Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
Brasilla
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 23 Feb 2018 23:36

Toma de la Alhondiga de GRANADITAS (Guerra de Independencia de Mexico)


La Toma de la Alhóndiga de Granaditas fue una acción bélica realizada en Guanajuato, virreinato de Nueva España, el 28 de septiembre del 1810, entre los soldados realistas de la provincia y los insurgentes comandados por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende. El pavor desatado en los círculos sociales de la capital provinciana hizo que el intendente, Juan Antonio Riaño, pidiera a la población acuartelarse en la Alhóndiga de Granaditas, granero construido en 1800, y en cuya construcción había participado Miguel Hidalgo como asesor de su viejo amigo Riaño.

Tras varias horas de combate, Riaño fue asesinado y los españoles que ahí se habían refugiado deseaban rendirse. Los militares al servicio del virrey continuaron la lucha, hasta que los insurgentes lograron entrar para después masacrar no sólo a la escasa guardia que lo defendía, sino también a las numerosas familias de civiles refugiadas en él. Muchos historiadores consideran este enfrentamiento más como un motín o masacre de civiles que una batalla, pues no se dieron condiciones de igualdad militar entre ambos bandos.

La situación de inestabilidad política derivada de la crisis política de 1808, tanto en el virreinato de Nueva España como en España, y la Conjura de Valladolid en 1809 permitieron que las ideas liberales e independentistas surgieran en la población criolla. Hacia principios de 1810, el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez organizaron en Querétaro una conjura en contra del gobierno virreinal, que había aceptado la autoridad napoleónica en España y sus dominios. Los militares virreinales Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo, opuestos a ideas de independencia, querían un protectorado gobernado por el "legítimo" rey de España, Fernando VII, pero con libertad para sus habitantes.

El golpe de Estado se propuso para el 8 de diciembre, pero más tarde se retrasó al 2 de octubre, día de la feria de San Juan de los Lagos en donde se congregaría gran cantidad de comerciantes y artesanos. La Conspiración de Querétaro, como la historiografía denomina a la conjura, necesitaba un líder, que pronto se encontró en la figura del párroco de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla —entonces de 57 años, hacendado, ex rector del Colegio de San Nicolás— con amplias influencias en los grupos sociales, principalmente indígenas, y muy respetado en el Bajío. La conspiración se descubrió el 11 de septiembre y Allende estuvo a punto de ser detenido. Hidalgo decidió, en su calidad de líder, adelantar la fecha del levantamiento y lo convocó la mañana del 16 de septiembre en su parroquia de Dolores, hecho conocido como Grito de Dolores.

Tras el grito de Dolores, Hidalgo consiguió un total de 6000 hombres para iniciar su lucha. En pocos días entró sin resistencia a San Miguel el Grande y Celaya, donde logró aún más fondos y soldados para su lucha. Al ocupar Atotonilco, en la pradera del Bajío, Hidalgo tomó un estandarte de la Virgen de Guadalupe, símbolo religioso de los habitantes del virreinato de Nueva España que en el siglo XVI, tras su aparición en el Tepeyac, motivó la conversión al catolicismo de muchos indígenas.

Esta imagen serviría de estandarte a Hidalgo en sus batallas, sería capturada en la batalla del Puente de Calderón y llevada a España como trofeo; pero en 1910, en las fiestas del Centenario de la Independencia, le fue devuelta a México. El 24 de septiembre, Allende tomó Salamanca, donde Hidalgo fue proclamado Capitán General de los Ejércitos de América y Allende teniente general. En esta ciudad hubo resistencia y un intento de saqueo, sofocado por Aldama. Al salir de Salamanca, Hidalgo ya contaba con cincuenta mil hombres para la lucha.

La respuesta del bando español no se hizo esperar. El arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana, que había perdonado a los conspiradores de Valladolid, fue relevado el 14 de septiembre por Francisco Xavier Venegas, participante en la Batalla de Bailén, quien gozaba de la confianza de los españoles por su dureza. De inmediato ordenó al intendente de Puebla, Manuel Flon, detener los brotes en su provincia. Manuel Abad y Queipo, obispo de Michoacán y otro amigo de Hidalgo, le excomulgó a él y a todos los insurgentes por medio de una bula del 27 de septiembre. Hidalgo hizo caso omiso y prosiguió la lucha.

Hidalgo envió a José Mariano Jiménez como emisario. Era un minero sin formación militar que pidió a Allende permiso para ingresar a las tropas; Allende se negó pero Hidalgo decidió enviarle en misión especial para intimidar a Riaño y solicitar la rendición de la ciudad de Guanajuato sin violencia. A continuación se muestra el texto de la carta:

[...] yo no veo a los europeos como enemigos, sino solamente como un obstáculo que embaraza el buen éxito de nuestra empresa. Vuestra Señoría se servirá manifestar estas ideas a los europeos que se han reunido en esa Alhóndiga, para que resuelvan si se declaran por enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo un trato humano y benigno, como lo están experimentando los que traemos en nuestra compañía, hasta que se consiga la insinuada libertad e independencia [¿sic?], en cuyo caso entrarán en la clase de ciudadanos, quedando con derecho a que se les restituyan los bienes de que por ahora, para las exigencias de la nación, nos serviremos. Si, por el contrario, no accedieren a esta solicitud, aplicaré todas las fuerzas y ardides para destruirlos, sin que les quede esperanza de cuartel.

Riaño nació en Liérganes, Santander (España), y era un hombre de mar, pues participó en varios combates navales y llegó al rango de capitán de fragata. En 1786, al dictar Carlos III, las ordenanzas para el correcto funcionamiento del virreinato de Nueva España, Riaño cambió su título por el de teniente general y en 1795 fue nombrado intendente de Guanajuato. Ahí hizo amistad con Hidalgo, párroco de Dolores y con Manuel Abad y Queipo, entonces gobernador de la diócesis de Michoacán. Al recibir la carta de Hidalgo se negó a aceptar la petición afirmando ser un soldado del rey de España y reconociendo como única autoridad al virrey Venegas. Al conocer la respuesta de su antiguo amigo, Hidalgo decidió iniciar el combate.

Allende, Aldama y Jiménez se dividieron en partes iguales para sitiar Guanajuato. Al principio no encontraron resistencia alguna; por el contrario recibieron apoyo en dinero y soldados. Algunos de sus informantes dieron datos sobre el estado militar de la fortaleza y el caudal resguardado allí. El combate dio inicio alrededor de las ocho de la mañana, al oírse los primeros disparos sobre la alhóndiga. Riaño ordenó al teniente Barceló, capitán de la guardia, subir al techo para enfrentar las posibles invasiones. El intendente, mientras tanto, permaneció en la planta baja resistiendo los asedios insurgentes.

Barceló, desde las alturas, contraatacaba a base de bombas y disparos de rifle. Riaño veía que era imposible un triunfo de cualquier bando estando los realistas privados de cualquier movilidad, por lo que decidió salir junto a un puñado de hombres. Al darse cuenta uno de los jefes insurrectos de la presencia de Riaño, ordenó un ataque al jefe realista, que al intentar defenderse pereció. Los soldados que salieron con el intendente se retiraron llevando el cuerpo consigo.

Al ver muerto al intendente, uno de los asesores de Riaño sugirió al teniente Barceló la rendición, y que él, en su calidad de segundo en el mando, debería tomar las riendas de la situación. Barceló se negó terminantemente afirmando que era un combate y que la autoridad militar, que él representaba, era superior a la civil en aquel momento de guerra. Sin embargo, el asesor de Riaño consiguió un pañuelo blanco y lo ató a un fusil de un soldado caído en combate. Comenzó a ondear su nueva bandera de paz y al verla los insurgentes se dieron cuenta de que los españoles habían decidido rendirse. Hidalgo ordenó un alto al fuego y envió a Allende a negociar con los vencidos.

Barceló mató al licenciado que ondeó la bandera y subió a la azotea a continuar el bombardeo. Los insurgentes se dieron cuenta de que habían sido engañados y siguieron la lucha. Del lado insurgente Hidalgo consideraba la posibilidad de tomar el edificio, pero no quería hacerlo y no contaba con recursos. Según la versión oficial, fue entonces cuando Juan José de los Reyes Martínez, minero de La Valenciana famoso por su fuerza y apodado El Pípila, solicitó a Hidalgo permiso para incendiar la puerta de la Alhóndiga, lo que permitiría a los insurrectos penetrar en ella. Tras meditarlo, el cura aceptó y El Pípila se lanzó a la acción.

Tras incendiar el umbral (reforzado con planchas de fierro) de la Alhóndiga, los rebeldes pudieron entrar en ella y se dieron a la masacre y el saqueo. Barceló y el hijo de Riaño, ambos comandantes realistas, fueron asesinados por la muchedumbre. También muchos españoles y criollos de alcurnia fueron despojados de sus pertenencias y sufrieron la muerte a manos de las multitudes. El saqueo de Guanajuato no se limitó únicamente a la Alhóndiga, sino que en los días siguientes se extendió a la ciudad y al área metropolitana. Hidalgo impidió que unos de sus soldados mancillaran el cuerpo de su amigo Riaño, y fue entonces que se dio cuenta del saqueo que vivía la ciudad. El 1 de octubre, las tropas insurgentes abandonaron Guanajuato.

