LARGO CAí‘í“N; ENERGíA CINETICA; MOMENTUM; STOPPING POWER

Rifles potentes y precisos para el desafío de la caza mayor
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Steyr
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LARGO CAÑÓN; ENERGÍA CINETICA; MOMENTUM; STOPPING POWER

Mensajepor Steyr » 26 Jul 2012 12:03

Como están temas están apareciendo de manera desperdigada pero recurrente, me permito abrir este hilo con el excelente trabajo del Dr. en Medicina Legal Óscar Enrique Vanzetti publicado en el Foro FULL AVENTURA en 2007. Es una síntesis muy clara, con su bibliografía, donde se expone el estado actual de estos temas. Es verdad que, como es lógico, no está todo, pero puede ser el punto de partida para que nosotros vayamos introduciendo datos en el hilo y lo vayamos completando. En lengua española, es el trabajo más completo que conozco, aunque es una síntesis que no lo abarca todo. Sin simplificar las cuestiones, las expone con mucha claridad, indicando incluso las posturas existentes y las dudas que aún quedan por despejar.

Espero que os guste:

Documento final

Cuando en 1904 la Comisión Thompson La Garde entrega a las autoridades militares del Departamento de Guerra de EE.UU su informe final sobre el poder de shock, o también conocido en inglés como "Shocking Power", de los más destacados cartuchos de arma corta de esa época, surge una concepción de la Balística de Efectos que tendría intensa y larga repercusión entre las fuerzas militares (y policiales) de gran parte del orbe.

La consecuencia de dicho informe fue la adopción por parte de la FF.AA. de los Estados Unidos de Norteamérica de la pistola semiautomática Colt, Modelo 1911, y del cartucho calibre .45 ACP, binomio que sería famoso por décadas e instauraría de igual modo el reinado de los calibres "lentos y pesados".

En realidad, si bien el informe mencionado no surgió de un estudio estrictamente científico sino de naturaleza más bien práctica, reafirmó algo que desde hacía mucho tiempo ya estaba en la mente de los soldados y civiles norteamericanos (como también en Europa y especialmente en Inglaterra, donde era reglamentario el revólver Webley en calibre .455, conocido como "Manstopper") y que se remontaba a la guerra contra indios, entre otros antecedentes, donde las armas cortas que utilizaban balas lentas y pesadas, como el .45 Long Colt o el .44-40 Winchester (pero especialmente el primero), habían demostrado poseer una singular eficacia en detener al agresor con uno o dos disparos, lo que hoy conocemos como Poder de Detención o "Stopping Power".

Empleando primero pólvora negra y al finalizar el siglo XIX utilizando ya la nueva pólvora sin humo, estos eficaces proyectiles de arma corta, según el Dr. Gonzalo Fernández, destacado experto Uruguayo en la materia, "tenían un peso que rondaba entre los 220 y 250 grains, una velocidad entre 775 y 860 pies por segundos y una energía cinética entre 280 y 327 libras por pie".

Todos poseían un calibre que estaba alrededor de los 11 a 12 mm.

Los resultados del test de Thompson-La Garde en realidad habían dado mayor importancia al llamado "Momentum" o Momento del proyectil, haciendo que prevaleciera la masa o peso (en la práctica son iguales) del misil sobre el factor velocidad, el cual había adquirido gran importancia a posteriori del descubrimiento de la pólvora sin humo (o Smokeless, en inglés) que comenzó a ser utilizada de manera generalizada en las armas militares a partir del año 1886 por las potencias de ese momento, siendo Francia el primer país del mundo en adoptar un fusil que usara munición con este nuevo tipo de propelente.

Pero curiosamente es Estados Unidos, junto con España, Noruega y Japón, quien queda retrasada en la modernización de su armamento de hombro, ya que continuará usando el Springfield "Trapdoor" modelo 1889 de un sólo disparo, en calibre .45/70, hasta el año 1894 cuando es reemplazado por el fusil Krag-Jorgensen modelo 1896, en calibre .30 (7,62 mm) denominado 30/40, con una menguada velocidad de 620 ms frente a los 701 ms del fusil francés Lebel, en calibre 8 milímetros.

Las nuevas armas utilizarían a partir de ahora cartuchos con balas encamisadas, más livianas y de menor calibre, que permitirían el desarrollo de altas velocidades y trayectorias más rasantes y que, finalmente, llegarían a reemplazar a los "viejos" proyectiles lentos y pesados que habían sido utilizado con bastante éxito por militares y civiles de ese país y de otras partes del mundo.

