1ª PARTE
QUE SE SIENTE AL ENTRAR POR PRIMERA VEZ EN UN CARRO

Recuerdo, que nada mas entrar por la puerta del cuartel de mi querido Lusitania y ver aquellas moles de acero, yo ya de antemano llevaba la idea clara de ser carrista, pero al ver aquellos monstruos – solo los conocía de desfiles y nada mas – me dije, me lo he pensado bien?.

Recuerdo la primera vez que me metí dentro de un carro.
Lo primero que sientes es un frió glacial que te recorre toda la espalda, al entrar en aquella oscuridad – aunque están pintados de blanco por dentro – con aquellas estrecheces que piensas que no te podrás mover.
Lo primero que te encuentras es la mole del cañón con su culata – la "tragadora" como le decimos nosotros – negra y fría y al meterte en el asiento del tirador, allí en el fondo del todo sobre un asiento abatible, todo rodeado de aparatos, palancas y mandos y te dice tu instructor ¡no toques nada!. Te jiñas pata abajo.
Sientes ese olor característico, de grasa, de gasoil, te golpeas en todo y contra todo y empiezas a sentir esa sensación de claustrofobia, que al principio te domina, hasta que pasados unos días que te acostumbras o a las buenas o a las malas.
Y solo deseas salir al exterior y respirar aire puro.
Lo peor era cuando te metías al fondo del todo, en tu sitio de tirador – fue mi primer destino dentro del carro – te cerraban las escotillas y allí estábamos en la oscuridad total, el cargador novato y el tirador novato. Estabas 5, 10 15 minutos y de pronto sonaba un trallazo en la coraza como si te hubieran alcanzado con un perforante – eso pensé yo la primera vez – y fuera el fin del mundo y después otro en otro sitio, y otro y otro y así hasta 10 o 12. Os juro amigos míos que te meabas encima y mas de uno se "mancho" el mono.
Que era eso. Pues muy sencillo. Para hacerte perder el medio y saber si valías, desde el exterior le daban al carro con una maza de 8 kilos y con un martillo más pequeño. La madre que lo parió al que invento el sistema. Lo malo es que con el paso del tiempo yo hacia lo mismo con los nuevos. La verdad es que si tenías madera y coraje, lo superabas, pero muchos pedían la baja y acababan en morteros o en exploradores o en protección.

2ª PARTE.- EL PRIMER TIRO

Siempre recuerdo un poco con vergüenza el primer tiro de carros que realice como tirador.
Lo lleve a cabo después de acabar el curso de tirador que duraba aproximadamente 1 mes después de haber realizado el curso colectivo de conocimiento del carro.
Recuerdo que por la noche anterior, no pegue un ojo, me dormí casi a las 3 de la mañana, repasando las voces de tiro, los instrumentos y los datos para homogenizar bien el cañón con los elementos de puntería. Mi jefe de carro era para mi el que fue mi maestro y modelo a seguir con el paso de los años. Era un autentico líder, un profesional integro y una educación y un respeto hacia nosotros la tropa y sus compañeros, que rallaba la perfección. Yo lo idolatraba. Jamás tenia una palabra mas alta que otra, te repetía las cosas mil veces y tenia una paciencia con nosotros infinita. Al año siguiente aprobó el acceso a la general y después me entere con los años, que nada mas salir de oficial una maldita enfermedad se lo llevo por delante. Fue un gran golpe para mi.

