dos agentes de la Policía Local son condenados.
Publicado: 16 Ago 2010 22:03
SOBREVUELA LA SOSPECHA DE QUE NO FUERON ELLOS: dos agentes de la Policía Local son condenados. La historia se repite.
Dos Policías Locales de La Línea de la Concepción fueron condenados, hace 4 años, a penas privativas de libertad y de inhabilitación absoluta para ejercer cargo público, por ello ingresaron en prisión y perdieron, de por vida, la condición de funcionarios. El delito del que se les acusó fue el de detención ilegal. Nadie duda de la gravedad del delito, máxime cuando se comete por un funcionario público policial. Las pruebas presentadas y admitidas en la vista del juicio oral fueron suficientes para condenar a los agentes; al menos, así lo consideró la Sección algecireña de la Audiencia Provincial de Cádiz. Con los “ingredientes” (pruebas) que recibieron los “cocineros” (magistrados que componían el Tribunal)…tuvieron que hacer ese pastel. Creo que no tuvieron otra opción. No pienso, como otros, que existiera ánimo especial de condenar.
En aquel caso, y también en el que tocaremos más abajo, se sospechaba que al menos uno de los condenados era inocente. Algunos creían estar en la certeza de esa creencia. Hubo quien -también a día de hoy- se atrevió a poner nombre y apellidos a quien debió ser condenado en nombre de quien, finalmente, recibió el castigo. Sinceramente, yo NO tengo datos en ese sentido.
Como decía antes, el delito de detención ilegal es un delito muy grave siempre, máxime si llega de la mano de un Policía. No obstante, y no voy a tratar de justificar nada, daré unas pinceladas sobre el denunciante y víctima, según la Justicia, de tal detención ilegal.
El ciudadano que presentó la denuncia recibía, desde los años 70 del siglo XX, un alías policial afamado en la toda la Comarca. Era un delincuente de mucho cuidado. En realidad sigue siéndolo. Ese ciudadano, NO contribuyente, era un “pobre enfermo” adicto a la heroína y otras sustancias estupefacientes prohibidas, y lo era –sigue siéndolo- desde hacía casi 40 años. Para colmo, en su ficha policial constan, según se dice, más de 70 detenciones y numerosos ingresos en prisión por los más variados tipos penales del vigente Código Penal, y de otros. Se rumorea que estuvo detenido hasta por delitos contra la libertad sexual de menores de edad… ¡es un rumor!
Según dicen, sustracción de vehículos, robos con fuerza, robos con violencia e intimidación, tráfico de drogas, resistencia y atentado a los agentes de la autoridad, malos tratos, falsedad, lesiones, etc.…son algunos de los tipos penales más reseñados en su ficha policial.
El día de autos, según parece, este ilustre sujeto se encontraba en el recinto ferial, y era hora y día punta de la fiesta grande de la localidad. Según algunos ciudadanos, había tratado de sustraer dinero a unos inocentes y desprotegidos muchachos. La sentencia condenatoria dice que los dos agentes, sin mediar motivo legal alguno, introdujeron al ciudadano “alias” en un coche policial y lo abandonaron, a altas horas de la noche, en una pedanía. Allí, y antes del regreso a la urbe, los agentes parece que le propinaron algunos golpes que no pasaron de producir lesiones MUY leves. A este respecto, con mala intención se habló, durante años, de paliza y lesiones graves.
Hoy han pasado años desde que se produjeron los hechos, y otros tantos años desde la triste “pérdida” de esos dos compañeros. Ambos eran muy trabajadores y comprometidos en la labor policial.
Ahora se repite la historia. No solo existe una nueva acusación y condena judicial desde el mismo órgano jurisdiccional, sino que además es por idéntico delito. Para más coincidencia, estos nuevos hechos se producen otra vez en fechas de feria de La Línea y en el recinto de la misma. Naturalmente, volvemos a hablar de agentes del mismo Cuerpo de Policía Local. Pero todavía hay más: se repite la velada sombra de supuestos autores NO condenados que han consentido, y permitido, la condena de los que venían siendo acusados.
