comportamiento recarga 8x57
Publicado: 13 Jul 2009 09:05
Hola amigos he recargado con las polvoras de UEE (psb) y cargas reducidas con punta de plomo, pues bien algunas de ellas el cuello de la vaina por el exterior sale negra (me imagino que fogueada) y me ha tirado varias veces aire a la cara. No se a que se puede deber este comportamiento. Si me podeis echar una mano os lo compensaré.
Un saludo y gracias.
PD: con mas carga no agrupa, dispersa bastante.
El amigo lesaxo de esto entiende bastante pero no me hago con él.
Por cierto os pego un articulo muy bueno sobre los misterios de las "explosiones en armas":
Extraído de un artículo de Charles Petty publicado en Handloader No. 187.
Todos Uds. seguramente habrán oído el término detonación o efecto de explosión secundaria. Es una teoría que trata de explicar la destrucción catastrófica de algunos rifles al disparar munición con cargas aparentemente razonables o cargas reducidas con pólvoras de combustión lenta. Se han propuesto y debatido teorías pero han sido sólo eso, teorías, ya que nadie ha sido capaz de reproducir el fenómeno en condiciones de laboratorio. El propósito aquí no es el de debatir el fenómeno sino informar acerca de un incidente específico y los resultados de los ensayos hechos para descubrir la causa de la falla catastrófica.
Uno de los problemas al intentar teorizar sobre estas fallas es que lo tenemos que hacer luego de producido el hecho. Tenemos el cadáver, generalmente con algunas partes faltantes, y debemos intentar figurarnos qué es lo que salió mal. Diversas teorías, muchas veces conflictivas, tratan de explicar el fenómeno, sin tener datos experimentales. Los acontecimientos aquí descriptos representan la primera oportunidad en que el fenómeno se produce bajo condiciones controladas en laboratorio y medido con equipo estándar para la determinación de presión. Esto da una explicación plausible a alguna de las teorías ofrecidas para explicar el efecto de detonación.
Lo que sigue es simple. La experiencia nos dice que las obstrucciones en los caños rompen armas. No hay explosiones, no hay misteriosas ondas amplificadas; es un caso en que varios factores, combinados en la peor de las formas, crea una obstrucción del ánima con la bala.
A principios de 1992 una de las más grandes fábricas de munición empezó a desarrollar una carga para el 6,5x55 Sueco que sería añadido a su línea de productos. El desarrollo se realizó sin tropiezos y todo él se hizo usando el método de medición de presión de la probeta de cobre (C.U.P.), ya que no había estándares para ese cartucho con el método piezoeléctrico.
El método C.U.P. se ha usado por generaciones, pero tiene sus limitaciones. Los resultados obtenidos no son verdaderas presiones "máximas" y da un solo dato puntual. No hay forma de deducir lo que está pasando durante el lapso en que la pólvora está quemándose, ni muestra ningún otro dato significativo.
Se cargó una cantidad de munición usando una pólvora relativamente lenta, no accesible al público, y puntas de 140 grains.
Luego de realizar el desarrollo de la carga en armas de medición de presión, es normal que se pruebe la munición disparándola en varios rifles para asegurar un desempeño satisfactorio antes de sacarla a la venta.
Al disparar la munición usando Mauser suecos, aparecieron signos de presión excesiva, como fulminantes achatados, alojamientos de fulminantes dilatados, extracción dificultosa. Toda la munición disparada en el arma de medición de presión había sido perfectamente aceptable, pero los cañones probeta y recámaras SAAMI están hechos con tolerancias muy estrechas, por lo que la primera suposición fue que algún elemento dentro del Mauser estaba contribuyendo con las altas presiones. Entonces ocurrió un "desarme espontáneo" que destruyó el mecanismo pero dejó intacto el cañón. El ánima estaba despejada y no presentaba dilataciones. Al cañón se le puso un collarín para poder instalarlo en un arma universal de medición de presión con un transductor piezoeléctrico. Otro ensayo se realizó usando el sistema piezoeléctrico de medición de presión Oehler Modelo 82 con un osciloscopio de traza sostenida.