Entrando al tema de la energía, se dice que un cuerpo tiene energía (E) cuando es capaz de producir un trabajo, modificando o influyendo a otro cuerpo.

La energía cinética (EC), en resumen, es la energía que poseen los cuerpos en movimiento. Si por ejemplo a un cuerpo que tiene en reposo una energía potencial se lo deja caer desde cierta altura, como lleva cierta velocidad, para detenerlo se necesita la acción de otro cuerpo, o mejor dicho de otra fuerza de sentido contrario y con la misma dirección, que finalmente producirá el desplazamiento del cuerpo en cuestión, por lo que realizará un trabajo. Entonces, deducimos fácilmente, posee energía cinética.

Como ejemplo más práctico se puede decir que un proyectil cuando está en vuelo realiza un trabajo y emplea para ello a la energía cinética. Así, valga como ejemplo, para levantar una carga de 2 Kg. a un metro de altura se necesitaría una energía de 2 kilogramos por metro o kilográmetros (Kgm). También se la puede medir a la energía en libras por pie (lbs pie) o en Joules (J).

Según Gonzalo Fernández deben considerarse proyectiles de elevado "Stopping Power" a todos aquellos cuya energía inicial sobrepase las 300 libras pie.

Algunos autores sostienen, dato muy importante, que un proyectil con una energía de 80 joules (8 kilográmetros) si impacta a un ser humano lo incapacita o deja fuera de combate por 30 segundos. Si el impacto es de 200 Joules (20 kilográmetros) lo incapacita definitivamente, o sea le produciría la muerte.

La energía cinética, en la literatura en español, se puede expresar por la siguiente fórmula:

EC= 1/2 x v2 ó EC= m x v2/2

Lo que es igual a decir:

En donde:

* m = Masa (o peso) de la bala
* v = Velocidad

Se podrá observar en esta fórmula que para su cálculo se considera al ½ de la masa del proyectil o sea la mitad de su peso, pero la velocidad del mismo se halla elevada al cuadrado. Hago la salvedad de que no significa lo mismo la palabra bala que proyectil, utilizando los estrictos términos que impone la física y la Ciencia Balística.

Sería precisamente la velocidad elevada al cuadrado, el factor que habría sido considerado de relevante y trascendental importancia por algunos autores en el mecanismo por el cual el proyectil al ceder a su paso, cuando atraviesa las diversas estructuras tisurales del organismo humano, una cantidad de energía directamente proporcional al cuadrado de su velocidad, como la más importante causa de las lesiones en los tejidos que rodean la trayectoria del proyectil.

Explicando con mayor claridad este concepto, se puede decir que la energía cinética del proyectil debería ser consumida, gastada o absorbida en la mayor cantidad posible durante su pasaje a través de los tejidos corporales para que produzca una lesión que lleve al colapso del individuo herido lo más rápidamente posible.

Este gasto de energía que se utiliza para vencer la "aposición de tejidos de distinta contextura, resistencia, densidad y elasticidad", al decir del expertísimo Dr. Osvaldo Raffo, se conoce como transferencia de energía. Mientras más rápida y brusca sea esa transferencia de energía del proyectil a los tejidos que rodean su pasaje tisular o trayectoria intracorporal, mayor será su capacidad vulnerante.

Creo pertinente aclarar, según mi punto de vista, que respetando los fenómenos de la Física y la Química no se puede dejar de tener en cuenta al hablar de Balística de Efectos el principio que estableciera Antoine de Lavoisier (1743-1794) de que en la Química, que es quien se encarga de estudiar a la materia y sus transformaciones, "nada se pierde, todo se transforma".

Nacen así el "principio de conservación de la materia (o masa)" y el "principio de conservación de la energía", que no deben obviarse, a mi entender, cuando se quiere estudiar seriamente la acción de los proyectiles de las armas de fuego en los tejidos humanos.

"En suma, en toda transformación de la materia va implícita la intervención de la energía y viceversa". Para entenderlo mejor se puede decir que a la energía es imposible destruirla, puede cambiar o transformarse de una forma de energía a otra o ser desperdiciada, pero nunca destruida. Lo mismo sucede con la cantidad de materia (masa) que permanece constante cualquiera sea la transformación que ocurra.