Ahora hay algo más respecto a las sospechas de que los acusados eran inocentes. En Sala de Vistas se pudieron oír las voces grabadas de dos agentes de policía que, ante el Jefe del Cuerpo, admitían ser los autores de los hechos que iban a condenar, a la postre, a dos agentes inocentes. Las voces que se oían en las grabaciones fueron reconocidas por los presentes, y el Jefe del Cuerpo acudía al plenario en calidad de testigo. Este Jefe, ante los presentes, no reconoció su voz y la de sus interlocutores, pero recordó, in situ, la conversación y el sentido de la misma. De algún modo, se doy por buena la conversación mantenida años atrás y que, lamentablemente, fue obtenida sin control judicial.
Los presuntos autores del delito reconocido en grabación no admitida como prueba, lo negaron todo ante el Tribunal. Durante la audición de la cinta grabada se pudo oír, a los interfectos, el modo en el que admitían ser los autores del delito y como se comprometían a “dar la cara” llegado el momento. Al final nada: los acusados han sido condenados. Ninguno dio la cara.
Ahora, por suerte para todos, solo uno de los acusados perderá su condición de funcionario público, y además NO ingresará en prisión. Solo este funcionario ha sido finalmente condenado por el grave delito de detención ilegal. El otro agente lo ha sido por otro delito de menos gravedad y sin serle impuestas penas severas. En este segundo caso estamos como en el primero: un Policía convencido, comprometido, trabajador, formado y vocacional, será apartado del servicio de por vida. La ciudad y el Cuerpo pierden a un buen “pastor”. Este agente, como los que ya fueron defenestrados años atrás, posee en su haber un gran número de detenciones por tráfico de drogas, robos y otros tipos penales. Algunos de sus servicios son de los que no se olvidarán jamás por su calidad e interés policial. Fino olfato policial es el que tiene mi amigo y siempre compañero.
La historia se repite: una a familia destrozada; una vida arruinada; mil ilusiones a la basura. Un daño irreparable para un inocente declarado culpable.
Don Rodrigo.
https://tirodefensivocampodegibraltar.bl ... ueron.html
Dos Policías Locales de La Línea de la Concepción fueron condenados, hace 4 años, a penas privativas de libertad y de inhabilitación absoluta para ejercer cargo público, por ello ingresaron en prisión y perdieron, de por vida, la condición de funcionarios. El delito del que se les acusó fue el de detención ilegal. Nadie duda de la gravedad del delito, máxime cuando se comete por un funcionario público policial. Las pruebas presentadas y admitidas en la vista del juicio oral fueron suficientes para condenar a los agentes; al menos, así lo consideró la Sección algecireña de la Audiencia Provincial de Cádiz. Con los “ingredientes” (pruebas) que recibieron los “cocineros” (magistrados que componían el Tribunal)…tuvieron que hacer ese pastel. Creo que no tuvieron otra opción. No pienso, como otros, que existiera ánimo especial de condenar.
En aquel caso, y también en el que tocaremos más abajo, se sospechaba que al menos uno de los condenados era inocente. Algunos creían estar en la certeza de esa creencia. Hubo quien -también a día de hoy- se atrevió a poner nombre y apellidos a quien debió ser condenado en nombre de quien, finalmente, recibió el castigo. Sinceramente, yo NO tengo datos en ese sentido.
Como decía antes, el delito de detención ilegal es un delito muy grave siempre, máxime si llega de la mano de un Policía. No obstante, y no voy a tratar de justificar nada, daré unas pinceladas sobre el denunciante y víctima, según la Justicia, de tal detención ilegal.
El ciudadano que presentó la denuncia recibía, desde los años 70 del siglo XX, un alías policial afamado en la toda la Comarca. Era un delincuente de mucho cuidado. En realidad sigue siéndolo. Ese ciudadano, NO contribuyente, era un “pobre enfermo” adicto a la heroína y otras sustancias estupefacientes prohibidas, y lo era –sigue siéndolo- desde hacía casi 40 años. Para colmo, en su ficha policial constan, según se dice, más de 70 detenciones y numerosos ingresos en prisión por los más variados tipos penales del vigente Código Penal, y de otros. Se rumorea que estuvo detenido hasta por delitos contra la libertad sexual de menores de edad… ¡es un rumor!
