsheim y simuló una marcha hacia Worms para distraer la atención de las fuerzas de la Unión Protestante.

Asalto

El margrave Joachim Ernest de Ansbach, que mandaba el ejército protestante en Oppenheim compuesto por cerca de 24.000 soldados, mordió el anzuelo y partió con la mayoría de sus tropas hacia Worms, dejando en Oppehneim una reducida guarnición de un millar de soldados. Spínola, entre tanto, se había aproximado aprovechando la noche hacia Oppenheim, donde llegó al frente de su ejército el amanecer del día 14. El asalto sobre los puestos de la ciudad no tardó en producirse.

Ante el empuje de las tropas españolas, la guarnición protestante desamparó sus defensas a toda prisa y no tardó en rendirse sin haber sufrido más que unos pocos muertos a manos de los asaltantes. Según se desprende de la correspondencia de Spínola, se componía de 800 mosqueteros "muy buenos" reclutados en el país.​ Fueron desarmados y puestos en libertad. Además de varias banderas, los españoles se apoderaron de numerosas tiendas y otros bagages en los cuarteles de la ciudad.

Consecuencias


La pérdida de Oppenheim fue un duro golpe para los protestantes, ya que la ciudad constituía un punto clave para dominar la orilla del Rin que daba paso al interior del Palatinado gracias a su puente, custodiado por dos sólidos fuertes y una red de trincheras.5​ Según Francisco de Ibarra, de haber contado con dos o tres mil hombres, la guarnición de Oppenheim hubiera podido contener a Spínola varios días, quizás dando tiempo a la llegada de Ansbach.​ En todo caso, el puente había sido destruido y Spínola ordenó reconstruirlo. También mandó reforzar las defensas y estableció su depósito de municiones.

Las diferentes guarniciones que había ido dejando en las plazas conquistadas, así como las enfermedades, habían hecho disminuir los efectivos del ejército español, de modo que Spínola decidió acantonarse en Oppenheim y solicitar refuerzos al Archiduque Alberto de Austria en Bruselas.​ Hasta el 25 de septiembre no sucedió nada de importancia. Tuvo lugar un consejo de los principales oficiales del ejército español, sin que se decidiera emprender ninguna operación, pero aquel día se supo que la caballería protestante preparaba un ataque contra sus cuarteles y se despachó al conde Hendrik van den Bergh al mando de 2.200 caballos, el Tercio de Borgoñones, el regimiento alemán del Conde de Henden y tres cañones a emboscarlos.​ Finalmente no se produjo el esperado combate.

A la llegada del invierno, los dos ejércitos contendientes se retiraron a sus guarniciones sin que se hubiera producido ninguna batalla de importancia.8​ Para entonces los protestantes habían recibido ya los refuerzos que esperaban de Inglaterra: 3.000 infantes y 2.500 caballos al mando de Horace Vere. En los 6 meses siguientes Spínola rindió más de 30 ciudades y castillos a lo largo del Bajo Palatinado.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 21 Ene 2018 23:09

Toma de BACHARACH


La toma de Bacharach por el ejército español de Flandes tuvo lugar el 1 de octubre de 1620 durante la fase palatina de la Guerra de los Treinta Años. Tras un rápido comienzo de la invasión de los estados del elector palatino y proclamado rey de Bohemia Federico V del Palatinado, las operaciones se ralentizaron a mediados de septiembre, tras la toma de Oppenheim. Ambrosio Spínola, general español al mando valoró en consejo de guerra con sus oficiales emprender el asedio a la plaza principal de Heidelberg o el de la de Bacharach, más secundaria. El reducido número de su ejército, mermado al estar parte de sus tropas repartidas en las distintas ciudades que se habían ocupado, determinó a Spínola a decidirse por Bacharach.

En 1620 la Monarquía Hispánica se avino a participar en la Guerra de los Treinta Años para ayudar al Sacro Imperio Romano a derrotar a la Unión Protestante encabezada por Federico V del Palatinado. Tras un amago sobre Fráncfort frustrado por el rápido socorro introducido en esta ciudad por los protestantes, Spínola se dirigió hacia Oppenheim y tomó a principios de septiembre la villa de Bad Kreuznach.​ Poco después obtuvo la rendición de Alsheim, dejando parte de sus fuerzas en ambas plazas. Una semana más tarde el marqués se anotó un importante éxito al distraer al ejército al mando del margrave de Ansbach de Oppenheim y tomar por asalto esta ciudad.

