Mensajepor Rescoldo » 31 Mar 2015 20:05
Munty
Ahí van más detalles
“LA TRILOGIA” DE JEAN LARTEGUY
Numerosos literatos quedan adscritos o se adscriben voluntariamente a una generación literaria, pero es un caso muy raro y excepcional que un solo autor cree e integre por sí solo una generación literaria; tal es el caso del novelista y periodista francés recientemente fallecido Jean Pierre Lucien Osty, conocido por el pseudónimo de Jean Larteguy.
Jean Larteguy (1920-2011) escribió alrededor de cincuenta novelas todas ellas ambientadas en los conflictos bélicos originados por la descolonización en África o Asía y de los que tuvo conocimiento de primera mano bien como oficial del ejército francés o bien como corresponsal destacado en el Extremo Oriente por la prestigiosa revista “Paris Match”. Por el objeto de sus novelas así como por el tratamiento psicológico de sus personajes y las no pocas reflexiones sobre la sociedad y la política francesa que estos realizan hacen que Jean Larteguy merezca ser considerado como el único escritor de la generación de la descolonización y de la decadencia europea.
Las vivencias personales adquiridas por Larteguy en el ejército francés, desde que en Diciembre de 1942 se incorporara, tras pasar nueve meses en un campo de concentración franquista, a las Fuerzas Francesas Libres en el Norte de África hasta que lo abandonara en 1951 al ser herido en Corea donde estaba destinado como capitán en el “Batallón Francés de Voluntarios” constituyen la fuente principal de su producción literaria dentro de toda la cual destaca la trilogía integrada por las novelas “Los Centuriones” (1), “Los Pretorianos” y “Los Mercenarios”.
En esta trilogía, centrada en las Guerras de Indochina, Argelia (“Los Centuriones” y “Los Pretorianos”) y Corea (“Los Mercenarios”), Larteguy no solo plantea, como pretenden desde los años setenta del pasado siglo ciertos mandos de determinados ejércitos, la cuestión de la entonces novedosa “guerra revolucionaria” y de la forma de enfrentarse a ella sino que sobre todo plantea la cuestión de la degradación política y social de Europa personificada en la Francia de la IV República que es la que fomenta con su actitud y errores la aparición de grupos insurgentes y terroristas. Así, por ejemplo, todos los personajes de las novelas que integran la trilogía de Larteguy y que representan a luchadores por la independencia de Vietnam o de Argelia (Ty, Mahmuhdi…) han pretendido siempre, previa y originariamente, la fusión y la integración de las colonias con la metrópoli francesa y solo tras haber sufrido la segregación, el racismo y la corrupción de la administración colonial se decantaron por una opción independentista que, considerando la política de bloques imperante en la época de la descolonización, no podía estar sino vinculada al comunismo y al bloque soviético.
Por lo tanto, todas las novelas de la trilogía de Larteguy son sobre todo y ante todo una crítica a la sociedad francesa y europea de la postguerra mundial que ponen de manifiesto la degradación moral de los ciudadanos, el snobismo de los intelectuales más preocupados por mantener la popularidad que por cumplir una función social de formación del pueblo y la corrupción del mundo político que hace que el poder se convierta en un fin en sí mismo.
Igualmente, y aunque se haya pretendido otra cosa, la trilogía de Larteguy esta totalmente alejada de una obra laudatoria del militarismo al tratar explícitamente la progresiva degradación de la profesión militar que aparece no solo en las numerosas reflexiones que hacen los personajes que encarnan a los paracaidistas o voluntarios franceses, sino en los propios títulos de las novelas que integran la trilogía: “Los Centuriones”, “Los Pretorianos” y “Los Mercenarios”. En este sentido es de tener en cuenta que históricamente en el Imperio Romano los Centuriones eran oficiales de las Legiones y ciudadanos romanos que hacían uso de su “Ius Connubii”, los Pretorianos eran soldados, no necesariamente ciudadanos romanos, que se dedicaban exclusivamente a guardar al Cesar y que terminaron derrocando y nombrando césares a su antojo y los Mercenarios era los integrantes de las fuerzas auxiliares, carentes de la ciudadanía romana y que eran reclutados entre todas las tribus para servir en último extremo como simple “carne de cañon”.
Así, en “Los Centuriones”, los paracaidistas que caen prisioneros en Dien Bien Phu y que posteriormente hacen la guerra de Argelia (Esclavier, Raspeguy, Boisferaus, Glatigny…) son soldados que cumplen las ordenes dadas por sus superiores defendiendo lo que creen los “valores franceses” en el Sudeste Asiático y en el Norte de África, posteriormente en “Los Pretorianos”; estos mismos paracaidistas toman conciencia de que en el fondo están siendo utilizados para defender un status quo que solo beneficia a unos pocos y por tanto, como los antiguos Pretorianos romanos, adquieren conciencia política, toman partido y pretenden reformar las cosas en beneficio de todos actuando políticamente mediante el golpe de estado del 13 Mayo de 1958 que llevará al poder al General De Gaulle, quien les traicionará al no poner en práctica una política de integración entre franceses metropolitanos, “Pieds Noirs” y musulmanes argelinos, lo que cuatro años más tarde llevará a reconocer la independencia de Argelia mediante “los Acuerdos de Evian” de 1962.
Finalmente, en “Los Mercenarios”, novela que fue la primera en publicarse con el título de “Sangre sobre las Colinas” y que en principio no estaba integrada en la trilogía al no guardar relación ni con la ambientación histórica ni con la galería de personajes de las otras dos, los soldados franceses son voluntarios que por distintos motivos personales y por huir de la mediocridad asfixiante instalada en los “Clubs de oficiales” y en la sociedad francesa terminan alistados en el “Batallón Francés en Corea”, luchando exclusivamente por “la visión que de ellos mismos quieren que tenga el mundo” y siendo sacrificados inútil y salvajemente a la ambición de un general norteamericano deseoso de hacer carrera y de promocionarse ante sus superiores. Si en “Los Centuriones” y en “Los Pretorianos” los personajes luchan por ciertas ideas, en “Los Mercenarios” los personajes carecen ya de idealismo y parecen entregarse al puro fatalismo.
Hoy, cuando la obra de Jean Larteguy, parece haber caído en el olvido y sus libros difícilmente se encuentran en librerías que no sean de libro antiguo o de ocasión es necesario que se reivindique, se reedite y se lea de nuevo no solo para comprender unos hechos históricos y conocer los errores de la descolonización sino también para revertir, en la medida de lo posible, la crisis social, política y moral de Europa que es denunciada por Larteguy y, sobre todo, para evitar que de la obra de este eminente autor francés nos llegue la interpretación errónea y nefasta que de ella se pueda hacer en determinadas academias militares y de policía (2) y que ya tuvieron una manifestación práctica en las prácticas represivas de las dictaduras militares de Argentina y Chile.
(1) De esta novela existe una adaptación cinematográfica titulada “Mando Perdido” interpretada por Alain Delon y Anthony Quinn.
(2) Parece ser que tal es la pretensión del general norteamericano David Petraus, comandante en jefe que fue de las fuerzas norteamericanas en Irak.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.