[citando a: septimoelement]
FrecciaRossa, gracias por el pequeño tratado de iniciación al tiro que nos has dado a todos los que te hemos leído en respuesta a MIRAMAR. Sobre todo cuando le has aconsejado la versión corta. Hay que realizar un esfuerzo de humildad y de sentido común, especialmente difícil si eres joven y osado, para elegir la versión corta de un arma que vale lo mismo en versión "top".
Y es que es más fácil parar un arma de 8 pulgadas de cañón más liviana, que una de 10 más pesada. Sobre todo si tiras por diversión y/o no puedes dedicar (por lo que sea) el tiempo necesario para entrenar y sacar partido a la de 10 pulgadas.
Gracias.
Ufff, que me pones "coloraoo" :R
Todo el asunto se reduce a eso que comentas: el vencer la tentación de tener "lo más" y elegir aquello que realmente te encaja.
Es lo mismo en todo:
en lasmotos, cuando somos chavalines con el carnet recién sacado, soñamos (y si podemos nos compramos) la R-1 RRR con tropecientos noventa y seis caballos, chásis ultra rígido, suspensiones de GP y frenos de seis pistones. La sacamos a la calle llenos de emoción y de orgullo por haber comprado la MAQUINA TOTAL y nos adelanta en plena carretera de montaña un "salao" con una Ducati de 80 humildes caballos y simples frenos de calle, pero que con un peso contenido y unas cotas de chásis más aprovechables, puede amoldarse mejor a esa carretera ratonera de montaña que hemos elegido para disfrutar de la salida dominguera.
Sus suspensiones blandas absorben mejor los baches de una carretera real, mientras que las tuyas super-ferolíticas pro-racing competition te sacan de la curva, porque están hechas para dar el máximo...en un circuito.
Pues en todo igual.
En aire, nos compramos armas de Primer Nivel creyendo que con ese arma vamos a pulverizar al resto, y no nos damos cuenta que esas armas han sido diseñadas POR TIRADORES PROFESIONALES que entrenan 3 ó 4 veces por semana y que se amoldan a un uso profesional y a unos niveles de esfuerzo y exigencia que el 99 por cierto no vamos a poder lograr en nuestra vida.
Tiran de lujo, pero sus larguísimas distancias entre miras nos obligan a mantener un férreo control sobre las desviaciones que nos agotan física y mentalmente, y su peso hace que debamos tener brazos muy entrenados para mantenerlas orientadas durante dos horas de esfuerzo.
Resultado: hacemos puntos a base de "testiculina" y casi por pura verguenza torera, y no tenemos en cuenta que con un arma más a nuestro nivel de buenos aficionados, pero no de medallistas olímpicos, hubiésemos obtenido resultados como mínimo iguales, pero disfrutando más y con menos esfuerzo, dedicando nuestras energías a realizar cada tiro como obras maestras HASTA EL ULTIMO, pudiendo renunciar y recomenzar el tiro cuantas veces quieras. Con esa súper-arma de competición, a partir del tiro 40 ó 50 estás suplicando que todo termine, y los últimos tiros los haces casi a la desesperada, sin renunciar al tiro que sabes que va a salir malo.
Al final ¡Oh sorpresa! , has hecho mejor resultado con la humilde pistolita de Junior.
Por cierto, a todo se aprende a base de sufrirlo en carnes propias, y tanto lo del arma como lo de la moto, lamentablemente lo tuve que experimentar para creérmelo.
Cuando se es joven o se tiene un excesivo "aprecio" por tus propias virtudes que te hacen verte superior a lo que realmente eres, aprendes a volverte humilde.
Por cierto, ahora tengo una Ducati en mi garaje... :lol
.