Se puede decir entonces que la energía cinética del proyectil se transformará:

1°) por una parte en energía mecánica o de movimiento que se usará en mover al propio proyectil y también en mover o desplazar a los tejidos y fluidos interpuestos a su paso

2°) en energía calorífica, por la agitación o movimiento de los átomos y moléculas del medio atravesado produciendo calor, y...

3°) en energía química por los cambios del medio interno que se produce a nivel intra y extracelular, debido a las transformaciones que sufren los iones y la conductividad eléctrica.

Así, considerando al cuerpo humano por su alto contenido en agua intra y extra celular como a un medio no compresivo, esa transferencia súbita de energía desprendiéndose del proyectil en forma radial a su paso a través de los diversos tejidos (a la que algunos llaman energía lateral o energía elástica) produciría la moción centrífuga de las moléculas de agua y otros fluidos las que, según el Principio de Pascal que dice: "la presión ejercida sobre un punto de una superficie líquida, se transmite por igual al resto de la demás superficie del líquido", transmisión que se haría en forma de ondas de presión que producirían lo conocido como "choque hidráulico", pudiendo ocasionar a veces el característico efecto explosivo de los tejidos u órganos atravesados (un ejemplo práctico son los bidones llenos de agua que explotan o revientan al ser perforados por un proyectil de alta velocidad).

Pero además, teniendo en cuenta la teoría molecular de los líquidos, por la propiedad de deslizamiento de los líquidos y debido a que por la transmisión de la energía cinética, que algunos aquí la denominan energía lateral o elástica, se le confiere un brusco aumento de velocidad (aceleración) al movimiento de cada molécula hídrica, (lo que se conoce cómo Presión Hidrodinámica), llevando a que cada una de esas moléculas se transformen en numerosos proyectiles que chocan violentamente entre sí y contra la superficie de las paredes que las encierran, sobre las que ejercen presión (sería el "choque hidrodinámico"), volviendo luego esas moléculas hídricas (junto con los tejidos desplazados) al centro de la cavidad principal, donde se produjo el vacío de toda sustancia, por una especie de "choque de retorno", en un movimiento centrípeto, hasta que se agota la energía que las anima, creando ello la base de la llamada "teoría de la pulsación de las cavidades" y que se puede observar al filmar o fotografiar con cámaras ultrarrápidas el movimiento "palpitante" de expansión y colapso de un bloque de gelatina balística después de ser perforado por un proyectil de alta velocidad.

Esta pulsación de las paredes del tracto o canal principal (por la cual los tejidos se expanden y se contraen con cierto ritmo, frecuencia e intensidad), seguramente coadyuve al incremento de las lesiones en aquellos tejidos ya debilitados por la intensa presión que les impusiera la formación de la cavidad transitoria por estiramiento.

De allí se desprende, para poder comprender con más facilidad este tema, que el proyectil tendría:

1°) una acción directa sobre los tejidos produciendo en ellos rotura, contusión, aplastamiento y laceración o disrupción por rozamiento, lo que originaría la llamada Cavidad Permanente o por Rotura de la herida, elemento primordial en la producción de la llamada herida primaria, evidenciable en el curso de la autopsia médico-legal y por lo general de menor diámetro al del proyectil que la origina, dependiendo ello de las características particulares del tejido lesionado; y

2°) una acción indirecta por la energía mecánica, que cedida radial y perpendicularmente (centrífuga) a la cavidad permanente, produciría el estiramiento de los tejidos que la rodean llegando los mismos hasta el límite máximo de su resistencia elástica y produciéndose, sobrepasado este límite, la ruptura del mismo (entiéndase: de las células), según la característica que es inherente y particular a cada tejido atravesado.

Este fenómeno de "estiramiento", hecho indiscutible de la física que no puede dejar de ser considerado muy seriamente en el estudio de la Balística de Efectos, origina como resultado la conocida Cavidad Transitoria o por Estiramiento, de efímera duración, de allí su nombre (entre 5 a 9 milisegundos, según Vincent Di Maio), pero produciendo como consecuencia evidente una lesión de variada magnitud a mayor cantidad de tejidos, vasos sanguíneos, filetes nerviosos, etc, por afectar a tejidos o estructuras relativamente alejados del pasaje directo del misil, aumentando así el volumen total del tejido siderado y por lo tanto la gravedad de la herida; y además también sería responsable de las llamadas heridas secundarias y terciarias que se manifiestan principalmente por la producción de pérdida de líquido intra y extra celular (hemorragia) y en la Inhibición funcional del tejido agredido por el choque hidráulico y el hidrodinámico, debiéndose destacar la importante repercusión fisiopatológica negativa que pueden ocasionar ambos procesos sobre el aparato cardiovascular y el sistema nervioso central, contribuyendo indudablemente a la producción del "efecto incapacitante inmediato o mediato" del proyectil, que serían: el Poder de Detención (o Stopping Power de los anglosajones); el Poder de Shock (o Shocking Power) y el Poder de Matar (o Killing Power).

