Curiosidades Militares

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
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Hoplon
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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Hoplon » 13 Mar 2018 17:56

Brasilla escribió:El batallón sagrado de Tebas

Una de las Unidades griegas más poderosas de su tiempo fue el Batallón Sagrado de Tebas. Esta unidad militar fue creada por Górgidas en el 376 a.C. y amparada por la legislación tebana, estaba compuesta por trescientos soldados que combatían por parejas y que se transmitían vigor mediante la penetración anal. Cada guerrero debía defender a su compañero a cualquier precio y no deshonrarlo con su cobardía. Los componentes del batallón pasaban la noche anterior al combate con su pareja al tiempo que se encomendaban al poderoso dios de la guerra, Ares.

Saludos :saluting-soldier:


El Batallón sagrado de Tebas fue destruido por Filipo II de Macedonia en la Batalla de Queronea; al recorrer el campo de batalla, Filipo vio los cadáveres los trescientos componentes de la unidad muertos todos juntos, conservando aún su formación, y dijo: «Muera el hombre que sospeche que estos hombres hicieron algo reprobable»

Brasilla
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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 18:42

Me alegra ver que vamos aportando más cosas a este hilo,

Hoplon como siempre con un nivel cultural inancalzable para el resto de los que por aquí vegetamos, pero sobre todo ameno y enseñando cosas que son desconocidas para casi todos nosotros.

Un saludo cordial y a por más.
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 19:33

La Leyenda del Moro "VALIENTE"


Durante años, a comienzos del siglo pasado, en el Marruecos español, una familia de feroces criminales asoló en campo fronterizo dejando gran intranquilidad y desasosiego entre los habitantes de la zona entre Ceuta y Tetuán. Esta es la historia de un sangriento asesino, es la leyenda del “moro valiente”.

La muerte del primitivo Valiente, un criminal sin escrúpulos que tuvo un final acorde con su azarosa existencia, dejó el embrión de su maldad en sus tres hijos, más criminales y cobardes que su padre y que durante años se encargaron de mantener y acrecentar esa reputación y mantener un estado continuo de alarma ya que ni moros ni hebreos podían circular con tranquilidad entre Ceuta y Tetuán sin exponerse a ser saqueados y asesinados brutalmente. Incluso el moro que se encargaba de llevar la correspondencia entre las dos localidades era también objeto de sus atropellos, siendo el segundo de los hermanos el encargado de mantener incomunicadas ambas plazas, quien a la muerte de su padre había tomado las riendas del clan.

El ganado que pastaba en zona neutral, los pescadores que se acercaban a las costas, todo era objeto de asalto sin que la política pasiva de nuestros gobiernos pusiese coto a sus desmanes. La débil conducta del gobierno español dio alas a las actuaciones de este clan y sus seguidores que pronto se les quedo pequeña su zona de actividad y decidieron probar hasta dónde eran capaces de poner en jaque a las autoridades españolas y a la guarnición de la plaza sin que les inquietase en absoluto la figura del representante de su gobierno en el campo fronterizo, Sidy Abraham Ben Said, quien carecía de las fuerzas que, según el Tratado de Wad-Ras, debía mantener el Sultán para mantener el orden en la frontera.

Una demostración del poder que ejercía el moro Valiente en el territorio era el hecho de que llegó a imponer tributos a los habitantes de la zona, a los que pastaban sus ganados, cortaban leña o pescaban en la costa del campo marroquí. Estas acciones resultaban vejatorias a la autoridad local de la plaza que le llegó a prohibir la entrada a la misma junto a todos sus seguidores. Esta medida le sirvió para incrementar sus tropelías y abusos e incluso hacer fuego sobre las parejas de la Guardia Civil que vigilaban los límites del territorio español.

Con el transcurso del tiempo las autoridades de la plaza hicieron borrón y cuenta nueva y volvieron a admitir al moro Jameido, que así se llamaba el moro Valiente, en el recinto de Ceuta, rodeándole de atenciones y considerando que en su reputación, cimentada en crímenes y robos, podía inspirarse la política que España quería desarrollar en la zona.

Pero las “hazañas” de este tipo de personajes no caen en el olvido, como se pretendía, sino que enseguida aparecen otros osados sin escrúpulos capaces de derrocar al primitivo tirano y ocupar su puesto. Así que no tardó en aparecer otro moro, tan osado y tan valiente como el Jameido, decidido a disputarle el poder de la misma manera que en su tiempo había utilizado él. El Jameido cayó en una emboscada de su oponente y fue brutalmente asesinado por el mismo procedimiento que utilizó en la forja de su reputación como valiente.

El Hach Mohamed, se convirtió en el nuevo cabecilla y cumplió mejor con las promesas que le hizo al general Aldave, así el camino entre Ceuta y Tetuán dejó de ser el objeto de ataque de los moros y se restableció el tráfico de personas y ganado en la frontera del campo marroquí.

Pero quedaba El Arbi, el último de la familia, que temeroso de ser víctima de El Hach, huyó de Beni-Msala y se refugió en Ceuta, instalándose en la Almadraba, barrio de pescadores muy próximo a los límites. El general Aldabe le concedió el asilo y protección que había solicitado a condición de que territorio español fuera para ellos neutral y sagrado. El Arbí pronto pagaría la generosidad española con deslealtad.

Una mañana, El Arbi, agazapado en el campo español tras un desmonte, cerca de los límites, esperó a su rival y por la espalda le pegó un balazo. Como era conocedor de la reacción del general Aldave huyó a Beni-Msala donde reunió a sus antiguos seguidores para continuar con la “herencia” familiar. Pide al general Aldave la entrega de los miembros de su familia retenidos en la plaza a lo que éste se niega enérgicamente instando a los Beni-Msala a la entrega inmediata del asesino para que responda ante las autoridades españolas del crimen cometido cuando gozaba de su protección. Los moros dieron un sinfín de pretextos alegando que no podían cogerle, pero el general, que conocía bien a los moros, no admitió sus excusas y les prohibió la entrada en la plaza considerándolos cómplices del criminal.

El moro Valiente, encerrado en su casa, que había fortificado, durante el día, salía por la noche a hostigar a las parejas de la Guardia Civil que vigilaban la frontera y a robar ganado a los colonos. El general Aldabe estaba dispuesto a terminar con esta situación pero la prudencia le aconsejó a que esperase el momento propicio para ello. Pronto se presentó la oportunidad esperada cuando los habitantes de Ceuta están tranquilos ajenos a lo que ocurría en el campo exterior, se recibe en el Gobierno Militar la noticia de la brutal agresión al oficial de la Guardia Civil Sr. Blanco, cuando se encontraba de servicio recorriendo el arroya de las Bombas. Ocultos y amparados por la oscuridad los secuaces del Valiente dispararon sobre el oficial sin que, afortunadamente, le alcanzaran con sus proyectiles pero no pudiendo repeler el ataque al caer del caballo que montaba y salir éste huyendo.

Dos horas más tarde del atentado, el general Aldabe había trasmitido las órdenes oportunas y las fuerzas se encontraban armadas y preparadas. Todo estaba preparado y decidido con una rapidez admirable. El plan del general consistía en cercar el aduar de Beni-Msala y destruir el refugio del moro Valiente, acabando de una vez por todas con los crímenes que asolaban el territorio.

