Hoy os cuento la que anoche, para mi, ha sido la espera mas entretenida y disfrutada de mi vida. Anoche tocaba cazar en el pantanal. Teníamos el puesto junto a una gran charca, donde solo había medio palmo de agua. Sobre las 9 ya se empiezan a oír ruidos, y se escuchaba. como los jabalíes ya iban por el pantanal rebuscando entre el fango. A las 21:15 entra a la charca una hembra seguida de 3 crías, ya grandecitas, sobre unos 20 kg. A los pocos instantes entra el verraco que lleva días burlándose de nosotros, pero no sale a la charca y se queda en los carrizales.
La hembra se pone a levantar el fango de debajo del agua y las crías la imitan y juegan en el agua. Fue una delicia ver como esos pequeñajos se perseguían por el agua i se restregaban por el fango. Mientras las crías se ponían a rebuscar por el agua persiguiendo toda clase de animalillos pequeños, la madre se da un revolcón en la charca para refrescarse. El macho seguía en los carrizales, negándose a salir al descubierto.
Cuando las crías se pusieron a comer en el cebadero, el macho da la vuelta y se posiciona junto a la caseta de madera donde nos colocamos para la espera. Nos gruñe y tanto crías como madre salieron por patas a las 21:45. Media hora que disfrute viento la naturaleza en su pura esencia y contemplando a una jabalina enseñando a sus crías a buscarse la vida. Y todo a 10 metros de mi.
Sobre las 22:00 el macareno que nos había gruñido vuelve, esta vez por el lado contrario. Cuando se estaba acercando otra vez a la caseta, otro macho mas joven aparece por delante del cebadero. Cual es mi sorpresa que el verraco persigue al joven y le dio una buena tunda. Lo persiguió por las charcas y carrizales durante cientos de metros. Después se hizo el silencio que rompieron varias bandadas de cercetas y un grupo de flamencos que sobrevoló la charca. Varias pollas de agua y fochas aprovecharon ese instante de calma para salir a la charca y comer del cebadero. Los ánades reales cantaban en las marjales y los rascones salían a comer a la luz de la luna. Todo un espectáculo de la naturaleza.
Sobre las 22.30 el jabalí joven al que el macareno había perseguido, vuelve a la charca. Estaba desconfiado, y se negaba a entrar. Así que, a 20 metros de distancia, le solté el supositorio de plomo. Un disparo perfecto. Le entró por la escápula y salió justo por la paletilla. Se quedó en el sitio.
Pero no acaba aquí, ya que después de esperarme 10 minutos a que estuviera bien muerto, llego allí y al cogerlo de las patas, empieza a dar coces i a intentar girarse para morderme. Así que por mi propia seguridad le suelto un segundo disparo, esta vez en la cabeza.
Un macho de casi 70 kg, joven y con poca boca, pero que no me importa en absoluto, ya que aunque no hubiese tirado, la espera fue la mas emocionante y divertida que he vivido. Me he quedado realmente satisfecho con las balas Brenneke de 39g de JG. Son unas balas estupendas. El tiro fue fulminante, Estas balas me han dado ya as de una alegría, y en mi opinión le pegan mil vueltas a las carísimas Sauvestre.
Para mi una espera didáctica, entretenida y emocionante. Sin mas dilación, la foto del jabalinete: