La picota
Publicado: 31 Jul 2013 16:57
Somos las mismas bestias trivales, temerosas de la vida, lo único que hemos logrado tras más de cuatro mil años ha sido la evolución tecnológica, somos una copia de aquellos más sofisticada.
Continuan gustándonos los linchamientos, acudimos a la plaza para ver quemar a las brujas (ahora esas plazas se llaman televisión) escupimos contra los apresados en las picotas (ahora las llamamos socialmedia).
Continuamos asistiendo a la arena (ahora programas de crónica social) para ver como los esclavos gladiadores desmembran a otros iguales sin sus mismas armas ni sus escudos.
Seguimos creyéndonos las mismas mentiras del pregonero (solo que ahora se llaman noticias e informativos.
Somos seres gregarios, necesitamos sentirnos aceptados por el grupo, sólo que el grupo antes era la tribu y ahora es el planeta entero. Y para ello, miramos hacia donde indica tan sólo un dedo sin darnos cuenta que cuando alguien señala algo el resto de sus dedos a quien señalan es a él.
Seguimos en nuestras trece buscando culpables, nunca soluciones. Necesitamos que la responsabilidad sea del resto.
Continuamos, seguramente por nuestros ancestrales genes de mono, atacando al débil de la manada en lugar de protegerlo.
Nos reconocemos mejor que cualquier animal, nos juntamos sólo a aquellos que huelen igual de mal. A los que huelen distinto los marginamos, sin respeto.
Somos la única especie que priva del agua a otro, sea distinto o un igual.
Me he enterado hoy, porque no acudo a la plaza, porque no escucho al pregonero, porque cuando paso por delante de las picotas no escupo y tampoco acudo al coliseo. Porque si hoy es otro quien está en la hoguera, en la picota, en el suelo tendido ensangrentado cubierto de piedras y de patadas, mañana podría estar yo. Porque por mucho que uno se adapte a la tribu, nunca sabe que va a pasar, ni quien va a mentir para ponernos en la palestra.
Por todo esto, y aunque haya quien diga la consabida frase de auto-complacencia de “ya sabía donde se metía” ello no es excusa ni argumento.
¡A por ellos Lucía Etxebarría, no te rindas!
No justifico su deuda con hacienda, no justifico que para pagarla se metiera en un cenagal, pero tampoco es justificable que por ser distinta la arrojaran a la arena para deleite y disfrute de hordas hambrientas crueldad y aún más sedientas de sangre.
¿Seguiremos siendo iguales por siempre jamás?
https://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20130 ... 30730.html
Continuan gustándonos los linchamientos, acudimos a la plaza para ver quemar a las brujas (ahora esas plazas se llaman televisión) escupimos contra los apresados en las picotas (ahora las llamamos socialmedia).
Continuamos asistiendo a la arena (ahora programas de crónica social) para ver como los esclavos gladiadores desmembran a otros iguales sin sus mismas armas ni sus escudos.
Seguimos creyéndonos las mismas mentiras del pregonero (solo que ahora se llaman noticias e informativos.
Somos seres gregarios, necesitamos sentirnos aceptados por el grupo, sólo que el grupo antes era la tribu y ahora es el planeta entero. Y para ello, miramos hacia donde indica tan sólo un dedo sin darnos cuenta que cuando alguien señala algo el resto de sus dedos a quien señalan es a él.
Seguimos en nuestras trece buscando culpables, nunca soluciones. Necesitamos que la responsabilidad sea del resto.
Continuamos, seguramente por nuestros ancestrales genes de mono, atacando al débil de la manada en lugar de protegerlo.
Nos reconocemos mejor que cualquier animal, nos juntamos sólo a aquellos que huelen igual de mal. A los que huelen distinto los marginamos, sin respeto.
Somos la única especie que priva del agua a otro, sea distinto o un igual.
Me he enterado hoy, porque no acudo a la plaza, porque no escucho al pregonero, porque cuando paso por delante de las picotas no escupo y tampoco acudo al coliseo. Porque si hoy es otro quien está en la hoguera, en la picota, en el suelo tendido ensangrentado cubierto de piedras y de patadas, mañana podría estar yo. Porque por mucho que uno se adapte a la tribu, nunca sabe que va a pasar, ni quien va a mentir para ponernos en la palestra.
Por todo esto, y aunque haya quien diga la consabida frase de auto-complacencia de “ya sabía donde se metía” ello no es excusa ni argumento.
¡A por ellos Lucía Etxebarría, no te rindas!
No justifico su deuda con hacienda, no justifico que para pagarla se metiera en un cenagal, pero tampoco es justificable que por ser distinta la arrojaran a la arena para deleite y disfrute de hordas hambrientas crueldad y aún más sedientas de sangre.
¿Seguiremos siendo iguales por siempre jamás?
https://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20130 ... 30730.html