Consecuencias

Luego de salir de Guanajuato, los realistas tomaron camino hacia Valladolid, donde los habitantes, tras conocer la noticia, huyeron a otras partes del país para no repetir la acción de Guanajuato. Valladolid cayó sin resistencia alguna el 17 de octubre, y el 25 de octubre Toluca fue tomada, con miras a tomar la capital. El 30 de octubre los insurgentes triunfaron en la Batalla del Monte de las Cruces. Por ello, los rebeldes estaban ansiosos por entrar a la Ciudad de México, entonces descrita por el viajero alemán Alexander von Humboldt como "La ciudad de los palacios".

Pero Hidalgo decidió enviar el 1 de noviembre a Mariano Abasolo y a Allende como emisarios para negociar con Venegas la entrega pacífica de la ciudad a las tropas sublevadas. El virrey, lejos de aceptar un acuerdo, estuvo a punto de fusilar a los negociantes, de no ser por la intervención del Arzobispo de México y otro virrey, Francisco Javier de Lizana. Hidalgo reflexionó y, la noche del 3 de noviembre, ordenó la marcha del Ejército Insurgente no hacia la capital, sino con rumbo al Bajío, donde el 7 de noviembre Calleja les alcanzó en San Jerónimo Aculco, paraje en que fueron derrotados, hecho conocido como la Batalla de Aculco.

Después de la derrota, surgió un distanciamiento entre Hidalgo y Allende, por lo que el cura de Dolores decidió retirarse a Valladolid, acentuando así las diferencias y el distanciamiento con Allende.

La Toma de la Alhóndiga de Granaditas se conmemora cada 28 de septiembre con un desfile cívico en el que participan tanto los estudiantes de las escuelas del municipio como los funcionarios del gobierno local y estatal.

Además, el día 28 de cada mes se lleva a cabo en el interior de la Alhóndiga, la ceremonia de renovación del «fuego simbólico» de la libertad, donde participa el Gobernador del Estado y diversas personalidades invitadas.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 24 Feb 2018 00:34

Batalla de AZCAPOTZALCO (Guerra de Independencia de Mexico)


La Batalla de Azcapotzalco fue una acción militar de la Guerra de Independencia de México, efectuada el 19 de agosto de 1821, en el antiguo poblado de Azcapotzalco, Distrito Federal. Los insurgentes comandados por los coroneles Anastasio Bustamante y Luis Quintanar, combatieron con las fuerzas realistas del jefe realista Manuel Concha.

Para agosto de 1821, el Ejército de las Tres Garantías se había posesionado de la mayoría de poblaciones de la Nueva España, quedando sólo como bastiones realistas las urbes de Acapulco, Ciudad de México, Veracruz y los castillos de San Carlos de Perote y de San Juan de Ulúa.

La Ciudad de México, como capital del Virreinato de Nueva España era el punto clave y decisivo para poner fin a la lucha independentista mexicana, por lo que las fuerzas realistas se vieron en la necesidad de defenderla a toda costa. El Ejército Trigarante, por su parte, rodeaba la plaza con sus campamentos militares en los pueblos vecinos de la periferia. Los campamentos realistas se encontraban apostados en Tacuba y en la antigua hacienda de Clavería.

La batalla

Mientras Agustín de Iturbide se dirigía a Córdoba para entablar una entrevista con el Virrey Juan O'Donojú, se encargó a los entonces coroneles Luis Quintanar y Anastasio Bustamante a que dirigieran la acción contra la capital. Bustamante logró ocupar las Haciendas de Cristo y Careaga, hoy conocida como del Rosario y el Molino de la Hacienda Santa Mónica para desde ahí entablar la acción.

El 19 de agosto de 1821, el insurgente Nicolás Acosta, entró a Azcapotzalco tomando el puente de El Rosario con el fin de atacar a las fuerzas realistas. Los embates comenzaron cuando el terreno se enlodaba por una densa lluvia. Al escuchar los disparos del tiroteo, el general realista Manuel Concha se dirigió de su cuartel general en Tacubaya a Tacuba, para avanzar hacia Azcapotzalco después de las cuatro de la tarde.

Los insurgentes decidieron retirarse de Azcapotzalco, por lo que enviaron sus tropas a la Hacienda de Careaga. El general Concha, sabedor de la retirada rebelde, siguió a las tropas a la hacienda y después decidió hostigarlos con el fin de forzar la batalla en Azcapotzalco, donde guarnecían sus tropas en la parroquia del lugar. Los realistas se apresuraron y colocaron una pieza de artillería cerca del cementerio de la parroquia. A su llegada a Azcapotzalco, las fuerzas insurgentes atacaron a los realistas que se encontraban en el atrio y techos de la parroquia y convento de los dominicos.

El combate continuó hasta las 11:00 A.M., cuando el parque insurgente se estaba agotando, Bustamante ordenó enviar un cañón a la entrada del poblado, aumentando la acción de combate. Viendo Bustamante que su ofensiva era infructuosa, decidió la retirada tratando de rescatar la artillería con el fin de no dejarla en poder realista. El soldado insurgente, Encarnación "Pachón" Ortiz, decidió rescatar la artillería atascada en el fango pero una bala acabó con su vida. El acto enardeció a los insurgentes quienes asaltaron el atrio, enfrentando cuerpo a cuerpo a las fuerzas realistas que derrotaron, forzándolos a huir hasta el Puente del Rosario.

Consecuencias


Tácticas. Las acciones del Ejército Trigarante generaron que los realistas abandonaran la Hacienda de Clavería, Tacuba, Popotla y San Jacinto, que pocos días después consiguió su independencia. Existe en el lugar de la batalla una placa con la siguiente leyenda:

"En este atrio tuvo lugar la última acción de armas en la guerra de independencia nacional efectuada el 19 de agosto de 1821." (1821-1921)

esta batalla participó quien seria presidente de México, Valentín Canalizo.

Dicho combate, según fuentes del 2007,6​ pasa a ser la penúltima acción militar registrada previa a la consumación de Independencia, dada la acontecida el 30 de agosto de 1821 en la ciudad de Victoria de Durango , Mexico.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 24 Feb 2018 10:56

Brasilla escribió:
Hoplon escribió:

He leído por algún sitio que los romanos capturados fueron enviados por los partos al otro extremo de su imperio, casi en la frontera con China, y que allí se enfrentaron a los chinos. E incluso que han estudiado el ADN de unas tumbas y han descubierto con gran sorpresa que es de europeos. En estos casos, la realidad supera a las más disparatadas ficciones.

https://es.wikipedia.org/wiki/Legi%C3%B3n_perdida



Pues si compañero, y al respecto te puedo recomendar unos libros que escribió BEN KANE, son excelentes y cuentan de forma novelada lo acaecido con estas dos legiones, y hay otro autor que ahora no recuerdo que novela la existencia de esta legión en la frontera de Partia con China, y como los legionarios, se sublevaron contra los partos y acabaron sirviendo en la frontera a los emperadores chinos, llegando algunos de sus descendientes, al casarse estos con chinas, a ser generales chinos, a ver si revuelvo un poco pero como solamente paso temporadas en Donosti, pues tengo toda la biblioteca manga por hombro.

Saludos cordiales.


Es la famosa rebelión de los libros (de papel), se están vengando por lo del kindle.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor webley56 » 25 Feb 2018 01:48

Compañero Brasilla disculpe mi intromisión, no sé si me adelanto a lo que quizás tendría pensado seguir posteando más adelante, pero llegado a este punto en que comienza la Independencia de México y habiendo terminado con la Independencia de Venezuela hubiese sido interesante recordar en ese periodo de tiempo que todo el movimiento independentista en Latinoamérica comenzó bajo el nombre Provincias Unidas en Sud América o Provincias Unidas del rio de la Plata que comprendía Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Paraguay. Se por su forma de redactar que está bien preparado para poder continuar(si así lo quisiera) la historia de la que hago mención (aquí una parte).
Un saludo

Hay un hecho clave para la historia de Perú y de toda América: la entrevista que sostuvieron Simón Bolivar y Jóse de San Martín, en la denominada Entrevista de Guayaquil. La cita entre los libertadores se produjo el 26 de julio de 1822, después de la cual San Martín decidió cederle a su par asumir la conducción de la guerra de la independencia en territorio peruano.

LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL

Todo comenzó el 9 de octubre de 1820, cuando Guayaquil alcanzó su independencia de España, la cuál un año después se constituyó como una nación soberana, bajo el nombre de Provincia Libre de Guayaquil. Bolivar quería que esta se anexara a Colombia y en julio de 1822 llegó a la ciudad para asumir el control político y militar, y para consolidar su independencia.
Sin embargo, ese era un primer paso hacia el objetivo mayor: el fin de la campaña independentista, cuyas batallas definitivas debían librarse en Perú, donde aún existían bastiones realistas. Fue entonces que, según diversas fuentes, San Martín le propuso a Bolivar unir fuerzas. Luego de rápidas negociaciones, la noche del 27 de julio de 1822 ambos se reunieron a solas y sin testigos en Guayaquil.

Guerras de Independencia Hispanoamericanas

Comandantes Realistas
Félix María Calleja, Pablo Morillo, José Fernando de Abascal y Sousa, Juan Pío Tristán, Mariano Osorio, Rafael Maroto, José de la Serna, Joaquín de la Pezuela, José Manuel de Goyeneche, José Tomás Boves, Juan de Sámano.