Los ensayos de presión se hacen normalmente en series de 10 disparos.
En la tabla se ve que la presión aumenta muy gradualmente del 1 al 4. En el 5 la presión baja y luego sigue creciendo hasta que en el 8 la presión sube hasta 82120 psi, y el técnico sabiamente detuvo la prueba.
DISPARO PRESIÓN VELOCIDAD
1 48820 2601
2 53849 2662
3 57609 2708
4 57999 2720
5 54093 2687
6 58634 2731
7 62150 2754
8 82120 2875
Los datos fueron usados para preparar gráficos adicionales que muestran que, luego de la ignición, la presión cae momentáneamente casi a cero, para después aumentar nuevamente. Para interpretar estos datos debemos saber que existe una lectura mínima relacionada con cada transductor y lote de latón de las vainas. Dicha lectura está relacionada con la presión necesaria para que la vaina se dilate, obture la recámara y empiece a ejercer presión sobre el transductor. En este caso la presión era de 3800 psi por lo que al observar las curvas debemos comprender que no estamos viendo presiones por debajo de ese valor. Se observa que poco después de que la presión comienza a elevarse, cae a un nivel cerca o debajo de la capacidad de lectura mínima. Todo lo que podemos decir, en ese punto, es que la presión es <= 3800 psi. Los ingenieros calcularon que la presión necesaria para que específicamente esa punta se mantuviera en movimiento era como mínimo de 5000 psi.Como se dijo, hay varias variables aquí, pero el principal culpable es un cuello de recámara muy largo o un comienzo del estriado erosionado. Se necesita una presión relativamente baja para expulsar la bala de la vaina, lo que produce un significativo aumento de volumen. Si la tasa de producción de gas no es suficiente para compensar el aumento de volumen, la presión caerá. Es la simple ecuación P1V1=P2V2 donde P=presión y V=volumen.
Se puede visualizar el fenómeno como si el conjunto recámara-ánima fuese un cilindro cuyo volumen es determinado por la posición de la bala. Si ésta se está moviendo el volumen está incrementándose continuamente hasta que abandona el cañón. Si P2 está por debajo de la necesaria para mantener la bala en movimiento, ésta se detendrá. Mientras tanto la pólvora sigue quemándose y la presión sube. Si somos afortunados y la bala se pone en movimiento aliviará algo de presión, pero en el peor de los casos con un ánima áspera o rugosa y/o una
bala blanda, ésta no lo hará y la presión seguirá subiendo hasta que algo ceda.
La mayoría de las veces esto ocurre alrededor del alojamiento del fulminante y se alivia gas por el oído de la vaina, pero estamos hablando de acontecimientos muy rápidos del orden de milisegundos; y si la presión sube a una tasa mayor que la tasa de alivio, una rotura catastrófica es inevitable.
Se ha teorizado que muchos accidentes representan una combinación de efectos que se aúnan en el peor de los casos para producir la rotura. Robert Greenleaf (Rifle No. 146) presenta evidencias convincentes para mostrar que las condiciones raramente son las mismas, y las condiciones del ánima y del inicio del estriado combinados con las diferentes características de las balas producen niveles de presión muy distintos para una misma carga. Esto se ve claramente en estos datos donde una serie de 8 tiros de una misma munición desarrollan presiones crecientes desde 48820 psi hasta 82120 psi, punto donde el ensayo se detiene. Podemos presumir, viendo los datos, que todos los disparos (excepto quizá el primero) muestran algún grado de obstrucción temporaria del ánima pero la bala fue expulsada.
Afortunadamente las armas universales de ensayo son capaces de soportar presiones considerables, y es posible que la presión generada por el último disparo hubiera dañado un rifle común.
Un factor que no puede ser medido precisamente con estos datos es la posible contribución del depósito de metal en el ánima producido por la
bala misma. Parece razonable asumir que algo del depósito acumulado fue expulsado en el cuarto disparo, lo que redunda en la baja de presión del quinto disparo.
Al examinar las curvas tiempo vs. presión del ensayo, es obvio que cada disparo muestra una caída de presión muy pronunciada cerca del inicio del ciclo de ignición-combustión y, en el disparo donde la presión alcanzó 82120 psi, ésta cayó hasta la línea basal antes de trepar hacia la estratosfera. Una explicación es que la velocidad de combustión se hizo aún más lenta. Sabemos que la presión es un importante componente en la velocidad de combustión de cualquier pólvora, y depende de que se alcancen y mantengan niveles adecuados de presión. De hecho, lo que se muestra en este caso es que la cantidad de gas generado no fue suficiente para mantener la bala en movimiento. Si la presión cae por debajo del nivel adecuado, la combustión se hace más lenta y a menudo incompleta. Por supuesto que siempre habrá una porción de pólvora sin quemar en cada disparo, y esta observación ha llevado a algunas conclusiones acerca del fenómeno de la detonación. Para que la presión alcance proporciones catastróficas algunas otras condiciones adversas deben estar presentes. Estas incluyen la vaina, bala, recámara y ánima y necesitan ser discutidas individualmente.
Tensión del cuello de la vaina: Sabemos que una tensión adecuada entre el cuello y la bala es un requisito para una combustión uniforme. Es independiente del arma y se mide rutinariamente en las fábricas. Se puede usar o no engarce para aumentar la fuerza necesaria para desprender la bala de la vaina, pero la mayoría de los cartuchos de rifle de fuego central dependen principalmente de la tensión entre el cuello y la bala. Sabemos que el fulminante por sí solo es capaz de propulsar a la bala hasta que se engarce en el estriado del cañón. La presión generada por el fulminante solo puede alcanzar hasta 4000 psi en un cartucho convencional de rifle de fuego central; por lo que es posible, en un cartucho normal, que el impulso del fulminante solo sea suficiente para mover la bala antes que una pequeña, si no nula presión, sea generada por la carga de pólvora.
Recámara: En el área del cuello de la vaina debe haber siempre un cierto huelgo entre la vaina y la pared de la recámara, pero si en esta área el huelgo es muy grande la resistencia es pequeña y la bala puede ser liberada con muy poca presión detrás de ella.
Condición del ánima y del comienzo del estriado (garganta): El efecto de las condiciones del ánima y la garganta son difíciles de analizar a ojo desnudo, y una garganta que aparece normal a simple vista puede mostrarse áspera e irregular vista a través de un instrumento apropiado. El informe de Greenleaf (Rifle No. 146) detalla como la presión se incrementa al aumentar el número de disparos a través de un cañón probeta. Esto sólo puede ser atribuido al deterioro de la garganta y de la porción lisa del ánima situada entre el extremo de la recámara y la garganta en este cañón en particular. En el caso que nos ocupa se usaron cañones estándar SAAMI y no mostraban irregularidades, y fue sólo cuando la misma munición fue disparada en un cañón común con mayores tolerancias y desgaste en esas áreas que aparecieron los problemas.
Dureza y rigidez de la bala: la forma y construcción de la bala es un factor muy importante en los niveles de presión desarrollados por una carga dada. Las balas sufren cierto tipo de deformación al entrar al ánima y la fuerza requerida para tomar el estriado y obturar puede variar considerablemente.
Temperatura: Sabemos que la presión tiende a incrementar con el calentamiento del cañón, y un cartucho que produce presiones normales en un cañón frío puede mostrar signos de exceso de presión cuando el cañón está caliente.
El trabajo aquí presentado responde algunas preguntas. Algunas de las respuestas favorecen a las teorías ofrecidas para explicar el fenómeno de la detonación, otras no. Por ejemplo, no hemos visto ninguna evidencia que indique que aquí haya habido una explosión, y muchas autoridades dudan de que la haya habido.
