los viejos soldados...
Publicado: 03 Sep 2014 13:02
mi amigo Miguel, nuestro Cuenca, en pocos dias dejara de vestir a diario su querido uniforme de soldado español. todo llega, y su no deseado pase a la reserva ya esta proximo, muy proximo....
dijo Douglas Mac Arthur que los viejos soldados no mueren, se desvanecen...bonitas palabras, pero en este caso, para mi y muchos, no son exactas...porque ahi va a seguir estando Miguel, siempre atento para ayudarnos en lo que haga falta, durante muchos muchos años...no se va a desvanecer...
me ha pedido que comparta con vosotros estas palabras, aqui las teneis;
Queridos amigos y compañeros.
En la vida de una persona, hay momentos que uno nunca quiere que llegue, pero todo en la vida tiene un final y desgraciadamente para mí, ha llegado ese triste final de decirle adiós a la más maravillosa de las profesiones, la de las armas, la milicia, el EJERCITO, el servicio a España. El próximo día 29 de septiembre paso por edad a la situación de Reserva.
Hace cuarenta y tres años, SI, 43 AÑOS, con mis 17 años decidí dar lo mejor de mi vida a ESPAÑA y al EJERCITO, con esa ilusión de los años jóvenes y esas ganas de buscar lo que tanto había soñado desde pequeño, compañerismo, camaradería, honor, disciplina, sacrificio, pero sobre todo un gran amor a mi querida ESPAÑA, a la que sabía que en cualquier momento, le tendría que dar incluso lo más hermoso, LA VIDA si ella me lo pidiera.
Buscaba todas esas cosas que en la vida es muy difícil reunir todas juntas y en el Ejército lo encontré. Y a el enfoque mis pasos.
Desde muy pequeño - por mi afán de lectura sobre temas militares y sobre todo, los dedicados a los medios acorazados y los personajes que en ellos han destacado - soñé con ser carrista y vivir por y para los carros, ilusión que se vio cumplido con creces a lo largo de unos cuantos años, pero también he pasado por otros puestos que los diferente empleos y destinos me han llevado a tener y que igualmente, me he sentido muy orgulloso de haber estado en ellos.
He tenido el grandísimo orgullo, de ser del arma más sacrificada y pertenecer durante muchos años al mejor Regimiento de Caballería, mi querido Lusitania 8, Regimiento que llevare en mi corazón hasta el último día de mi vida, pero sería mal soldado, si no recordara a todas aquellas otras unidades, que han visto mi paso por ellas, y de las que me siento igualmente orgulloso.
Los avatares de la vida, cambios de destino, ascensos, etc., me han apartado de él físicamente pero no en el espíritu, porque no solamente ha sido mis años en él, sino que mi simiente también ha brotado en el. Me siento muy orgulloso de que mi hijo ingresara y sirviera durante unos años en mi querido Regimiento.
Ha llegado ese momento de decir adiós, a todo eso que tanto he querido y amado y los miles de recuerdos y vivencias que me vienen a la cabeza, sería imposible detallar aquí, pero me queda uno, el más importante y es el de los buenos amigos y compañeros que han pasado por mis 43 años, unos presentes y otros desgraciadamente ya ausentes.
Pero de todos ellos, mi recuerdo más sincero, a todos los que formamos aquella última promoción de la Escala Auxiliar, que dimos lo mejor de nosotros por sacar adelante un ejército que no tenia los medios actuales, pero que las ganas de trabajar y la ilusión de aquellos años jóvenes, compensaron la penuria de los medios.
Muchos de ellos, decidieron con los años, acogerse a la comodidad de una vida civil con su pase a la Reserva – cosa que no critico – Transitoria y un ascenso superior, yo en cambio, decidí que había elegido esta vida y esta seria hasta el final de mi tiempo.
Pero el militar, no deja de serlo hasta que el Altísimo lo decida.
Dejo las palabras que un día me dio mi mejor maestro – MI PADRE – el día que partí para mi ingreso en el Ejército, palabras que han sido mi guía a lo largo de estos 43 años de servicio a España y palabras, que yo también transmití a mi hijo en su momento.
En esta vida no te arrepientas de nada de lo que hagas. Si lo has hecho mal, aprende de tus errores, pero si lo has hecho bien, no pidas premio ni felicitación, es tu deber y la disciplina te obliga a ello.
Así he procurado que haya sido mi vida en el Ejercito durante estos años, no he pedido nunca premio alguno, ya que el mejor premio que he recibido, ha sido el tener el aprecio de mis compañeros y de todos aquellos, que por un motivo u otro han estado bajo mis órdenes y el reconocimiento y el apoyo en muchos casos de mis superiores.
Me voy orgulloso de mi labor durante todos estos años, primero como tropa, segundo, como mando e instructor en la labor de preparar buenos combatientes y soldados y finalmente, por ver que muchas esas acciones han quedado en la memoria y el recuerdo de mucha gente.
Solo le pido a Dios, que me permita seguir siendo muchos años SOLDADO, para servir a mi España de la mejor manera que se puede servir, con el CORAZÓN.
A todos aquellos compañeros que me habéis conocido Queridos amigos y compañeros.
En la vida de una persona, hay momentos que uno nunca quiere que llegue, pero todo en la vida tiene un final y desgraciadamente para mí, ha llegado ese triste final de decirle adiós a la más maravillosa de las profesiones, la de las armas, la milicia, el EJERCITO, el servicio a España. El próximo día 29 de septiembre paso por edad a la situación de Reserva.
Hace cuarenta y tres años, SI, 43 AÑOS, con mis 17 años decidí dar lo mejor de mi vida a ESPAÑA y al EJERCITO, con esa ilusión de los años jóvenes y esas ganas de buscar lo que tanto había soñado desde pequeño, compañerismo, camaradería, honor, disciplina, sacrificio, pero sobre todo un gran amor a mi querida ESPAÑA, a la que sabía que en cualquier momento, le tendría que dar incluso lo más hermoso, LA VIDA si ella me lo pidiera.
Buscaba todas esas cosas que en la vida es muy difícil reunir todas juntas y en el Ejército lo encontré. Y a el enfoque mis pasos.
Desde muy pequeño - por mi afán de lectura sobre temas militares y sobre todo, los dedicados a los medios acorazados y los personajes que en ellos han destacado - soñé con ser carrista y vivir por y para los carros, ilusión que se vio cumplido con creces a lo largo de unos cuantos años, pero también he pasado por otros puestos que los diferentes empleos y destinos me han llevado a tener y que igualmente, me he sentido muy orgulloso de haber estado en todos ellos ellos.
He tenido el grandísimo orgullo, de ser del arma más sacrificada y pertenecer durante muchos años al mejor Regimiento de Caballería, mi querido Lusitania 8, Regimiento que llevare en mi corazón hasta el último día de mi vida, pero sería mal soldado, si no recordara a todas aquellas otras unidades, que han visto mi paso por ellas, y de las que me siento igualmente orgulloso.
Los avatares de la vida, cambios de destino, ascensos, etc., me han apartado de él físicamente pero no en el espíritu, porque no solamente ha sido mis años en él, sino que mi simiente también ha brotado en el. Me siento muy orgulloso de que mi hijo ingresara y sirviera en mi querido Regimiento.
Ha llegado ese momento de decir adiós, a todo eso que tanto he querido y amado y los miles de recuerdos y vivencias que me vienen a la cabeza, sería imposible detallar aquí, pero me queda uno, el más importante y es de los buenos amigos y compañeros que han pasado por mis 43 años, uno presentes y otros desgraciadamente ya ausentes.
Pero de todos ellos, mi recuerdo más sincero, a todos los que formamos aquella última promoción de la Escala Auxiliar, que dimos lo mejor de nosotros por sacar adelante un ejército que no tenia los medios actuales, pero que las ganas de trabajar y la ilusión de aquellos años jóvenes, compensaron la penuria de los medios.
Muchos de ellos, decidieron con los años, acogerse a la comodidad de una vida civil con su pase a la Reserva – cosa que no critico – Transitoria y un ascenso superior, yo en cambio decidí que había elegido esta vida y esta seria, hasta el final de mi tiempo.
Pero el militar, no deja de serlo hasta que el Altísimo lo decida.
Dejo las palabras que un día me dio mi mejor maestro – MI PADRE – el día que partí para mi ingreso en el Ejército, palabras que han sido mi guía a lo largo de estos 43 años de servicio a España y palabras que yo también transmití a mi hijo en su momento.
En esta vida no te arrepientas de nada de lo que hagas. Si lo has hecho mal, aprende de tus errores, pero si lo has hecho bien, no pidas premio ni felicitación, es tu deber y la disciplina te obliga a ello.
Así he procurado que haya sido mi vida en el Ejercito durante estos años, no he pedido nunca premio alguno, ya que el mejor premio que he recibido, ha sido el tener el aprecio de mis compañeros y de la tropa que ha estado bajo mis órdenes y el reconocimiento y el apoyo en muchos casos de mis superiores.
Me voy orgulloso de mi labor durante todos estos años, primero como tropa, segundo, como mando e instructor en la labor de preparar buenos combatientes y soldados y finalmente, por ver que muchas esas acciones han quedado en la memoria y el recuerdo de mucha gente.
Solo le pido a Dios, que me permita seguir siendo muchos años SOLDADO, para servir a mi España de la mejor manera que se puede servir, con el CORAZÓN.
A todos aquellos compañeros que me habéis conocido estéis en reserva o en activo, a mis queridos soldados “veteranos”, a los buenos amigos civiles y a todos aquellos que seguiréis en activo muchos años por vuestra juventud, no perseveréis en el trabajo, a pesar de los problemas de todo tipo que nos llegan a diario, mantener la MORAL siempre ALTA, sentirse ORGULLOSOS del uniforme que vestís si sois militares y de la profesión de profesáis si sois civiles pero sobre todo, mantener un GRAN AMOR a ESPAÑA y a su bandera y todo lo que ambas cosas representan tanto dentro como fuera de su territorio y en el trabajo diario.
Un fuerte abrazo a todos de este viejo soldado de Caballería.
¡VIVA ESPAÑA!
¡VIVA EL EJÉRCITO!
¡VIVA LA CABALLERÍA!
dijo Douglas Mac Arthur que los viejos soldados no mueren, se desvanecen...bonitas palabras, pero en este caso, para mi y muchos, no son exactas...porque ahi va a seguir estando Miguel, siempre atento para ayudarnos en lo que haga falta, durante muchos muchos años...no se va a desvanecer...
me ha pedido que comparta con vosotros estas palabras, aqui las teneis;
Queridos amigos y compañeros.
En la vida de una persona, hay momentos que uno nunca quiere que llegue, pero todo en la vida tiene un final y desgraciadamente para mí, ha llegado ese triste final de decirle adiós a la más maravillosa de las profesiones, la de las armas, la milicia, el EJERCITO, el servicio a España. El próximo día 29 de septiembre paso por edad a la situación de Reserva.
Hace cuarenta y tres años, SI, 43 AÑOS, con mis 17 años decidí dar lo mejor de mi vida a ESPAÑA y al EJERCITO, con esa ilusión de los años jóvenes y esas ganas de buscar lo que tanto había soñado desde pequeño, compañerismo, camaradería, honor, disciplina, sacrificio, pero sobre todo un gran amor a mi querida ESPAÑA, a la que sabía que en cualquier momento, le tendría que dar incluso lo más hermoso, LA VIDA si ella me lo pidiera.
Buscaba todas esas cosas que en la vida es muy difícil reunir todas juntas y en el Ejército lo encontré. Y a el enfoque mis pasos.
Desde muy pequeño - por mi afán de lectura sobre temas militares y sobre todo, los dedicados a los medios acorazados y los personajes que en ellos han destacado - soñé con ser carrista y vivir por y para los carros, ilusión que se vio cumplido con creces a lo largo de unos cuantos años, pero también he pasado por otros puestos que los diferente empleos y destinos me han llevado a tener y que igualmente, me he sentido muy orgulloso de haber estado en ellos.
