mi "do" , mi camino.
Publicado: 15 Mar 2010 20:21
.
Esta reflexión viene a cuento de una contestación en otro hilo en el que comentaba en un determinado párrafo que yo había encontrado mi "do" , mi "camino" , en la avancarga.
No sé si conoceis el concepto japonés del "do".
El concepto del significado del DO abarca los Pensamientos (Filosofía), Artes y Ciencia en Oriente.
Literalmente significa "camino", pero no como una senda, sino como el medio de llegar a algo.
Es el método por el cual se consigue, es la vía o camino por el cual se dota de maestría o habilidad al hombre y cómo esa maestría funciona enriqueciendo a la persona en cuanto a su calidad de ser humano.
Es la Estabilidad, El Equilibrio.
Todo esto es DO, el camino.
Por supuesto, esto son palabras mayores que sólo definen a un estilo de vida en el que la dedicación absoluta lo es todo, y el deseo de perfección en las acciones marca cada paso del individuo.
En mi caso, no espero ni pretendo tanto, pero sí que pretendo practicar una disciplina deportiva que me complemente, me haga disfrutar y contribuya a mejorarme también en lo personal aportándome una serie de valores.
Y yo he encontrado mi propio camino a una escala modesta en la Avancarga.
Elegí el tiro como disciplina a practicar ya que siempre me gustaron los retos, y nada mejor que pelear contra el más duro oponente: uno mismo.
El tiro implica una serie de características que aprecio, tales como son el autocontrol, la superación, la precisión.
Despues de pasar por todas las modalidades del tiro, un buen día encontré la avancarga.
En ella encontré algo más que no tienen el resto de modalidades de tiro: un algo antiguo que hace que la avancarga tenga algo más ceremonial, más pausado, más "humano", si se me permite la expresión.
En la avancarga, su mismo proceso hace del tiro una disciplina más "zen", en la cual la perfección y el mimo por los más pequeños detalles marcan la diferencia. En la que usamos el mismo hecho del tiro como una manera de "crecer" como personas.
Nos concentramos en el momento, calculamos la fuerza necesaria para atacar el arma, apreciamos ssus texturas y sus sonidos y vemos,o mejor intuímos, si todo va bien.
Levantamos lentamente el arma y focalizamos toda nuestra energía en el momento, adelantamos el hecho del impacto en la diana mentalmente y casi podríamos jurar que nosotros mismos hemos "dirigido" mentalmente ese pequeño trozo de plomo que nosotros mismos hemos fundido, con ese algo de "mágico", de alquimista antiguo que sentimos cuando fundimos nuestras bolas.
Desde ese mismo momento de la fundición del proyectil parece que ya estamos insuflando parte de nuestro "yo" en el futuro disparo, y desde ese comienzo hasta que la humareda se disipa, hemos participado activamente en cada fase del disparo como no se produce en ninguna otra disciplina de tiro.
Cada vez que tengo el fusil delante de mi con la carga hecha con los mismos movimientos mil veces repetidos y perfeccionados, me siento más cercano a un tirador de arco que a cualquier otra cosa.
No se vosotros,pero desde que practico la avancarga, me siento (y me sienten) más pausado, más reflexivo, aprecio mejor los pequeños detalles de cada momento e intento ser más concienzudo en mi día a día.
Y cuando tengo un "mal día" y la tensión se acumula, tomo una de mis armas, me dirijo al campo de tiro, y desde que la veo en frente de mi, la disciplina que me autoexijo hace que vuelen de mi cabeza todos los problemas.
Nada existe excepto el arma, el blanco, el resultado a lograr y yo.
Lo dicho: a pesar de que tengo otras aficiones, ninguna de ellas me resulta tan enriquecedora a nivel personal como el tiro con avancarga, que se ha ido convirtiendo en parte indispensable de mi día a día.
Perdón por el "ladrillo" y gracias a todos aquellos que lo habéis leído.
.
Esta reflexión viene a cuento de una contestación en otro hilo en el que comentaba en un determinado párrafo que yo había encontrado mi "do" , mi "camino" , en la avancarga.
No sé si conoceis el concepto japonés del "do".
El concepto del significado del DO abarca los Pensamientos (Filosofía), Artes y Ciencia en Oriente.
Literalmente significa "camino", pero no como una senda, sino como el medio de llegar a algo.
Es el método por el cual se consigue, es la vía o camino por el cual se dota de maestría o habilidad al hombre y cómo esa maestría funciona enriqueciendo a la persona en cuanto a su calidad de ser humano.
Es la Estabilidad, El Equilibrio.
Todo esto es DO, el camino.
Por supuesto, esto son palabras mayores que sólo definen a un estilo de vida en el que la dedicación absoluta lo es todo, y el deseo de perfección en las acciones marca cada paso del individuo.
En mi caso, no espero ni pretendo tanto, pero sí que pretendo practicar una disciplina deportiva que me complemente, me haga disfrutar y contribuya a mejorarme también en lo personal aportándome una serie de valores.
Y yo he encontrado mi propio camino a una escala modesta en la Avancarga.
Elegí el tiro como disciplina a practicar ya que siempre me gustaron los retos, y nada mejor que pelear contra el más duro oponente: uno mismo.
El tiro implica una serie de características que aprecio, tales como son el autocontrol, la superación, la precisión.
Despues de pasar por todas las modalidades del tiro, un buen día encontré la avancarga.
En ella encontré algo más que no tienen el resto de modalidades de tiro: un algo antiguo que hace que la avancarga tenga algo más ceremonial, más pausado, más "humano", si se me permite la expresión.
En la avancarga, su mismo proceso hace del tiro una disciplina más "zen", en la cual la perfección y el mimo por los más pequeños detalles marcan la diferencia. En la que usamos el mismo hecho del tiro como una manera de "crecer" como personas.
Nos concentramos en el momento, calculamos la fuerza necesaria para atacar el arma, apreciamos ssus texturas y sus sonidos y vemos,o mejor intuímos, si todo va bien.
Levantamos lentamente el arma y focalizamos toda nuestra energía en el momento, adelantamos el hecho del impacto en la diana mentalmente y casi podríamos jurar que nosotros mismos hemos "dirigido" mentalmente ese pequeño trozo de plomo que nosotros mismos hemos fundido, con ese algo de "mágico", de alquimista antiguo que sentimos cuando fundimos nuestras bolas.
Desde ese mismo momento de la fundición del proyectil parece que ya estamos insuflando parte de nuestro "yo" en el futuro disparo, y desde ese comienzo hasta que la humareda se disipa, hemos participado activamente en cada fase del disparo como no se produce en ninguna otra disciplina de tiro.
Cada vez que tengo el fusil delante de mi con la carga hecha con los mismos movimientos mil veces repetidos y perfeccionados, me siento más cercano a un tirador de arco que a cualquier otra cosa.
No se vosotros,pero desde que practico la avancarga, me siento (y me sienten) más pausado, más reflexivo, aprecio mejor los pequeños detalles de cada momento e intento ser más concienzudo en mi día a día.
Y cuando tengo un "mal día" y la tensión se acumula, tomo una de mis armas, me dirijo al campo de tiro, y desde que la veo en frente de mi, la disciplina que me autoexijo hace que vuelen de mi cabeza todos los problemas.
Nada existe excepto el arma, el blanco, el resultado a lograr y yo.
Lo dicho: a pesar de que tengo otras aficiones, ninguna de ellas me resulta tan enriquecedora a nivel personal como el tiro con avancarga, que se ha ido convirtiendo en parte indispensable de mi día a día.
Perdón por el "ladrillo" y gracias a todos aquellos que lo habéis leído.
.