Quizá necesitamos un nombre más apropiado.
Lo que tenemos es la causa más común de roturas catastróficas: una obstrucción del ánima. La diferencia aquí es que el objeto obturante es la bala misma y no una fuente externa. El efecto es así predecible y reproducible a la luz de esta nueva evidencia, pero es altamente dependiente de una combinación de factores que produce resultados desastrosos. Si uno o más de esos factores está ausente probablemente todo salga bien, pero cuando están todos presentes, la presión sube y, tarde o temprano, algo cederá. Mientras parecía que las pólvoras lentas contribuían significativamente, hasta ahora no sabíamos porqué. Pienso que, teóricamente, es posible que una bala se detenga en un cañón si las otras condiciones son suficientemente malas, con pólvoras que no son de las más lentas.
¿Alguna vez disparó una carga que ha usado frecuentemente y súbitamente aparecieron signos de presión excesiva como extracción dificultosa o fulminantes achatados, y luego disparó otra que parecía perfectamente normal? Creo que esto sucede con cierta frecuencia, y nuestra respuesta habitual es encogernos de hombros y seguir tirando; sin embargo esto puede ser un aviso de que algo está mal. Nos puede estar diciendo que una bala tuvo un tropiezo antes de salir del cañón. La cuestión entonces es qué podemos hacer al respecto. Mi primer sugerencia es realizar una cuidadosa inspección de la condición del final de la recámara y comienzo del estriado para ver si hay erosión o asperezas. Si el ánima muestra signos obvios de desgaste o erosión de la garganta, la cura obvia es reemplazar el cañón o llevarlo hacia atrás y recamararlo nuevamente.
La importancia de esta información es que explica, con pruebas de laboratorio, lo que puede pasar cuando todos los factores están en contra de la peor manera. Puede ser una respuesta razonable a muchas de las misteriosas roturas que buenos recargadores han tenido con buenas recargas, y es algo que todos deberemos tener en cuenta en el caso de encontremos algo fuera de lo común. Mientras que estos datos fueron generados usando el 6,5x55 sueco las observaciones no son específicas para ese cartucho. Podrían ocurrir con casi cualquiera.
Un saludo y gracias.
PD: con mas carga no agrupa, dispersa bastante.
El amigo lesaxo de esto entiende bastante pero no me hago con él.
Por cierto os pego un articulo muy bueno sobre los misterios de las "explosiones en armas":
Extraído de un artículo de Charles Petty publicado en Handloader No. 187.
Todos Uds. seguramente habrán oído el término detonación o efecto de explosión secundaria. Es una teoría que trata de explicar la destrucción catastrófica de algunos rifles al disparar munición con cargas aparentemente razonables o cargas reducidas con pólvoras de combustión lenta. Se han propuesto y debatido teorías pero han sido sólo eso, teorías, ya que nadie ha sido capaz de reproducir el fenómeno en condiciones de laboratorio. El propósito aquí no es el de debatir el fenómeno sino informar acerca de un incidente específico y los resultados de los ensayos hechos para descubrir la causa de la falla catastrófica.
Uno de los problemas al intentar teorizar sobre estas fallas es que lo tenemos que hacer luego de producido el hecho. Tenemos el cadáver, generalmente con algunas partes faltantes, y debemos intentar figurarnos qué es lo que salió mal. Diversas teorías, muchas veces conflictivas, tratan de explicar el fenómeno, sin tener datos experimentales. Los acontecimientos aquí descriptos representan la primera oportunidad en que el fenómeno se produce bajo condiciones controladas en laboratorio y medido con equipo estándar para la determinación de presión. Esto da una explicación plausible a alguna de las teorías ofrecidas para explicar el efecto de detonación.
Lo que sigue es simple. La experiencia nos dice que las obstrucciones en los caños rompen armas. No hay explosiones, no hay misteriosas ondas amplificadas; es un caso en que varios factores, combinados en la peor de las formas, crea una obstrucción del ánima con la bala.