He tenido el grandísimo orgullo, de ser del arma más sacrificada y pertenecer durante muchos años al mejor Regimiento de Caballería, mi querido Lusitania 8, Regimiento que llevare en mi corazón hasta el último día de mi vida, pero sería mal soldado, si no recordara a todas aquellas otras unidades, que han visto mi paso por ellas, y de las que me siento igualmente orgulloso.
Los avatares de la vida, cambios de destino, ascensos, etc., me han apartado de él físicamente pero no en el espíritu, porque no solamente ha sido mis años en él, sino que mi simiente también ha brotado en el. Me siento muy orgulloso de que mi hijo ingresara y sirviera durante unos años en mi querido Regimiento.
Ha llegado ese momento de decir adiós, a todo eso que tanto he querido y amado y los miles de recuerdos y vivencias que me vienen a la cabeza, sería imposible detallar aquí, pero me queda uno, el más importante y es el de los buenos amigos y compañeros que han pasado por mis 43 años, unos presentes y otros desgraciadamente ya ausentes.
Pero de todos ellos, mi recuerdo más sincero, a todos los que formamos aquella última promoción de la Escala Auxiliar, que dimos lo mejor de nosotros por sacar adelante un ejército que no tenia los medios actuales, pero que las ganas de trabajar y la ilusión de aquellos años jóvenes, compensaron la penuria de los medios.
Muchos de ellos, decidieron con los años, acogerse a la comodidad de una vida civil con su pase a la Reserva – cosa que no critico – Transitoria y un ascenso superior, yo en cambio, decidí que había elegido esta vida y esta seria hasta el final de mi tiempo.
Pero el militar, no deja de serlo hasta que el Altísimo lo decida.
Dejo las palabras que un día me dio mi mejor maestro – MI PADRE – el día que partí para mi ingreso en el Ejército, palabras que han sido mi guía a lo largo de estos 43 años de servicio a España y palabras, que yo también transmití a mi hijo en su momento.
En esta vida no te arrepientas de nada de lo que hagas. Si lo has hecho mal, aprende de tus errores, pero si lo has hecho bien, no pidas premio ni felicitación, es tu deber y la disciplina te obliga a ello.
Así he procurado que haya sido mi vida en el Ejercito durante estos años, no he pedido nunca premio alguno, ya que el mejor premio que he recibido, ha sido el tener el aprecio de mis compañeros y de todos aquellos, que por un motivo u otro han estado bajo mis órdenes y el reconocimiento y el apoyo en muchos casos de mis superiores.
Me voy orgulloso de mi labor durante todos estos años, primero como tropa, segundo, como mando e instructor en la labor de preparar buenos combatientes y soldados y finalmente, por ver que muchas esas acciones han quedado en la memoria y el recuerdo de mucha gente.
Solo le pido a Dios, que me permita seguir siendo muchos años SOLDADO, para servir a mi España de la mejor manera que se puede servir, con el CORAZÓN.
A todos aquellos compañeros que me habéis conocido Queridos amigos y compañeros.
En la vida de una persona, hay momentos que uno nunca quiere que llegue, pero todo en la vida tiene un final y desgraciadamente para mí, ha llegado ese triste final de decirle adiós a la más maravillosa de las profesiones, la de las armas, la milicia, el EJERCITO, el servicio a España. El próximo día 29 de septiembre paso por edad a la situación de Reserva.
Hace cuarenta y tres años, SI, 43 AÑOS, con mis 17 años decidí dar lo mejor de mi vida a ESPAÑA y al EJERCITO, con esa ilusión de los años jóvenes y esas ganas de buscar lo que tanto había soñado desde pequeño, compañerismo, camaradería, honor, disciplina, sacrificio, pero sobre todo un gran amor a mi querida ESPAÑA, a la que sabía que en cualquier momento, le tendría que dar incluso lo más hermoso, LA VIDA si ella me lo pidiera.
Buscaba todas esas cosas que en la vida es muy difícil reunir todas juntas y en el Ejército lo encontré. Y a el enfoque mis pasos.