Es por ello que no estoy de acuerdo con aquellos autores que sostienen, obviando lo anterior, que no se le debe dar gran importancia al fenómeno indirecto del "estiramiento" de los tejidos, que sería en definitiva la cavidad transitoria, priorizando en cambio la importancia de la acción directa del proyectil contra los tejidos opuestos a su paso, o sea la ya vista cavidad permanente o canal de la herida.

Algunos autores suman a todo lo mencionado la acción de la onda de choque sónica que precedería a los proyectiles transónicos o supersónicos, o sea los que superan a la velocidad del sonido en el aire (340 m.s), pero que no ha demostrado tener mayor importancia práctica en el mecanismo de las heridas, según afirma Martín Fackler.

De lo antes expuesto es pertinente colegir por que el diámetro del proyectil adquiere tanta importancia cuando se quiere explicar la gravedad lesional del mecanismo balístico por los proyectiles de gran calibre y peso, donde también adquieren importancia las propiedades de los proyectiles llamadas: coeficiente balístico y densidad seccional, y de que se busque, por diferentes artilugios, aumentar la superficie de contacto y de interacción entre el proyectil y los tejidos a expensas de la deformación del primero, o mejor dicho del aumento del diámetro (calibre) por deformación de la punta, lo que algunos autores llaman "hongueo".

Es evidente que los proyectiles que viajan a más velocidad son los de arma larga comparados con los cartuchos estándares de arma corta, adquiriendo ello gran importancia cuando superan, los primeros, los 800 m.s (según Vincent Di Maio), o bien los 1.200 pies por segundos (aproximadamente los 400 m.s) como refieren Marshall Sanow.

Esto significa que el llamado efecto cavitación y el factor shock (y sus consecuencias fisiopatológicas), son más fácilmente observables o más rápidamente evidenciables en las heridas por arma larga que por arma corta, precisamente por el mentado factor velocidad que se halla elevado al cuadrado. Es necesario destacar que todo ello se produciría sin considerar en el mecanismo balístico de la lesión el efecto agregado del volteo o ruptura del misil, o bien de otros elementos intra o extracorpóreos interpuestos a su paso, que pueden dar origen a los llamados "proyectiles secundarios".

La energía cinética que un proyectil deja o transfiere al blanco se puede calcular con la siguiente fórmula: EC = ½ m (V1-V2)²

En donde:

* EC = energía cinética absorbida por el blanco
* M = masa del proyectil
* V1 = velocidad del proyectil de llegada al blanco
* V2 = velocidad del proyectil de salida del blanco

El valor obtenido con esta fórmula nos puede dar una idea de la energía "absorbida o entregada" a los tejidos cuando un proyectil atraviesa un bloque de gelatina balística en el laboratorio.

Algunos autores sostienen que la entrega de energía debería estar comprendida entre el 75 y el 90 % de la energía total del proyectil, produciéndose por debajo de ese porcentaje subpenetración, y por encima sobrepenetración del individuo impactado.

Pero existieron y existen estudiosos de la Balística de Efectos que creen que se le ha dado demasiada importancia al factor velocidad de los proyectiles de las armas de fuego, y por lo tanto se preocuparon en hallar otras causas que explicasen la acción vulnerante e incapacitante del misil de un arma portátil estándar al impactar contra un ser vivo, más precisamente un ser humano, objeto de estudio de la Medicina Legal. Pero también otras personas involucradas en este tema, como los cazadores de grandes animales, se interesaron en la acción de las balas de fusil en el organismo de los animales de caza.