A principios de 1992 una de las más grandes fábricas de munición empezó a desarrollar una carga para el 6,5x55 Sueco que sería añadido a su línea de productos. El desarrollo se realizó sin tropiezos y todo él se hizo usando el método de medición de presión de la probeta de cobre (C.U.P.), ya que no había estándares para ese cartucho con el método piezoeléctrico.
El método C.U.P. se ha usado por generaciones, pero tiene sus limitaciones. Los resultados obtenidos no son verdaderas presiones "máximas" y da un solo dato puntual. No hay forma de deducir lo que está pasando durante el lapso en que la pólvora está quemándose, ni muestra ningún otro dato significativo.
Se cargó una cantidad de munición usando una pólvora relativamente lenta, no accesible al público, y puntas de 140 grains.
Luego de realizar el desarrollo de la carga en armas de medición de presión, es normal que se pruebe la munición disparándola en varios rifles para asegurar un desempeño satisfactorio antes de sacarla a la venta.
Al disparar la munición usando Mauser suecos, aparecieron signos de presión excesiva, como fulminantes achatados, alojamientos de fulminantes dilatados, extracción dificultosa. Toda la munición disparada en el arma de medición de presión había sido perfectamente aceptable, pero los cañones probeta y recámaras SAAMI están hechos con tolerancias muy estrechas, por lo que la primera suposición fue que algún elemento dentro del Mauser estaba contribuyendo con las altas presiones. Entonces ocurrió un "desarme espontáneo" que destruyó el mecanismo pero dejó intacto el cañón. El ánima estaba despejada y no presentaba dilataciones. Al cañón se le puso un collarín para poder instalarlo en un arma universal de medición de presión con un transductor piezoeléctrico. Otro ensayo se realizó usando el sistema piezoeléctrico de medición de presión Oehler Modelo 82 con un osciloscopio de traza sostenida.
Los ensayos de presión se hacen normalmente en series de 10 disparos.
En la tabla se ve que la presión aumenta muy gradualmente del 1 al 4. En el 5 la presión baja y luego sigue creciendo hasta que en el 8 la presión sube hasta 82120 psi, y el técnico sabiamente detuvo la prueba.
DISPARO PRESIÓN VELOCIDAD
1 48820 2601
2 53849 2662
3 57609 2708
4 57999 2720
5 54093 2687
6 58634 2731
7 62150 2754
8 82120 2875
Los datos fueron usados para preparar gráficos adicionales que muestran que, luego de la ignición, la presión cae momentáneamente casi a cero, para después aumentar nuevamente. Para interpretar estos datos debemos saber que existe una lectura mínima relacionada con cada transductor y lote de latón de las vainas. Dicha lectura está relacionada con la presión necesaria para que la vaina se dilate, obture la recámara y empiece a ejercer presión sobre el transductor. En este caso la presión era de 3800 psi por lo que al observar las curvas debemos comprender que no estamos viendo presiones por debajo de ese valor. Se observa que poco después de que la presión comienza a elevarse, cae a un nivel cerca o debajo de la capacidad de lectura mínima. Todo lo que podemos decir, en ese punto, es que la presión es <= 3800 psi. Los ingenieros calcularon que la presión necesaria para que específicamente esa punta se mantuviera en movimiento era como mínimo de 5000 psi.Como se dijo, hay varias variables aquí, pero el principal culpable es un cuello de recámara muy largo o un comienzo del estriado erosionado. Se necesita una presión relativamente baja para expulsar la bala de la vaina, lo que produce un significativo aumento de volumen. Si la tasa de producción de gas no es suficiente para compensar el aumento de volumen, la presión caerá. Es la simple ecuación P1V1=P2V2 donde P=presión y V=volumen.