Pues bien, a lo que íbamos. Partimos los 17 carros – yo empecé la mili en el escuadrón de carros que eran M47 de gasolina – hacia el campo de tiro que estaba situado en la actual base de Marines en Valencia – con el tiempo mi base – hacia una zona denominada el Cazador.
Madre mía, cuando yo vive tanta caja de municiones de cañón, de la 12,7 y de la Browning 7,62. Toda era americana con el famoso símbolo de las manos entrelazadas.
Hala, saca la munición de los empaques que ya estaban preparados por lotes. Recuerdo que eran todos rompedores HE de alto explosivo. Quince minutos de teórica sobre la munición y el municionamiento. Y a cargar. A mi me tocaba sacar el disparo, echártelo al hombro y dárselo al conductor que estaba sobre la barraca del carro y dándoselos al pobre cargador que estaba dentro, temblando como un flan al ver los "pepinos". A mi me sudaban las manos como demonios, puedo asegurar que no se me caería ningún proyectil, porque casi los estrujaba de la fuerza que hacia con las manos.
Terminamos de municionar y mientras el pobre cargador alistaba los proyectiles (20 disparos por carro), el sargento y yo nos pusimos a homogenizar el carro.
Yo llevaba una chuleta con todos los pasos. Desclavar los frenos del periscopio y del telémetro, apuntar el cañón a la referencia a la orden del sargento. Localizar el blanco, apuntarle, ajustar el telémetro y el periscopio M20, introducir los datos de corrección óptica y los datos de la munición y listo.
Madre mía, llego la hora de la verdad.:?:?:?:?

Se mete el sargento en la torre, arranca el carro el conductor, nos comunicamos toda la tripulación por interfonia. Todo perfecto señores. Palabras de mi sargento.
Miro al cargador y el pobre estaba sudando a raudales, se santiguo 2 o tres veces y yo pensaba, el capullo este que coño hará con tanto rezar, si esto revienta ya nos da igual.
Lo primero de todo, el tiro con la Browning. 1000 disparos, 4 cajas empalmadas.
El "cheriff" me da la orden. TIRADOR – AMETRALLADORA – A MI ORDEN SOBRE LOS BLANCOS (ya estaban localizados). Contesto VISTO. FUE-GO. Cuando el jefe de carro dice que arma se va a emplear, el cargador si es ametralladora, municiona y monta y dice CARGADO, si fuera el cañón baja el cierre, mete el disparo y lo mismo, CARGADO.

Al recibir la orden de fuego, sentí el primer placer de mi vida – ojo, no os equivoquéis de placer :D– MILITAR, al oír la ráfaga de la maquina - enseñaban que la tenias que hacer "cantar", con alegria – ráfagas de 10 a 15 disparos y tu mirabas por el telemetro como las trazadoras corrian al blanco y cambiabas al blanco alternativamente según te lo decía el jefe. Un placer. De vez en cuando el cherif, disparaba el con su prioritario. Un autentico orgasmo bélico. Nos cepillamos los 1.000 disparos en un periquete. Las Browning eran maravillosas.

Pero ahora viene lo malo. El cañón.
Cuando vi. que se había terminado la munición de la Browning, pensé para mi, Miguel ahora te toca lo mas duro, como no le pegues a los blancos, te desuellan vivo.
Que cara me veria el sargento que me dijo y me acordare siempre de aquellas palabras que durante muchos otros tiros yo le repeti a mis hombres.
- Muchacho, demuestra lo que sabes hacer y si mi trabajo y tu dedicación han servido para algo. Que gran hombre era.
Pues nada, da la orden cuando a el se lo ordenan por la radio. Coincidió que nuestro carro era el segundo y al pegar el trallazo el carro de al lado, el del capi, madre mía santísima, que ostiazo, me dije, adiós Miguel, se acabo tu juventud. nuestro carro se movió y todo. Pero es que ahora me tocaba a mi.
Repito las voces. Cargador rompedor. Tirador distancia uno cien (1.100 m) bunker. VISTO. El cargador el pobre metió el proyectil casi de milagro, porque le temblaban hasta las cejas. Yo pensaba, madre mía, a este pavo, se le cae al suelo y se apago la luz final. CARGADO.
Apunto al blanco, el dedo en el gatillo del mando eléctrico y digo que sea lo que dios quiera.
FUEGO. Catapún, disparo y la virgen santa, yo pensaba que aquello se hundía. Entre el trallazo del cañón, el ruido de la vaina al caer al suelo, y la coincidencia con dos disparos de otros carros de al lado, pensé, ESTO ES LA OSTIA. Me encantaaaaaaa.
Oigo la voz del sargento con toda su parsimonia sin inmutarse.
- BLANCO. Dos seguidos sobre el mismo blanco. FUEGO a DISCRECCION.