Asegurados sus depósitos de víveres y municiones en Oppenheim, Spínola dudaba entre si marchar sobre Heidelberg, una de las principales plazas del Palatinado que estaba en consecuencia fuertemente guarnecida, o hacer lo propio sobre Bacharach. El 23 de septiembre celebró un consejo con sus principales lugartenientes, Carlos Coloma, Gonzalo Fernández de Córdoba, Diego Mexía, Hendrik van den Bergh y otros, en el que estos hombres dieron su parecer a Spínola. Se habló de marchar sobre Heidelberg, Frankenthal o Bacharach, y aunque Spínola finalmente no se decidió por ninguna, la escasa entidad de su ejército (10.000 infantes y 3.200 caballos) aconsejaba optar por la última.

Por otro lado, Bacharach constituía una cabeza de puente sobre el Rin que permitiría a Spínola enlazar la parte ocupada del Palatinado con Maguncia, así las rutas de suministro de su ejército quedarían bien afianzadas. En el tiempo que transcurriría durante el asedio, además, se daría margen a la llegada los refuerzos que se esperaban de los Países Bajos.

Preludio

El 25 de septiembre se supo en el campo español que la caballería protestante preparaba un ataque contra sus cuarteles y Spínola envió al conde Hendrik van den Bergh al mando de 2.200 caballos, el tercio de borgoñones, el regimiento alemán del Conde de Henden y tres cañones a emboscarlos cerca de uno de sus cuarteles en Worms. Hasta el día 27 van den Bergh aguardó en la zona, pero al no observar movimiento alguno en las tropas de la Unión Protestante, regresó a Oppenheim. El mismo día 27 llegaron noticias a Spínola de que el socorro que esperaba Federico V desde las Provincias Unidas; 3.000 infantes y 2.000 caballos bajo el mando del holandés Enrique de Nassau y el inglés Horace Vere, habían cruzado el Mosela en Kerpen.​

Por el momento Spínola ignoraba la entidad de la fuerza de Vere, compuesta en parte por voluntarios ingleses enviados por el rey Jaime I de Inglaterra (2.250 hombres según estimaciones modernas​ y en parte por holandeses, de modo que decidió desplazarse con su ejército a la orilla occidental del Rin y emprender la toma de Bacharach para permanecer en la misma zona que el ejército de socorro y poder emboscarlo, tal vez, a su llegada. Junto con estas noticias pesaron mucho en el abandono de la empresa de Heidelberg la carencia de un puente sobre el cual cruzar el Neckar y la posibilidad de que la caballería protestante hostigara su retaguardia.

Estando su atención centrada en la llegada del socorro anglo-holandés, Spínola permaneció cerca del camino con el grueso de su ejército y encomendó al maestre de campo don Gonzalo Fernández de Córdoba la toma de Bacharach. Su cometido era en realidad más complejo, puesto que tras apoderarse de la plaza debía enviar 600 de sus hombres al mando del capitán Diego Ruiz, su sargento mayor, río abajo en barcas para intentar apoderarse de la villa de Kaub, emplazada a orillas del Rin.​ En total Córdoba contaba con unos 2.500 hombres; 1.800 españoles de su tercio y varias compañías de alemanes y borgoñones de otros tercios.