Se puede visualizar el fenómeno como si el conjunto recámara-ánima fuese un cilindro cuyo volumen es determinado por la posición de la bala. Si ésta se está moviendo el volumen está incrementándose continuamente hasta que abandona el cañón. Si P2 está por debajo de la necesaria para mantener la bala en movimiento, ésta se detendrá. Mientras tanto la pólvora sigue quemándose y la presión sube. Si somos afortunados y la bala se pone en movimiento aliviará algo de presión, pero en el peor de los casos con un ánima áspera o rugosa y/o una
bala blanda, ésta no lo hará y la presión seguirá subiendo hasta que algo ceda.
La mayoría de las veces esto ocurre alrededor del alojamiento del fulminante y se alivia gas por el oído de la vaina, pero estamos hablando de acontecimientos muy rápidos del orden de milisegundos; y si la presión sube a una tasa mayor que la tasa de alivio, una rotura catastrófica es inevitable.
Se ha teorizado que muchos accidentes representan una combinación de efectos que se aúnan en el peor de los casos para producir la rotura. Robert Greenleaf (Rifle No. 146) presenta evidencias convincentes para mostrar que las condiciones raramente son las mismas, y las condiciones del ánima y del inicio del estriado combinados con las diferentes características de las balas producen niveles de presión muy distintos para una misma carga. Esto se ve claramente en estos datos donde una serie de 8 tiros de una misma munición desarrollan presiones crecientes desde 48820 psi hasta 82120 psi, punto donde el ensayo se detiene. Podemos presumir, viendo los datos, que todos los disparos (excepto quizá el primero) muestran algún grado de obstrucción temporaria del ánima pero la bala fue expulsada.
Afortunadamente las armas universales de ensayo son capaces de soportar presiones considerables, y es posible que la presión generada por el último disparo hubiera dañado un rifle común.
Un factor que no puede ser medido precisamente con estos datos es la posible contribución del depósito de metal en el ánima producido por la
bala misma. Parece razonable asumir que algo del depósito acumulado fue expulsado en el cuarto disparo, lo que redunda en la baja de presión del quinto disparo.
Al examinar las curvas tiempo vs. presión del ensayo, es obvio que cada disparo muestra una caída de presión muy pronunciada cerca del inicio del ciclo de ignición-combustión y, en el disparo donde la presión alcanzó 82120 psi, ésta cayó hasta la línea basal antes de trepar hacia la estratosfera. Una explicación es que la velocidad de combustión se hizo aún más lenta. Sabemos que la presión es un importante componente en la velocidad de combustión de cualquier pólvora, y depende de que se alcancen y mantengan niveles adecuados de presión. De hecho, lo que se muestra en este caso es que la cantidad de gas generado no fue suficiente para mantener la bala en movimiento. Si la presión cae por debajo del nivel adecuado, la combustión se hace más lenta y a menudo incompleta. Por supuesto que siempre habrá una porción de pólvora sin quemar en cada disparo, y esta observación ha llevado a algunas conclusiones acerca del fenómeno de la detonación. Para que la presión alcance proporciones catastróficas algunas otras condiciones adversas deben estar presentes. Estas incluyen la vaina, bala, recámara y ánima y necesitan ser discutidas individualmente.
Tensión del cuello de la vaina: Sabemos que una tensión adecuada entre el cuello y la bala es un requisito para una combustión uniforme. Es independiente del arma y se mide rutinariamente en las fábricas. Se puede usar o no engarce para aumentar la fuerza necesaria para desprender la bala de la vaina, pero la mayoría de los cartuchos de rifle de fuego central dependen principalmente de la tensión entre el cuello y la bala. Sabemos que el fulminante por sí solo es capaz de propulsar a la bala hasta que se engarce en el estriado del cañón. La presión generada por el fulminante solo puede alcanzar hasta 4000 psi en un cartucho convencional de rifle de fuego central; por lo que es posible, en un cartucho normal, que el impulso del fulminante solo sea suficiente para mover la bala antes que una pequeña, si no nula presión, sea generada por la carga de pólvora.