Nace así, extraído de la cinemática, rama de la física que estudia el movimiento al margen de sus causas; y de la dinámica, que estudia el movimiento y las fuerzas que lo producen, el concepto de "Momentun" o "Momento" aplicado a la Balística Terminal. Como dato de interés deseo agregar que fue Isaac Newton (1642-1727) con sus estudios quien estableció las leyes o principios fundamentales de la dinámica, no siendo éstos, por lo tanto, algo nuevo en el campo de la ciencia balística.

El "Momentum" o Momento (Mo) se puede definir como "la cantidad de movimiento o moción que posee el proyectil y que puede ser transmitida al objeto contra el que impacta, comunicándole a éste un movimiento o moción". También por ello algunos lo llaman Momento de Transferencia.

Con este criterio adquiere mayor importancia la masa o peso del proyectil que la velocidad, y es usado preferentemente por aquellos que aprecian a los cartuchos que emplean balas con calibres de gran diámetro, elevado peso o masa y velocidades relativamente bajas, dentro de lo lógico para un arma corta.

El Momento se puede representar por la siguiente fórmula: Mo = M x v / 7000

En donde:

* M = es la masa o peso
* V = la velocidad
* 7000 = es la cantidad de grains que hay en una libra inglesa
(1 libra es igual a 454 grs)

Si tomamos como ejemplo práctico, para hacer más comprensible la fórmula, a un proyectil calibre 9 mm Parabellum de 123,5 grains de peso y una velocidad de 1.048 pies por segundos, veremos:

El resultado, en libras x pie, es igual a 18,48. Este valor como cifra aislada no nos dice nada, si no lo comparamos con otras clases de puntas y sus efectos.

Lo importante es que en 1927, el General Julian Hatcher teniendo en cuenta el Poder de Detención o "Stopping Power" de los cartuchos de armas cortas y basándose en el test de Thompson-La Garde crea la llamada Teoría del Stopping Power Relativo (Relative Stopping Power o RSP).

Siguiendo al Dr. Gonzalo Fernández, puede decirse que: "Hatcher sostenía, que era posible valorizar el "Stopping-power" de los proyectiles de arma corta, multiplicando la energía cinética por el cuadrado del área (en pulgadas) del orificio tallado, o en otros términos, el área seccional, y por el coeficiente de forma, dada la influencia de ésta en la efectividad".

Ejemplificando lo dicho en una fórmula vemos que: RSP = m x Vo x A x S / 450

En donde:

* m = Masa de la bala en grains
* Vo = Velocidad de impacto en pies / segundos
* A = Área frontal de la bala en pulgadas cuadradas
* S = Factor de forma y material
* 450 = Es una constante

Hatcher opinaba que era posible actualizar las antiguas tablas de "Stopping-power", reduciendo en 10% los valores para los proyectiles encamisados y aumentando la misma proporción para los proyectiles de plomo desnudo con punta roma (como el .45 Long Colt, de revólver); en tanto que el aumento debería ser de un 25% para las de punta plana como los Wad Cutter.

Más tarde, Hatcher adoptó el criterio de valerse no de la energía del proyectil, como sostenían algunos autores, sino de la cantidad de movimiento o moción (Momentun) del mismo al atravesar los tejidos.

Los valores del "Momentun", como vimos, se expresan en libras por pie (o libras. pie) y se obtiene multiplicando la masa (igual al peso en libras) por la velocidad (en pies por segundos).

La masa, se obtiene dividiendo el peso del proyectil (en libras) por la constante de la gravedad 32,16 pies/seg2 en unidades inglesas (en el sistema métrico es igual a 9,81 m/seg2) y para convertirlo en grains al resultado se lo divide por 7000, que es la cantidad de grains que hay en una libra inglesa, que es la forma de expresar comúnmente el peso de las balas.

De allí que "Momentum" se pueda expresar por la siguiente fórmula: Mo = P x V / 32,16x7000

o sea, finalmente: Mo = P x V / 225,120

Y dejando el denominador como un número entero (225) y multiplicándolo por el medio de la masa (1/2 M), se obtiene en el denominador, el número 450, que es una constante y es igual al de la fórmula del "Stopping-Power Relativo" de Hatcher, o sea: Mo = P x V / 225,2

lo que es igual a: Mo = P x V / 450

y recordando: RSP = m x Vo x A x S / 450

Vemos así que en esta última fórmula su denominador también es parecido al de la fórmula utilizada por los anglosajones para el cálculo de la Energía Cinética (kinetic Energy o KE) que es la siguiente:

KE = Bw x (Vo)² / 450,240

En donde:

* K E = Energía cinética, en libras por pie
* Bw = Peso de la bala, en grains
* Vo = Velocidad en la boca, en pps

Según algunos autores, libra por pie sería la cantidad de energía necesaria para levantar un peso de 1 libra, a un pie de altura, en contra de la fuerza de la gravedad (una libra por pie es igual a 0,1383 kilográmetros).

