Para mí es un honor el compartir con vosotros otro hecho heroico esta vez de mi querida Infanteria de Marina, con permiso copio un artículo extraído de la revista Defensa, revista internacional de Ejércitos, Armamento, Tecnología Nº 247 de Noviembre de 1998.
Cuando el Sargento de la Infantería de Marina española Juan Luna Alvarez, llega al Cuartel General del VII Cuerpo de Ejercito serbo-bosnio en Latva, a las 0945 del 18 de noviembre de 1996, se encuentra que le está esperando el Teniente Coronel Milisevic, conforme a lo previsto, pero que también aguardan varios vehículos más, uno de ellos un blindado BOV, con personal armado y equipo de combate. Esto ya no estaba previsto, sí que Luna se dirige a Milisevic y por señas, pues no tiene intérprete, le indica que ni el blindado ni el resto de los vehículos con personal armado pueden abandonar el cuartel ya que no están autorizados por la Fuerza de Implementación de Paz (IFOR), de la que Luna forma parte. Milisevic le dice que no se preocupe pues no van a salir de allí.
Nada más lejos de la realidad, en cuanto los dos HUMMER de la Infantería de Marina inician la marcha, el grupo serbo-bosnio sigue a los españoles. En cabeza va Luna con el Cabo 1º Víctor Suárez de la Guardia, el Sdo. Conductor Juan Domínguez Oneto y el Sdo. Tirador Sergio Mateos Llamas, acompañándoles Milisevic. En el segundo vehículo viajan el Cabo 1º Daniel Alemán Montero, el Cabo 1º Francisco Vera Gutiérrez y el Cabo José M. Rosado Molina.Algo muy extraño está ocurriendo y Luna no sabe a ciencia cierta el qué pero, por encima de todo, tiene muy clara su misión. Intenta enlazar por radio con su jefe, el Tte. Coronel Enrique Fojón Lagoa pero la carretera de Latsva a Trebinje, por la que circula, discurre por el fondo de un acantilado que encajona un río, lo que hace que las comunicaciones por radio en VHF no sean posibles. Está pues, aislado en un ambiente de máxima tensión y Luna es consciente que tiene que tomar decisiones rápidas, prudentes y sobre todo, correctas.
A poco más de 2 Km. de Latsva la columna pasa a la otra orilla del río atravesando un puente que conduce a un rellano situado a otro par de km. En este rellano Luna, conocedor de la zona, detiene los HUMMER pues ahí sí hay un buen enlace radio. Trata que los serbo-bosnios regresen a Latsva sin llegar al uso de la fuerza, ni siquiera de las amenazas, pues está en una misión de paz y es consciente de que una de las cualidades más importantes demostradas por los españoles en Bosnia ha sido saber tratar a la población en general y a los contendientes en particular, sin la arrogancia, prepotencia y brusquedad de otros pueblos alejados de la mentalidad mediterránea.
Al detener la columna, Milisevic sale del HUMMER e indica a sus compatriotas que no obedezcan a Luna y que le sobrepasen. No lo dudan y a toda velocidad, tanto el blindado como el resto de los vehículos emprenden la huida hacia Trebinje, situado a unos 9 km. Los Infantes de Marina emprenden la persecución para adelantarles de nuevo acelerando al máximo lo que permiten los HUMMER. La carretera es muy estrecha y apenas hay espacio para dos vehículos. Los serbo-bosnios marchan por la parte interior mientras que los españoles tienen a su izquierda un barranco, y al fondo el río. La visibilidad es muy reducida pues se ha desencadenado una tormenta con un fortísimo aguacero.
El blindado está dispuesto a llegar a Trebinje, no importándole lo que pueda pasarles a los españoles así que, huyendo a la máxima velocidad, cuando tiene al HUMMER de Luna a su altura, le propina fuertes golpes laterales para tirarlo por el barranco. Saltan los espejos retrovisores a causa de los empujones. Sin embargo el conductor mantiene firme el volante y con una pericia extraordinaria aguanta los envites. Los Infantes saben que se están jugando la vida pero son de los que asumen las consecuencias de su responsabilidad y, además, no se asustan, no pertenecen a la pléyade de los que se arrugan ante las dificultades por lo que, ni lo defectuoso del pavimento ni los golpes hacia el precipicio les van a impedir continuar su marcha acelerada.
Los HUMMER responden perfectamente al esfuerzo que se les exige pero, cuando llevan algo mas de un kilómetro de carretera salvaje, el vehículo de Luna va a recibir el golpe de gracia hacia el barranco. En ese momento, Milisevic, consciente de que está a punto de morir, gesticula y grita desaforadamente a los del blindado para que cejen en su criminal propósito. Estos se dan cuenta de que van a tirar al río a su jefe y dudan, se apartan un poco, lo suficiente para que Juan Domínguez acelere y de un volantazo se coloque delante del blindado. ¡Se han salvado por segundos!. En ese momento, a poco más de 7 Km. de Trebinje, cruza el HUMMER en la carretera y detiene a la columna mientras que el segundo HUMMER se queda en la cola, impidiendo la marcha atrás de los serbo-bosnios.
Armas en ristre, los españoles saltan de los vehículos y se dirigen al blindado. En su interior, Luna reconoce nada menos que a los generales serbo-bosnios Grubac y Prstojevic intentando pasar desapercibidos y les comunica que no pueden seguir ya que su movimiento no ha sido autorizado por IFOR. A los generales les acompañan cuarenta hombres armados; todos ellos en actitud amenazadora frente a siete españoles. Sólo trescientos metros más adelante se encuentra situada una patrulla de Infantería de Marina armada con una ametralladora pesada y un lanzador de misiles TOW. Esta patrulla, que había sido desplegada con anterioridad al ver la evolución desfavorable de la situación política, está oyendo por radio todo lo que ocurre y, sin dudarlo, se dirige hacia el lugar de los hechos para controlar el paso del grupo escoltado por Luna. Además en el Cuartel General de la Brigada Serbo-Bosnia de Trebinje, los partidarios del General Milosevic, rival de Grubac, han tomado posiciones y permanecen con sus armas en las ventanas del Cuartel General listos para rechazar a la fuerza que se aproxima.
Frente a éste edificio, otra patrulla española se encuentra alerta. En la carretera la tensión es enorme y si llega a producirse un solo disparo, una hipotética reacción en cadena por parte de los presentes puede resultar infernal. El enfrentamiento parece inminente.
Luna consigue comunicar con el Destacamento de Infantería de Marina situado en Duzi (a unos 3 km. al oeste de Trebinje) y Fojón ordena al Comandante de Infantería de Marina José Luis Torres Domingo que vaya rápidamente al lugar donde está la columna detenida y comunique al General Grubac que tiene que volver a Latsva. Pasan 50 minutos interminables en los que Luna sigue, impávido, haciendo frente a la situación hasta que llega Torres al mando de una Compañía de Infantes de Marina. Torres resulta convincente por lo que el General accede y pide entrevistarse con el Teniente Coronel español en Latsva. Cuando éste llega al punto de la cita le comunican que Grubac le presenta sus disculpas pero que su estado de ánimo no le permite verle. No es para menos. La actuación decidida del Sargento Luna y sus seis hombres acaba de abortar una acción que pudo haber llevado a un Golpe de Estado de consecuencias imprevisibles.
Un recuerdo para todos aquellos héroes que demuestran y demostraron la esencia de nuestra olvidada y denostada Historia.