Según dicen, sustracción de vehículos, robos con fuerza, robos con violencia e intimidación, tráfico de drogas, resistencia y atentado a los agentes de la autoridad, malos tratos, falsedad, lesiones, etc.…son algunos de los tipos penales más reseñados en su ficha policial.
El día de autos, según parece, este ilustre sujeto se encontraba en el recinto ferial, y era hora y día punta de la fiesta grande de la localidad. Según algunos ciudadanos, había tratado de sustraer dinero a unos inocentes y desprotegidos muchachos. La sentencia condenatoria dice que los dos agentes, sin mediar motivo legal alguno, introdujeron al ciudadano “alias” en un coche policial y lo abandonaron, a altas horas de la noche, en una pedanía. Allí, y antes del regreso a la urbe, los agentes parece que le propinaron algunos golpes que no pasaron de producir lesiones MUY leves. A este respecto, con mala intención se habló, durante años, de paliza y lesiones graves.
Hoy han pasado años desde que se produjeron los hechos, y otros tantos años desde la triste “pérdida” de esos dos compañeros. Ambos eran muy trabajadores y comprometidos en la labor policial.
Ahora se repite la historia. No solo existe una nueva acusación y condena judicial desde el mismo órgano jurisdiccional, sino que además es por idéntico delito. Para más coincidencia, estos nuevos hechos se producen otra vez en fechas de feria de La Línea y en el recinto de la misma. Naturalmente, volvemos a hablar de agentes del mismo Cuerpo de Policía Local. Pero todavía hay más: se repite la velada sombra de supuestos autores NO condenados que han consentido, y permitido, la condena de los que venían siendo acusados.
Ahora hay algo más respecto a las sospechas de que los acusados eran inocentes. En Sala de Vistas se pudieron oír las voces grabadas de dos agentes de policía que, ante el Jefe del Cuerpo, admitían ser los autores de los hechos que iban a condenar, a la postre, a dos agentes inocentes. Las voces que se oían en las grabaciones fueron reconocidas por los presentes, y el Jefe del Cuerpo acudía al plenario en calidad de testigo. Este Jefe, ante los presentes, no reconoció su voz y la de sus interlocutores, pero recordó, in situ, la conversación y el sentido de la misma. De algún modo, se doy por buena la conversación mantenida años atrás y que, lamentablemente, fue obtenida sin control judicial.
Los presuntos autores del delito reconocido en grabación no admitida como prueba, lo negaron todo ante el Tribunal. Durante la audición de la cinta grabada se pudo oír, a los interfectos, el modo en el que admitían ser los autores del delito y como se comprometían a “dar la cara” llegado el momento. Al final nada: los acusados han sido condenados. Ninguno dio la cara.
Ahora, por suerte para todos, solo uno de los acusados perderá su condición de funcionario público, y además NO ingresará en prisión. Solo este funcionario ha sido finalmente condenado por el grave delito de detención ilegal. El otro agente lo ha sido por otro delito de menos gravedad y sin serle impuestas penas severas. En este segundo caso estamos como en el primero: un Policía convencido, comprometido, trabajador, formado y vocacional, será apartado del servicio de por vida. La ciudad y el Cuerpo pierden a un buen “pastor”. Este agente, como los que ya fueron defenestrados años atrás, posee en su haber un gran número de detenciones por tráfico de drogas, robos y otros tipos penales. Algunos de sus servicios son de los que no se olvidarán jamás por su calidad e interés policial. Fino olfato policial es el que tiene mi amigo y siempre compañero.
La historia se repite: una a familia destrozada; una vida arruinada; mil ilusiones a la basura. Un daño irreparable para un inocente declarado culpable.
Don Rodrigo.
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