No hay cambios en las FYCS, todo seguirá igual de mal
Publicado: 27 Ago 2010 08:53
La vida sigue igual: sin compromiso ni coherencia
Hoy, durante una sesión de entrenamiento en el campo de tiro, un compañero me ha hecho reflexionar con un comentario muy acertado y oportuno. Como todos saben, cuando se produce un accidente laboral, principalmente en el sector de la construcción, o de la industria, se abren investigaciones en varios campos. Los especialistas en riesgos laborales de la empresa, del ayuntamiento y del sindicato del accidentado, sacan punta a sus lápices y toman nota de todas las deficiencias que sean detectadas. La fiscalía también suele sumarse a ello. Se buscan culpables y se pretende un castigo.
Sin duda alguna, las empresas serán responsables, a veces, de que un trabajador pierda la vida, pero otras veces…el accidente pudo ser producido por la propia víctima, bien por imprudencia, bien por falta de formación. En cualquier caso, todos los actores de la investigación buscarán documentos, herramientas o señales de algún tipo en las que “rascar” un vestigio de imprudencia. También se examinarán todas las autorizaciones administrativas del mundo. Es lógico y plausible, sobre todo si en el siniestro se pierde una vida humana.
Pero ahora digo yo: Cuando a un Policía –agente de seguridad en general- es asesinado o herido durante el transcurso de una acción profesional, ¿se producen los mismos movimientos? ¿Se buscan culpables o responsables en la empresa –institución policial- aún cuando todo sea fruto de un accidente? Por ejemplo el caso de La Cañiza (Pontevedra). Allí, hace solo una semana, un Guardia Civil fue abatido por 5 disparos de arma corta; éste compañero recibió un disparo en la cabeza y 4 en la zona del tórax. Él, junto con otro agente, solo fue a comprobar, tras la comisión de la central receptora de alarmas, el motivo por el cual había saltado la alarma silenciosa de una entidad bancaria. El resultado ya lo conocemos: el compañero está con Dios y los malos en prisión.
Muchos más agentes caen todos los años, y en el mejor de los casos, resultan heridos. La mayoría no suele tener capacidad de reacción ante los acometimientos, ¿le preocupa esto a alguien? ¿Acaso no es un accidente laboral a los efectos que estamos tratando?
En el caso de La Cañiza no hay duda, el responsable directo y material de la muerte de Jorge Piñeiro es el hijo de puta mal nacido que le descerrajó los disparos. En este caso, y si se busca la culpa, está claro. Pero, -y eso es lo que yo me pregunto- ¿ese Guardia Civil llevaba acaso un chaleco antibalas…? ¿Está obligado el Cuerpo de la Guardia Civil –y los demás cuerpos españoles- a dotar a sus agentes de chalecos de protección balística? ¿Están los agentes obligados a usar el chaleco…? ¿Jorge Piñeiro estaba formado debidamente en el empleo del arma de fuego que portaba en su cintura, para poder reaccionar contra un ataque…? ¿Los ejercicios de tiro de las FYCS están en sintonía con las realidad que viven los agentes en la calle...alguien revisa esto…alguien se preocupa de que se cumplan los protocolos y ejercicios de tiro reglamentarios? Me parece que la respuesta a esas cuestiones es que NO. No creo que nadie se haya planteado decirle al Jefe que lo va a denunciar por no cumplirse el programa anual de tiro. Esto se sigue viendo como algo muy secundario, luego pasa lo que pasa. Otro día hablaremos de los accidentes…
Yo creo que los ejercicios de tiro policial están caducos en casi todas las instituciones policiales de nuestro país. Algunos ejercicios son solo entretenimientos, otros ni eso. En cualquier caso, en todas partes se pretende que se cumpla lo previsto: tira pronto y veta rápido. A eso se le llama cubrir expediente, un mero formulismo. Habría que revisar los programas de tiro y la mentalización táctica de los funcionarios. Igual que se monta un guirigay cuando un trabajador cae al vacío mientras está pintando un edificio, por ejemplo, los sindicatos policiales y organizaciones profesionales deberían solicitar, además de subidas de sueldo, mayor calidad real de formación. Estos organismos y asociaciones deberían fiscalizar una serie de actividades, como el cumplimiento de los ejercicios anuales de tiro, incluso deberían impulsar la mejora de los mismos. No estaría mal el establecimiento de normas internas que asegurasen, con el visto bueno y compromiso sindical, que los coches patrulla llevasen siempre chalecos de protección, por ejemplo.
Pero no, no pasará eso. Por el contrario, todo seguirá igual en todas partes. Algunos sindicalistas solicitarán chalecos, y unos los recibirán y otros no, pero desde luego no se implicará el sindicato en que se haga uso de ellos. Otros funcionarios pedirán medios y formación para, en caso de NO ser concedidos, argumentar su falta de rendimiento y compromiso; pero si les son otorgados…no los usarán y se sacarán de la manga otros argumentos para seguir igual: sin comprometerse.
Vivimos y trabajamos rodeados de incoherencia.
Coincide esta reflexión con los actos de despedida de los españoles asesinados –casi fusilados- en Afganistán. Aprovecho la ocasión para mandar mi más sentido pésame a la familia carnal, y también profesional, del Capitán José Mª Galera, del Alférez Abraham Leoncio y del traductor (civil) Ataollah Taefik Alili. Descansen en PAZ.
