Efectivamente, los compañeros se irán a casa con la mente tranquila por el trabajo bien hecho, ya que estaba en juego su vida y han tenido que repeler la agresión.
Seguidamente, empezará a rondar por su cabeza la duda: que pasará, seguirá con vida el individuo, que dirá el juez, y si muere y si me hubiera disparado a mí “mis hijos mi mujer…” Ellos mismos se contestarán a estas preguntas, unas veces confirmándose que la actuación ha sido correcta y al rato les surgirán las dudas. Algunos tendrán apoyo cuando lleguen a casa, pero otros no tanto. ¿Estamos los policías preparados psicológicamente para un enfrentamiento armado, con resultado grave o de muerte?
¿Nos enseñan a asimilar que cuando disparamos a los blancos (siluetas) son seres humanos? Pues mi respuesta es que
NO estamos preparados.
Después de una semana más o menos, el tiempo corre a nuestro favor, van desapareciendo esas preguntas tan molestas de nuestra cabeza, y entonces surgen otras ¿Qué opinará el Juez? Y esos comentarios molesto de nuestros propios compañeros,
¿y si me condena?¿y si…? ¿y mi familia…?
Esta es nuestra sociedad, leyes y jueces. Y
ser POLICIAS nuestra vida.
Por todo lo escrito solo
quiero dar mi APOYO a los compañeros y a sus familias, que siempre están ahí, en segundo plano.
Nosotros no elegimos cuando se va producir la agresión, no abatimos, solamente repelemos una agresión ilegitima contra un agente de la autoridad.
MUCHA FUERZA, ANIMO Y APOYO A LOS COMPAÑEROS Y A SUS FAMILIAS.