Combate

Según el militar y escritor Francisco de Ibarra, autor de la obra La Guerra del Palatinado, Córdoba y sus soldados hubieron de hacer frente a una dura marcha por un terreno agreste.​ Parte de ellos desembarcaron cerca de Hambach en 3 barcas (unos 2.000 soldados), tras lo cual marcharon a pie hasta Bacharach. Mientras tanto, otros 2,500 continuaron en 4 barcas hacia la villa de Lorch, donde desembarcaron por la tarde. Los habitantes de esta población, viendo la entidad de la fuerza a la que se enfrentaban, que contaba con 50 hombres a caballo, se rindieron de inmediato. Tras ello Córdoba envió un capitán y 10 de sus hombres en un bote a Diebach, localidad que no ofreció resistencia y por donde pasó luego el grueso de la fuerza.​

Los hombres del primer grupo se aproximaron a las afueras de Bacharach sobre las 2 de la madrugada. Los soldados protestantes del exterior arrojaron sus arcabuces al suelo y huyeron, dando aviso a la población de la ciudad de la llegada de los españoles.​ Sin nadie que les estorbase, los hombres de Córdoba procedieron a construir un baluarte detrás del castillo de la villa. La mañana siguiente Bacharach amaneció envuelta en un denso manto de bruma que persistió hasta las 10 de la mañana. En aquel espacio de tiempo la guarnición del castillo disparó 40 o 50 tiros de mosquete, matando a tres españoles e hiriendo a otros 3.​

Poco después hizo acto de presencia el grueso de la fuerza, que había llegado desde Diebach. Desmoralizados ante la aparición de tal fuerza, los oficiales de la guarnición, tan reducida debido al miedo del margrave de Ansbach a diseminar sus fuerzas, decidieron rendirse. Las puertas de Bacharach se abrieron y los españoles entraron a las 3 de la tarde. 2 capitanes fueron tomados prisioneros, y 80 ingleses enfermos, entre otras tropas.​ El oficial al mando del castillo, un tal teniente Knebel, pudo huir antes de caer prisionero. También lo hizo un vecino que, tras haberse referido con palabras injuriosas a Spínola y al Arzobispo de Maguncia, escapó con una gran suma de dinero.

Consecuencias

Córdoba dejó una guarnición de 300 soldados valones en la villa y envió a la mayor parte de los restantes a apoderarse de Kaub al mando del sargento mayor Diego Ruiz y el teniente maestre de campo general Baltasar de Santander.​ La escasa guarnición de esta población no tardó en rendirse. A Kaub siguió poco después el castillo de Castillo de Pfalzgrafenstein, erigido en un islote cercano a la ribera.​ Spínola, entre tanto, seguía concentrado en interceptar el socorro de Holanda y para ello envió a Van den Bergh con 2.000 infantes, toda la caballería y dos cañones a vaderar el río en el paso situado a dos horas de camino de Oppenheim.​ Van den Bergh, aconsejado por el teniente maestre de campo general Francisco de Medina, decidió abandonar la tarea por temor a desamparar los cuarteles de Oppenheim. Los ingleses llegaron a Worms sin contratiempos.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 00:27

Hechos de Armas Heroicos llevados a cabo por el Regimiento Cordoba nº 10


En la larga historia de este Regimiento se han producido hasta la saciedad hechos de carácter heroico, la mayoría anónimos, que ponen de manifiesto la elevada moral, valor, heroísmo y espíritu de sacrificio de todos los componentes a través de los tiempos destacándose, no obstante los que a continuación se relacionan por orden cronológico ya que de los mnismos hay constancia histórica y real

(Año 1639)


En la lucha contra las fuerzas holandesas que habían desembarcado en el Brasil (Bahía de todos los Santos) consigue el Regimiento apoderarse de esta plaza, expugnando el barrio de san Antonio, el cual fue repetidas veces atacado por las fuerzas holandesas y otras tantas, magníficamente defendido por el Regimiento que al mando de su Sargento Mayor, D. Pedro Martínez, presentó en todo momento un obstáculo insuperable.

En el mismo año y en las mismas condiciones se destacó su Maestre de Campo D. Fernando de Sondeña, quien expulsó definitivamente de aquel territorio a los holandeses.

(Año 1644)

Con ocasión del bloqueo de que fue objeto Tarragona, por el Almirante francés La Molte, así como por mar por el también Almírante Brezé, nuestra escuadra (ya bordo de ella nuestro TERCIO VIEJO DE LA ARMADA REAL DEL MAR OCÉANO) acude inmediatamente poniendo en fuga a la escuadra francesa y obligando a La Molte a levantar el sitio por haber sido cortadas sus comunicaciones marítimas. Esta acción tan gloriosa para el Regimiento, fue dirigida por el Maestre de Campo D. Francisco Gutiérrez de Velasco.

(Año 1646)

Con ocasión de la defensa de la plaza de Orbitelli, asediada por el Prrncipe Tomas de Sabaya, el TERCIO DE CÓRDOBA, que se hallaba en la vanguardia, recibía tan terrible fuego del enemigo, que el General español, Conde de Linares, temiendo que sucumbiera ineficazmente dio la orden de retirada. Pero su Maestre de Campo se excusó de cumplirla. Reiterada la orden en términos ejecutivos y perentorios, contestó: "SI LA ORDEN TIENE POR OBJETO EVITAR PÉRDIDAS DE MI TERCIO, YO Y TODOS MIS SOLDADOS ANHELAMOS SACRIFICAR NUESTRA VIDA, EN ARAS DE NUESTRA PATRIA Y EN EL MEJOR SERVICIO DEL REY".
Resistió empero el ataque de la caballería sarda y hubiera sucumbido en la pelea, a no ser por la intervención oportuna, eficaz y decidida del Almirante Díaz Pimienta, gracias a la cual se salvaron
las reliquias de este Tercio.

(Año 1650)

Se intentaba por los españoles la recuperacíón de la plaza de Oneglia (Italia). Al efecto fue sitiada
por el Conde de Conversano, y en tal ocasión el Sargento Mayor del Tercio pidió permiso al General
para intentar el solo con sus fuerzas el asalto a la ciudad. Concedido el permiso, los intrépidos cordobeses se lanzan a la muralla, coronan sus crestas y obligan a rendirse a la guarnición, refugiada
en el castillo.

(Año 1657)


Con ocasión del ataque a Olivenza (Portugal), defendía tenazmente por los portugueses, en Jurumendia el General español confió la parte más peligrosa y honorífica a nuestro Tercio. En esta acción cae herido y es hecho prisionero su Maestre de Campo D. Melchor de la Cueva y la reacción producida en las fuerzas españolas por este hecho es tan violenta que los cordobeses, despreciando el
peligro toman por asalto las trincheras y pasan a cuchillo a sus defensores. Replegado el enemigo
en Mouron y Rouches, allí le persigue el Tercio, destacándose en esta acción el Capitán Luna, que
murió en ella, pero gracias a su heroismo fueron reconquistadas dichas plazas.

(Año 1689)

Se destacó y muy eficazmente en la consecución de la victoria en Los Campos de Unas (Gerona) el Capitán D. Luis de Rojas, que dio su vida en dicha acción.

(Año 1695)

El Gobernador de Ceuta reclamó urgente auxilio en pro de la plaza que se hallaba sitiada; acude el Tercio desde Gibraltar, con tanta oportunidad y denuedo que logró desalojar al enemigo que había
ya tomado las defensas exteriores, pero en el empeño perdió a su Maestre de Campo D. Jerónimo
Marín, nervio del impulso combativo que transmitió su fuerza.

([b]Año 1703)[/b]

Sitiaba el Regimiento la plaza de Denia y al arrojarse al asalto lo hizo con tal decisión y desprecio a
la vida que pese al concepto de inexpugnabilidad de la misma y de su reputación estratégica todas
sus fuerzas, que eran muchas y con mucho material de guerra cayeron en su poder. Como recompensa
a este servicio se comisionó a su Coronel para que llevara al Rey el parte de esta conquista.

(Año 1747)

En el sitio de Gerona, realizado por el Ejército Austro-Piamontés el Regimiento al mando del Marqués de Tobín, cayó con tal ímpetu sobre los sitiadores que estos hubieron de abandonar el campo, dejando en el mismo a más de 1.800 hombres.

(Año 1806)

En el encuentro habido entre las flotas españolas e inglesas (después del combate sostenido frente a Finisterre) el Regimiento que iba embarcado en el navío Santísima Trinidad, se portó gloriosamente,
pues resistieron heroicamente hasta que la voladura de la nave selló con la muerte el heroísmo de
todos sus componentes.

