Chinchu escribió:
En cuanto a la ductilidad, es una propiedad de los metales que nada tiene que ver con una deformación mecánica, que es lo que aquí ha habido, sino con su capacidad de variar de forma por presión, por ejemplo para fabricar hilos sometiéndolos a altas presiones, o la transformación de vainas de unos calibres a otros mediante prensas, que no ejercen otra cosa que presión. Recalibramos las vainas porque el latón es bastante dúctil, además de maleable y flexible. También se alargan las vainas, con cada disparo, precisamente por ser el latón es dúctil.
saludos,
La ductilidad aumenta en proporción a la temperatura que alcanza el metal. Cuanto más caliente, más dúctil se pone. Que se lo nieguen a los herreros.
Tras haber despachado centenares de miles de disparos con MG42, una maquina que expulsa las vainas prácticamente por gravedad, salvo un pequeño impulso en el culote, te digo que el cuello de la vaina se deforma al golpear piedras u otras vainas en su caída. Y estamos hablando de un arma que no lanza con fuerza y a distancia las vainas, pues quedan amontonadas bajo la máquina.
Es de tener en cuenta que, una de las diferencias entre el 7,62x51 y el .308, es el grosor de la pared de la vaina, siendo el militar notablemente más grueso y, pese a ese grosor extra, se abolla cuando está caliente. Ese grosor extra es para minimizar las posibilidades de autoencendido en armas automáticas .
El autoencendido, se produce en armas que están con altas temperaturas en recámara y las transmiten a la vaina, produciendo una ignición espontánea de la carga, y el disparo consiguiente. Sí a demás, la munición ha estado expuesta al sol, las probabilidades aumentan considerablemente. Te diré he podido experimentarlo, con CETMEs y MGs haciendo fuego sostenido en lugares tan "frequitos" como San Gregorio y Chinchilla.
En armas con expulsores activos, suelen producirse abolladuras en el cuerpo de la vaina, justo donde golpea el expulsor. Y, aparte de la potencia del golpe, la ductilidad aumentada de la vaina, por efecto de la temperatura pues, a medida que aumenta el número de disparos efectuados se hacen más frecuentes y acusadas esas abolladuras. Sí sólo fuera por efecto del golpe, saldrían todas abolladas, cosa que no ocurre normalmente, salvo en ciertas armas militares diseñadas a propósito de lograr mayor fiabilidad sin andarse con refinamientos.
El abollado del cuello, pese a que es posible por un choque con un deflector, o la propia venta de expulsión, no siempre es la causa, siendo bastante más probable el choque con algo duro al caer.
En cuanto a la velocidad de movimiento del cierre, se puede ver afectado por el recuperador y su varilla. Desde un un enroscamiento o torcedura del muelle o varilla, a causas de exceso o defecto de lubricación. Un aceite envejecido en el conjunto recuperador afecta al movimiento extensor notablemente y, el flexor igualmente. Otra causa, en armas de cerrojo giratorio, es un desgaste en la uña que añade fijación a la cabeza de cierre.Una pequeña pieza que suele ser la causa de averías más gordas en los FN BAR, pues modifica el tiempo del desacerrojado y termina por machacar y fisurar las guías del soporte de cierre .
Un pequeño freno en el movimiento puede causar un choque con la ventana de expulsión, o con un deflector pero, sigue siendo más probable, el golpe contra un terreno duro.
Como vemos, las causas pueden ser diversas pero, casi todas, son irrelevantes e inocuas, menos para las vainas y, salvo abolladuras en el cuerpo, son perfectamente reutilizables para su recarga. Un buen die de recalibrado deja el cuello en su medida sin problemas.