Comandantes Independentistas
Antonio Nariño, Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio José de Sucre, Bernardo O'Higgins, Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes, José Artigas, José Joaquín de Olmedo, Juan Gregorio de Las Heras, Miguel Estanislao Soler

Las guerras de independencia hispanoamericanas o guerras hispanoamericanas de independencia fueron una serie de conflictos armados que se desarrollaron en las posesiones americanas del Imperio español a principios del siglo XIX, en los cuales se enfrentaron el bando que se autodenominó patriota, independentista o revolucionario — que luchó a favor de la emancipación de la corona española — contra el bando que se conoció como realista o virreinal — el cual defendió la lealtad al rey de España. Según la postura historiográfica, estos procesos pueden ser vistos como guerras de independencia, guerras civiles o bien, una combinación de diversas formas de guerras.

Los movimientos independentistas de Hispanoamérica adquirieron formas variadas de acuerdo con las condiciones que imperaban en cada región.

La independencia de las colonias británicas de América del Norte en 1776 y las abdicaciones de los reyes Borbones en 1808 ante la invasión francesa de España, constituyen dos hechos que incentivaron el independentismo en la debilitada Monarquía española.

Como respuesta a la entronización del rey José Bonaparte en España, entre 1808 y 1810 se instalaron juntas de gobierno que ejercieron la soberanía en nombre del abdicado rey Fernando VII, tanto en la península ibérica, como en los territorios americanos. La resistencia de las juntas americanas a someterse la Junta Suprema Central formada en España, radicalizó las posiciones y llevó a la lucha armada entre realistas y patriotas. A partir de 1810 diversos territorios americanos comenzaron a declararse estados nacionales independientes bajo regímenes republicanos, formando grandes ejércitos "libertadores" de alcance continental, entre los que se destacaron los comandados por el rioplatense José de San Martín y el venezolano Simón Bolívar. La independencia de los nuevos estados se consolidó en la década de 1820, luego de la victoria en la batalla de Ayacucho. Después de perder El Callao en enero de 1826, los únicos territorios dominados por los españoles en América eran Cuba y Puerto Rico.

Luego del asedio final en El Callao no hubo otra operación militar en suelo continental desde España sobre las antiguas posesiones hasta 1829, cuando la expedición de Isidro Barradas llegó a Tampico y fue derrotada por el Ejército Mexicano. Sin embargo los gobiernos independientes enfrentaron las guerrillas realistas, por ejemplo entre 1823 y 1827 en Venezuela; entre 1827 y 1830 en Pasto, Colombia; hasta 1832 en el sur de Chile, apoyados por mapuches y pehuenches; y hasta la década de 1830, la guerrilla de Iquicha en Perú.

Estados Unidos, el Reino Unido y Francia establecieron relaciones comerciales con los nuevos gobiernos americanos y posteriormente reconocieron la soberanía de los nuevos estados a lo largo de la década de 1820. Sin embargo España sólo abandonó los planes de reconquista después de la muerte del rey Fernando VII, ocurrida en 1833. Las Cortes españolas renunciaron a sus posesiones en América en 1836 y autorizaron al gobierno para realizar tratados de paz y reconocimiento con todos los nuevos estados surgidos en el continente.

Guerra de la Independencia Argentina

Se denomina Guerra de la Independencia Argentina o de las Provincias Unidas del Río de la Plata al conjunto de combates y campañas militares ocurridos en el marco de las guerras de independencia hispanoamericanas en diversos países de América del sur, en los que participaron fuerzas militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el estado que sucedió al Virreinato del Río de la Plata y que antecedió a la República Argentina.

Los bandos enfrentados suelen ser identificados por los historiadores y cronistas latinoamericanos como patriotas y realistas, ya que se trató de un enfrentamiento entre quienes defendían la independencia de su patria y la creación de los nuevos estados americanos, y aquellos que defendían la continuidad de estas provincias dentro de la monarquía española del rey Fernando VII.

Sólo una parte menor de estos enfrentamientos tuvo lugar en el territorio de la actual Argentina. La mayoría ocurrió en los territorios del antiguo Virreinato del Río de la Plata que al finalizar la guerra quedaron fuera de las Provincias Unidas, o en otras regiones de América del Sur que nunca pertenecieron a ese virreinato, tales como Chile, Perú y Ecuador. No obstante, en todos los casos se considera que los bandos enfrentados luchaban no solamente por la situación en esos territorios, sino también por la soberanía nacional sobre el territorio que había pertenecido al Virreinato del Río de la Plata. También hubo enfrentamientos en el mar, en algunos casos en aguas muy alejadas del continente americano.

Se pueden distinguir tres frentes militares principales:

1) El frente oriental o del litoral, sobre los ríos de la cuenca del Plata, que incluye las campañas en el Paraguay, la Banda Oriental, la Mesopotamia argentina y los combates navales en el Río de la Plata y sus afluentes.

2) El frente norte, con enfrentamientos en las provincias del Alto Perú y la Intendencia de Salta del Tucumán.

3) El frente de los Andes, que incluye la acción ofensiva sobre posiciones realistas en Chile, Perú y Ecuador.
La guerra duró quince años y terminó con la victoria de los independentistas, que lograron consolidar la Independencia de la Argentina y colaboraron en la de otros países de América del Sur.

Anexo: Batallas y combates de la guerra de la Independencia Argentina

Lista ordenada cronológicamente de acciones de combate durante la guerra de la Independencia Argentina.
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Bat ... _argentina
Dentro de la ley TODO, fuera de la ley NADA

Dirección General de Fabricaciones Militares – Pioneros
https://www.youtube.com/watch?v=nEcL2o79yOc Lo que fue y dejo de ser

Asociación Andaluza de Field Target - (Aznalcázar - Sevilla)

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 17:19

1ª Guerra de Africa


La Guerra de África fue el conflicto bélico que enfrentó a España con el sultanato de Marruecos entre 1859 y 1860.

Antecedentes


El Gobierno español pensó en un momento (1825) vender sus posesiones en Ceuta y Melilla, pero se abstuvo y llegó a un arreglo con los sultanes en la cuestión de límites (acuerdo de Tánger de 25 agosto 1844 y convenio de Larache de 6 mayo 1845).Desde 1840, las ciudades españolas de Ceuta y Melilla sufrían constantes incursiones por parte de grupos marroquíes. A ello se unía el acoso a las tropas destacadas en distintos puntos, sobre todo en 1844, 1845, 1848 y 1854.

Las acciones eran inmediatamente contestadas por el ejército, pero al internarse en territorio marroquí los agresores, la situación volvía a repetirse de forma habitual. Cuando en agosto de 1859 se atacó a un destacamento español que custodiaba reparaciones en diversos fortines, Leopoldo O'Donnell, Presidente del Gobierno en aquél momento, exigió al sultán de Marruecos un castigo ejemplar para los agresores. Sin embargo, esto no sucedió.

Desarrollo

O'Donnell, hombre de gran prestigio militar, y justo en el momento en el que estaba en plena expansión su política de ampliación de las bases de apoyo al gobierno de la Unión Liberal, consciente también que desde la prensa se reclamaba con insistencia una acción decidida del ejecutivo, propuso al Congreso de los Diputados la declaración de guerra a Marruecos el 22 de octubre, tras recibir el beneplácito de los gobiernos francés e inglés, a pesar de las reticencias de este último por el control de la zona del estrecho de Gibraltar y que al final debilitarían la posición española al terminar el conflicto.

Las operaciones

La reacción popular fue unánime. La Cámara aprobó por unanimidad la declaración y todos los grupos políticos, incluso la mayoría de los miembros del Partido Democrático, apoyaron sin fisuras la intervención.

En Cataluña y el País Vasco se organizaron centros de reclutamiento de voluntarios para acudir al frente, donde se inscribieron muchos elementos carlistas, sobre todo procedentes de Navarra, en un proceso de efervescencia patriótica como no se había dado desde la Guerra de la Independencia.

El ejército expedicionario, que partió de Algeciras, estaba compuesto por treinta y seis mil hombres, sesenta y cinco piezas de artillería y cuarenta y un navíos entre buques de vapor, de vela y lanchas. O'Donnell se puso al frente y dividió las fuerzas en tres cuerpos de ejército en los que puso al frente a los generales Juan Zavala de la Puente, Antonio Ros de Olano y Ramón de Echagüe. El grupo de reserva estuvo bajo el mando del general Juan Prim y Prats. El almirante Segundo Díaz Herrero fue nombrado jefe de la flota.

Los objetivos fijados eran la toma de Tetuán y la ocupación del puerto de Tánger. El 17 de diciembre se desataron las hostilidades por la columna mandada por Zabala que ocupó la Sierra de Bullones (30/12/1859). Dos días después Echagüe conquistó el Palacio del Serrallo en la batalla de Castillejos (01/01/1860) donde se distinguió especialmente el General Juan Prim.

El 1 de enero de 1860, el general Prim avanzó en tromba hasta la desembocadura de Uad el Jelú con el apoyo al flanco del general Zabala y el de la flota que mantenía a las fuerzas enemigas alejadas de la costa. Las refriegas continuaron hasta el 31 de enero donde fue contenida una acción ofensiva marroquí, y O'Donnell comenzó la marcha hacia Tetuán, con el apoyo de los voluntarios catalanes. Recibía la cobertura del general Ros de Olano y de Prim en los flancos. La presión de la artillería española desbarató las filas marroquíes hasta el punto de que los restos de éste ejército tomaron refugio en Tetuán que cayó el día 4 de febrero.

El siguiente objetivo era Tánger. El ejército se vio reforzado por las unidades voluntarias vascas, con gran número de carlistas, que en unos diez mil desembarcaron durante el mes de febrero hasta completar una fuerza suficiente para la ofensiva del 11 de marzo. El 23 de marzo se produjo la batalla de Wad-Ras en la que venció el ejército español y forzó la petición de paz del Muley Abbas marroquí. Tras un periodo de armisticio de 32 días, se firmó la paz en Tetuán el 26 de abril se da fin a la guerra, sobre las bases preliminares establecidas el 25 de marzo, que ratifican el convenio de 24 agosto 1859, según el cual se aumenta la zona de dominio español en el campo de Melilla.

