GAMO HUNTER 440 CALIBRE 6.35 2024
Publicado: 27 Nov 2025 19:18
GAMO HUNTER 440 CALIBRE 6.35 2024
Tras quince largos años en los que, por imperativo legal dadas las leyes de mi país de residencia, no era permitido el calibre .25 en armas de aire, he regresado a España y, como es natural, sentía la falta de la diversión que una carabina del 6.35 a potencia máxima nacional puede brindar, sobre todo para usuarios como yo, donde el plinkeo lo es casi todo.
Buscando por internet me encuentro la Hunter 440 en el calibre pretendido fabricada en 2024. Significa que lleva en producción al menos treinta años. La versión WT, con culata de raíz de nogal, ya no se fabrica, por desgracia. Llamo a armería Viu, Huesca, y encargo una 440 normal del .25 a Gamo. De la fábrica a mis manos, por así decirlo.
Llegado este punto muchos os preguntaréis qué hago con una carabina de este calibre y potencia cuando la BAM se quedó cerca de 100J. Pues, por lo mismo que me gusta disparar rounds o bolas o como se quiera denominar con una Norica de hace sesenta años, estoy volviendo a los principios de la afición. No me hacen falta potencias exageradas ni atravesar piezas de acero con plomo.
EN LAS MANOS
Los segrinados en pistolet y guardamanos son correctos, mi CFX carece de ellos en el guardamanos, por ejemplo. Bocacha de plástico con cubrepunto de metal. Gatillo de plástico, guardamontes metálico, la mira mezcla de plástico y acero, el resto madera y metal. El sobreraíl viene de serie, aunque lo suyo es un visor de punto rojo. El nombre, “Hunter” cazador en español, le hace justicia: es compacta, ligera, de encare intuitivo, y demoledora en media distancia, pongamos treinta metros.
Quiebre de cañón, lo que esperas en una carabina de 23J. No es para niños, no cansa a un hombre. La tórica se encuentra en la báscula y no en la boca de carga. La madera no es haya, es hard Wood como las Sheridan. Pero, he de reconocer muy a mi pesar, que el acabado es paupérrimo, se raya con suma facilidad, presentando zonas, incluso nueva, donde se puede apreciar que la capa de barniz es extremadamente fina. No se aprecia veteado reconocible, siendo el punto flaco de la carabina, estéticamente hablando.
Se lleva unos cuatro centímetros menos de longitud con la CFX pero parece pesar la mitad, el balance de pesos está muy logrado y permite disparos a pulso destructivos en la media distancia.
DOSCIENTOS TIROS DESPUÉS.
De balines Gamo pro magnum que no sirven más que para calentar el muelle, ha desaparecido el chepazo del resorte que me daba mala espina. Ahora disparas y oyes un tiro. Sin silenciador ni nada parecido yo diría que es silenciosa o al menos poco ruidosa. Dispongo de un pequeño salón de tiro cubierto en la terraza y desde luego los días de frío o lluvia aquí en el norte destruir mecheros vacíos a diez metros a pulso o reventar latas rellenas de agua y verlas volar le alegra el día a cualquiera.
Recuerdo haber pagado 9 euros por la caja de webley Mosquito del .25 hace 15 años y, amigos, valen cada céntimo. De hecho he calibrado las miras con ellos, donde antes le dabas de lado a un mechero ahora lo pulverizas. Hablo de disparar sentado con las piernas cruzadas a 10 metros. Miras abiertas, la vista es la que es, la carabina atina mucho más que yo.
Porque esto a 23J no lo hace ningún otro calibre.
El Que suscribe estas humildes páginas ha hecho cacahuetes a sesenta metros con una cfx 4,5, le ha arreado a monedas de 20 centimos a la misma distancia con un pcp del 5.5 a unos 75J y se ha quemado las pestañas con visores exagerados. La pregunta, a mis 44 años es ¿para qué? Para hacerme el guay en foros? Probablemente.
CONCLUSIONES
Desconozco si es totalmente cierto, pero en el catálogo que me mostró el dependiente de la armería, Gamo sólo dispone de éste modelo en carabinas de muelle y calibre 6,35. Me hubiese gustado titular la presente prueba como la célebre película “La noche del cazador” pero en realidad lo que me viene a la cabeza es “El ocaso de la cazadora”. El tamaño, balanceo, precisión y energía siguen estando allí, haciéndola una cazadora nata allá donde esté permitida ésta práctica con A/C. Sin embargo, parece que Gamo ha abandonado paulatinamente el modelo, cuando no hace tanto se fabricaba en madera de nogal, lo que da una idea de la consideración de la casa de Sant Boi para con el modelo. Ni la CFX ni la Stutzen gozaron de tal privilegio. No obstante, la relación calidad-precio me parece más que correcta si el usuario se resigna a la debilidad del acabado de la culata y acepta los arañazos o darle un acabado más resistente recurriendo al bricolaje.
Aquellos que conozcan someramente mi trayectoria saben de mi afinidad con la marca Gamo, no obstante he tratado de ser imparcial, y la conclusión a la que he llegado es simple: es una carabina honesta que da exactamente lo que promete a un precio contenido, y, pese a ser “la cazadora”, la considero en peligro de extinción.