Desde muy pequeño - por mi afán de lectura sobre temas militares y sobre todo, los dedicados a los medios acorazados y los personajes que en ellos han destacado - soñé con ser carrista y vivir por y para los carros, ilusión que se vio cumplido con creces a lo largo de unos cuantos años, pero también he pasado por otros puestos que los diferentes empleos y destinos me han llevado a tener y que igualmente, me he sentido muy orgulloso de haber estado en todos ellos ellos.
He tenido el grandísimo orgullo, de ser del arma más sacrificada y pertenecer durante muchos años al mejor Regimiento de Caballería, mi querido Lusitania 8, Regimiento que llevare en mi corazón hasta el último día de mi vida, pero sería mal soldado, si no recordara a todas aquellas otras unidades, que han visto mi paso por ellas, y de las que me siento igualmente orgulloso.
Los avatares de la vida, cambios de destino, ascensos, etc., me han apartado de él físicamente pero no en el espíritu, porque no solamente ha sido mis años en él, sino que mi simiente también ha brotado en el. Me siento muy orgulloso de que mi hijo ingresara y sirviera en mi querido Regimiento.
Ha llegado ese momento de decir adiós, a todo eso que tanto he querido y amado y los miles de recuerdos y vivencias que me vienen a la cabeza, sería imposible detallar aquí, pero me queda uno, el más importante y es de los buenos amigos y compañeros que han pasado por mis 43 años, uno presentes y otros desgraciadamente ya ausentes.
Pero de todos ellos, mi recuerdo más sincero, a todos los que formamos aquella última promoción de la Escala Auxiliar, que dimos lo mejor de nosotros por sacar adelante un ejército que no tenia los medios actuales, pero que las ganas de trabajar y la ilusión de aquellos años jóvenes, compensaron la penuria de los medios.
Muchos de ellos, decidieron con los años, acogerse a la comodidad de una vida civil con su pase a la Reserva – cosa que no critico – Transitoria y un ascenso superior, yo en cambio decidí que había elegido esta vida y esta seria, hasta el final de mi tiempo.
Pero el militar, no deja de serlo hasta que el Altísimo lo decida.
Dejo las palabras que un día me dio mi mejor maestro – MI PADRE – el día que partí para mi ingreso en el Ejército, palabras que han sido mi guía a lo largo de estos 43 años de servicio a España y palabras que yo también transmití a mi hijo en su momento.
En esta vida no te arrepientas de nada de lo que hagas. Si lo has hecho mal, aprende de tus errores, pero si lo has hecho bien, no pidas premio ni felicitación, es tu deber y la disciplina te obliga a ello.
Así he procurado que haya sido mi vida en el Ejercito durante estos años, no he pedido nunca premio alguno, ya que el mejor premio que he recibido, ha sido el tener el aprecio de mis compañeros y de la tropa que ha estado bajo mis órdenes y el reconocimiento y el apoyo en muchos casos de mis superiores.
Me voy orgulloso de mi labor durante todos estos años, primero como tropa, segundo, como mando e instructor en la labor de preparar buenos combatientes y soldados y finalmente, por ver que muchas esas acciones han quedado en la memoria y el recuerdo de mucha gente.
Solo le pido a Dios, que me permita seguir siendo muchos años SOLDADO, para servir a mi España de la mejor manera que se puede servir, con el CORAZÓN.
A todos aquellos compañeros que me habéis conocido estéis en reserva o en activo, a mis queridos soldados “veteranos”, a los buenos amigos civiles y a todos aquellos que seguiréis en activo muchos años por vuestra juventud, no perseveréis en el trabajo, a pesar de los problemas de todo tipo que nos llegan a diario, mantener la MORAL siempre ALTA, sentirse ORGULLOSOS del uniforme que vestís si sois militares y de la profesión de profesáis si sois civiles pero sobre todo, mantener un GRAN AMOR a ESPAÑA y a su bandera y todo lo que ambas cosas representan tanto dentro como fuera de su territorio y en el trabajo diario.
Un fuerte abrazo a todos de este viejo soldado de Caballería.
¡VIVA ESPAÑA!
¡VIVA EL EJÉRCITO!
¡VIVA LA CABALLERÍA!