[citando a: PERNIA]
porfa aqui politica mejor no
que pena estropear este foro
Una cosa es la política y otra la opinión sobre cosas que nos van a afectar.
Yo me lo leería y luego opinaría.
Kosovo, el fracaso de la OTAN
FLORENTINO PORTERO, Analista del Grupo de Estudios Estratégicos GEES
SI algo se ha hecho bien en la gestión de la crisis de Kosovo ha sido la administración de los tiempos. Estados Unidos no ha tenido prisa, ha movido ficha con claridad y ha logrado su objetivo sin demasiadas resistencias. Sin embargo, eso no oculta el hecho realmente relevante, los Estados miembros de la OTAN han fracasado en Kosovo, la intervención no ha logrado sus objetivos y ahora se trata de retirar las tropas lo antes posible.
La persecución de la población albano-kosovar por el gobierno serbio de Milosevic generó una reacción de solidaridad entre la población europea. Los gobiernos del Viejo Continente se sintieron, una vez más, impotentes para reaccionar y, una vez más, fueron con la cabeza baja a mendigar en Washington una acción militar. Ni Clinton ni el Congreso deseaban involucrarse en un conflicto ajeno a sus intereses nacionales. Si al final lo hicieron fue para preservar la cohesión de la OTAN y para tratar de frenar una deriva que podía llevar a un enfrentamiento entre dos Estados miembros de la Alianza -Grecia y Turquía- si la crisis se extendía a Macedonia.
Qué pasará ahora con la República Srpska, la autonomía serbia en Bosnia? ¿Con qué argumentos se les va a negar su anexión a Serbia? La viabilidad de Kosovo es dudosa. Apenas dos millones de habitantes, un bajo nivel cultu-ral, una agricultura de subsistencia, una minería por explotar y, sobre todo, dos fuentes de ingresos: las aportaciones internacionales y el contrabando. Si se trata de dar a albano-kosovareDesde las conversaciones de Rambouillet hasta hoy Estados Unidos ha dado a entender que la independencia era una opción sensata. Al fin y al cabo son una antigua colonia que se rebeló contra su metrópoli. Sienten simpatías por los «pueblos oprimidos» y una antigua tendencia a pensar que si se equiparan estados con naciones el resultado es más estabilidad. Ellos animaron el rediseño de las fronteras europeas tras la I Guerra Mundial y con ello prepararon el camino para la II Guerra Mundial. Mientras tanto se quitaron de en medio dejando que la Sociedad de Naciones se fuera a pique. Bush quiere dar carpetazo a este problema y piensa que la opción más fácil es la desmembración territorial. Serbia es responsable de lo que ocurrió, luego Serbia debe pagar. Altos funcionarios del Departamento de Estado han justificado lo ocurrido con dos argumentos: la convivencia entre serbios y albano-kosovares es difícil y la gran mayoría de los segundos quería la independencia. Perfecto ¿Qué harán cuando los kurdos esgriman esos mismos dos argumentos para justificar su independencia de Irak? ¿Qué harán cuando Turquía invada el Kurdistán para prevenir un alzamiento kurdo en su propio territorio?
Los europeos tienen muy presente lo que ocurrió tras la I Guerra Mundial y entre sus hobbies no está el jugar a dibujar fronteras. Sin embargo, están presos de su impotencia, de su cobardía y, sobre todo, de su falta de valores. Saben perfectamente que lo que tenían que haber hecho era dejar claro desde el primer momento a los albano-kosovares que el compromiso con su seguridad era sólo equiparable a la defensa de la integridad territorial serbia. Esa actitud habría llevado a un choque con las guerrillas del UÇK, que tenía que haberse asumido como parte del cometido del despliegue militar. Pero los europeos no son capaces ni de eso. Se pliegan ante el miedo a un enfrentamiento crónico y optan por seguir pastueñamente el dictado norteamericano.
Los mismos que se escandalizaban en Europa porque Estados Unidos intervenía en Irak, sin una Resolución del Consejo de Seguridad que explícitamente le autorizara para ello, ahora consideran legítimo reconocer la independencia de Kosovo; la segregación de un territorio de soberanía serbia sin el consentimiento del Parlamento de Belgrado; sin un aval de la Unión Europea; sin una Resolución del Consejo de Seguridad; y contra otra Resolución de dicho organismo en la que se establecía, como uno de los objetivos de la presencia de las fuerzas internacionales en Kosovo, garantizar la integridad territorial de Serbia ¡Eso es coherencia! Claro, que esos mismos tampoco sintieron necesidad de Resolución cuando mendicaban en Washington una intervención militar en Kosovo, situación excepcional que interrumpía el cansino y estéril discurso antinorteamericano, expresión de la impotencia y decadencia europea.