Se logra así el Stopping-Power Relativo, en forma de un guarismo con decimales, y para facilitar las comparaciones, puede procederse de manera de obtener números enteros, para lo cual basta considerar la unidad para el coeficiente de forma como 1000 en lugar de 1; con ello fracciones como 0,5 y 0,8 se transforman en 500 y 800 respectivamente.

Este método proporciona resultados concordantes a los expuestos por Thompson y LaGarde, haciendo jugar un papel primordial al peso del proyectil y restando importancia a la velocidad y que al igual que la EC es buena para comparar cartuchos de similar calibre.

Sin embargo, el autor señala que no era aplicable sino a las municiones de armas cortas, ya que en las de fusil, el factor inestabilidad introducía variantes en relación con la velocidad y longitud, que escapaban a las posibilidades de estas tablas. La teoría de Hatcher se basó también en datos que proporcionaron resultados obtenidos en el uso de proyectiles subsónicos no expansivos.

"Pero autores modernos no pudieron actualizar esta teoría al incluir resultados obtenidos en tiroteos reales, donde se emplearon proyectiles expansivos de alta velocidad pues los índices del Stopping-Power Relativo no coinciden allí con el Stopping-power real".

Siguiendo con ejemplos del mismo autor, el destacado Médico Forense Dr. Gonzalo Fernández, si comparamos proyectiles según su peso (en grains), velocidad inicial (en pps), energía inicial (en libras pie), y el valor del momento, se puede arribar a las siguientes conclusiones de gran importancia desde el punto de vista práctico:

Cuando se compararon proyectiles de igual peso (200 grains c/u) y parecida velocidad inicial (2.000 y 2.200 pps, respectivamente) se comprobó que un aumento del 10% en la velocidad elevaba la energía en un 21%, en tanto que el momento (40 y 44) solo se incrementaba en un 10% (1.779 y 2.148 libras pie, respectivamente).

Comparando con un proyectil de 220 grains de peso y 2.000 pps de velocidad inicial, vemos que si el peso es aumentado en un 10%, la energía (1.400 libras pie) se reduce en forma análoga, o sea 10%, mientras que el momento (44) no varía.

Un proyectil muestra que un aumento de 100 grains en el peso (300 grains) no varía el momento (44).

En cambio, otro proyectil evidencia que un aumento del 50% en la velocidad (2.200 pps) eleva la energía en un 125% (3.150 pps), en tanto que el momento (66) lo hace sólo en un 50%.

Finalmente, según G. Fernández, se llegó a la conclusión "que no existe paralelismo entre los valores del momento y la efectividad real de los proyectiles, especialmente cuando juega un papel importante la velocidad, y cuando el peso del proyectil puede variar entre amplios límites.

El valor del momento, en suma, es bueno para comparar cartuchos de similar calibre, pero cuando los diámetros son muy diferentes, los valores se distorsionan. Pero en la práctica sigue la controversia sobre que parámetros podemos utilizar en la vida real para estudiar o predecir la acción del proyectil de un arma de fuego.

Creo que es pertinente incluir aquí una frase de un famoso profesor de Clínica Quirúrgica de quien tuve, en mis años de estudiante de Medicina, la suerte de recibir clases. Decía este virtuoso Médico: "cuando es posible operar un miembro o una víscera enferma con varias técnicas, es porque ninguna es lo suficientemente buena". Creo sinceramente que a esa observación la podemos aplicar, con justa razón, al campo de la Balística de Efectos, ya que numerosos autores manifiestan contradictorias opiniones en este terreno.

Podemos ver así que el Dr. Martín Fackler, destacado investigador norteamericano sobre los efectos de los proyectiles de armas de fuego en los tejidos humanos vivos, no confiere al depósito o absorción de energía y por lo tanto a la cavidad transitoria por estiramiento una importancia destacada en el mecanismo de las heridas, pero si resalta la importancia de la cavidad permanente, sosteniendo que lo importante es la acción del pasaje directo del proyectil el cual no tiene que depender de otros factores, como la velocidad, por ejemplo, que es la que puede permitir o no la deformación de aquellas balas preparadas para ello cuando ingresan al organismo humano, lo cual no deja de ser una observación verdadera y muy importante en esta materia.