(Año 1808)

En el encuentro sostenido en la batalla de Bailén por las fuerzas españolas y francesas, el Regimiento
peleó con tal denuedo y heroismo que el General San Juan, que observaba de cerca el combate, no
pudo reprimir un movimiento de entusiasmo y prorrumpió con poderosa voz i VIVA EL REY! iVIVA EL
REGIMIENTO DE CÓRDOBA!.

(Año 1809)

En la deplorable batalla de Ocaña, sostenida contra los franceses ocurrió el siguiente rasgo brillante,
llevado a cabo por el Sargento Primero del Regimiento D. Andrés Querco: "viendo este intrépido
militar que una de las insignias del Regimiento había caído en poder del enemigo, rompe audazmente
por las filas contrarias, llega al punto en que se encuentra la Bandera, se apodera de ella, dando
muerte al que la llevaba y se reune con su Cuerpo en la posición de Puerto Llano, ostentando el GLORIOSO TROFEO".

(Año 1822)

Marchaba el Regimiento en dirección a Vich, en lucha contra las partidas absolutistas. En su tránsito
sostuvo diversos choques con el enemigo que se disputaba el paso. Emplazado éste en unas lomas
difíciles de expugnar, el General Milans, que dirige el ataque, dispuso se colocasen en vanguardia
algunos cuerpos (entre los que no figuraba el CÓRDOBA, y sí, en cambio, otros más modernos que él). El Coronel Carrillo, que mandaba el Regimiento, dijo al General: "Mi General, siendo mi cuerpo más antiguo le corresponde tomar la posición ", a lo que el General respondió:" Sr. Coronel, para ir a matarse ¿para qué tanta disputa?". No obstante accedió a lo solicitado.

(Año 1859)

Defendía el Regimiento los reductos de Isabel II Y Príncipe de Asturias y el 9 de diciembre, al ir a efectuar el relevo del Segundo Batallón, se interpuso tan crecido número de moros en el camino, que no pudo efectuarse hasta la llegada del Primer Batallón que acudió en su auxilio. Entre tanto, los defensores del reducto rayaron a tal altura en su heroísmo frente al enemigo, que el General en Jefe D. Leopoldo O'Donnell les felicitó efusivamente nombrando en el acto Primer Comandante al Segundo que lo mandaba, Segundo Comandante al Capitán Ruiz de Laramendi, Subteniente al Sargento Primero más antiguo y Oficiales a los Cadetes. Además, les concedió DOCE CRUCES DE SAN FERNANDO Y NOVENTA YNUEVE Medallas al Merito Militar de 1ª Clase. para la tropa.

(Año 1913)


Dedicado el Regimiento a proteger la línea de comunicación Ceuta-Tetuán había de sostener diariamente continuas luchas con los moros que la hostilizaban. El 24 de julio, al hacer la descubierta
en las lomas cercanas a la desembocadura del río Asmir, fue atacada la Sección del Teniente Fernández de Córdoba, siendo rechazada no sin haber sido herido el Teniente que falleció al día siguiente, mereciendo destacarse por su bravura y arrojo el Soldado Eudosio Díaz que dio muerte al
jefe moro.
Las acciones llevadas a cabo por este Regimiento fueron tan numerosas y brillantes que el General de la Brigada transmitió al Coronel sus más efusivas felicitaciones por el comportamiento de las fuerzas a su mando.

(Año 1914)

Como consecuencia de las operaciones en que intervino el Regimiento, durante este año, fue felicitado en la orden de la Brigada del Rincón del Medik, que copiada a la letra, dice: "EL DíA 12 DE JUNIO EN DICHA POSICiÓN, SE DISTINGUiÓ POR EL ACIERTO Y PRONTITUD CON QUE ACUDiÓ A REPELER LA AGRESiÓN DEL ENEMIGO CON LAS FUERZAS DE SU DESTACAMENTO Y GRACIAS A SUS ACERTADAS DISPOSICIONES Y AL ARROJO DE LAS FUERZAS DEL REGIMIENTO, EVITÓ QUE LOS AGRESORES SE LLEVARAN EL ARMAMENTO DE LOS HERIDOS".

