papá avancarguero
Publicado: 04 Ene 2010 17:03
Nena, te lo confieso, ahora que eres pequeñita, y no todavía no sabes leer ni la A, te lo confieso: Papá es avancarguero…
Podía haber sido del Atleti, o fan de los Rolling… pero ésto es lo que ha te ha tocado en suerte. Y no tendría mayor trascendencia, sino fuese porque en tu cuidado y educación sólo sé aplicar lo que la avancarga me enseña y me hace sentir. Pero como te dije, es lo que te ha tocado.
Cuando llegaste a mis brazos tenías el libro de instrucciones del mismo grosor que el Hawken… vamos que ninguno para que dar rodeos.
Cambiarte los pañales al principio, era como cargar el Rogers, con esa maldita palanca de carga. Ahora que te sabes dar la vuelta, es como desmontarlo con ese famoso tornillo. Y por lo menos al muy maldito no hay que darle talco…
Y si lo dudas, te lo confieso: SI, tus biberones se han calculado siempre en grains. No se hacerlo ni en gramos ni en cucharitas. Y por cierto, la leche de Nestlé la veo como muy suelta para ser ya del nº 2.
Bañarte es como ponerle esa maldita goma a los mosquetes. Da igual las precauciones que tomes, siempre acabas perdido de agua. Y calcularte el tamaño de los pañales, como buscar el paso de estrías de los calepinos del Pennsylvania, sólo que en vez de rayado del cañón, me toca ver los dobleces de los laterales al darte la vuelta; y vamos a ver, ¿quién te ha enseñado a darte la vuelta tan rápido y plegar el pañal que te estoy poniendo? Pues se que ni yo ni tu madre hemos sido…
Y ya no me pongo a contar que cogerte bien es como empuñar decentemente el New Model Army…
Te has vuelto a quedar dormida, y sueño con tu futuro, y lo que viene a continuación; y no dejo de acordarme del Colt Navy y ese punto de mira, que hace que no hay quien lo dome, y que vayan los tiros a donde el revólver quiere. Pienso en cómo serás dentro de unos años y sólo me viene a la memoria el Nord Sheriff que sigo sin poder probar, y me quedo sintiendo un gran vacío e inseguridad.
No he podido resistirme y te he comprado un aparatejo de los que hacen papillas ellos solos, y ¡vienen con botes medidores de tomas y todo! ¡Nena! ¡es como fundir plomo, si hasta tienen turquesas y todo! Tú sólo llora con fuerza si un día en vez de un tropezón de pera hay una bola del .451…
Miro por la ventana y veo como la tarde desaparece en la noche de enero, una tarde de avancarga más contigo, tus biberones, tu papilla, tu paseo y tu baño. Como buen padre deseo que seas tan magnífica y precisa como el Zuavo; que llegues a la perfección de un Sharp, que seas un cielo como una Spencer. Pero muy en el fondo sé, que dará igual si a veces vas bien o a veces fallas como la piedra del Pennsylvania.
De acuerdo, no me puedes poner como padre en un anuncio de Prenatal; pero, recuerda que tus instrucciones eran nulas, y que poco a poco he tenido que aprender, con mucha paciencia, tesón y cariño. A veces sintiendo alegría y otras hastío infinito. Pero siempre, sabiendo que en conjunto todo, te hace sentir alguien muy, pero que muy especial. Y esto es exactamente como la pólvora negra.
Porque si no recuerdas, nena, te lo vuelvo a decir: Papá es avancarguero, y sólo ha sabido aplicar a tu cuidado ese cuidado e ilusión que le da tan extraña afición.
Podía haber sido del Atleti, o fan de los Rolling… pero ésto es lo que ha te ha tocado en suerte. Y no tendría mayor trascendencia, sino fuese porque en tu cuidado y educación sólo sé aplicar lo que la avancarga me enseña y me hace sentir. Pero como te dije, es lo que te ha tocado.
Cuando llegaste a mis brazos tenías el libro de instrucciones del mismo grosor que el Hawken… vamos que ninguno para que dar rodeos.
Cambiarte los pañales al principio, era como cargar el Rogers, con esa maldita palanca de carga. Ahora que te sabes dar la vuelta, es como desmontarlo con ese famoso tornillo. Y por lo menos al muy maldito no hay que darle talco…
Y si lo dudas, te lo confieso: SI, tus biberones se han calculado siempre en grains. No se hacerlo ni en gramos ni en cucharitas. Y por cierto, la leche de Nestlé la veo como muy suelta para ser ya del nº 2.
Bañarte es como ponerle esa maldita goma a los mosquetes. Da igual las precauciones que tomes, siempre acabas perdido de agua. Y calcularte el tamaño de los pañales, como buscar el paso de estrías de los calepinos del Pennsylvania, sólo que en vez de rayado del cañón, me toca ver los dobleces de los laterales al darte la vuelta; y vamos a ver, ¿quién te ha enseñado a darte la vuelta tan rápido y plegar el pañal que te estoy poniendo? Pues se que ni yo ni tu madre hemos sido…
Y ya no me pongo a contar que cogerte bien es como empuñar decentemente el New Model Army…
Te has vuelto a quedar dormida, y sueño con tu futuro, y lo que viene a continuación; y no dejo de acordarme del Colt Navy y ese punto de mira, que hace que no hay quien lo dome, y que vayan los tiros a donde el revólver quiere. Pienso en cómo serás dentro de unos años y sólo me viene a la memoria el Nord Sheriff que sigo sin poder probar, y me quedo sintiendo un gran vacío e inseguridad.
No he podido resistirme y te he comprado un aparatejo de los que hacen papillas ellos solos, y ¡vienen con botes medidores de tomas y todo! ¡Nena! ¡es como fundir plomo, si hasta tienen turquesas y todo! Tú sólo llora con fuerza si un día en vez de un tropezón de pera hay una bola del .451…
Miro por la ventana y veo como la tarde desaparece en la noche de enero, una tarde de avancarga más contigo, tus biberones, tu papilla, tu paseo y tu baño. Como buen padre deseo que seas tan magnífica y precisa como el Zuavo; que llegues a la perfección de un Sharp, que seas un cielo como una Spencer. Pero muy en el fondo sé, que dará igual si a veces vas bien o a veces fallas como la piedra del Pennsylvania.
De acuerdo, no me puedes poner como padre en un anuncio de Prenatal; pero, recuerda que tus instrucciones eran nulas, y que poco a poco he tenido que aprender, con mucha paciencia, tesón y cariño. A veces sintiendo alegría y otras hastío infinito. Pero siempre, sabiendo que en conjunto todo, te hace sentir alguien muy, pero que muy especial. Y esto es exactamente como la pólvora negra.
Porque si no recuerdas, nena, te lo vuelvo a decir: Papá es avancarguero, y sólo ha sabido aplicar a tu cuidado ese cuidado e ilusión que le da tan extraña afición.