Revólveres Astra modelos 41, 44, 45 y Terminator.
Publicado: 05 Dic 2016 16:00
Quería, a ser posible, reunir información sobre este revólver, inspirado (mecánicamente presenta algunas diferencias) en el mítico M29 de S&W, que se dió a conocer como "el revolver más potente del mundo" gracias al personaje de Harry Callahan. A ver si los entendidos comparten lo que saben sobre su historia, así como los poseedores cuenten sus experiencias.
Parece que se trata de revólveres españoles modernos menos conocidos. El modelo cuarenta y cuatro del calibre .44mag es el más común dentro de la escasez, habiendo versiones de 4, 6 y 8 pulgadas de cañón, existiendo acabado tanto pavonado como inoxidable. En 45lc vi en internet uno o dos en venta. Sobre el modelo 41 del calibre .41magnum sólo menciones. El revólver chato, conocido por Terminator, hasta donde indagé, inicialmente era el mismo 44 de cañones largos, recortado por un importador estadounidense. Con el tiempo el propio fabricante empezó a producir esa versión con cañón de poco menos de 3 pulgadas y dándole ese nombre.
Inicialmente el armazón en su parte inferior y delante del guardamonte era redondeado, a diferencia del norteamericano con un ángulo de 90º. He de suponer que posiblemente se deba a cuestiones de unificación de producción con otros modelos anteriores de la casa Astra. Algo que a la hora de enfundar el arma presenta ventaja, permitiendo su deslizamiento con mayor facilidad. En algún momento este detalle cambió y se inició la producción de versión con ángulo recto, como en el Smith original, probablemente para imitarlo.

A diferencia de los últimos M29 y los M629, los revólveres Astra a lo largo de toda su producción se fabricaron con tambor con hendiduras en cada alveolo para el reborde del cartucho. Inicialmente en Smith&Wesson de esta forma se querían asegurar de los posibles reventones que podrían sucedes en el culote de la vaina en los nuevos y potentes calibres como es el .44magnum. Con el pasó del tiempo se vio que los temores fueron infundados y se simplificó la fabricación, dejando los tambores sin estas ranuras como en otro revólver cualquiera. En Astra siguieron como estaban. Este hecho probablemente no ofrece ningún plus, salvo que presenta muestras de un mecanizado más complejo y costoso y que desde vistas laterales no se aprecia si el tambor está alimentado o no.

Lo mismo ocurre con la forma de sujetar el cañón. Los Astra, así como los S&W en grandes calibres hasta el año 82, aparte del mencionado asunto del cilindro, llevan un pequeño pasador que une el cañón con el armazón. También se considera por los coleccionistas como una muestra de calidad superior, aunque el valor práctico de esa superioridad es discutible, en mi opinión.
No me atrevo a compararlos con los originales norteamericanos, ya que de los últimos no he tenido la oportunidad de inspeccionar ninguno con detenimiento y además los que vi eran modernos, cuya calidad en comparación con los Smith&Wesson de los años 60-70 está en entredicho. Supongo que muchos, sino la mayoría, tendrán opinión opuesta, pero a mi el sistema de los Astra de ajuste de la fuerza del martillo por anillo me parece mejor al típico tornillo sobre el muelle real plano de los norteamericanos, ya que, a pesar de ofrecer menor rango de acomodamiento, impide que se desajuste con el uso. En cuanto a lo que es el propio disparador, bueno, después de algún Colt ninguno me parece destacable y para arma que no es de competición es más que aceptable tanto el americano como el español.

De los Astra o al menos del mio en .44magnum y 6” podría destacar varios puntos negativos, aunque sean de menor importancia. Uno es algo habitual para las armas españolas, el pavonado de escasa calidad. Mi revólver ha tenido un uso bastante escaso y a pesar de ello presenta pequeñas marcas de desgaste en algunos puntos.


El otro es en referencia a los ajustes, y es que aunque el juego de tambor tanto longitudinal como radial es escaso (está suficientemente alineado con el cañón como para no salir lluvia de partículas de plomo que se da en muchos otros revólveres) a la hora de cerrar el tambor éste roza con el cañón, dejando ya una pequeña marca de ello. No es significativo en absoluto, pero es muestra de que no estamos ante un arma de ajustes manuales de un armero experimentado.