El aduar de Beni-Msala, feudo de la familia, está formado por unas doscientas chozas en la parte alta de un estrecho valle en la zona montañosa que rodea la playa de los Castillejos. No era posible llegar a Beni-Msala por este desfiladero, había que hacerlo por las alturas por un terreno sinuoso, quebrado y montañoso.

Las fuerzas se dividieron en dos columnas. La primera, por la derecha al mando del coronel don Luis Serreta, estaba formada por el regimiento de Infantería del Serrallo con su sección de ametralladoras, la batería de montaña y una sección de zapadores minadores. La segunda, al mando del coronel don José Borredá, estaba formada por el regimiento de Ceuta con su sección de ametralladoras y que debía recorrer la zona comprendida entre Ceuta y la playa de los Castillejos, ascendiendo posteriormente hasta Beni-Msala para envolver el terreno del aduar.

El mando de todas la fuerzas, unos dos mil hombres, le fue encomendado al bizarro general Zubia que gozaba de un merecido prestigio, y como ayudantes, al comandante don José Priego y al capitán don Juan Molina, ambos de Estado Mayor, y al capitán de Infantería don José Ruiz. La vanguardia la mandaba el teniente coronel jefe de las milicias don José Nofuentes y estaba compuesta por los tiradores moros del Rif y 50 hombres del regimiento del Serrallo.

Antes de amanecer, los tiradores moros del Rif escalan las alturas para tomar posiciones y proteger el avance de las columnas impidiendo la posibilidad de emboscadas. A las cinco de la mañana salió la primera columna de la Almadraba y a continuación la segunda hasta el arroyo de las Bombas, dejando entre las dos columnas un batallón de reserva y continuando hasta los Castillejos. La primera continúo su ruta hasta el Boquete de Anyera.

A las ocho de la mañana se establecían los soldados en las cimas dominantes del aduar. Se ordenó al coronel Barredá subir desde los Castillejos a cubrir el flanco izquierdo de las posiciones. La batería de montaña se situó en una altura desde la que dominaba la casa del moro Valiente. Las ametralladoras se situaron en un cerro desde el que batían las avenidas del poblado. Las fuerzas de Infantería y la compañía de moros flanqueaban las avenidas de la Almarza. El general Aldave se situó con su Cuartel General en el fuerte Príncipe Alfonso desde el que se comunicaba directamente con el Gobierno Militar y con el general Zubia.

Un numeroso grupo de moros, viendo la situación de las fuerzas españolas, se presentó al general Zubia implorando clemencia y alegando ser ajeno a las fechorías del Valiente. Les concedió dos horas para desalojar sus viviendas. En una loma cercana se divisó a un grupo de moros entre los que se encontraba el Valiente, allí se dirigieron las granadas y el feroz bandido incapaz de sostener su valentía ante nuestros cañones, huyó aterrorizado llevándose consigo su terrorífica leyenda.

La artillería centro ahora el fuego sobre la casa del Valiente, que fue alcanzada de lleno. El general ordenó el avance de la sección de Ingenieros que, al mando del teniente Orsinaga, protegida por una compañía del regimiento del Serrallo, al mando del capitán Cañamaque, reconoció la casa y forzó la entrada. En las habitaciones no se encontraron ni muebles ni objetos de ningún tipo. El teniente Orsinaga mandó colocar ocho cargas de dinamita que hicieron volar el edificio. Las tropas se reunieron en una sola columna y regresaron a sus cuarteles sin haber sufrido ni una sola baja.

Con esta operación el general Aldave puso fin a la leyenda del moro Valiente y acabó con las intenciones de que algún otro “Valiente” intentara de nuevo continuar el reguero de crímenes que había dejado esta brutal familia en la zona fronteriza del campo marroquí.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 19:46

Hoplon escribió:

"Paquito Natillas
es de pasta flora
y orina en cuclillas
como una señora"

Para los educados en la LOGSE, la pasta flora era una masa de harina, huevos y azúcar, de consistencia blanda. El autor de los versos no hace falta ponerlo, Brasilla sabe quién es y nos lo dirá.

Y otros versos:

- "...y Don Francisco de Asís
sacando su minga muerta
por debajo de la puerta
lloriquea y hace pis"


Pues si compañero, la verdad es que pocos tan satíricos y esperpénticos como D. Ramón Valle Inclan, se lució bien con estos versos y su obra satírica sobre la monarquía, me ha hecho pasar grandes ratos leyéndole y para mí junto con Quevedo y Gongora es uno de mis favoritos, al menos me estimula el sentido del humor.

Saludos cordiales
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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 19:55

El anillo de los nibelungos


Hoy os voy a contar una famosa leyenda nórdica en la que se inspiró Wagner para crear sus famosas óperas y Tolkien para su saga de «El Señor de los Anillos». Es la conocida leyenda de «El anillo de los nibelungos». Pues bien, la leyenda dice así:

En una caverna en el interior del bosque vivía el nibelungo Mime, que tenía una fragua y quien crió a Sigfrido. Éste desconocía que en realidad era hijo de Sigmund.

Sigmund pertenecía a una noble familia protegida del dios Odín. Sigi, el fundador de la dinastía, era hijo del propio Odín. Su hijo fue Renir, cuya esposa, Siglinda, se quedó embarazada al comer una manzana que había sido enviada por Odín y tuvo a Sigmund, padre de Sigfrido.

Sigmund consiguió extraer la espada de Odín del tronco donde éste la había clavado y con ella venció, a partir de entonces, en todos los combates en que participó hasta que Odín se presentó ante él con su lanza y con ella partió la espada de Sigmund, quien herido en la pelea, le pidió a su mujer Siglinda, que guardase los trozos de su espada Nothung para poder reconstruirla algún día.

En las regiones subterráneas vivían, desde el principio de los tiempos, los nibelungos, seres de pequeña estatura cuyo tirano rey, Alberico, poseía grandes tesoros y un anillo que otorgaba a quien lo poseía el dominio del mundo. El tesoro estaba maldito y hacía desgraciado a su poseedor. Desde entonces los nibelungos custodian el anillo.

Por otro lado, en la superficie vivían los gigantes, cuyos jefes fueron Fasolt, que murió por culpa del tesoro maldito, y Fafner que se convirtió en dragón y es desde entonces el custodio del tesoro de los nibelungos.

El cielo está habitado por los dioses de los que Odín es el soberano que rige al mundo con su lanza.

La idea del nibelungo Mime es quedarse con el anillo y con el tesoro de los nibelungos, por tal motivo cuida de Sigfrido y trata de forjar nuevamente la espada Nothung con la intención de que con ella Sigfrido mate al dragón Fafner y así recuperar el tesoro.

Por su parte, Sigfrido no tiene buena relación con Mime porque ve que algo oculta y no es honesto, además se ha visto el rostro en el río y sabe que no puede ser su hijo. Mime, para no sufrir la ira de Sigfrido, le confiesa que su madre era Siglinda y que murió durante el parto, pero no le dice quien es su padre, aunque sí le enseña los trozos de la espada.

Odín, disfrazado, se presenta en la fragua del nibelungo y termina diciéndole que forjará la espada aquel que no conozca el miedo. Cuando Sigfrido regresa la fragua forja la espada Nothung.