También consigue España ampliar la zona de soberanía en Ceuta y se ocupa la plaza de Tetuán y el puerto de Tánger hasta la indemnización por Marruecos de 100 millones de pesetas. Por el tratado de Madrid (30 octubre 1861) se acuerda que las tropas españolas abandonen Tánger y Tetuán por las presiones inglesas, una vez que el Gobierno marroquí hubiera pagado la mitad de la indemnización de guerra estipulada, lo cual se efectúa el 2 agosto 1862.

El 5 de septiembre, el Gobierno español enviaba un ultimátum al sultán Abderramán, exigiendo la reparación del ultraje en un plazo de diez días. El 9 del mismo mes fallecía el sultán sucediéndole Sidi Mohamed, quien tenía la esperanza de que Gran Bretaña impediría que España le atacase por lo que solicitó una ampliación del plazo que se le había dado para realizar las reparaciones exijidas; al no recibir respuesta de España, declaró la Guerra Santa, mientras que el Gobierno español declaraba la guerra el 22 de octubre de 1859.

La escuadra española que apoyaba las operaciones estaba formada por el navío Isabel II (un buque clásico de tres puentes y propulsión a vela, en una época donde el vapor comenzaba a imponerse), insignia del brigadier de la Armada Segundo Díaz de Herrera, comandante de las Fuerzas Navales de Operaciones, tres fragatas, dos corbetas, cuatro goletas, once vapores de ruedas, nueve vapores de hélice y tres urcas de transporte, así como varios faluchos y cañoneros.

Esta escuadra trasladó el ejército a Ceuta entre el 18 y el 30 de noviembre.

Una vez iniciadas las operaciones, las victorias españolas de Castillejos el 1 de enero de 1860 y de Cabo Negro el 14 de enero, hicieron que el ejército español se adueñase del valle de Tetuán.

Sin embargo, fue la batalla de Wad-Ras la que decidió la campaña, y el príncipe Muley el Abbas se vió obligado a firmar el armisticio el 25 de marzo de 1860, poniendo fin a la guerra.

El Tratado de Tetuán, además, reconocía a España el derecho al territorio de Santa Cruz de Mar, lo que sería después Ifni.

Fue en Wad Ras donde el general Prim, con su actuación, decidió la batalla, al igual que en la de Castillejos, siendo esta la que le valdría el título de Marques de Los Castillejos.

La paz que se firmó como consecuencia de la batalla de Wad Ras, se conoció como " Una paz chica para una guerra grande"

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 17:36

[b]webley56 escribió:/b]

Compañero Brasilla disculpe mi intromisión, no sé si me adelanto a lo que quizás tendría pensado seguir posteando más adelante, pero llegado a este punto en que comienza la Independencia de México y habiendo terminado con la Independencia de Venezuela hubiese sido interesante recordar en ese periodo de tiempo que todo el movimiento independentista en Latinoamérica comenzó bajo el nombre Provincias Unidas en Sud América o Provincias Unidas del rio de la Plata que comprendía Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Paraguay. Se por su forma de redactar que está bien preparado para poder continuar(si así lo quisiera) la historia de la que hago mención (aquí una parte).
Un saludo



Gracias compañero, ha sido un placer leer el post completo, y no, no se me había olvidado, pero desgraciadamente España ha sido tan sumamente prolífica en conflictos en esa época que tenía que tomar una dirección, e ir haciendo post, por lo que decidí tomar la de México y acabarla completa, tiene muchas y no se si conseguire hacer todas, por otro lado como habrá podido ver, me dejaba atrás la 1ª Guerra de Africa, que la voy a incorporar ahora, dejando un poco Mexico a un lado, despues seguire con Mexico, y el resto de las Provincias Unidas, sin olvidar que entre todo esto tenemos las Guerras Carlistas, o como yo las llamo, las Guerras Civiles del siglo XIX, ya que entiendo que en realidad eso es lo que fueron.

No se si conseguire hacer todas y cada una, en el orden correcto, me temo que no, lo que si voy a intentar, es que si no están todas las que son, al menos que sean todas las que están.

Muy agradecido por tu post, y recuerdo a todos los que siguen el hilo que cualquier comentario e inclusión de alguna batalla será muy bienvenido y agradecido.

Saludos cordiales.
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
Marco Tulio Cicerón.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 17:51

La Batalla de WAD-RAS 1ª Guerra de Africa


Victoria española que abría el camino hacia la conquista de Tánger.

La Batalla de Wad-Ras, también llamada de Vad-Ras o Gualdrás, fue un episodio bélico ocurrido el 23 de marzo de 1860 dentro de la primera guerra de África (1859–1860), que junto con la batalla de Castillejos y la batalla de Tetuán, completaron la actuación que llevó a cabo España en el norte de África para reducir las hostilidades entabladas por bandas rifeñas contra la plaza española de Ceuta.

Tras conquistar Tetuán el 6 de febrero de 1860, la fuerza expedicionaria española, al mando del general Leopoldo O’Donnell (presidente del gobierno y ministro de la Guerra español), decidió avanzar hacia Tánger. El 23 de marzo, las tropas dirigidas por los generales Rafael Echagüe, Antonio Ros de Olano y Juan Prim (cuya intervención fue decisiva para la victoria del ejército español) vencieron a las fuerzas marroquíes en el valle de Wad-Ras. La derrota militar desarboló a las irregulares fuerzas marroquíes y provocó la inmediata petición de conversaciones para concertar la paz.

Wad-Ras fue una batalla en toda regla. Los marroquíes, sabedores de lo que se jugaban en la misma, cerraron el paso a los españoles antes de lo que O´Donnell sospechaba.

La primera fase de la batalla se centró alrededor del puente sobre el Bu-Seja. Tomado a la bayoneta por los batallones de Cazadores de Cataluña y Madrid, los moros trataron de recobrarlo de nuevo a toda costa. Para ello organizaron un fuerte contingente que garantizase la reconquista del puente y lo lanzaron al ataque. Las tropas españolas aguantaron el primer asalto del enemigo, pero quedó claro que no podrían aguantar un segundo asalto y que tendrían que retirarse. El mando español, sorprendido por la reacción enemiga, mandó a los “Voluntarios Catalanes” en apoyo de los Cazadores. El cronista Charles Yriarte lo describe así:

“La llegada de los catalanes al lugar del combate fue señalada por una lucha horrible. Después de la Batalla de Tetuán, este batallón había adquirido una reputación de bravura que deseaba mantener, y adelantándose al grupo de los jefes, los voluntarios rebasaron la línea de tiradores y se lanzaron a un cuerpo a cuerpo con el enemigo. La lucha fue terrible, y los cadáveres se amontonaban unos sobre otros. Cuando los catalanes volvieron a las filas españolas habían perdido a la mitad de sus fuerzas”.

El ataque de los Voluntarios Catalanes sirvió para consolidar el control del puente. Posteriormente el ejército español fue coronando, una tras otra, una serie de alturas que dominaban el valle de Wad-Ras. El general Prim tuvo a su cargo la tarea más penosa, teniendo que luchar contra un enemigo fanatizado, suicida (pues era tiempo de Ramadán), que surgía de cualquier sitió decidido a parar el avance español. Los batallones de Chiclana, Navarra, León y Toledo perdieron la mitad de sus efectivos.

Prim y Ros de Olano se adueñaron, por fin, de posiciones que aseguraban el paso del desfiladero de Fonduc, camino directo hacia Tanger. El cronista Yriarte refiere el final de la trágica jornada recogiendo, como resumen de la misma, las palabras de un miembro de los Voluntarios Catalanes al que se encontró agotado y vagando sin rumbo por lo que fue antes el campo de batalla: “Y vosotros ¿habéis tenido muchas bajas? – preguntó el reportero al soldado – Solo veo gorros rojos en las ambulancias (el escritor se refería a las barretinas, gorro típico catalán que adoptaron los Voluntarios Catalanes a su uniforme). El soldado respondió lo siguiente:

“Quedamos los suficientes para otra vez, señor. El día de la toma del campo perdimos un tercio de los efectivos; hoy ha caido el segundo tercio; antes de llegar a Tánger daremos otra batalla y moriremos el resto.”

A pesar de la fatiga de las tropas hispanas, al día siguiente y muy temprano, el general O´Donnell dio orden de marcha; era preciso aprovechar la desmoralización y, sobre todo, el desconcierto de los moros y atravesar el paso de Fonduc para llegar a la ciudad de Tánger, lugar de importante valor estratégico y donde los españoles estaban seguros que se decidiría el conflicto. Cuando las tropas se preparaban para marchar un jinete enemigo apareció por el horizonte y se dirigió al mando español, pretendiendo parlamentar. Era el primero de los emisarios del Sultán que proponía a los españoles iniciar las tan ansiadas conversaciones de paz.

Las obligaciones del Ramadán impidieron que el hermano del Sultán se presentara hasta unas horas más tarde para reunirse con los delegados españoles. La entrevista fue corta. El Sultán no puso objeciones a las demandas españolas y cedió a sus exigencias. El general Ustádiz, secretario personal de O´Donnell, salió de la tienda donde se producían las conversaciones y resumió la reunión ante los cronistas del acto con una simple frase:

“Señores, nos hemos hecho amigos.”