Otro aspecto a destacar es un ligero juego de cachas. Están bien elaboradas y además ambas partes son de la misma pieza de madera al verse la coincidencia de su dibujo (incluso en revólveres de renombre no siempre es así), pero bailan, aunque sea cuestión de décimas de milímetro y de fácil arreglo. Y por último, sin ser un sonajero, al mover rápidamente el arma se nota el ruido de la zona de la aguja. Se podría solventar con el cambio por un muelle algo más grueso que impida el excesivo movimiento de estas dos piezas. Preferiría un martillo a la antigua usanza que percute por si sólo o mediante un pincho acoplado, pero al tratarse de un revólver que hace décadas que no se fabrica, más fácil de reponer sería la aguja, así que mejor como está.
El freno del tambor deja la linea de desgaste que todos conocemos en los revólveres de serie. De hecho, más allá de las armas del siglo XIX y principios del siglo XX o repasadas por los talleres de postproducción de la marca, ni me acuerdo de algún modelo que no presente este anillo en su versión de pavón. El mio, al hacerme yo con él, aparentemente había disparado poquísimo, quizás sólo un par de tambores, pero ya la tenía algo pronunciada, con lo cual era tarde intentar evitarlo. Además, ajustar su accionamiento de forma extremadamente precisa siempre me ha parecido algo peligroso, dejando opción a que no pare el giro en el momento necesario y con posibilidad de percutir el pistón, estando la bala por un milímetro enfrentándose a las paredes del cañón. En un .22lr no llevaría a ningún suceso, pero en .44mag ya podría producir daños a la salud del tirador, en mi opinión.
Sería interesante saber el año del cambio de forma del armazón. Se podría deducir de los años de salida de fabrica del arma o al menos su paso por el BOPE. El mio es de los primeros, del año 79 y su armazón es redondo delante del guardamonte (lo que es propiamente la forma de su zona de empuñadura, que es como se suele distinguir los chasis del mismo tamaño, es cuadrado, como los antiguos S&W). Por otro lado, sobre la compatibilidad de cachas tampoco hay idea clara. Algunos afirman que las del Astra 357 son idénticas en dimensiones. No pude probar con las originales, pero unas Pachmayr que sí le servían al modelo 357 no valían para mi 44. Otras Hogue de madera para armazón N cuadrado encajaban en mi revolver, pero sin asentarse de forma correcta, con lo cual habría que rellenar los pequeños huecos con epoxi o de alguna otra forma más fina.
Parece que se trata de revólveres españoles modernos menos conocidos. El modelo cuarenta y cuatro del calibre .44mag es el más común dentro de la escasez, habiendo versiones de 4, 6 y 8 pulgadas de cañón, existiendo acabado tanto pavonado como inoxidable. En 45lc vi en internet uno o dos en venta. Sobre el modelo 41 del calibre .41magnum sólo menciones. El revólver chato, conocido por Terminator, hasta donde indagé, inicialmente era el mismo 44 de cañones largos, recortado por un importador estadounidense. Con el tiempo el propio fabricante empezó a producir esa versión con cañón de poco menos de 3 pulgadas y dándole ese nombre.
Inicialmente el armazón en su parte inferior y delante del guardamonte era redondeado, a diferencia del norteamericano con un ángulo de 90º. He de suponer que posiblemente se deba a cuestiones de unificación de producción con otros modelos anteriores de la casa Astra. Algo que a la hora de enfundar el arma presenta ventaja, permitiendo su deslizamiento con mayor facilidad. En algún momento este detalle cambió y se inició la producción de versión con ángulo recto, como en el Smith original, probablemente para imitarlo.

A diferencia de los últimos M29 y los M629, los revólveres Astra a lo largo de toda su producción se fabricaron con tambor con hendiduras en cada alveolo para el reborde del cartucho. Inicialmente en Smith&Wesson de esta forma se querían asegurar de los posibles reventones que podrían sucedes en el culote de la vaina en los nuevos y potentes calibres como es el .44magnum. Con el pasó del tiempo se vio que los temores fueron infundados y se simplificó la fabricación, dejando los tambores sin estas ranuras como en otro revólver cualquiera. En Astra siguieron como estaban. Este hecho probablemente no ofrece ningún plus, salvo que presenta muestras de un mecanizado más complejo y costoso y que desde vistas laterales no se aprecia si el tambor está alimentado o no.