Tras quince largos años en los que, por imperativo legal dadas las leyes de mi país de residencia, no era permitido el calibre .25 en armas de aire, he regresado a España y, como es natural, sentía la falta de la diversión que una carabina del 6.35 a potencia máxima nacional puede brindar, sobre todo para usuarios como yo, donde el plinkeo lo es casi todo.
Buscando por internet me encuentro la Hunter 440 en el calibre pretendido fabricada en 2024. Significa que lleva en producción al menos treinta años. La versión WT, con culata de raíz de nogal, ya no se fabrica, por desgracia. Llamo a armería Viu, Huesca, y encargo una 440 normal del .25 a Gamo. De la fábrica a mis manos, por así decirlo.
Llegado este punto muchos os preguntaréis qué hago con una carabina de este calibre y potencia cuando la BAM se quedó cerca de 100J. Pues, por lo mismo que me gusta disparar rounds o bolas o como se quiera denominar con una Norica de hace sesenta años, estoy volviendo a los principios de la afición. No me hacen falta potencias exageradas ni atravesar piezas de acero con plomo.
EN LAS MANOS
Los segrinados en pistolet y guardamanos son correctos, mi CFX carece de ellos en el guardamanos, por ejemplo. Bocacha de plástico con cubrepunto de metal. Gatillo de plástico, guardamontes metálico, la mira mezcla de plástico y acero, el resto madera y metal. El sobreraíl viene de serie, aunque lo suyo es un visor de punto rojo. El nombre, “Hunter” cazador en español, le hace justicia: es compacta, ligera, de encare intuitivo, y demoledora en media distancia, pongamos treinta metros.
Quiebre de cañón, lo que esperas en una carabina de 23J. No es para niños, no cansa a un hombre. La tórica se encuentra en la báscula y no en la boca de carga. La madera no es haya, es hard Wood como las Sheridan. Pero, he de reconocer muy a mi pesar, que el acabado es paupérrimo, se raya con suma facilidad, presentando zonas, incluso nueva, donde se puede apreciar que la capa de barniz es extremadamente fina. No se aprecia veteado reconocible, siendo el punto flaco de la carabina, estéticamente hablando.
Se lleva unos cuatro centímetros menos de longitud con la CFX pero parece pesar la mitad, el balance de pesos está muy logrado y permite disparos a pulso destructivos en la media distancia.
DOSCIENTOS TIROS DESPUÉS.
De balines Gamo pro magnum que no sirven más que para calentar el muelle, ha desaparecido el chepazo del resorte que me daba mala espina. Ahora disparas y oyes un tiro. Sin silenciador ni nada parecido yo diría que es silenciosa o al menos poco ruidosa. Dispongo de un pequeño salón de tiro cubierto en la terraza y desde luego los días de frío o lluvia aquí en el norte destruir mecheros vacíos a diez metros a pulso o reventar latas rellenas de agua y verlas volar le alegra el día a cualquiera.
Recuerdo haber pagado 9 euros por la caja de webley Mosquito del .25 hace 15 años y, amigos, valen cada céntimo. De hecho he calibrado las miras con ellos, donde antes le dabas de lado a un mechero ahora lo pulverizas. Hablo de disparar sentado con las piernas cruzadas a 10 metros. Miras abiertas, la vista es la que es, la carabina atina mucho más que yo.
Porque esto a 23J no lo hace ningún otro calibre.
El Que suscribe estas humildes páginas ha hecho cacahuetes a sesenta metros con una cfx 4,5, le ha arreado a monedas de 20 centimos a la misma distancia con un pcp del 5.5 a unos 75J y se ha quemado las pestañas con visores exagerados. La pregunta, a mis 44 años es ¿para qué? Para hacerme el guay en foros? Probablemente.
CONCLUSIONES
Desconozco si es totalmente cierto, pero en el catálogo que me mostró el dependiente de la armería, Gamo sólo dispone de éste modelo en carabinas de muelle y calibre 6,35. Me hubiese gustado titular la presente prueba como la célebre película “La noche del cazador” pero en realidad lo que me viene a la cabeza es “El ocaso de la cazadora”. El tamaño, balanceo, precisión y energía siguen estando allí, haciéndola una cazadora nata allá donde esté permitida ésta práctica con A/C. Sin embargo, parece que Gamo ha abandonado paulatinamente el modelo, cuando no hace tanto se fabricaba en madera de nogal, lo que da una idea de la consideración de la casa de Sant Boi para con el modelo. Ni la CFX ni la Stutzen gozaron de tal privilegio. No obstante, la relación calidad-precio me parece más que correcta si el usuario se resigna a la debilidad del acabado de la culata y acepta los arañazos o darle un acabado más resistente recurriendo al bricolaje.
Aquellos que conozcan someramente mi trayectoria saben de mi afinidad con la marca Gamo, no obstante he tratado de ser imparcial, y la conclusión a la que he llegado es simple: es una carabina honesta que da exactamente lo que promete a un precio contenido, y, pese a ser “la cazadora”, la considero en peligro de extinción.