Mime prepara un veneno para matar a Sigfrido una vez éste sea capaz de matar al dragón y así poder quedarse con el tesoro, al tiempo que le muestra a Sigfrido el lugar donde se encuentra dormido Fafner. Odín se encarga de despertarlo y Sigfrido se acerca hacia él y le clava la espada en el corazón. Fafner tiene tiempo antes de morir de contarle a Sigfrido su maldición, de que un día fue un gigante y que la maldición le puede alcanzar también a él.

Según la leyenda, al sacar la espada del cuerpo del dragón, la sangre que chorrea de la espada le mancha la mano, Sigfrido se la lleva a la boca y así comprende el lenguaje de los animales. Se unta con la sangre del dragón todo el cuerpo, menos un punto donde cae en ese momento una hoja, para hacerse inmortal. Un ave le dice que el yelmo y el anillo son las piezas más valiosas del tesoro. Mime y Alberico entran en la cueva. El ave advierte a Sigfrido de las intenciones de Mime cuando éste le ofrece la bebida envenenada y entonces, Sigfrido mata a Mime con su espada. Lo mismo hace con Alberico cuando éste, tras mostrarle el tesoro, intenta matarlo. Sigfrido ahora es dueño del tesoro, coge el yelmo que le hace invisible y el anillo que le da el poder sobre el mundo y le permite cambiar de apariencia.

Sigfrido había oído hablar de la hermosa Crimilda, de la Corte de Burgundia, una mujer tan altiva como hermosa y que no deseaba ningún pretendiente. Sigfrido viaja a conocerla y al hacerlo se enamora de ella. Le pide la mano al rey Gunther, hermano de Crimilda, pero éste, a cambio de la mano de su hermana, le pide que conquiste para él a la valquiria Brunilda, la reina de Islandia, mujer guerrera y que somete a sus pretendientes a duras pruebas de valor y fuerza.

Sigfrido acepta y parten hacia Islandia donde encuentran a la valquiria dormida, que había sido castigada por Odín por haber ayudado a Sigmund, padre de Sigfrido, al poner su lanza ante la de él.

Sigfrido despierta a la valquiria con un beso y ésta lo reconoce al tiempo que se mofa de Gunther. Sigfrido pasó por él las tres pruebas a las que le sometió Brunilde, el salto, el escudo y la piedra, haciéndose invisible con el anillo y levantando con su brazo el del rey.

Se celebran las dos bodas simultáneamente, la de Sigfrido y Crimilda feliz, y la de Gunther y Brunilda sombría, ya que la valquiria no amaba al rey. Al poco tiempo y aconsejado por el malvado Hagen Tronge, tío de Gunther y Crimilda, Sigfrido se hace pasar por Gunther y fuerza a Brunilda, dejando pasar luego a su marido para que consume la unión. Al abandonar la estancia, Sigfrido se lleva el cinturón de Brunilda y se lo regala a su amada Crimilda.

La valquiria ve a Crimilda con su cinturón y comprende que Sigfrido la engañó para que se consumase su matrimonio con Gunther, sintiéndose engañada clama por la muerte de Sigfrido.

El malvado y astuto Hagen Tronge, engaña a Crimilda y la convence de que borde una cruz sobre la ropa de Sigfrido, en el punto débil, para poder protegerlo. Al día siguiente, en el transcurso de una cacería, le atraviesa con su lanza, acabando así la vida de Sigfrido, víctima de la venganza y los celos.

Pero su memoria logró pervivir gracias a la heroica actitud de su dulce esposa Crimilda, quien no paró hasta vengar la injusta muerte de su marido.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor JotaErre » 13 Mar 2018 22:32

Brasilla escribió:El batallón sagrado de Tebas


Es sabido por todos que en la Grecia Antigua las relaciones entre varones eran consideradas como símbolo de virilidad, pues bien una de las manifestaciones más claras se manifestaba en las filas de los ejércitos de las distintas polis griegas.

En Creta cada joven perteneciente a una familia noble convivía dos meses con un soldado veterano, en los cuales era iniciado en el amor viril al tiempo que recibía una sólida formación militar. Finalizado este periodo, el amante entregaba una armadura al joven y lo introducía en el selecto círculo de los Kleinoi, es decir que se le otorgaba el rango de militar adulto.

Una de las Unidades griegas más poderosas de su tiempo fue el Batallón Sagrado de Tebas. Esta unidad militar fue creada por Górgidas en el 376 a.C. y amparada por la legislación tebana, estaba compuesta por trescientos soldados que combatían por parejas y que se transmitían vigor mediante la penetración anal. Cada guerrero debía defender a su compañero a cualquier precio y no deshonrarlo con su cobardía. Los componentes del batallón pasaban la noche anterior al combate con su pareja al tiempo que se encomendaban al poderoso dios de la guerra, Ares.

Sócrates y sus discípulos defendían la teoría de que un ejército invencible e indestructible debía estar formado por parejas de amantes varoniles.Cosas de los antiguos griegos que parecen descubiertas hace cuatro días.

Saludos :saluting-soldier:


Pues el Batallón Sagrado cumplió: en la Batalla de Queronea, en la que Tebas, Atenas y otras ciudades griegas se enfrentaron a Filipo de Macedonia, las ciudades aliadas fueron estrepitosamente derrotadas, pero el Batallón Sagrado no abandonó el campo de batalla y sus 300 integrantes lucharon hasta la muerte. Como homenaje, Filipo ordenó que los 300 fueran enterrados juntos en una única tumba.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 22:38

La Cruz del lloro


Hoy voy a contar la historia de la Cruz del lloro, una historia que se ha ido contando de padres a hijos a través del tiempo y que, según la leyenda, solo podía ser vista por aquellos que tuviesen un estricto sentido de la justicia.

Siendo rey de Castilla y León, Fernando IV, que como es conocido tuvo un corto reinado que transcurrió entre constantes controversias y conjuros. Cuando cumplió los 10 años vio como moría su padre el rey Sancho IV el Bravo, y a partir de aquel momento hasta que alcanzó la mayoría de edad en el año de 1301, todo fueron obstáculos. Durante su reinado sus acciones tuvieron siempre un mismo talante: el de la mezquindad.

Por eso no es de extrañar que fueran muy numerosos los enemigos que se granjeó, lo que afectó de forma gradual a su salud. Aquejado de hemorragias provenientes de los bronquios y pulmones que le provocaba un mal humor feroz desentendiéndose así de cualquier razonamiento sensato. Se cuenta que su obsesión era la de destruir a todos sus enemigos por medio de conjuras y de falsas acusaciones. Entre sus más destacados enemigos se encontraban, al parecer, los hermanos Juan y Pedro Alfonso de Carvajal, a quienes decidió eliminar, para lo que envió a un tal Alfonso de Benavides, uno de sus favoritos reales, para que les asesinara. Después él mismo pretendía encargarse de administrar justicia traicionando y condenando a muerte a su propio favorito.

Pero el favorito erró en su cometido y fueron los dos caballeros quienes en defensa propia eliminaron al favorito real. Este hecho no tardó en llegar a los oídos del rey quien inmediatamente les acusó de asesinar a un miembro de la corte real y de conspiración contra el rey. Y, ni corto ni perezoso ordenó su arresto. Fueron detenidos en la Feria vallisoletana de Medina del Campo mientras adquirían arreos para sus corceles.

