Aparqué mi coche al lado una pick up 4x4 propiedad del guarda. Tras saludarlo y hacer las presentaciones de rigor, pasé mi rifle y mochila al todo terreno, con rumbo a la espesura del monte.
En un momento dado, el guarda (al que llamaré Julián , para mantener su nombre en un discreto anonimato) me comentó que seria conveniente que empezara a cargar el rifle, ya que entrábamos en la zona en donde podríamos avistar algún animal.
He de decir que, aunque yo tenía la posibilidad de tirar tanto a ciervas como a cochinos, me ilusionaba poder estrenar mi Marlin 444 con algún buen guarro.
A los 15 minutos de haber metido 4 cartuchos en el cargador, paramos el coche, mientras que Julián asomaba su cabeza por la ventana y se volvía hacia mi susurrando “! Mira ahí abajo..ahí van unas ciervas con algunos machos ¡!”.
Abrí la puerta y bajé del vehiculo, accionando la palanca de mi Marlin....pero al encarar a los animales, desamartillé el arma. Estaban trotando, y se habían distanciado lo suficiente para no ser un disparo seguro a esa distancia y con el tipo de rifle que portaba.
Volví a subir en el 4x4 y seguimos en aquel “safari” particular por la sierra de Cádiz…quedando impresionado por la habilidad del guarda en manejar aquel vehiculo, circulando por lugares que incluso las cabras temerían tomar.
En un momento dado, fui yo quien avistó a un hermoso cochino, atravesando perpendicularmente nuestra senda, delante nuestro. Julián paró el 4x4, abrí la puerta y bajé del mismo, apoyando el arma en el marco superior de la ventana, a instancias del guarda.
Aunque el animal no nos había detectado e iba despacio, pronto se perdió subiendo en la espesura…quedándome un par de minutos mas por si venia acompañado de algún rezagado.
Tampoco hubo suerte, y decidimos proseguir la marcha…hasta que al cabo de varios minutos mas, el guarda echó mano a sus prismáticos y se desvió por una pendiente impresionante…dando nuevamente muestras de una gran pericia al volante, máxime teniendo en cuenta lo enfangado y mojado que estaba toda aquella zona debido a lluvias recientes.
Fue casi un cuarto de hora mas tarde cuando entonces paró casi en seco……y ambos vimos a una piara de cochinos-jabalí que subían ladera arriba, perdiéndose entre matorrales. Julián se bajo del vehiculo y se introdujo en la espesura….le parecía que algún animal se había quedado atrás.
Bajé también del 4x4, y al poco de salir yo del coche, el guarda se agachó rápidamente y me hizo una señal con la mano… ¡estaba viendo algo allí arriba ¡.
Me acerqué lo más rápido que pude, minimizando en lo posible el ruido…y al mismo tiempo amartillando el arma de mi palanquero, con el dedo índice fuera del disparador y apuntando siempre hacia arriba, pegando el Marlin a mi cuerpo.
Estando a la altura de Julián, este me tira de mi chaqueta…..a la vez que señala un matorral con un pequeño montículo de tierra…. Dios ¡! Ahí estaba ¡! Podía ver sus cuartos traseros, estaba moviéndose muy despacio….. mis pulsaciones se dispararon, noté la adrenalina en mi cuerpo…
Lo puedo ver parcialmente, no seria un buen disparo... Si al menos pudiera subir un poco mas la ladera…podría tener un blanco mejor...
El guarda adivina mi intención y asiente con la cabeza, cediéndome su sitio.
Amartillo de nuevo el rifle y lo llevo a mi hombro….. Veo como Julián se lleva las manos a sus oídos mientras que yo, en mi nueva posición, pierdo momentáneamente al animal en el visor, así que desencaro el arma, respiro, dejo ambos ojos abiertos y vuelvo a encararla. Entonces si…. Ahora lo tengo en la cruceta del visor… El cuerpo del cochino permanece semi –oculto desde su codo hasta abajo… Así que prefiero apuntarle algo mas arriba y a la derecha. No será un disparo al corazón, pero decido entregar mi confianza a los 240 grains del contundente .444 Marlin…..aplico presión gradualmente en el disparador…poco a poco…para que el disparo me sorprenda…. ¡!! PAOUMM ¡!!
El que alguna vez ha disparado con este arma y calibre, sabe por que lo escribo así

En ese momento, veo desaparecer al animal entre los matorrales…”Increíble..”, pienso, “..juraria que le habia herido de muerte”.
Julian me ve con cara de desconcierto y me dice “Le has dado….no sé donde, pero le has dado seguro…” y sale andando a buen paso hasta el lugar del impacto, mientras su perro corretea tras nosotros.
Una vez alli, y en un gran matorral vemos las señales. Salpicaduras de una sangre muy llamativa, de un rojo intenso, riegan las hojas del arbusto. “Sangre pulmonar” me señala el guarda, al tiempo que vemos en el suelo un reguero del vital fluido que se aleja del lugar.
“Vamos Negri , busca….busca ahí…” le indica a su perro, que sale disparado siguiendo el rastro. En apenas 4 segundos, oímos ladrar a Negri…. Corremos hacia sus ladridos y entonces, en un claro vemos al cochino, completamente inerte, tumbado. Lo separaban unos 20 o 25 metros del lugar de donde recibió el impacto.
Todo lo que había leído y oído sobre el .444 Marlin no eran bromas o exageraciones…el cartucho había cumplido su trabajo de manera espectacular. El animal había sido alcanzado en el costillar, unos 25 cms por detrás de la paletilla, y lo había atravesado de lado a lado.
En ese momento Julián me tendió su mano con un “Bueno…pues,… ¡!enhorabuena ¡!”, Mientras le correspondía al saludo, por su buen hacer, sentí varias cosas que solamente los que han cazado piezas de ese porte pueden entender.
No sentí pena, o lástima por mi primer animal de caza mayor, como he leído en comentarios de algunos compañeros de este foro. Mas bien sentí una mezcla de admiración por el animal, con un toque también de agradecimiento.
Admiración, porque, pese a la gran herida que llevaba, aún tuviese la fortaleza increíble de andar esos metros.
Agradecimiento, por mantenerme en vilo hasta el ultimo milisegundo del lance., sin saber a ciencia cierta si lo había alcanzado mi disparo y si había sido efectivo.
Era mi primera pieza, y para mi era tremendamente hermoso, incluso muerto tenia un porte y una presencia imponente. Me quité un guante y lo toqué…su pelaje recio, salvaje y un calor que destacaba mucho en aquella mañana tan fría…
Una vez cargado el animal en la pickup, volvimos a la casa del gran profesional que me acompañaba, para desollar la res y despiezarla para cuando me la llevase a casa.
Después de haber repartido algo con la familia, estamos deseando poder saborear la otra etapa de esta ancestral afición: el de degustarlo en la mesa junto a los seres queridos.
Un gran saludo y un abrazo para todos los compañeros de este gran foro.