Recámara: En el área del cuello de la vaina debe haber siempre un cierto huelgo entre la vaina y la pared de la recámara, pero si en esta área el huelgo es muy grande la resistencia es pequeña y la bala puede ser liberada con muy poca presión detrás de ella.
Condición del ánima y del comienzo del estriado (garganta): El efecto de las condiciones del ánima y la garganta son difíciles de analizar a ojo desnudo, y una garganta que aparece normal a simple vista puede mostrarse áspera e irregular vista a través de un instrumento apropiado. El informe de Greenleaf (Rifle No. 146) detalla como la presión se incrementa al aumentar el número de disparos a través de un cañón probeta. Esto sólo puede ser atribuido al deterioro de la garganta y de la porción lisa del ánima situada entre el extremo de la recámara y la garganta en este cañón en particular. En el caso que nos ocupa se usaron cañones estándar SAAMI y no mostraban irregularidades, y fue sólo cuando la misma munición fue disparada en un cañón común con mayores tolerancias y desgaste en esas áreas que aparecieron los problemas.
Dureza y rigidez de la bala: la forma y construcción de la bala es un factor muy importante en los niveles de presión desarrollados por una carga dada. Las balas sufren cierto tipo de deformación al entrar al ánima y la fuerza requerida para tomar el estriado y obturar puede variar considerablemente.
Temperatura: Sabemos que la presión tiende a incrementar con el calentamiento del cañón, y un cartucho que produce presiones normales en un cañón frío puede mostrar signos de exceso de presión cuando el cañón está caliente.
El trabajo aquí presentado responde algunas preguntas. Algunas de las respuestas favorecen a las teorías ofrecidas para explicar el fenómeno de la detonación, otras no. Por ejemplo, no hemos visto ninguna evidencia que indique que aquí haya habido una explosión, y muchas autoridades dudan de que la haya habido.
Quizá necesitamos un nombre más apropiado.
Lo que tenemos es la causa más común de roturas catastróficas: una obstrucción del ánima. La diferencia aquí es que el objeto obturante es la bala misma y no una fuente externa. El efecto es así predecible y reproducible a la luz de esta nueva evidencia, pero es altamente dependiente de una combinación de factores que produce resultados desastrosos. Si uno o más de esos factores está ausente probablemente todo salga bien, pero cuando están todos presentes, la presión sube y, tarde o temprano, algo cederá. Mientras parecía que las pólvoras lentas contribuían significativamente, hasta ahora no sabíamos porqué. Pienso que, teóricamente, es posible que una bala se detenga en un cañón si las otras condiciones son suficientemente malas, con pólvoras que no son de las más lentas.
¿Alguna vez disparó una carga que ha usado frecuentemente y súbitamente aparecieron signos de presión excesiva como extracción dificultosa o fulminantes achatados, y luego disparó otra que parecía perfectamente normal? Creo que esto sucede con cierta frecuencia, y nuestra respuesta habitual es encogernos de hombros y seguir tirando; sin embargo esto puede ser un aviso de que algo está mal. Nos puede estar diciendo que una bala tuvo un tropiezo antes de salir del cañón. La cuestión entonces es qué podemos hacer al respecto. Mi primer sugerencia es realizar una cuidadosa inspección de la condición del final de la recámara y comienzo del estriado para ver si hay erosión o asperezas. Si el ánima muestra signos obvios de desgaste o erosión de la garganta, la cura obvia es reemplazar el cañón o llevarlo hacia atrás y recamararlo nuevamente.
La importancia de esta información es que explica, con pruebas de laboratorio, lo que puede pasar cuando todos los factores están en contra de la peor manera. Puede ser una respuesta razonable a muchas de las misteriosas roturas que buenos recargadores han tenido con buenas recargas, y es algo que todos deberemos tener en cuenta en el caso de encontremos algo fuera de lo común. Mientras que estos datos fueron generados usando el 6,5x55 sueco las observaciones no son específicas para ese cartucho. Podrían ocurrir con casi cualquiera.