Durante los días siguientes a su detención fueron humillados y vejados y el rey tuvo una de sus expectoraciones sanguinolentas que, para su desgracia, le obligó a un forzado retiro en la ciudad de Jaén. Durante este absceso de mal humor ordenó que fueran llevados a su presencia los asesinos de su favorito. El juicio se inició con la reiterada petición de inocencia por parte de ambos hermanos que juraban y perjuraban que en ningún momento habían asesinado a sangre fría al favorito real sino que lo que lo hicieron en defensa propia a ser atacados por la la espalda.

Pero como la intención, desde el principio, del rey Fernando IV era deshacerse de dos de sus más encarnizados enemigos, de nada sirvieron las promesas, los juramentos o las razones que esgrimieron los acusados y les condenó a ser trasladados al cercano castillo de Martos, donde debían ser encerrados en una jaula de hierro para más tarde ser arrojados al vacío desde la almena más alta.

Muchos de los partidarios de Juan y de Pedro Alfonso Carvajal suplicaron al rey que les condonara la pena alegando que si en realidad hubieran realizado tamaña felonía no hubieran ido tranquilamente a comprar arreos para sus caballerizas a una feria tan concurrida e importante como la de Medina del Campo.

Pero el rey, obcecado por su odio y por sus hemorragias, hizo caso omiso de sus ruegos. Una mañana del mes de agosto de 1311, el rey se presentó en el castillo de Martos para hacer cumplir la cruel sentencia. La jaula fue izada sobre la torre más alta del castillo, justamente la que daba a un gran precipicio, y Fernando IV, antes de que fueran ejecutados y en un arranque de generosidad, decidió concederles una gracia: darles la opción de expresar su última voluntad. Ambos hermanos respondieron de la misma forma:

Ante Dios, don Fernando, probaremos nuestra inocencia y lo execrable de vuestra justicia. Él, con su poder supremo, hará que acudáis a su juicio, ante una justicia suprema e inapelable, para responder de vuestra menguada justicia terrena. Desde aquí os emplazamos para que en breve plazo de un mes comparezcáis ante el Todopoderoso. Mientras llega ese ansiado momento, solo podréis vomitar sangre.

Al oír aquello el rey se rio a carcajadas, a pesar del dolor que le producía ejecutar cualquier esfuerzo físico. Pero en el mismo momento en que dio la orden y la jaula se precipitaba al vacío estrellándose de forma violenta contra las rocas, el rey expectoró sangre en abundancia.

El tiempo pasaba y la enfermedad del rey no remitía. Mientras algunos lugareños, junto a los partidarios de los desafortunados, construyeron una cruz de piedra a la que denominaron “La Cruz del lloro”. Al enterarse de este hecho, el rey Fernando envió una expedición de soldados a todos los rincones del reino para que la destruyeran, pero nunca la encontraron. Lo que sí hallaron fue una leyenda que corría de boca en boca en cada uno de los lugares que visitaban; según esta sólo podían ver la cruz aquellos que fueran limpios de corazón a los ojos de Dios. Aguijoneado en su orgullo, Fernando IV acudió unos días más tarde al lugar de su crimen, el precipicio donde se despeño a los dos caballeros, para ver la cruz y de esta forma desafiar a quienes le acusaban de haber asesinado por cuestiones de celos y envidia a ambos caballeros.

Encontró a dos pastores y les preguntó lo siguiente: ¿Lugareños, sabéis por ventura quien soy yo?
No, pero por vuestras vestimentas debéis ser un caballero muy importante. Contestaron los pastores.
Al oír esta respuesta, el rey se percató de que les podía hacer la pregunta clave sin temor a ser engañado por temor a sus represalias.
Pastores; ¿qué veis en aquellos riscos?
La respuesta de ambos fue dada al unísono: “La Cruz del lloro”.

El rey y sus mesnadas, por más que miraron a uno y otro lado, no vieron ninguna cruz, lo que les hizo pensar que la leyenda podría tener visos de ser cierta. De regreso al castillo, Fernando IV, empeoró notablemente, y un día de septiembre de 1312, tras haber comido y bebido en demasía, se retiró a sus aposentos para echarse una siesta de la que nunca más volvería a despertarse. Aquel día se cumplió exactamente un mes desde que los desafortunados nobles le habían emplazado a comparecer ante Dios, ante su juicio inapelable. Un mes, justo el tiempo en el que debía cumplirse una venganza terrible, una venganza de ultratumba o, simplemente, una mera coincidencia.

Quizá por los motivos relatados Fernando IV ha pasado a la historia con el real mote de “El Emplazado”. Por algo sería.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor JotaErre » 13 Mar 2018 22:48

Del general Weyler ya se ha contado aquí alguna anécdota, pero es que su vida fue una auténtica novela (recomiendo su biografía "Weyler, nuestro hombre en La Habana", de Gabriel Cardona y Juan Carlos Losada). Otra historia que deja muy claro su espíritu militar es la siguiente:

En la campaña que lanzó contra las fuerzas del general cubano Maceo, Weyler, que tenía mucho conocimiento del clima y de las enfermedades de Cuba, dio la orden de que por la noche, excepto los centinelas e imaginarias, todo el mundo debía dormir dentro de la tienda de campaña y protegido por un mosquitero, para evitar la picadura del mosquito Anofeles y de las niguas (una especie de pulga que vive en el suelo, siente especial predilección por los intersticios entre los dedos de los pies y transmite todo tipo de enfermedades). Pero el calor y la humedad hacían insufrible el interior de las tiendas, y muchos soldados ignoraban la orden y preferían dormir al raso, por lo que hubo que disponer patrullas en el interior del campamento que los localizaran y los mandaran de vuelta para dentro de la tienda de campaña.

Una noche, el cabo al mando de una de esas patrullas encontró a un hombre durmiendo en el suelo, le soltó una fuerte patada en el costado y le gritó:

- ¡Tú, imbécil! ¿Es que no te has enterado de las órdenes del general? ¡A dentro de la tienda!

El soldado se levanta y el cabo se pone blanco como la cera... acaba de patear al mismísimo Weyler.

Weyler se acerca al cabo y le dice:

- No se preocupe, cabo. Tengo merecida esa patada por no cumplir con mis propias órdenes.

Y se metió en la tienda.

Al día siguiente, Weyler concedió una recompensa en metálico al cabo y ordenó que se le citara en la orden del día "por el celo demostrado en el cumplimiento de las órdenes recibidas".

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 22:59

Otra de Weyler


Tras la muerte de Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896, su silla fue a parar a manos de nuestro valeroso general quien se la trajo de Cuba como botín de guerra. A su muerte, su hija la cedió en calidad de depósito junto con otras pertenencias de su padre a este Museo Militar de San Carlos, donde durante mucho tiempo estuvo olvidada en sus almacenes, víctima de termitas. La silla comenzó a ser objeto de polémica a partir de la visita a Mallorca en el año 2001 del historiador de la Habana, Eusebio Leal; quien al ser informado de su existencia y de su estado, se interesó por su posible devolución.