Lo mismo ocurre con la forma de sujetar el cañón. Los Astra, así como los S&W en grandes calibres hasta el año 82, aparte del mencionado asunto del cilindro, llevan un pequeño pasador que une el cañón con el armazón. También se considera por los coleccionistas como una muestra de calidad superior, aunque el valor práctico de esa superioridad es discutible, en mi opinión.
No me atrevo a compararlos con los originales norteamericanos, ya que de los últimos no he tenido la oportunidad de inspeccionar ninguno con detenimiento y además los que vi eran modernos, cuya calidad en comparación con los Smith&Wesson de los años 60-70 está en entredicho. Supongo que muchos, sino la mayoría, tendrán opinión opuesta, pero a mi el sistema de los Astra de ajuste de la fuerza del martillo por anillo me parece mejor al típico tornillo sobre el muelle real plano de los norteamericanos, ya que, a pesar de ofrecer menor rango de acomodamiento, impide que se desajuste con el uso. En cuanto a lo que es el propio disparador, bueno, después de algún Colt ninguno me parece destacable y para arma que no es de competición es más que aceptable tanto el americano como el español.

De los Astra o al menos del mio en .44magnum y 6” podría destacar varios puntos negativos, aunque sean de menor importancia. Uno es algo habitual para las armas españolas, el pavonado de escasa calidad. Mi revólver ha tenido un uso bastante escaso y a pesar de ello presenta pequeñas marcas de desgaste en algunos puntos.


El otro es en referencia a los ajustes, y es que aunque el juego de tambor tanto longitudinal como radial es escaso (está suficientemente alineado con el cañón como para no salir lluvia de partículas de plomo que se da en muchos otros revólveres) a la hora de cerrar el tambor éste roza con el cañón, dejando ya una pequeña marca de ello. No es significativo en absoluto, pero es muestra de que no estamos ante un arma de ajustes manuales de un armero experimentado.

Otro aspecto a destacar es un ligero juego de cachas. Están bien elaboradas y además ambas partes son de la misma pieza de madera al verse la coincidencia de su dibujo (incluso en revólveres de renombre no siempre es así), pero bailan, aunque sea cuestión de décimas de milímetro y de fácil arreglo. Y por último, sin ser un sonajero, al mover rápidamente el arma se nota el ruido de la zona de la aguja. Se podría solventar con el cambio por un muelle algo más grueso que impida el excesivo movimiento de estas dos piezas. Preferiría un martillo a la antigua usanza que percute por si sólo o mediante un pincho acoplado, pero al tratarse de un revólver que hace décadas que no se fabrica, más fácil de reponer sería la aguja, así que mejor como está.
El freno del tambor deja la linea de desgaste que todos conocemos en los revólveres de serie. De hecho, más allá de las armas del siglo XIX y principios del siglo XX o repasadas por los talleres de postproducción de la marca, ni me acuerdo de algún modelo que no presente este anillo en su versión de pavón. El mio, al hacerme yo con él, aparentemente había disparado poquísimo, quizás sólo un par de tambores, pero ya la tenía algo pronunciada, con lo cual era tarde intentar evitarlo. Además, ajustar su accionamiento de forma extremadamente precisa siempre me ha parecido algo peligroso, dejando opción a que no pare el giro en el momento necesario y con posibilidad de percutir el pistón, estando la bala por un milímetro enfrentándose a las paredes del cañón. En un .22lr no llevaría a ningún suceso, pero en .44mag ya podría producir daños a la salud del tirador, en mi opinión.
Sería interesante saber el año del cambio de forma del armazón. Se podría deducir de los años de salida de fabrica del arma o al menos su paso por el BOPE. El mio es de los primeros, del año 79 y su armazón es redondo delante del guardamonte (lo que es propiamente la forma de su zona de empuñadura, que es como se suele distinguir los chasis del mismo tamaño, es cuadrado, como los antiguos S&W). Por otro lado, sobre la compatibilidad de cachas tampoco hay idea clara. Algunos afirman que las del Astra 357 son idénticas en dimensiones. No pude probar con las originales, pero unas Pachmayr que sí le servían al modelo 357 no valían para mi 44. Otras Hogue de madera para armazón N cuadrado encajaban en mi revolver, pero sin asentarse de forma correcta, con lo cual habría que rellenar los pequeños huecos con epoxi o de alguna otra forma más fina.