(Año 1915)

Por R.O. de 6 de marzo de 1916 (0.0. nQ 56) se concedió al Soldado de este Regimiento D. VICENTE
VIDAL COMBAL la Cruz de Segunda Clase de la REAL Y MILITAR ORDEN DE SAN FERNANDO,
con la pensión anual de 400 pts. en recompensa a su heroico comportamiento el día 3 de abril de 1914, que se vio rodeado por cinco moros en heroica lucha y después de hallarse herido, logro deshacerse de ellos, matando a uno con el machete

(Año 1924)

El 7 de octubre, al abastecer los puestos dependientes del destacamento de Izumate (Ceuta) fue agredida la fuerza que lo realizaba siendo herido el Teniente que la mandaba D. PEDRO CABEZUDO
CAMPILLO. La conducta de este Oficial fue ensalzada por sus superiores, por el heroísmo que desplegó en la misma, sosteniendo seis horas de fuego con el enemigo, al que desalojó de sus posiciones hasta que, agotadas sus municiones dispuso la retirada de su gente ordenándoles que le dejasen, ya que por la gravedad de sus heridas, no se podía trasladar. Por tal acción, el citado Teniente fue ascendido a Capitán y está propuesto para la concesión de la CRUZ DE LA REAL Y MILITAR ORDEN DE SAN FERNANDO.

La tercera Compañía al mando del Capitán D. Francisco Rosaleny Burguet, guarnecía la posición de Cudia-Xetura, la que fue asediada por el enemigo impidiendo los abastecimientos y servicios de
aguada; continuando en esta situación desde el día siete de septiembre hasta el día 28 en que fueron
liberados del asedio por el General Castro Girona, General Serrano y Coronel Gómez Morato.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 22 Ene 2018 09:51

Batalla de MINGOLSHEIM


La batalla de Mingolsheim o de Wiesloch se libró el 27 de abril de 1622 entre el ejército de la Liga Católica a las órdenes personales del Conde de Tilly y las fuerzas del Conde Federico V del Palatinado al mando del Conde Ernesto de Mansfeld en el marco de la primera fase de la guerra de los Treinta Años. El campo de batalla se encuentra en el Ohrenberg, una colina al sur de Mingolsheim (cerca de Wiesloch).

El Conde de Tilly había entrado en el Palatinado Electoral e intentaba rodear a Heidelberg por el sur. Para ello concentró a sus 12.000 hombres en Wiesloch y abandonó el asedio de la fortaleza de Dilsberg.

El Conde de Mansfeld, que disponía de 16.000 soldados a pie y 6.000 jinetes, había cruzado el 23 de abril de 1622 el río Rin a la altura de Germersheim y avanzaba hacia Bruchsal para unirse con el ejército del Margrave Jorge Federico I de Baden-Durlach, cuyo "Regimiento Blanco" de 20.000 hombres vino a su encuentro desde Staffort.

La batalla

El 26 de abril Mansfeld intentó en vano que Tilly saliese de su buena posición en Wiesloch, y éste le atacó al día siguiente en Mingolsheim, que Mansfeld había mandado incendiar para obstaculizar su avance. Más allá del pueblo las tropas de la Liga Católica se toparon en la ladera del Ohrenberg con el enemigo desplegado para el combate, que les contraatacó inesperadamente haciéndoles retroceder al pueblo.

El ejército de la Liga sufrió numerosas pérdidas (según se dice más de 2000) y el propio Tilly resultó herido. Las fuerzas de Mansfeld tuvieron 300 bajas entre muertos y heridos.

Mansfeld desistió de perseguir al enemigo y se dirigió a Bruchsal para reunirse con las tropas de Baden-Durlach, pero volvieron a separarse cuatro días más tarde. Tilly pudo retirarse a Wimpfen sin ser molestado, donde derrotaría, con los refuerzos aportados a tiempo por el general español Gonzalo Fernández de Córdoba, a Mansfeld - que se había separado del Margrave de Baden-Durlach - el 6 de mayo en la batalla de Wimpfen.

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Última edición por Brasilla el 22 Ene 2018 10:21, editado 3 veces en total.
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