Fue en ese momento y gracias a la intervención del hoy general Rafael Durán; que a la sazón, ostentaba el cargo de coronel, se restauró y pasó a ser expuesta conjuntamente con otros elementos alusivos a las guerras de Cuba y Filipinas. Por aquél entonces, un intermediario propuso a este museo ofrecer a los herederos de Weyler otros objetos de interés para la historia de Baleares; los objetos en cuestión eran cañones construidos en Baleares y que se enrolaron en el ejército Libertador. Pero según cuentan esas mismas fuentes, Eusebio Leal no quiso ni hablar de semejante trueque, el cual consideró un chantaje, y hasta ahí llegaron las negociaciones. Actualmente la silla sigue en este museo, donde se puede ver en la sala 3A, la cual está dedicada al General Weyler.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 23:02

La leyenda de Jimena Blázquez


La historia medieval española está llena de leyendas, héroes y heroínas que se confunden entre la realidad y la imaginación popular. Una de estas populares leyendas se cuenta en el sitio de Ávila por las tropas musulmanas en plena Reconquista.

Según cuenta la leyenda, hacia 1109 cuando las tropas que defendían Ávila tuvieron que salir de la ciudad hacia el puerto de Menga a combatir, los musulmanes conocedores de la desprotección de la misma, ya que no había suficientes soldados para defenderla, decidieron atacarla.

Antes de partir hacia Menga, los abulenses habían nombrado gobernadora a Jimena Blázquez, la mujer del alcalde, ya que éste había partido con las tropas. La víspera del ataque, Jimena tuvo conocimiento del avance del ejército musulmán hacia la ciudad, debido a lo inmediato de la situación y ante la imposibilidad de poder pedir ayuda exterior, reunió a los pocos hombres que quedaban, a todas las mujeres, ancianos y niños disponibles, los vistió de soldados y los repartió por toda la muralla con teas encendidas.

Cuando el ejército musulmán se encontraba al pie de las murallas, Jimena ordenó a los improvisados defensores a tocar las trompetas y lanzar gritos de guerra contra ellos. Según se cuenta, la propia Jimena tomó parte en la lucha desde la Puerta de San Vicente.

Los musulmanes al ver esto, detuvieron su avance y se retiraron pensando que la ciudad no había quedado tan desprotegida como creían. Abdalha Alhazén, que mandaba las tropas musulmanas ordena la retirada hacia Talavera. Fue así como sin intentar siquiera el asedio de la ciudad, los musulmanes se retiraron humillados.

Se cuenta también que desde entonces las mujeres abulenses tuvieron el privilegio de participar en las reuniones del Ayuntamiento.

Jimena Blázquez tiene una estatua conmemorativa en la Plaza de la capital abulense que lleva su nombre y en la base del pedestal se encuentran una placas conmemorativas que cuentan la historia de esta heroína.

La posibilidad de que la Ávila fuera asediada por los musulmanes no está documentada de una forma fehaciente aunque las correrías desde los reinos meridionales si debieron ser constantes y es posible que, de alguna forma pudo ocurrir.

Saludos :saluting-soldier:
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Marco Tulio Cicerón.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 23:10

La Marsellesa, la historia de un himno de guerra


El más famoso himno guerrero y patriótico del mundo no nació en Marsella como todo el mundo cree sino que lo hizo en Estrasburgo como himno de los ejércitos del Rin. Esta es la historia de “La Marsellesa”.

El 20 de abril de 1792, la Asamblea Legislativa del Reino de Francia declara la guerra al rey de Bohemia y Hungría. El 25 de abril en Estrasburgo, se notifica la declaración de guerra al mariscal Nicolas Luckner, comandante del Ejército del Rin, por parte del alcalde, barón Philip Fréderic Dietrich, quien manifiesta el deseo de que se creara un canto o himno que sustituyera al tradicional canto Ça ira, por encontrarlo demasiado festivalero.

Entre los asistentes a la recepción en casa del alcalde se encontraba el capitán de ingenieros Claude-Joseph Rouget de I’Isle, gran aficionado a la música, a quien el alcalde le pide que cree un himno más acorde con aquel momento histórico.

De regreso a su casa el capitán Rouget, acompañado de su violín compuso en la noche del 25 al 26 de abril la letra y música del Canto de guerra para el Ejército del Rin, dedicado a su comandante el mariscal Luckner.

Al día siguiente el alcalde Dietrich, conocido barítono, lo cantó en su casa delante del mariscal Luckner y fue aceptado como Canto de guerra del Ejército del Rin. La partitura fue adaptada al piano por la esposa del alcalde y orquestado por el propio Rouget. Fue impreso y distribuido entre los oficiales y la tropa. El domingo 29 de abril en el Patio de Armas se realizó la primera audición pública del Canto de guerra del Ejército del Rin. En solo cuatro días se había creado una canto inmortal.

El éxito fue tal que pronto se difundió por toda Francia. El 17 de junio se cantó en Montpellier durante los funerales del alcalde de Étampes, Monsieur Simoneau, tras los discursos patrióticos. Uno de los testigos de esta ceremonia fue el joven estudiante de medicina Etienne-François Mireur, quien el día 20 marchó a Marsella para unirse como voluntarioi al batallón marsellés que partía hacia París. Tras ser presentado a la Sociadad Jacobina de Marsella, el joven Mireur, el día 22 en el banquete ofrecido a los voluntarios marselleses, tras las arengas de rigor y en medio del silencio general entonó el Canto de guerra del Ejército del Rin de manera tan solemne que todos los asistentes se quedaron impresionados.

Al día siguiente el Journal des Departements Meridionaux publico el texto del Canto de guerra y entregó una copia a cada uno de los voluntarios cuando partían hacia París. Al llegar el batallón a París, tras una marcha de 27 días, el canto fue entusiásticamente por el pueblo que lo llamó la Marsellesa. El propio capitán Rouget de I’Isle lo tituló como el himno de los marselleses cuando lo incluyó en sus Ensayos en Verso y Prosa (1796).

El himno fue cantado por los revolucionarios que el 10 de agosto de 1792 asaltaron las Tullerías y provocaron la caída de Luis XVI al negarse al firmar en decreto de abolición de la monarquía. El propi autor fue exonerado, denunciado y encarcelado y hubiese rodado su cabeza en la guillotina de no ser por la caída y muerte de Robespierre, el 27 de junio de 1794.

Pasado el periodo del Terror, Rouget de I’Isle se reincorporó al ejército y participó en la campaña de la Vendée a las órdenes del mariscal Hoche. En 1796, con 36 años, se retiró a su ciudad natal para dedicarse por entero a la música y la literatura. Falleció el 27 de junio de 1836, en Choisy-le-Roi, a los 66 años.

El mariscal Nicolas Luckner, para quien fue compuesta La Marsellesa, fue acusado de traición y murió en la guillotina el 4 de enero de 1794. El barón Philip Fréderic Dietrich, alcalde de Estrasburgo, que fue el primero que la cantó, murió en la guillotina el 5 de marzo de 1793, y el joven estudiante de medicina Etienne-François Mireur, padrino de La Marsellesa, murió heroicamente en el asalto y conquista de Alejandría, el 8 de junio de 1798.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 13 Mar 2018 23:37

Mers el-Kebir: El otro Pearl Harbor


El 3 de Julio de 2010 se cumplió el 70º Aniversario de bombardeo de británico sobre la base francesa de Mers el-Kebir acaecido el 3 de julio de 1940. Hecho olvidado y ocultado, probablemente por tratarse de una masacre entre los “propios aliados”, y que escribe una de las páginas negras de la II Guerra Mundial.