Es M. Fackler quien inventa el llamado "Perfil de la Herida" (o Wound Profile, en inglés), utilizando gelatina balística al 10 % por ser, según su opinión, la que más se asemeja al tejido humano vivo por su reacción al pasaje de un proyectil, marcando siempre tanto la cavidad permanente como la transitoria en sus ilustraciones, o sea reconoce que ésta última existe. Pero además considera que este medio artificial (la gelatina al 10 %) es demasiado elástico para extrapolar directamente los resultados de las experiencias de laboratorio a heridas reales en el ser humano.

Criterio semejante sustenta el Profesor Dr. Osvaldo Raffo cuando dice en su último libro: hasta el presente no existe un artificio capaz de reflejar con certeza, y menos de predecir, las consecuencias anatómicas y fisiopatológicas que producirá el impacto de un proyectil en el cuerpo humano". Humildemente, comparto totalmente esta afirmación.

En mi opinión, estos "perfiles de las heridas" permiten, al menos, darnos una idea de cómo podría actuar teóricamente determinado proyectil cuando ingresa al cuerpo de una persona viva, y que características podemos esperar que posea la lesión producida en él, lo que no es un dato menor en el campo de la Balística Médico Legal.

Por supuesto que el Dr. Martin Fackler llegó a obtener muchas otras conclusiones muy importantes para el ámbito de la Medicina Forense y de la Cirugía de Guerra en particular, especialmente para el tratamiento de heridos en combate, pero no las incluiré en este artículo, ya demasiado extenso.

En este campo de la Balística otros autores trataron de explicar el poder de los proyectiles utilizando los factores energía y Momento, además de otros elementos del proyectil como su diámetro y peso.

Como ejemplo de lo antes mencionado citaré a John Wootters, quien inventó el denominado Índice de Letalidad o L -Factor (Wootters Lethality Factor, o WLF) y que se puede representar gráficamente por la siguiente fórmula: WLF = SD x KE x D

Donde:

* SD = densidad seccional
* KE = energía cinética
* D = diámetro del proyectil

La densidad seccional (DS) es la capacidad que tiene un proyectil para penetrar en un medio determinado, y se pude representar por un índice que se obtiene de dividir el peso de la punta, en libras, por el cuadrado de su diámetro, en pulgadas. Se puede graficar con la siguiente fórmula: DS = P / D²

A mayor DS mayor capacidad para penetrar los tejidos y de alcanzar más profundidad, pero debe tenerse en cuenta que la DS no aguarda relación con la forma del proyectil.

Wootters estipula un valor de 100 a un impacto totalmente exitoso en una pieza de caza mayor, cuando no hay necesidad de otro tiro. Pero si bien Wootters aplica esta fórmula para la caza de grandes animales, el concepto también puede ser, desde mi punto de vista, aprovechado para comprender mejor los mecanismos de las heridas en el ser humano.

Podemos utilizar para demostrar lo antes expuesto, como ejemplo de la complejidad del tema en cuanto a las diversas posibilidades que se presentan en la vida real sobre el rendimiento de un cartucho determinado, un artículo que yo tradujera y que fue publicado en el Diario Legítima Defensa, con el título "El calibre .223 para combate a corta distancia".

En este artículo se afirma que el calibre .223 Remington (o 5,56 mm NATO), utilizando puntas con un peso comprendido entre 55 y 69 grains, en tests realizados con diversos medios de prueba incluida la gelatina balística al 10%, demostró que en promedio penetraba menos que puntas FMJ de calibres como el 9 mm Para, 10 mm y .40 SW utilizados en armas cortas y en pistolas ametralladoras (a pesar de que por más de 20 años se afirmó lo contrario, llegándose a decir que el .223 era un calibre de efecto "devastador", habiendo sido calificado en alguna oportunidad como inhumano), y que según frecuentes observaciones hechas por médicos forenses de personas heridas con este calibre sería el .223 Remington de alta velocidad, adecuado para ser utilizado contra seres humanos, en disparos de frente, ya que no penetraría más de 9 pulgadas (aprox 22,8 cm) en un tórax humano, teniendo el tórax de un adulto un diámetro antero-posterior de aproximadamente 10,5 pulgadas (aprox. 26,6 cm), y que las heridas tienen, en general, mayor diámetro que el proyectil debido al efecto sinérgico entre la cavidad temporaria y la fragmentación del proyectil, características de la bala de este cartucho militar, siendo ésto lo opuesto a lo que produce la mayoría de los proyectiles de arma corta, de relativa baja velocidad, resultando de lo antes mencionado que se aconsejara el uso de este calibre en combates a corta distancia.