Como curiosidad, los cañones capturados a los marroquíes en la batalla de Wad-Ras (en uno de ellos parece que existía una leyenda que rezaba así: “Soy el terror de los cristianos”) fueron fundidos y con su metal se construyeron los leones que hoy presiden el Congreso de los Diputados del Estado Español. Son obra del escultor Ponciano Ponzano Gascón; la fundición de los mismos se hizo en la Maestranza de Sevilla en el año 1865. El peso del conjunto supera los 4900 kilogramos, y la altura y longitud de cada uno rebasan en poco los 2 metros. Para las labores de cincelado se recurrió al francés Bergaret, y la dirección del fundido corrió a cuenta del maestro sevillano don José Muñoz.

La paz fue firmada en Tetuán el 26 de abril de 1860 mediante el Tratado de Wad-Ras entre España y el Sultanato de Marruecos, representados por O’Donnell y Muley-el-Abbas (hermano del sultán).

La paz como ya dije en un post anterior, fue conocida como "Una paz chica para una guerra grande"

Quizás, y esto es teorizar, si O'Donnell no hubiese firmado la paz, y hubiese continuado su avance, se habrían podido evitar las posteriores Guerras de Africa que se sucederían a principio del siglo siguiente, y con ello el Desastre de Annual.

Dicho popular entre los combatientes de la Guerra de Africa de pincipios de siglo XX

El moro no tiene amigos, el moro solo tiene intereses, y cuando te ofrece la paz, es porque tiene preparada la gumia para degollarte"

Saludos cordiales :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 18:08

La Batalla de LOS CASTILLEJOS, 1ª Guerra de Africa


La batalla de los Castillejos fue la primera gran batalla de la llamada "Guerra Romántica", siendo la primera acción ofensiva emprendida por el ejército español, tras los combates defensivos en los alrededores de Ceuta. Fue un enfrentamiento en el que el valor de los combatientes brilló en todo su esplendor, lleno de gestas heroicas, que le valió el sobrenombre de "romántico" al conflicto, y cuyo legado permanece en nuestros días en la forma de los leones del Congreso de los Diputados en Madrid.

EL CONFLICTO CON MARRUECOS

La guerra que había estallado contra el entonces Imperio Alauita tuvo su detonante en el llamado "incidente de Santa Clara", pero sus orígenes eran bastante más remotos. Diversos roces fronterizos con las cábilas vecinas a la zona de Ceuta, en especial la de Anyera, habían generado a lo largo de los años tiroteos y escaramuzas rutinarias, unidas a la piratería berberisca, que acechaba la zona del Mediterráneo. La ausencia de resultados en las gestiones diplomáticas dieron como resultado que comenzaran a construirse una serie de fortificaciones que cubrieran los accesos a Ceuta, y en el transcurso de dichas construcciones, una noche, los cabileños de Anyera asaltaron un puesto de centinela denominado Santa Clara, derribando los escudos nacionales españoles y defecando sobre ellos. Poco tiempo después, se declaraba la guerra.

Como quiera que ningún área de la costa marroquí ofrecía las debidas garantías para poder realizar un desembarco en seguridad, el Mariscal O´Donnell decidió utilizar el puerto de Ceuta, y llevar a cabo la campaña partiendo de dicha plaza. Ello no supuso en absoluto un decaimiento de los ataques de las cábilas, y una serie de batallas tuvieron lugar en los alrededores de la ciudad, consiguiendo las tropas españolas siempre la victoria, y agrandando el área de operaciones conforme iban llegando más fuerzas a lo largo de los meses.

Finalmente, tras desembarcar el grueso del ejército español, el día de año nuevo de 1860, las tropas salían de Ceuta y se adentraban en territorio marroquí, con la intención de derrotar a las fuerzas de Muley el Abbas, que mandaba las fuerzas marroquíes del "Señor de los Creyentes". El plan de O´Donnell era ocupar la ciudad de Tetuán, la llamada "Ciudad Blanca", con la esperanza de obtener una paz ventajosa. En caso de no lograrse, las operaciones de conquista continuarían hacia la zona de Tánger.

LAS FUERZAS OPUESTAS

Por parte del ejército marroquí, Muley el Abbas comandaba una fuerza de más de 20.000 guerreros, que incluían un contingente principal del ejército del Sultán. Esta fuerza conformaba varios contingentes de caballería, y además agrupaba a la famosa Guardia Negra, la elite del "Señor de los Creyentes", que hacía las veces de cuerpo principal. A esta fuerza se unían numerosos guerreros de las cábilas locales, algunas de las cuáles llevaban batallando contra las tropas españolas desde hacía muchos meses. La forma de combatir del ejército marroquí era buscar el choque cercano, donde hacían uso de sus espingardas (primitivas armas de fuego), para a continuación buscar el cuerpo a cuerpo, mediante gumías y otros tipos de armas cortantes, como espadas y cuchillos. Las formaciones solían adoptar la forma de la media luna, de modo que las unidades más rápidas se encontraran en los extremos, y rodearan al enemigo, impidiéndole así escapar y aniquilándolo.

En el otro bando, las fuerzas desplegadas por el Mariscal O´Donnell incluían en vanguardia la llamada División de Reserva, al mando del General Prim, junto con varias baterías de artillería como apoyo y dos escuadrones de caballería del Regimiento de Húsares de la Princesa. Por detrás, a distancia y saliendo de los campamentos de Ceuta, al avanzar el día se unirían fuerzas del Segundo Cuerpo de Ejército, al mando del General Zabala, participando en los últimos combates del día.

Junto a estas fuerzas, la Armada proporcionaría un destacamento de desembarco, formado por infantería de marina, y además participaría proporcionando apoyo naval con los buques Piles, que era un vapor de ruedas, Ceres, que era una goleta de hélice, un falucho de nombre Veloz y, finalmente, cuatro pequeñas cañoneras, apoyados todos ellos por barcos de transporte, incluyendo el Panhope, donde se encontraba el Capitán de Fragata Miguel Lobo, al mando de la flotilla.

LAS PRIMERAS OPERACIONES

El principal problema al que se enfrentaba el ejército español era que el camino hacia Tetuán, objetivo de la campaña, era un simple sendero de pequeñas dimensiones y carente de puentes para sortear los ríos, lo que impedía el avance de la artillería y los carros de suministros. Para solventar estos trances, los ingenieros se dedicaron a ensanchar la senda, tender puentes y, en general, convertir un sendero en una carretera transitable. Sin embargo, era este un trabajo lento, y obligaba a asegurar las zonas de trabajo previamente.

El 1 de enero de 1860, después de pasar una gélida Nochevieja, las fuerzas de Prim iniciaron su ruta, a lo largo de los diez kilómetros de carretera que ya estaban terminados, y que desembocaba en el Valle de Los Castillejos, un paraje hasta la fecha desconocido. Tan pronto como las tropas españolas iniciaron su avance, los vigías marroquíes informaron de ello, y una hueste mahometana comenzó a seguir su ruta en paralelo, por las cumbres, con la clara intención de presentar batalla, aunque guardando las distancias para poder juntar el suficiente número de guerreros.

Prim, por su parte, continuó su avance, desplegando sendos batallones para proteger el flanco, mientras las piezas de los buques de la Armada abrían fuego para dispersar a la multitud, e impedir así un ataque coordinado. A las 08:00 de la mañana, las unidades españolas desplegaban en el extremo del Valle de los Castillejos, y se iniciaban operaciones ofensivas.

Un primer grupo de unos mil guerreros fue rápidamente desalojado a la bayoneta por los batallones del Príncipe y de Vergara, asegurando así el flanco y penetrando las tropas peninsulares en el valle, hacia la llamada Casa del Morabito, una de las pocas construcciones que se alzaban en la zona, y que pronto se convirtió en objetivo para los soldados españoles. Las baterías españolas se emplazaron en lo alto de las cumbres y abrieron fuego contra la masa de guerreros que defendían el edificio y sus alrededores, y los restantes batallones calaron bayonetas e iniciaron su avance, pero los defensores del Islam se mantuvieron firmes contra el avance español, dispuestos al combate.

Sin embargo, desde la costa, el Capitán de Fragata Lobo encabezó un desembarco de varias compañías de Infantería de Marina, que atraparon a los guerreros enemigos entre dos fuegos, provocando la retirada y ocupando la Casa del Morabito y la Casa de la Condesa, la segunda de las construcciones importantes en la zona.

Rápidamente, Prim decidió aprovechar la retirada enemiga para asegurar la zona y prepararse para el contraataque marroquí. Detrás de la primera de sus brigadas de infantería formó la segunda, que se componía de ingenieros y una fuerza de artilleros a pie, que aún no habían recibido sus cañones y actuaban como infantería. Junto a ellos, los dos escuadrones de Húsares de la Princesa formaron sus equinos, mientras que el Segundo Cuerpo, con los batallones del Regimiento de Córdoba en vanguardia, aún marchaban por la carretera, camino a los Castillejos.

LA CARGA DE LOS HÚSARES DE LA PRINCESA


Mientras Prim reorganizaba a sus fuerzas y desplegaba la totalidad de su División, su homólogo marroquí, Muley el Abbas, hacía lo propio, acumulando fuerzas y sumando al contingente del ejército del Sultán gran cantidad de guerreros de las cábilas locales, rondando unos 20.000 hombres, que pronto se enfrentaron con las primeras líneas españolas, desplegadas en orden abierto o guerrillas, a fin de dispersar al enemigo. El fuego de artillería, proporcionado desde las cumbres, desorganizaba aún más el avance de los marroquíes.