El 16 de Junio de 1940, con las tropas alemanas entrando en París, el mariscal Pétain, respetado héroe de la 1º Guerra Mundial, fue nombrado jefe del gobierno. El día 22 Francia firmó el armisticio con Alemania.

Alemania ocupó el norte de Francia y toda la parte atlántica como plataforma necesaria para continuar la guerra contra Gran Bretaña. El gobierno de Pétain ejercería su autoridad sobre el resto del territorio y sobre la mayoría de las colonias de ultramar, entre ellas, Argelia.

La flota de guerra francesa, la tercera mayor del mundo por entonces, de acuerdo con las condiciones del armisticio, permaneció bajo la autoridad de la Francia no ocupada a las órdenes del gobierno de Pétain. Una parte importante de la flota se estacionó en el puerto de Mers el-Kebir (Mazalquivir), en la Argelia francesa.

Sin embargo, Churchill no se fiaba de sus antiguos aliados y decidió neutralizar sus barcos. Ordenó al almirante Somerville, comandante de la Fuerza H estacionada en Gibraltar dirigirse hacia Mers el-Kebir. La fuerza H estaba formada por el portaaviones Ark Royal, dos acorazados, un crucero pesado, dos cruceros ligeros y once destructores, un total de diecisiete buques. La flota francesa anclada en Mers el-Kebir constaba de once barcos: cuatro acorazados, un portahidroaviones y seis destructores.

El 3 de Julio de 1940 la Fuerza H británica se presentó por sorpresa ante Mers el-Kebir. Las órdenes de Somerville eran claras. Debía lanzar a los franceses un ultimátum en los siguientes términos:
• Pondrían sus barcos bajo mando de la Royal Navy.
• O bien dirigirían sus barcos con una tripulación mínima escoltados por la escuadra británica hasta algún lejano puerto neutral en el que se les desmontaría todo el armamento.
• La respuesta negativa al ultimátum desencadenaría un ataque británico.

El almirante francés, Marcel-Bruno Gensoul, como no podía ser de otra forma, rechazó las dos propuestas británicas. Él no podía entregar la flota a otra potencia ni permitir que fuese secuestrada y desarmada.

El gobierno legítimo de Francia, que mantenía plenas relaciones diplomáticas con Gran Bretaña y que había sido su aliado hasta hacía poco más de un mes, tampoco podía autorizar semejante atropello a su soberanía.

Francia había firmado un armisticio con las fuerzas del Eje y no se encontraba ya en guerra contra ninguna nación, menos aún contra sus ex aliados británicos. Sus barcos, apaciblemente fondeados, tenían los motores apagados y no estaban en estado de alerta. La flota británica, en disposición de ataque, partía con una superioridad absoluta.

Cuando Sommerville recibió la respuesta negativa de Gensoul, siguiendo las instrucciones de Churchill, lanzó el ataque contra la flota francesa. Los torpederos “swordfish” del Ark Royal despegaron para hundir los barcos franceses. Los acorazados y cruceros de Somerville cerraron la salida del puerto y, desplegados en orden de batalla, dispararon contra los barcos franceses que intentaban salir de la rada para ganar mar abierto. Los barcos franceses, sorprendidos por el ataque de sus ex aliados, y sin capacidad de maniobra, fueron literalmente cazados sin clemencia por la escuadra británica.

Casi 1300 marinos franceses fueron asesinados por el ataque a traición de la escuadra de un país supuestamente amigo. En los días siguientes, aviones de guerra franceses efectuaron varios ataques de represalia contra la base británica de Gibraltar.

El mismo almirante Somerville que dirigió el ataque, dijo poco después que la acción contra la escuadra francesa en Mers El-kebir había sido: “El mayor error político de los tiempos modernos que despertará a todo el mundo contra nosotros... todos nos sentimos profundamente avergonzados”. “(the biggest political blunder of modern times and will rouse the whole world against us…we all feel thoroughly ashamed.)”

Todo el mundo conoce y recuerda el episodio de Pearl Harbor, el “día de la infamia”, en palabras del presidente Roosevelt, y a los 2.400 norteamericanos caídos ese día. Los casi 1.300 marinos franceses que cayeron en Mers El-Kebir, en cambio, han sido olvidados. Y el carácter infame del ataque que realizaron los británicos también.

No digamos nada de lo bien que le vino a los hijos de la Gran Bretaña que se quitaron de un plumazo a la única armada europea que podía hacerles sombra cuando acabara la guerra, si la ganaban ellos, como luego ocurrió.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 14 Mar 2018 10:13

Historias del Rif, contadas por los propios rifeños


Protectorado Español en Marruecos


El tiempo en el que España estaba al frente de la Administración del Protectorado de Marruecos muchas son las historias y anécdotas que tuvieron lugar en aquellas tierras, especialmente las que trataban sobre cuestiones de guerra pero también se daban las que provenían de las costumbres, modos de vida y tradiciones de las gentes del Rif, de los propios refeños.

Esta historia que os pongo a continuación la contaba un periodista español que escribía habitualmente sobre los rifeños. Dice así:

«El Fakih Si Ali volvió a mirarme, esta vez más fijamente con sus grandes ojos llenos de recelo.Yo insistí sin piedad.

—Pero dime, Fakih. ¿No es posible que entre tantos y tantos santos musulmanes haya alguno que viva aún en la tradición más por milagro do la fe que por la influencia de sus virtudes? ¿'Todos fueron realmente santos?

Titubeó el Fakih. Quería ser sincero, pero no se atrevía por miedo a que la verdad fuese un pecado. Al fin, con una leve sonrisa irónica dijo:

— Si El Raisuli hubiese muerto en su casa de Tazarot, sus familiares, como era rico, le hubieran levantado una gran kobba. Y con el tiempo, olvidada su azarosa vida en medio de los caminos, se hubiera convertido el santuario en lugar de devota peregrinación. El Raisuli sería entonces uno de los santos más venerados. Y ya ves. Dios no lo quiso. Fue un gran pecador y el castigo cayó sobre él. Su tumba, que ya nadie recuerda en Tamasint, será borrada poco a poco con los temporales. Luego, no quedará nada; ni la leyenda. El Raisuli, con una tumba ostentosa en Beni Aros, hubiese sido para el porvenir un gran santo. Y todos conocimos sus virtudes... Esto de la santidad es a veces difícil de conseguir, a veces demasiado fácil también. Dios, que todo lo sabe, todo lo dispone. Escucha lo que sucedió una vez en...

El Fakih Si Ali se interrumpió. Estuvo a punto de decir el lugar del suceso. En un momento de expansión confidencial, quiso, o amigo, abrir su pecho a la franqueza, pero no debía descubrir a los sencillos creyentes que se equivocaron. No, no... Que nadie supiese por él dónde había sido este error... de santidad.