Ernesto Pérez Vera
Hoy, durante una sesión de entrenamiento en el campo de tiro, un compañero me ha hecho reflexionar con un comentario muy acertado y oportuno. Como todos saben, cuando se produce un accidente laboral, principalmente en el sector de la construcción, o de la industria, se abren investigaciones en varios campos. Los especialistas en riesgos laborales de la empresa, del ayuntamiento y del sindicato del accidentado, sacan punta a sus lápices y toman nota de todas las deficiencias que sean detectadas. La fiscalía también suele sumarse a ello. Se buscan culpables y se pretende un castigo.
Sin duda alguna, las empresas serán responsables, a veces, de que un trabajador pierda la vida, pero otras veces…el accidente pudo ser producido por la propia víctima, bien por imprudencia, bien por falta de formación. En cualquier caso, todos los actores de la investigación buscarán documentos, herramientas o señales de algún tipo en las que “rascar” un vestigio de imprudencia. También se examinarán todas las autorizaciones administrativas del mundo. Es lógico y plausible, sobre todo si en el siniestro se pierde una vida humana.
Pero ahora digo yo: Cuando a un Policía –agente de seguridad en general- es asesinado o herido durante el transcurso de una acción profesional, ¿se producen los mismos movimientos? ¿Se buscan culpables o responsables en la empresa –institución policial- aún cuando todo sea fruto de un accidente? Por ejemplo el caso de La Cañiza (Pontevedra). Allí, hace solo una semana, un Guardia Civil fue abatido por 5 disparos de arma corta; éste compañero recibió un disparo en la cabeza y 4 en la zona del tórax. Él, junto con otro agente, solo fue a comprobar, tras la comisión de la central receptora de alarmas, el motivo por el cual había saltado la alarma silenciosa de una entidad bancaria. El resultado ya lo conocemos: el compañero está con Dios y los malos en prisión.
Muchos más agentes caen todos los años, y en el mejor de los casos, resultan heridos. La mayoría no suele tener capacidad de reacción ante los acometimientos, ¿le preocupa esto a alguien? ¿Acaso no es un accidente laboral a los efectos que estamos tratando?
En el caso de La Cañiza no hay duda, el responsable directo y material de la muerte de Jorge Piñeiro es el hijo de puta mal nacido que le descerrajó los disparos. En este caso, y si se busca la culpa, está claro. Pero, -y eso es lo que yo me pregunto- ¿ese Guardia Civil llevaba acaso un chaleco antibalas…? ¿Está obligado el Cuerpo de la Guardia Civil –y los demás cuerpos españoles- a dotar a sus agentes de chalecos de protección balística? ¿Están los agentes obligados a usar el chaleco…? ¿Jorge Piñeiro estaba formado debidamente en el empleo del arma de fuego que portaba en su cintura, para poder reaccionar contra un ataque…? ¿Los ejercicios de tiro de las FYCS están en sintonía con las realidad que viven los agentes en la calle...alguien revisa esto…alguien se preocupa de que se cumplan los protocolos y ejercicios de tiro reglamentarios? Me parece que la respuesta a esas cuestiones es que NO. No creo que nadie se haya planteado decirle al Jefe que lo va a denunciar por no cumplirse el programa anual de tiro. Esto se sigue viendo como algo muy secundario, luego pasa lo que pasa. Otro día hablaremos de los accidentes…
Yo creo que los ejercicios de tiro policial están caducos en casi todas las instituciones policiales de nuestro país. Algunos ejercicios son solo entretenimientos, otros ni eso. En cualquier caso, en todas partes se pretende que se cumpla lo previsto: tira pronto y veta rápido. A eso se le llama cubrir expediente, un mero formulismo. Habría que revisar los programas de tiro y la mentalización táctica de los funcionarios. Igual que se monta un guirigay cuando un trabajador cae al vacío mientras está pintando un edificio, por ejemplo, los sindicatos policiales y organizaciones profesionales deberían solicitar, además de subidas de sueldo, mayor calidad real de formación. Estos organismos y asociaciones deberían fiscalizar una serie de actividades, como el cumplimiento de los ejercicios anuales de tiro, incluso deberían impulsar la mejora de los mismos. No estaría mal el establecimiento de normas internas que asegurasen, con el visto bueno y compromiso sindical, que los coches patrulla llevasen siempre chalecos de protección, por ejemplo.
Pero no, no pasará eso. Por el contrario, todo seguirá igual en todas partes. Algunos sindicalistas solicitarán chalecos, y unos los recibirán y otros no, pero desde luego no se implicará el sindicato en que se haga uso de ellos. Otros funcionarios pedirán medios y formación para, en caso de NO ser concedidos, argumentar su falta de rendimiento y compromiso; pero si les son otorgados…no los usarán y se sacarán de la manga otros argumentos para seguir igual: sin comprometerse.
Vivimos y trabajamos rodeados de incoherencia.
Coincide esta reflexión con los actos de despedida de los españoles asesinados –casi fusilados- en Afganistán. Aprovecho la ocasión para mandar mi más sentido pésame a la familia carnal, y también profesional, del Capitán José Mª Galera, del Alférez Abraham Leoncio y del traductor (civil) Ataollah Taefik Alili. Descansen en PAZ.
Ernesto Pérez Vera