En el mismo artículo Martin Fackler dice que si bien la munición militar totalmente encamisada, con puntas de un peso que oscila entre 55 y 62 grains y una velocidad aproximada entre 3.200 y 3.305 pps, en fusiles M16 A1 y A2 de dotación normal en las Fuerzas Armadas de USA, con cañones de una longitud entre 18 y 20 pulgadas, aparece como adecuados para ser usado en tejidos blandos humanos, recomienda para uso policial cartuchos con una bala de 55 grains y punta hueca, el cual alcanzaría una buena penetración en el cuerpo humano y que además, al fragmentarse muy rápidamente, se evitaría la sobrepenetración y la posibilidad, latente, de alcanzar accidentalmente a terceras personas.

El autor de la nota supramencionada destaca que la longitud del cañón de un fusil en este calibre, utilizando una punta de 40 grains (como el cartucho "BLITZ" de Federal, de muy alta velocidad, aproximadamente 3.455 pps) "debería ser de los de tipo extra corto, pero no menor a 8 pulgadas ni usar puntas de peso superior a los 50 grains, porque no llegaría a desarrollar una velocidad superior a 2.500 pps, evitando una efectiva perfomance del proyectil".

Puede así ver el lector, que en Balística Forense si bien se utilizan conocimientos provenientes de ciencias exactas como la Física y la Química (de allí las fórmulas), al entrar esta Balística al campo de estudio de la Medicina ( de allí la terminología médica específica) se pierde la característica de la exactitud para transformarse en una ciencia conjetural como es la Medicina en general, y también de allí las opiniones diferentes, en algunos aspectos, que puedan (o podemos) poseer los diversos investigadores médicos que se dedican a estudiar la Balística Terminal, llamada también de Efectos, Forense o Judiciaria.

Como ya hemos visto, y para terminar el artículo (porque se puede seguir hablando largamente sobre el tema) la energía cinética, el peso, el calibre, la forma y características del proyectil y las propiedades intrínsecas de los tejidos involucrados, son los elementos más importantes cuando se consideran en conjunto la particular intimidad de los mecanismos que participan en la producción de las heridas balísticas, pudiéndose hallar así, en el laboratorio, explicaciones a las numerosas preguntas que surgen del estudio de la acción de los proyectiles cuando atraviesan los llamados "tejidos simulados", como la gelatina balística al 10 ó 20 %, o también a otros tipos de elementos que nos sirven para poner en evidencia la importancia de algunos de los factores mencionados como integrantes indispensables en el engranaje del mecanismo de las lesiones por proyectiles de armas de fuego.

Pero si bien es importante el estudio de laboratorio, considerando escrupulosa y concienzudamente los recursos que nos aporta la física, la química y la biología, haciéndolas participar sin menoscabar ni dejar de lado a ninguno de ellas, es también imprescindible considerar, a fines de poder obtener una visión totalmente abarcativa e integradora que provea a la comprensión de los complejos mecanismos mencionados, a las conclusiones que algunos autores han sabido extraer de los llamados "tiroteos de las calles", hechos reales donde intervienen y se consideran, además de los factores ya vistos, otros numerosos y complejos mecanismos neuro-psico-somático-emocionales que participan en la singular y compleja realidad estructural del ser humano vivo.

Bibliografía consultada

Raffo O.: "Tanatología. Investigación de Homicidios". I° Edición. Editorial Universidad SRL. Bs. As. 2006.
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Fernandez G.: "Naturaleza y Mecanismos de las Heridas por Armas de Fuego". Revistas Armas y Tiro, Números 43 - 44. Años VIII y IX. Bs. As. 1971 - 1972.
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Guyton A. Hall J.: "Tratado de Fisiología Médica". 9ª Edición. Mc Graw-Hill Interamericana Editores SA. México.1997.
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Mensajepor Steyr » 26 Jul 2012 12:06

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