Había llegado el momento para la caballería, y desde tiempos inmemoriales, las fuerzas musulmanas a caballo siempre utilizaban la misma táctica: amagaban ataques, para después retirarse, perseguidos por el enemigo, hasta arrastrarles a una emboscada. Así, varios cientos de jinetes comenzaron a hostigar a las tropas españolas, abriendo fuego disperso y siendo respondidos por varias descargas de fusilería, que rápidamente desbarataron el ataque. Según la doctrina europea, era el momento de cargar contra un enemigo en retirada para convertir su huida en desbandada, y el Coronel García Tasara ordenó a los dos escuadrones de Húsares de la Princesa iniciar la persecución.

Sorprendidos por la agresiva reacción de la caballería española, los marroquíes dieron la vuelta a su montura y comenzaron a huir ladera arriba, perseguidos de cerca por los elegantes jinetes, que pronto chocaron con las tropas a pie de Muley el Abbas, que no pudo retirarse a tiempo. La carga penetró profundamente en las líneas marroquíes, aplastando varios grupos de guerreros a pie y obligando al resto a huir desordenadamente, hasta que los húsares se adentraron en el barranco del río, desde donde pudieron ver a lo lejos el campamento marroquí.

El Coronel García Tasara ordenó formar de nuevo y cerrar filas, y los cornetas tocaron de nuevo a la carga, dirigiéndose contra el campamento enemigo, donde toda la impedimenta constituía un tentador objetivo, que haría pasar a la historia la carga del regimiento. Sin embargo, la realidad pronto hizo desaparecer las ilusiones de los húsares, cuando el suelo se abrió a sus pies.

La trampa se había cerrado, y los marroquíes habían logrado arrastrar a los hombres de García Tasara hasta la emboscada, donde una zanja disimulada hizo caer a los jinetes españoles. Cientos de guerreros se abalanzaron sobre ellos, y pronto cada hombre se encontró luchando individualmente por su vida. Otro grupo de jinetes logró saltar la zanja y asaltar el campamento marroquí, pero eran pocos, muy pocos, y cada vez más y más guerreros se unían a la batalla.

En medio del combate, el cabo Mur se encontró frente a frente con un elegante jinete enemigo, que enarbolaba un estandarte de color verde. Rápidamente, se lanzó a combatir contra él, y tras una dura lucha, logró arrebatarle la bandera, tras ensartarle con el sable, y se unió al resto del regimiento, que ya preparaba la retirada. Por aquella acción le fue concedida la Cruz de San Fernando.

La caballería reagrupó sus fuerzas y se retiró, siendo ahora la perseguida por las tropas marroquíes, hasta que se encontraron con los batallones de Vergara y Luchana, que habían avanzado su línea para intentar apoyar la carga. Una serie de cerrada de descargas de fusilería lograron dispersar el contraataque marroquí, y los Húsares de la Princesa se reagruparon en la seguridad de la retaguardia española.

UN CENTAURO LLAMADO PRIM

Mientras todos esos acontecimientos se desarrollaban en Los Castillejos, en el resto de la línea de batalla, el combate continuaba. Las fuerzas marroquíes arremetían contra las defensas españolas, que rechazaron los ataques mediante una combinación de descargas de fusilería y cargas a la bayoneta, hasta ocupar unas alturas desde las que se podía observar el campamento de Muley el Abbas. Rápidamente, los guerreros islámicos consideraron la posición como una gran amenaza, y todas las cargas se dirigieron contra ese punto, comenzando a acumularse los cuerpos sin vida de ambos bandos.

A las 15:00 horas, los batallones de la División de Reserva de Prim apenas eran capaces de mantener sus posiciones ante la fuerza de la avalancha marroquí. La llegada de la vanguardia del Segundo Cuerpo, bajo el mando del General Zabala, con los batallones del Regimiento de Córdoba a la cabeza, que rápidamente se unieron al combate allí donde las líneas de la infantería española estaba a punto de desintegrarse.

Cuando los hombres de los batallones de Córdoba llegaron a la zona de la batalla, los hombres recibieron la orden de quitarse las mochilas para facilitar el combate, librándose de pesos innecesarios, y su impedimenta quedó amontonada en retaguardia. Se calaron las bayonetas, y se dio la orden de paso ligero y de carga, hasta que ocuparon la primera posición en la línea del frente. Lejos de dejarse intimidar, la marea de guerreros se lanzó de nuevo contra las delgadas defensas españolas, que acusó el empuje y comenzó a retroceder. Era el momento cumbre de la batalla, y los generales de Muley el Abbas lo sabían, por lo que nuevos grupos de moros del rey se unieron al combate, apoyados por tropas de las cábilas, mientras que los españoles procuraban retirarse en buen orden, acumulando bajas.

Los hombres del Regimiento de Córdoba retrocedieron hasta más allá de donde un tiempo antes habían dejado sus mochilas, y Prim comprendió que era el momento decisivo. Si los marroquíes conseguían romper la línea, se perdería la batalla y con ella, la guerra.

En ese momento, el General español, montado a caballo, se adelantó hasta la posición donde el portaestandarte del Regimiento de Córdoba hacía ondear la bandera, y arrebatándosela, se giró a sus hombres y les gritó:

"¡Soldados, podéis abandonar esas mochilas porque son vuestras, pero no podéis abandonar esta bandera, porque es de la Patria!"

Acto seguido, en solitario, cargó contra la masa de guerreros que se aproximaban hacia los agotados soldados españoles, que sorprendida, comenzó a hacer fuego contra un único jinete que se lanzaba sobre ellos. Los hombres de Córdoba contemplaron estupefactos cómo su estandarte, a manos de su General, se lanzaba en solitario contra el enemigo, inmune a los disparos marroquíes, que milagrosamente erraron el tiro, y movidos por una fuerza interior que cada hombre buscó en su interior, pero que se contagió por todo el Regimiento, se reagruparon y cargaron contra la hueste de Muley el Abbas.

La carga de Prim fue el punto de inflexión de la Batalla de los Castillejos. Las exhaustas pero reagrupadas líneas españolas recibieron por fin refuerzos, y el General Zabala, con el Segundo Cuerpo al completo, desplegó sus fuerzas por todo el valle. Los batallones de Arapiles, Saboya, León y Simancas ocuparon la primera línea, sustituyendo a los diezmados hombres de Prim, que habían agotado sus municiones.

LOS ÚLTIMOS COMBATES

Una vez recuperadas las posiciones, se reordenaron las líneas, pero los marroquíes no querían dar la batalla por perdida. Así, Muley el Abbas ordenó un nuevo ataque, que se cruzó con los guerreros que se retiraban y que fueron obligados a volver al combate. Así, millares de hombres se lanzaban de nuevo contra la línea de bayonetas, y las descargas de fusilería trataban de evitar la acometida. El propio Mariscal O´Donnell abandonó su posición junto a la Casa del Morabito, desde la que contemplaba el desarrollo de los acontecimientos, e inspirado por el anterior ejemplo de Prim, se acercó a la primera línea con su estado mayor, pero fue el propio Prim el que le obligó a volver a la retaguardia, diciéndole:

"Mi general, este no es el sitio de usted. Su vida no le pertenece, y aquí se expone inútilmente"

Curiosas palabras de quien había cargado en solitario estandarte en mano momentos antes, pero debe recordarse que O´Donnell no solo era el mariscal del ejército, sino también el Presidente del Consejo de Ministros.

La oscuridad del Crepúsculo comenzó a invadir el campo de batalla, y los marroquíes decidieron por dar por terminado el combate, replegándose sobre sus posiciones de origen. La lucha les había costado miles de bajas (se calcula que unas 2.000), aunque, siguiendo sus costumbres, al retirarse se llevaron con ellos su muertos y sus heridos. Por parte española, se sumaron 70 muertos y 550 heridos, y se hicieron cinco prisioneros enemigos, que dieron detalles sobre las dimensiones de la fuerza enemiga. La primera gran batalla de la Guerra Romántica había finalizado, pero serían muchas todavía las que habría que librar antes de dar por terminado el conflicto...

Por esta acción el General Prim ganó el título de Marques de los Castillejos del Rif, y la Cruz Laureada de San Fernando.

Saludos :saluting-soldier: :saluting-soldier: :saluting-soldier:
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 19:17

Batalla de TETUAN 1ª Guerra de Africa


La batalla de Tetuán fue una batalla que tuvo lugar en Tetuán, Marruecos, entre el Ejército Español de África y el Ejército de Marruecos por la posesión de la plaza. La batalla fue parte de la guerra hispano-marroquí de 1859-1860, que tuvo lugar durante el reinado de Isabel II en España y Mohámmed IV en Marruecos.

El ejército expedicionario, que partió de Algeciras, estaba compuesto por treinta y seis mil hombres, sesenta y cinco piezas de artillería y cuarenta y un navíos entre buques de vapor, de vela y lanchas. O'Donnell dividió las fuerzas en tres cuerpos de ejército en los que puso al frente a los generales Juan Zabala de la Puente, Antonio Ros de Olano y Rafael Echagüe y Bermingham. El grupo de reserva estuvo bajo el mando del general Juan Prim. El almirante Segundo Díaz Herrero fue nombrado jefe de la flota.

El objetivo final era la toma de Tetuán. El 17 de diciembre empezaron las hostilidades por parte de la columna mandada por Zabala que ocupó la Sierra de Bullones. Dos días después Echagüe conquistó el Palacio del Serrallo y O'Donnell se puso al frente de la fuerza que desembarcó en Ceuta el 21. El día de Navidad los tres cuerpos de ejército habían consolidado sus posiciones y esperaban la orden de avanzar hacia Tetuán.