El Fakih sonrió al corregir su ligereza, y siguió así su plática:

Había una vez en cierto lugar un comerciante bien acomodado que gustaba de correr mundos en busca de su honrada ganancia. Hacia largos viajes a muy lejanas tierras y los afanes del tráfico le obligaban frecuentemente a prolongar las ausencias mucho tiempo. Era nuestro hombre, musulmán de buena ley, laborioso y sencillo, amante de su casa y de lo suyo, y tan respetadopor su bondad como admirado por su riqueza. Y siendo así era voluntarioso, pues la vida sólo le enseñaba sus satisfacciones, y por ello gustaba de hacer siempre lo que a bien tenía. Y aconteció para su mal que la suerte así juega con los felices, que un perro que poseía nuestro hombre y que era quizás el más querido de sus caprichos, murió, y con su muerte ensombreció el ánino de su dueño y le puso casi en el límite de la desesperación. Tenía el comerciante que marchar a su negocio y no queriendo que su fidelísimo can fuese al estercolero, como era posible, hizo cavar en su huerto una fosa, y, para señalarla, sepultado el animalito, colocó sobre ella un montón de piedras y las marcó con cal, para que el lugar le fuese conocido. Y satisfecho de su buena acción, marchóse nuestro hombre a recorrer mundos.

Pasaron dos años, quizás tres, tal vez cuatro... Y un día regresó. Y cuál no sería su asombro cuando al buscar en su huerto la sepultura del perro, hallóse con una hermosa kobba, bellamente construida, blanca y reluciente de limpieza. Sobre el arco de la puerta leyó una inscripción. En la ventana vio los exvotos que la devoción fue colgando...

Creyó soñar. Tocó las paredes. Dio vueltas y vueltas en torno al santuario. Pensó que no era su terreno; que aquella casa frontera no era la suya. Temía preguntar pero preguntó. Le respondieron que era Sidi T.... un santo veneradísimo en toda la región, porque sacaba los demonios del cuerpo, como Sidi Malek, el otro milagroso de la llanura de Mei'ika. Todos decían lo mismo. Y lo repetían llenos de respeto sugestionados por la prodigiosa taumaturgia del santo.

En su ánimo hubo entonces una penosa confusión de sentimientos contradictorios. Quiso protestar de aquella mentira que llevó a los musulmanes a la veneración de un perro. Mas también sintió sobre su atribulado espíritu el agobio del fanatismo secular. y quedó sumido en la duda. ^Y' si un milagro obró aquella maravilla?...

Pero se rebeló. Nadie más que él podía querer a su perro. Y él no lo adoraba. Indignóle aquella profanación hecha a nombre de un santo.

— ¿Pero estáis seguros de que éste es el santuario de Sidi T...?—gritó a los fieles que rezaban.

Sus estentóreas voces causaron estupor en aquella buena gente piadosa. Le miraron con asombro. El insistió;

— ¿Piero estáis seguros de que aquí está enterrado Sidi T...? ¿Y si yo os dijera que ésta es la sepultura de mi perro?...

Los fieles se ocultaron el rostro horrorizados de la blasfemia. Y gritaron:

— ¡Maldito seas! ¡Maldito seas! ¡Que así te atrevas a injuriar a nuestro santo! ¡Tuno eres musulmán, tu no eres creyente! ¡Maldito seas!...

Acudió más gente. Pronto el grupo se fue engrosando por una multitud enardecida, que voceaba y gesticulaba iracunda. Ahora, siendo tantos y fortalecidos aún más por el furor, le amenazaban, querían matarle. Una piedra rozó su cabeza. Otra le dio en el pecho. Un mocetón avanzó con un grueso palo levantado. Unas mujeres, exaltadísimas, le escupieron y le maldijeron con los más tremendos anatemas. Kl circulo se estrechaba cada vez más. Le acosaban, le acosaban como a una fiera...

El se mantuvo quieto, erguido, sereno, valeroso. Y repitió, como tirándoles las palabras a la cara:

— Os afirmo que ésta es la tumba de mi perro. Y. si no, decidme, creyentes: ¿Puede el cuerpo de un santo convertirse en un perro? ¿Dios permitiría esto? ¡Imposible! Y os voy a demostrar que aquí lo que hay enterrado es un perro, pues yo mismo vi cavar su fosa.

La multitud, fanática y supersticiosa, impresionada por el tono de rotunda firmeza que había en sus palabras, que parecían de un iluminado, quedó en silencio, sobrecogida de temor.

Requirieron unas azadas y algunos, voluntariamente, empezaron afanosamente a descubrir la sepultura. Sólo se oía el golpe seco de las herramientas y el latir ansioso de los corazones. Pronto hallaron un esqueleto. Y era, claro está, ¡el del perro!..,

¿Cómo pudo aquello ocurrir? Sencilla y natural explicación fue la que después dióse al suceso. Un día—dicen—una viejecita se sentó a descansar junto al montón de piedras blanqueadas que señalaba la sepultura del afortunado perro. Al rato un mendigo se acomodó en aquel sitio y comenzó su plañidera súplica. Unos heddauas, de la pordiosera cofradía de los harapientos, formaron corro cerca de las piedras. Unos aisauas errabundos, con sus panderos, sus flautas y sus brujerías, se pararon allí a contar sus asombrosas mentiras...

Pronto el lugar convirtióse en centro de una abigarrada concurrencia. Y alguien, que esto es harto frecuente en tierra de moros, dijo que aquella era la tumba de un santo. Otro dijo su nombre. Alguno relató sus prodigiosos milagros... Fueron entonces frecuentes y abundantes las limosnas, que no hay mortal que no tenga que pedir algo a los santos, y la piedad y la devoción de los creyentes levantó después aquél veneradísimo santuario, al que acudían de las más apartadas regiones, en peregrinación constante, los pobres de espíritu y los atormentados por el fanatismo a sacarse los demonios del cuerpo...

Pero a los fieles de Sidi T... les costaba trabajo negar y perder aquella maravillosa taumaturgia del santo. Y tal vez—el Fakih Si Ali no lo dice — quedáronse en la veneración el santo y el perro.

Y no es de extrañar. En Temsaman, en Cabo Quilates, está la kobba de Sidi Xaib Bu Meftah y un poco apartada la sepultura de su perro y nadie puede visitar la kobba sin haber pasado antes a reverenciar al perro cuya intercesión se pide. En Beni Bufrah existe también la tumba de otro perro milagroso. En Bokoia, en el aduar de Maia, está la Zauia del santo que pudiéramos llamar el patrón de los perros...

Y si Sidi T... siguió haciendo milagros, ¿por qué no habían de rezarle?

El Fakih Si Ali, comprensivo y bueno, sonrió levemente».

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 14 Mar 2018 10:16

Alesón: la leyenda jacobea de Poyo Roldán


El Camino de Santiago está jalonado por una serie de acontecimientos acaecidos a lo largo de los tiempos y que forman parte de lo que se denominan “leyendas jacobeas”. Una de estas populares leyendas y de las más extendidas es la que tuvo lugar en las inmediaciones de la ciudad de Nájera, en los parajes de Alesón, entre el caballero franco Roldán y el gigante Ferragut.

Al término de Alesón aún se le conoce como Poyo Roldán y es el lugar dónde la tradición sitúa la gesta. Además en este lugar dicen que se encuentra enterrado un gran tesoro como pago de sus habitantes dela zona a los capitanes galos al cuyo frente se encontraba Roldán. En la localidad de Navarrete esta leyenda está reflejada en dos capiteles.

