Mensajepor oscashooter » 04 Feb 2020 14:35
Una visión, la mía, por supuesto muy particular y en absoluto pretendiendo tener a la verdad "cogida por las patitas", pero con todo el derecho (de momento el BOE no nos lo ha negado) a dar mi opinión que no tiene por qué coincidir con la que marcan los tiempos (o nos marcan en estos tiempos)
Veo a un hombre, y me importa uno de pato como diría Pérez Reverte, su profesión o militancia política, que se siente orgulloso de su SERVICIO MILITAR, al que el "Estado" (para no decir su patria, que ya sé que eso a algunos les levanta ampollas la sola presencia de la palabra) le confió un arma y entrenó para su uso, "privilegio" que pagó con un buen periodo de su vida dedicado a servir y proteger A TODOS; un hombre al que no se le caen los anillos de coger y manejar un arma en UN CAMPO DE TIRO y recordar-demostrar que todavía recuerda qué es y cómo se usa, que invitado a probarla y acompañado-tutelado por los responsables del campo y dicha arma efectúa unos disparos, con SEGURIDAD Y CONTRA UN BLANCO DE PAPEL tras el que hay un espaldón parabalas terrero...
Y uno, que debe ser muy cortito, piensa en qué derecho tienen algunos que tal vez ni han servido en la milicia ni empuñado un arma en su vida, los mismos que no ven problema en actitudes, conductas y prácticas mucho más reprobables, a pedir sangre por este hecho. Puedo comprender que el sujeto no tenga las simpatías de algunos, o de muchos... pero de eso a esta farisáica actitud de reprobación exacerbada, a este darle mil vueltas al asunto para linchar al "tirador ocasional" y/o a quienes le invitaron a compartir la experiencia, de verdad que ni lo entiendo ni lo entenderé, como no sea mediante el recurso a apreciar que hay mucho tocapelotas suelto, demasiado gilipollas y gente que, por meter caña a quien no le cae bien, le acusaría hasta de ser el responsable del diluvio universal.
Recuerdo, y apenas tenía uno 14-15 años, un instructor de tiro (militar y capitán para más datos) que nos enseñaba el uso de aquellas carabinas monotiro del 22 de Santa Bárbara, trajo un día su pistola personal, una Star del 9 Largo y, con gran sorpresa y placer por nuestra parte, nos acercó a unos diez metros de los blancos y nos dejó efectuar un disparo a cada uno de los seis chavales a los que entrenaba... pues ni tenía cuerno ni rabo demoniacos, ni pasó nada, ni por supuesto a nadie le llamó la atención ni montó pollo alguno.
Serían otros tiempos, no abundaba el género que ahora se la coge con papel de fumar... cuando le interesa.
Un saludo a todos
Homo sum, humani nihil a me alienum puto