El 1 de enero de 1860, el general Prim avanzó en tromba hasta la desembocadura de Uad el Jelú con el apoyo al flanco del general Zabala y el de la flota que mantenía a las fuerzas enemigas alejadas de la costa. Las refriegas continuaron hasta el 31 de enero donde fue contenida una acción ofensiva marroquí, y O'Donnell comenzó la marcha hacia Tetuán, con el apoyo de los voluntarios catalanes. Recibía la cobertura del general Ros de Olano y de Prim en los flancos. La presión de la artillería española desbarató las filas marroquíes hasta el punto de que los restos de éste ejército tomaron refugio en Tetuán, que cayó el día 6 de febrero.

Consecuencias


Tras una semana de luchas, la victoria resultó para las tropas españolas, que consiguieron de esta forma el fin de los ataques a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, así como la captura de la ciudad de Tetuán para la reina Isabel II de España.

A la vuelta a la península, O'Donnell acampó al ejército victorioso en un descampado a las afueras del norte de Madrid, mientras se hacían los preparativos para una entrada triunfal en la capital, que finalmente nunca sucedió. Alrededor del campamento —que de provisional se iba convirtiendo en permanente— se fueron instalando comerciantes y se creó el barrio conocido hasta hoy como Tetuán de las Victorias. De la misma forma se dedicó una calle de Madrid (la calle de Tetuán) ubicada en las cercanías de la Puerta del Sol.

La victoria española sobre las fuerzas marroquíes en la batalla de Tetuan fue tallada sobre el frontón de la iglesia de San Joaquín, considerada como la única iglesia de tema militarista de Filipinas. Fue declarado como un santuario nacional en 1974. Fue construida en 1859 y terminada en 1869 por el fraile español Tomas Santaren, de la Orden Agustina.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 20:04

Incidente de la Kabila de ANGHERA 1ª Guerra de Africa


El incidente de la Kabila de Anyera se produjo el 10 de agosto de 1859, cuando miembros de esta tribu del Rif , en protesta por la construcción de un nuevo fortín cerca del enclave español de Ceuta , en el norte de África, destruyen parte de las obras. Los kabilenys arrancan de la piedra que marcaba el límite del campo, el escudo de España.

Consecuencias


Este incidente, reportado con indignación por el gobernador militar de Ceuta, se convierte en un auténtico casus belli para España , donde se pone en marcha una campaña patriótica pidiendo que se declare la guerra a Marruecos a fin de lavar la ofensa al honor herido .

Para financiar la campaña militar que se vislumbraba, se puso en marcha una suscripción "popular" para recaudar dinero para pagar los gastos de guerra, donde, incluso la reina Isabel II ofreció sus joyas.

Finalmente, después de una serie de ultimátums, en medio de este ambiente de exaltación patriótica, el gobierno del general Leopoldo O'Donnell declara la guerra al Sultán del Marruecos . España atacó las fuerzas marroquíes llevando a cabo operaciones militares de cierto impulso que desembocaron en la batalla de Castillejos , la toma de Tetuán (1860) y la firma de los tratados de 1860 (Tratado de Paz y de Amistad entre España y Marruecos o de Wad -Ras ) y 1861.

Mediante estos tratados, España obtuvo las siguientes concesiones:

Ampliación de los límites de los enclaves españoles en el norte de África de Ceuta y Melilla .
Se concede a España el territorio de Santa Cruz de Mar Pequeña , o Sidi Ifni , para instalar un establecimiento pesquero.
Se impone al soldó de Marruecos una indemnización de 100 millones de francos-oro, garantizados por la ocupación española de Tetuán .
Compromiso por parte de Sultán de Marruecos a firmar un tratado comercial ya facilitar el establecimiento diplomático español en Fez .

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 20:08

Batalla de La Sierra de BULLONES 1ª Guerra de Africa


La batalla de la Cordillera de Bullones fue el primer gran combate de la guerra de África entre España y el Marruecos .

La batalla se libró el 9 de diciembre de 1859 cuando las fuerzas marroquíes de Muley Abbas atacaron a la brigada Angulo que ocupaba las posiciones avanzadas españolas en las cercanías de Ceuta. El general Juan Zavala de la Puente , comandante de la segunda división española, fue a auxiliar, y con cargas de bayoneta consiguió rechazar a los atacantes.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 25 Feb 2018 20:29

Batalla de la Cañada de los NARANJOS (Guerra de Independencia de Mexico)


La Batalla de Cañada de Los Naranjos fue una acción militar de la Guerra de Independencia de México, sucedida el 7 de noviembre de 1816,1​ en el paso de la Cañada de Los Naranjos, cerca de la localidad de Acatlán de Osorio, Puebla. Los insurgentes comandados por el Gral. Vicente Guerrero fueron derrotados y desalojados de las alturas por las fuerzas realistas de los comandantes Saturnino Samaniego y Antonio Flon cuando estos se dirigían por la ruta de Huajuapan a Izúca


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Última edición por Brasilla el 26 Feb 2018 15:43, editado 1 vez en total.
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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 25 Feb 2018 22:34

Fue una pena que tras lograr la independencia las repúblicas americanas decidieran disgregarse y andar cada una por su lado ( y a veces enfrentadas), en lugar de constituir naciones más grandes en cuanto a territorio.

Algún día todas las guerras que hubo entre dichas repúblicas se estudiarán como guerras civiles..
Y además, Méjico podrá resucitar el Plan San Diego.

A veces tengo las sensación de que todavía no está todo dicho en las relación entre las dos grandes culturas universales, la hispana y la anglocabrona.

Y sobre África, me remito al Cardenal Cisneros.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 26 Feb 2018 00:18

Pues si compañero, dices bien, deberían considerarse como guerras civiles las que tuvieron entre sí todos los paises de America del Sur y Centroamerica, al fin y al cabo eran hermanos de sangre y de lengua, salvando el caso de Brasil en cierto modo, y lo ideal es que hubiera habido una gran federación de naciones Sudamericanas, al igual que está el vecino del norte, entonces quizás no hubiera cogido tanta influencia este.

Pero fijate, a veces me da por pensar si lo que ocurre en esos paises no forma parte de la herencia cultural que dejamos los españoles, ya que no exterminamos literalmente a los indigenas como hicieron los anglocabrones, y nos mezclamos con los indios creando la nueva raza, los criollos, que a mi parecer, heredaron el cainismo español, acrecentado con el cainismo que ya tenían entre si las diferentes etnias de indigenas en esos paises.

No podemos olvidar que los mexicas estaban en guerra con los aztecas, estos con los taxaltlecas y aquellos con otros, los mayas entre si, y así sucesivamente, quizas si hubiesemos exterminado a la población indigena se habría podido hacer esa gran federación o confederación.

En cuanto a lo que indicas del Gran Cardenal D, Francisco JIMENEZ DE CISNEROS, para los que les interese, para muestra un botón:


El mayor hombre de Estado que ha tenido España».

Así ha definido siempre el popular hispanista Joseph Pérez a Francisco Jiménez de Cisneros (más conocido como el cardenal Cisneros). No le falta razón ya que, durante las dos etapas como regente de aquella primitiva España que empezaba a alzarse sobre dos pilares tan contundentes como Isabel y Fernando, trató de dar el empujón definitivo a la agricultura y la economía de nuestro país. Algo insólito hasta la época y que ha hecho que muchos autores como Pedro Miguel Lamet le reconozcan a día de hoy como un gran «reformador, estadista y gobernante». Y todo ello, acompañado de grandes logros en el mundo de las letras como la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares.

Nacido en Torrelaguna, el que fuera también el confesor de la reina Isabel la Católica falleció entre el 7 y el 8 de noviembre de 1517 (atendiendo a las fuentes). Hace nada menos que medio milenio, la parca le atrapó en Roa (Burgos) cuando sumaba la friolera de 81 años y se disponía a conocer a Carlos I. Así lo señala la popular profesora de Historia y divulgadora María Francisca Olmedo de Cerdá en su obra «Anecdotario histórico español»: «Mucho se ha escrito sobre las causas de su muerte, algunos dicen que fue debido al disgusto que le produjo una carta del nuevo rey en la que, tras elogiar su labor como regente, le dispensaba de seguir sirviéndole».

En todo caso, se sabe que sus últimas palabras fueron estremecedoras: «En Tí, Señor, confié siempre». Frase que recuerda que, más allá de dirigente, siempre fue un religioso franciscano convencido.

Con todo, y más allá de su interminable lista de logros políticos y religiosos (fue elegido arzobispo de Toledo en 1495; regente de Castilla en 1506 tras la muerte del monarca Felipe el Hermoso e Inquisidor General en 1507), también cuenta con una faceta desconocida: la de líder militar. Y es que, sus ansias de reconquista le llevaron a sufragar de su bolsillo y dirigir, a partir de 1505, la toma a espadazos de varias plazas musulmanas. Todo ello, para hacer valer la política de expansión en el norte de África ideada por los Reyes Católicos.

Aquella lid (preludio de las posteriores llevadas a cabo por militares como O'Donell o Silvestre) llegó a su punto álgido con la toma de la poderosa ciudad de Orán. Gracias a sus directrices, el ejército español logró en la mencionada plaza una rápida e incisiva victoria. Al menos, según afirma el propio Joseph Pérez en su obra «Cisneros, el cardenal de España»: «En menos de dos horas, Orán cayó en poder de los españoles. Durante el ataque final los moros perdieron más de 4.000 hombres».