Según cuenta la leyenda, en su peregrinaje a Santiago, Roldán y sus caballeros se quedaron a pasar la noche en la villa de Alesón. Al amanecer del día siguiente partieron hacia la atalaya del Poyo, desde donde divisaron el castillo de Nájera. El señor del castillo era un gigante sirio llamado Ferragut, que según decían contaba con siete codos de altura, un palmo de nariz y la fortaleza de cuatro hombres. El gigante retó a Roldán en combate y el caballero franco aceptó el reto.
El combate tuvo lugar en la explanada que se extendía entre el castillo najerense y la atalaya de Alesón. Tras varias horas de dura lucha entre los dos bandos a caballo, Roldán y Ferragut acordaron una tregua y el gigante, reconociendo la valía del caballero, le ofreció perdonarle vida si dejaban de luchar, a lo que Roldán se negó rotundamente.

La batalla duró dos días con sus dos noches de batalla hasta que el gigante agotado cayó sobre Roldán y sus más de doscientos kilos lo inmovilizaron por completo. El caballero franco se dio cuenta de que el único punto vulnerable de Ferragut era su ombligo y, con las fuerzas que aún le quedaban, consiguió clavar su puñal en él, causándole la muerte.

Así, dice la leyenda que fue como los árabes abandonaron Nájera y Roldán se ganó la fama de mejor guerrero de la cristiandad.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 14 Mar 2018 10:21

La expedición vasca, el incidente de Talambó y la ocupación de las islas Chinchas


En 1860 el hacendado peruano Manuel Salcedo que tenía una hacienda algodonera en la provincia de Chiclayo, llamada Talambó con el apoyo de su socio Ramón Azcárate, hombre que gozaba de gran prestigio en varias comarcas guipuzcoanas, contrató a 300 trabajadores vascos para trabajar sus propiedades de algodón. Los campesinos debían ser de ambos sexos, además de un párroco, un cirujano, un administrador y de algunos carpinteros, herreros y artesanos. Los gastos del viaje y la alimentación durante el trayecto corrieron a cuenta de Azcárate. Al llegar a la hacienda debían construir las casas, los graneros y todas las instalaciones necesarias para la recolección del algodón. La idea era alcanzar los 20000 quintales al año, siendo la mitad de ellos para los campesinos excepto los dos primeros años para compensar los gastos del viaje.

El 14 de abril de 1860, la expedición guipuzcoana embarcó en el barco francés L’Asie con rumbo a Perú. El número total de embarcados fue de 95 hombres, 49 mujeres y 125 niños entre 0 y 9 años. Tras 92 días de navegación llegaron al puerto del Callao. Finalmente llegaron a la hacienda Talambó el 1 de agosto.

Los problemas surgieron ya al día siguiente de la llegada a la hacienda, Manuel Salcedo varió a su propio provecho las promesas hechas a los asalariados españoles obligándoles a también al cultivo de grano y hortalizas corriendo por cuenta de los trabajadores la mitad de los gastos de herramientas y granos. Además se les equiparaba al resto de los trabajadores de la hacienda, haciendo cosas impropias de su condición lo que propició el aumento de las protestas y el descontento general.

Las relaciones de los colonos y Salcedo llegaron a un punto crítico el 4 de agosto de 1863 cuando en una discusión entre Salcedo y el líder vasco Marcial Miner casi llegan a las manos. Salcedo contrató a un grupo de hombres armados en el pueblo de Chepén, pagándoles 4 pesos a cada uno además de bebidas y tabaco, para intimidar los españoles.

El grupo armado se presentó en la hacienda solicitando la presencia de MIner, los campesinos intentaron evitarlo y se produjo un tiroteo y una pelea con armas blanca que tuvo como resultado cuatro españoles heridos y uno muerto. Al día siguiente el juez de Chepén detuvo a los vascos involucrados en la refriega e interrogó por separado a Salcedo haciendo caso omiso a la versión de los españoles y exculpando al hacendado peruano y a los hombres armados contratados por este.

Los colonos pusieron, mediante una declaración jurada, los hechos acaecidos en Talambó en conocimiento de la Cancillería del Consulado español en Lima, quien nombró una Comisión para esclarecer los hechos. El Comisionado fue asesinado, el juez de Chiclayo condenó a dos colonos vascos, lo que no se consideró acertado por parte de la Corte Superior de La Libertad, quizás presionada por las autoridades del país que sabían que este hecho podría propiciar el enfrentamiento con el Gobierno español.

En aguas peruanas se encontraba la Escuadra española al mando del Almirante Luis Hernández Pinzón, entre cuyas órdenes estaban las de proteger y velar por los intereses de los ciudadanos españoles. Su presencia influyó en las tomas de decisiones, así la Corte Superior declaró nula la sentencia anterior y mandó capturar y enjuiciar a Miguel Salcedo y a los peones armados que contrató, además de procesar al juez de Chepén. Sin embargo, la la Corte Suprema de Justicia declaró nula la sentencia de la Corte de La Libertad y ordenó la reposición de las cosas a su estado anterior. Esta decisión motivó la enérgica reclamación del gobierno español y del Almirante Pinzón. Decidiendo una acción enérgica que mostrase a las autoridades del Perú, donde no existía representación diplomática española, que no se iban a tolerar actos hostiles contra los súbditos españoles residentes en territorio peruano.

Para solucionar las tensiones entre España y Perú, se envió al embajador español en Bolivia con el título de Comisario Especial, lo que provocó la irritación peruana y la negativa de su gobierno a recibirle en condición de tal.

Como medida de presión, el Almirante Pinzón, a instancias del plenipotenciario español, ocupó las islas Chinchas, situadas a unos 20 km de El Callao y ricas en guano. El 14 de abril de 1864 el Almirante Pinzón ordenó a los trozos de desembarco que ocuparan las islas, lo que fue realizado con prontitud y sin hallar resistencia entre los 300 soldados peruanos de guarnición, que fueron enviados de vuelta a El Callao, ni por parte de la corbeta Iquique, que fue apresada y dotada de una tripulación de presa española.

El Almirante realizó la ocupación a título de reivindicación y exigió al gobierno de Lima tres millones de pesos como indemnización a los vascos y amenazó con bombardear el Callao si no se cumplían sus exigencias. El presidente del Perú, general José A. Pezet, terminó aceptando estas exigencias.

A pesar de la ocupación, la producción de guano no fue interrumpida y continuó bajo la supervisión de los técnicos peruanos y los beneficios resultantes de su explotación y exportación siguieron redundando en beneficio de Perú.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Hoplon » 14 Mar 2018 16:38

Igualito que ahora, los españoles de antes.

Brasilla, eres tan prolífico que no da tiempo a seguirte.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Hoplon » 14 Mar 2018 16:55

¿Por qué había un punto débil en el cuerpo invulnerable de Sigfrido, bañado en la sangre del dragón Fafnir, como Aquiles fue bañado en la laguna Estigia?

Porque una hoja de árbol cayó en la espalda de Sigfrido, igual que el talón de Aquiles quedó fuera del agua cuando su madre Tetis lo sujetó para bañarlo.

El ataque traicionera de los ingleses a Mazalquivir tiene al menos dos precedentes, así a bote pronto y de memoria:

- El ataque a la escuadra danesa de Parker y Nelson, el 2-4-1801, sin previa declaración de guerra.

- El ataque a cuatro fragatas españolas sin previa declaración de guerra, el 5-10-1804, cuando iban cargadas con las familias, mujeres y niños, de los marinos, y con cuatro millones de pesos.

Y es que quien nace lechón, muere cochino.

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Re: Curiosidades Militares

Mensajepor Brasilla » 14 Mar 2018 20:25

Esos nacieron puercos y deben morir jabalíes :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
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