LA BANDA DE LOS SACAOJOS
Publicado: 23 Dic 2007 13:36
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ADVERTENCIA--PUEDE HERIR LA SENSIBILIDAD DE ALGUNAS PERSONAS.
(lo importante es el delito, no la nacionalidad del que lo comete)
1º PARTE
La banda de los sacaojos
Eran rápidos y utilizaban la violencia gratuita para amedrentar a sus víctimas. Y se ensañaban con los ojos. Es el modus operandi de una banda de atracadores rumanos, una de las más duras de las que han atemorizado a la Costa del Sol. Sus miembros ya llevan año y medio en prisión sin que se haya celebrado juicio.
Reportaje por: Daniel Montero
Francisco se alerta cada vez que oye la puerta. Y un escalofrío le recorre el cuerpo. Hasta en su casa se siente intranquilo, temeroso, sumido en la oscuridad de unos ojos que ya no pueden ver. Su rostro muestra las marcas de unos desalmados que le molieron a golpes hasta reventarle los ojos. Con 72 años, ha tenido que abandonar su negocio y ya no puede valerse por sí mismo. Casi no sale de casa. A su lado, Antonia, su mujer, le arropa. Ella también fue agredida, hasta que perdió el conocimiento. Aquella lluvia de golpes les ha marcado para siempre. Y todo para robarles unos perfumes.
El 21 de febrero de 2006, Francisco había acudido a su perfumería como cada mañana. Abrió un poco la reja y entró para preparar el local. Había unos hombres dentro de su tienda. En segundos le amordazaron y le ataron a una silla con cinta de embalar. Entonces se ensañaron a golpes con sus ojos, su nariz y sus dientes. Su rostro quedó desfigurado; los dos globos oculares estallaron. Los médicos no han podido recomponerlos. Antonia oyó los gritos de su marido y asomó la cabeza por la puerta. Recibió un fuerte golpe en el rostro con "un bate de béisbol", según los partes médicos. Y perdió el conocimiento. La policía la encontró tendida en un charco de sangre tras un mostrador.
El botín del robo fue de 3.000 euros en metálico, unos frascos de colonia y un móvil. Los asaltantes fueron captados por las cámaras de seguridad de un local cercano. Y la descripción de los testigos era coincidente: un hombre vestido de oscuro con unas letras grandes en blanco en la espalda y otro con vaqueros, cazadora roja y gorra.
Por la especial agresividad del caso la investigación recayó en la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la policía en Fuengirola (Málaga). Desde el primer momento, las pesquisas se centraron en localizar e intervenir el teléfono Samsung sustraído. Los informes policiales explican que el teléfono permaneció activo después, pero usado con tarjetas prepago de otras compañías, lo que multiplica problemas para identificar a los usuarios. Mientras, Francisco y su esposa (las víctimas cuyos testimonios se recogen en este reportaje han pedido que no se publiquen sus apellidos: aún tienen miedo) se recuperaban de sus heridas en sendos hospitales de Málaga. Allí se enteraron de que los atracadores repitieron en su tienda. Aprovechando que ambos estaban ingresados y que nadie atendía el local, alguien desvalijó de nuevo su perfumería. Esta vez se llevaron más de cien perfumes caros.
ADVERTENCIA--PUEDE HERIR LA SENSIBILIDAD DE ALGUNAS PERSONAS.
(lo importante es el delito, no la nacionalidad del que lo comete)
1º PARTE
La banda de los sacaojos
Eran rápidos y utilizaban la violencia gratuita para amedrentar a sus víctimas. Y se ensañaban con los ojos. Es el modus operandi de una banda de atracadores rumanos, una de las más duras de las que han atemorizado a la Costa del Sol. Sus miembros ya llevan año y medio en prisión sin que se haya celebrado juicio.
Reportaje por: Daniel Montero
Francisco se alerta cada vez que oye la puerta. Y un escalofrío le recorre el cuerpo. Hasta en su casa se siente intranquilo, temeroso, sumido en la oscuridad de unos ojos que ya no pueden ver. Su rostro muestra las marcas de unos desalmados que le molieron a golpes hasta reventarle los ojos. Con 72 años, ha tenido que abandonar su negocio y ya no puede valerse por sí mismo. Casi no sale de casa. A su lado, Antonia, su mujer, le arropa. Ella también fue agredida, hasta que perdió el conocimiento. Aquella lluvia de golpes les ha marcado para siempre. Y todo para robarles unos perfumes.
El 21 de febrero de 2006, Francisco había acudido a su perfumería como cada mañana. Abrió un poco la reja y entró para preparar el local. Había unos hombres dentro de su tienda. En segundos le amordazaron y le ataron a una silla con cinta de embalar. Entonces se ensañaron a golpes con sus ojos, su nariz y sus dientes. Su rostro quedó desfigurado; los dos globos oculares estallaron. Los médicos no han podido recomponerlos. Antonia oyó los gritos de su marido y asomó la cabeza por la puerta. Recibió un fuerte golpe en el rostro con "un bate de béisbol", según los partes médicos. Y perdió el conocimiento. La policía la encontró tendida en un charco de sangre tras un mostrador.
El botín del robo fue de 3.000 euros en metálico, unos frascos de colonia y un móvil. Los asaltantes fueron captados por las cámaras de seguridad de un local cercano. Y la descripción de los testigos era coincidente: un hombre vestido de oscuro con unas letras grandes en blanco en la espalda y otro con vaqueros, cazadora roja y gorra.
Por la especial agresividad del caso la investigación recayó en la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la policía en Fuengirola (Málaga). Desde el primer momento, las pesquisas se centraron en localizar e intervenir el teléfono Samsung sustraído. Los informes policiales explican que el teléfono permaneció activo después, pero usado con tarjetas prepago de otras compañías, lo que multiplica problemas para identificar a los usuarios. Mientras, Francisco y su esposa (las víctimas cuyos testimonios se recogen en este reportaje han pedido que no se publiquen sus apellidos: aún tienen miedo) se recuperaban de sus heridas en sendos hospitales de Málaga. Allí se enteraron de que los atracadores repitieron en su tienda. Aprovechando que ambos estaban ingresados y que nadie atendía el local, alguien desvalijó de nuevo su perfumería. Esta vez se llevaron más de cien perfumes caros.