A su vez, en dicha jornada lució en la urbe el estandarte del cardenal. Un paño ataviado con sus armas a un lado, y con un crucifijo a otro. No en vano el propio Francisco Jiménez entendió aquella campaña como una Cruzada contra los mismos infieles que, antes de arribar a España, habían tomado una serie de regiones al norte de África anteriormente en poder de Roma y del cristianismo.

Hacia África

«Que no cesen de la conquista de África». Esta fue una de las cláusulas que Isabel I dejó escritas en su testamento y que Cisneros conoció tras la muerte de la monarca en 1504. Sus palabras fueron, sin duda, el último empujón que el antiguo confesor necesitaba para azuzar los ánimos de Fernando, como mínimo tan Católico como su esposa, y convencerle de cumplir un objetivo más que antiguo. «Marruecos formaba parte de los objetivos a largo plazo de la corona de Castilla. Ello explica que los monarcas castellanos siempre hubieran tenido buen cuidado de reivindicar derechos sobre las islas Canarias, aun cuando no se encontraban en condiciones de ocuparlas», destaca Pérez en su obra.

De esta guisa, y con el beneplácito de su majestad, nuestro protagonista comenzó a idear un plan para tomar algunas plazas fuertes ubicadas en la mencionada zona y, posteriormente, iniciar desde allí su particular Cruzada.


El cardenal ha sido considerado como uno de los mejores estadistas de España. A pesar de todo, lo cierto es que al bueno de Cisneros le costó rascarse el bolsillo para convencer a su Católica majestad. De hecho, tuvo que adelantar de la mitra de Toledo «once cuentos de maravedís» para pagar a tocateja el pertrecho de entre 4.000 y 5.000 infantes. Con el mencionado panorama, Fernando claudicó y le dio plenos poderes al religioso para hacer lo que le saliese del hábito. Así pues, se formó una armada que partió desde Málaga hasta el norte de África el 11 de septiembre de 1505. Viento en popa y a toda vela, que diría Espronceda.

Su primer objetivo fue el puerto de Mazalquivir (ubicado al norte de Argelia), donde atraparon por sorpresa a los enemigos gracias a un factor tan curioso y castizo como la tardanza española. «Los berberiscos, avisados por sus espías, habían concentrado muchas fuerzas en las inmediaciones de la plaza, pero, ante el retraso de la flota, creyeron que se dirigía a otro destino y se dispersaron», explica Pérez.

El asedio duró dos jornadas. Y es que, ante tal poderío hispano, poco podían hacer los defensores más que aquello que decidieron: abandonar la principal fortaleza de la zona y cedérsela amablemente a Cisneros.

Orán

A partir de entonces comenzaron los preparativos para acabar con la determinante ciudad de Orán (también al noroeste de Argelia). Algo que, en palabras del poeta del siglo XV Alvar Gómez, llevó a cabo como un profesional de la milicia. De la misma opinión es el gran historiador decimonónico Cesáreo Fernández Duro quien, en su extensa obra «Historia de la Armada española», hace referencia a los recelos que despertó el religioso: «[A pesar de] haber sido Gobernador del reino [y de] ser de todos conocidas las condiciones inapreciables que atesoraba, no veían en él los nobles, los capitanes [y] los soldados más que el hábito de fraile; un fraile General les parecía rara especie poco de estimar en campaña».

Todos ellos tendrían que ponerse varios cerrojos en la boca posteriormente. Tras años de preparativos y continuos ataques berberiscos, el 11 de agosto de 1508 el rey y Cisneros firmaron el documento que dio el pistoletazo de salida (o trabucazo, más bien) de la operación. Vaya por delante, por cierto, que en él nuestro protagonista ponía sobre la mesa muchas monedas. Unas 9 jornadas después el religioso fue nombrado capitán general de la expedición.

«Quedó en manos de los vencedores un botín fabuloso: sedas, tapices, monedas, oro, plata, joyas, esclavos, etcétera»

Posteriormente comenzó «el bacalao», término que usarían siglos después algunos militares como el general Silvestre para referirse a la lid. «En la primavera de 1509, se reúne en Cartagena una armada de 10 galeras, 80 naos y otras muchas embarcaciones menores para transporte de un ejército de 10.000 piqueros, 8.000 escopeteros y ballesteros, 2.000 jinetes de caballería pesada y ligera», destaca Pérez.

Durante el camino hasta la amiga Cartagena siempre destacó en alto el estandarte de nuestro Cisneros, así como la Cruz de Cristo. No en vano la operación era considerada casi como una Cruzada. «Con esta señal venceremos», afirmó uno de los obispos que acompañaban al inquisidor.

Tras arribar a Cartegena, el 16 de mayo se partió rumbo a Mazalquivir donde (a su vez) se inició la marcha hacia el objetivo final. «Oran era entonces una de las ciudades principales del reino de Tremecen, estando edificada, parte en la ladera del monte de Silla, parte en el llano parte sobre una colina que entra en la mar, rodeada de buenos muros, con alcazaba ó ciudadela morisca. Tenía montadas sesenta piezas de artillería gruesa, amén de las máquinas pedreras ingenios balísticos, guareciendo seis mil habitantes, armadores de muchas fustas bergantines corsarios comerciantes con Genova Venecia», explica, en este caso, Fernádez Duro.

La contienda fue más que breve para asombro de todos. La artillería fue la primera en defenestrar las defensas contrarias, seguida de las minas. En unas decenas de minutos los infantes ascendieron por los muros contrarios con escalas, abrieron las puertas de la urbe, y comenzó una batalla en las mismas calles «sin contar el campo cristiano más de treinta bajas», atendiendo a Fernández Duro. En menos de dos horas, Orán cayó ante los nuestros.

Tras la victoria, Pérez afirma que el religioso entró en la ciudad portando su estandarte y con una espada ceñida con un cinto sobre el hábito franciscano.

La contienda llevó una gran riqueza a los españoles. Se cuenta que unos 500.000 escudos que, en palabras de Fernández Duro, «no quiso el cardenal» y mandó repartirlos entre los combatientes. «Quedó en manos de los vencedores un botín fabuloso: sedas, tapices, monedas, oro, plata, joyas, esclavos, etcétera. Parte de aquel despojo se llevó a Alcalá cuando Cisneros regresó a su arzobispado», destaca Pérez. A su llegada a la Península, Cisneros fue recibido como un verdadero héroe romano. Quizá más por la sorpresa, pues nadie se imaginaba que podía ser un verdadero genio militar.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Genmingen » 26 Feb 2018 07:27

Una cosa que siempre me llamo la atención, es que en México hacia 1821 los independentistas estaban derrotados claramente...no ocurría lo mismo en los demás teatros de operaciones, tal vez por tener mayor número de tropas regulares y recibir mas refuerzos desde Cuba. También el Caribe era donde España volcó lo poco que le quedaba de poder naval en la década de 1820, mas a partir de la salida de Venezuela en 1823 y para defender Cuba y Puerto Rico como cabezas de puente a una posible reconquista.
El alzamiento de Riego en Cabezas de San Juan cambiará todo el teatro de operaciones; la mayor parte de los oficiales realistas en México se pasaran a la insurgencia con el Plan de Iguala y se perderá todo salvo San Juan de Ulua. En el resto de América los realistas siguen combatiendo hasta 1824-25 y grupos guerrilleros hasta la década de 1830 en diversos sitios como ya alguno apuntó.
En los inicios de la década de 1830 y poco después de la pequeña invasión de Barradas, mas una prueba que una verdadera invasión, morirá Fernando VII y estallará la Guerra Carlista...además que en Francia caerá la monarquía y España perderá su único apoyo...se estaba proyectando una invasión mas fuerte de México que quedó en el olvido. Pronto los gobiernos liberales perderían todo interés por América, ante los problemas internos que nos acompañarán por mas de un siglo...
Gracias y saludos

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Hoplon » 26 Feb 2018 10:22

A mi me parece que alguien nos ha aplicado el "divide et impera", y no hablo -ahora- de los indepes.

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Genmingen » 26 Feb 2018 10:55

Hoplon escribió:A mi me parece que alguien nos ha aplicado el "divide et impera", y no hablo -ahora- de los indepes.

Por supuesto. México perdió mas de la mitad de su territorio en menos de 30 años a manos de los EEUU; la Gran Colombia quedó en nada; Chile y Argentina vivieron décadas de enfrentamientos civiles y no levantaron cabeza hasta el último cuarto del siglo XIX...lo mismo que la propia España, que sufrió décadas de guerra civil y termino por perder todos sus enclaves en América antes de terminar el siglo a manos de los EEUU. Sin contar no pocas guerras entre las nuevas Naciones que las dejaron todavía mas débiles. Los que se beneficiaron esta muy claro con su posterior Destino Manifiesto anglo norteamericano. Pero antes había que sacar a España de América de forma física y en la mente de sus descendientes.
Nos la liaron pero bien y todavía seguimos enzarzados en trifulcas banales entre españoles e hispanoamericanos...para regocijo de algunos.
Saludos

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Re: Hechos de armas heroicos del Ejercito Español

Mensajepor Brasilla » 26 Feb 2018 11:11

Compañero Genmingen se puede decir más alto, pero no más claro, aunque pienso que algo les ayudo el caracter cainita que de siempre hemos tenido los españoles.

Ya lo dijo aquel, En España de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten, y lo peor es que seguimos igual.

Saludos cordiales
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