A partir de ese momento, mi preocupación era el tiempo que tardaba el cargador en darle de comer a esa bestia que tenia pegada a mi hombro derecho. La cordita de la pólvora ya me empezaba a picar la garganta y la nariz y los ojos te comienzan a lloriquear, pero leñe aquello era una pasada.
Si tenias el aguante de esperar el trallazo del disparo con el ojo en el retículo del visor, veías perfectamente el recorrido casi inicial del proyectil y como saltaban por los aires los bidones y borrabas las cruces pintadas con el cal el día anterior por los pobres exploradores. El sargento me hizo cambiar de blancos 4 o 5 veces cada vez más rápido. Blanco, blanco, blanco, yo no estaba en mí de alegría. Pero mierda, el ultimo disparo, salio rebotado hacia arriba por alguna piedra y no supo donde fue a parar.
El mejor premio para mi, fue cuando me dijo mi sargento.
- Muchacho, sal que vas a tirar con la antiaérea. Eso ya fue el sumun para mi. Teníamos 5 cajas de la .50. por lo general el sargento tiraba una y las otras cuatro o las que fueran se repartían entre toda la tripulación, pues era el broche final al curso de carros y se tenia que hacer realidad la teórica con la .50.
Como novato que era, al principio tiraba 2 disparos a lo sumo, pero cuando me dijo el sargento, muchacho que cante que cante. Juro por dios, que la hice cantar y como disfrute. Jamás olvidare aquel mi primer tiro y a aquel magnifico suboficial. Que Dios lo tenga en su gloria.
El duro trabajo posterior de recoger vainas, limpiar el cañón y las armas y asear el carro, no fue problema alguno para celebrar por todo lo alto, todos los "novatos" nuestro primer tiro.
Me dije, este es tu destino.

Amigos foreros, disculpar por estos tochos que os he metido, pero os lo debía. Gracias.

:plas:plas:plas:plas:plas:plas

Ahora esperamos más.....a esa edad debía tener el capi...20 años???

Pues hasta los 50 ...de ahora ???

Nos faltan un montón de vivencias por leer...

:plas:plas:plas:plas

Muchas gracias Cuenca, me encanta la narración, entre otras cosas, porque como sabes he estado entre una escuadra de M-47s mientras hacían fuego y ciertamente el lío es impresionante, ahora, gracias a ti, lo imagino desde el punto de vista de los tripulantes.

Espléndido regreso, mi capitán.

:plas:plas:plas ¡ Que gozada ! :plas:plas:plas
Desde luego, no hay mejor narrador que el lo ha vivido
¡ Mas ! ¡ Mas ! ¡ Queremos mas ! :-);)

Lo de la munición con el anagrama de las manos entrelazadas ¿ Tiene que ver algo con el plan Marchall ? :?

Night. El capi, tenia DIECISIETE añitos, esto era en julio mas o menos y hacia los 18 en septiembre.:lol Todo un guallavin.

[citando a: CUENCA]
Night. El capi, tenia DIECISIETE añitos, esto era en julio mas o menos y hacia los 18 en septiembre.:lol Todo un guallavin.

Y parece que fue ayer, las primeras experiencias son las que forman al soldado, y podieran pasar años pero nunca se olvidan.

Saludos capi, espero disfrutar de muchas narraciones de sus experiencias.

ANIMO, no dejes que unos descerebrados te amarguen la vida. Desde la silla del caballo, es más grande el horizonte y se ve más que quienes lo miran a ras del suelo.
Me quedé con las ganas de ver un carro de combtre por dentro, por fuera los veía todos los días aparcados delante del escuadrón.