BlackJack escribió:Nada por inventar, eso ya lo hubo en este país y duró 40 años, según cuentan unos y a la sociedad no le quedaron ganas de repetir la experiencia, según cuentan otros.Entonces, la policía daba todos los palos que les daba la gana y alguno más de postre.
Nadie dice que aquello fuese perfecto y siempre encontrarás gente que esté de acuerdo y en contra, entonces y ahora y, entre todo lo que te cuenten habrá mentiras y verdades, pero no es de eso de lo que se trata.
Yo no diré que aquello fue mejor, ni peor, sólo puedo decir que era distinto, que yo era chaval y salía a la calle sólo, sin preocupación, sin miedo, y me iba al parque a jugar y nadie nunca me dió un susto. Que un día me caí y me hice una herida y un señor me llevó a casa, y mi madre me llevó al cuarto socorro; que otro me perdí en la playa y una señora me llevó a las cabinas y no se fue hasta que mi madre llegó; que había guardas en los parques cuidando del césped y de lo que no era césped, allí con su cinto de cuero grueso cruzado al pecho y su enorme chapa, y su bastón de grueso calibre; y que había RESPETO y más VERGÜENZA y más EDUCACIÓN, por las personas y por las cosas,mucho más que ahora;
Que había cien veces menos políticos, y cien veces menos cuentistas, viviendo de los demás; Que la gente se forjaba un futuro a base de su trabajo y al que robaba le hacían devolver lo robado y acababa en la cárcel; que el HONOR era un título que se ganaba a pulso y que los delincuentes estaban a buen recaudo.
Mi hermano era mayor que yo, le veía salir de casa con la escopetilla la hombro, abierta claro está, se cogía el autobús y se iba con sus amigos al monte, a matar pajarillos, y volvía por la calle más ancho que largo con sus cuatro tordos en la percha, ante los ojos de simpatía de los locales. Mi padre, mis tíos, mi hermano y sus amigos, y más tarde yo, teníamos escopetas, rifles, recargábamos sin problema, yo iba a la armería con mi padre y volvíamos con pólvora, pistones y perdigón, todo el que quisiésemos o pudiésemos llevar, sin que nadie nos tratase como delincuentes, sin restricciones.
Podría seguir contándote muchas cosas, sin afán por convencerte, hablando sólo de vivencias, sólo de sentimientos.
Sí, las normas eran más estrictas, pero había menos, sólo las necesarias, y había menos libertades, quién puede negar lo contrario; eran las que había, buenas o malas y quien cumplía esas normas no tenía problema alguno. Y esas libertades, aunque menos, podías disfrutarlas, todas. Ahora existen muchas más normas, y también muchas más libertades, pero sólo existen por escrito. Esas normas sí que nos las hacen cumplir, pero no nos dejan ejercer las libertades, pues han llegado a la conclusión de que debemos estar controlados en todo momento.
Para mí hay un hecho cierto, si hay más normas no puede haber más libertades, si hay más gente controlando que las cumplas, no puede haber más margen para disfrutarlas, y esto se agrava cuando sólo algunos hemos de cumplirlas y otros se las pasan por el arco de triunfo. Dime realmente qué es lo que ha ido a mejor.
Sin acritud