Eugenia escribió:Son delincuentes, sin duda, porque han incumplido la Ley, pero tal vez no sean choros, sino simples aficionados a las armas.

landriuk escribió:Por culpa de elementos como estos,pagamos justos por pecadores que les den lo que se merecen.

landriuk escribió:Por culpa de elementos como estos,pagamos justos por pecadores que les den lo que se merecen.

Eugenia escribió:Antes, en la "oprobiosa dictadura", donde las libertades eran inexistentes, salías al monte público a tirar al blanco o al plato y nadie te decía nada y la Guardia Civil ni se inmutaba. ¡En Guipúzcoa! Luego, tras la muerte de Franco, la situación siguió más o menos igual, aunque en Guipúzcoa, por el terrorismo de eta, si la GC oía tiros que no sonaban a caza, se presentaba. Era, pues, conveniente, presentarse en el cuartel y avisarles que íbamos a tirar en tal o cual sitio. Lo agradecían mucho, porque les daba tranquilidad y se ahorraban el paseo. Peró llegó esta esplendorosa época de libertades y su modélico reglamento de armas de 1993 (Belloch, ministro y nada menos que el fabuloso Roldán, D.G. de la Guardia Civil)y a partir de ahí, cuesta abajo sin parar. Según me explicó ayer Oscar, tirar al plato o al blanco en una finca de tu propiedad es una infracción al reglamento. Efectivamente. ¡Hay que pedir autorización al subdelegado del gobierno, antiguo gobernador civil! ¡Vivir para ver!

mmmmm escribió:

landriuk escribió:Por culpa de elementos como estos,pagamos justos por pecadores que les den lo que se merecen.

Dos apuntes:
1º-Los justos....no tienen que pagar por los pecadores.
2º-En este pais...no hacen falta pecadores para que paguen los justos.
Saludos

Eugenia escribió:Hombre, ya te puedes imaginar que cuando yo acompañaba a mi padre y su cuadrilla al monte para tirar, lo hacíamos con las mayores garantías de seguridad. Tirábamos al plato, donde el riesgo era mínimo, pues con aquellas máquinas manuales los platos volaban altos y al blanco, con rifle, carabina y pistola. Siempre contra un talud y con visibilidad total o en canteras abandonadas. Jamás, en las innumerables veces que asistí, se produjo una situación de peligro y mucho menos accidente alguno. Yo hoy me quejo de que no se pueda tirar libremente en tu finca si hay garantías de seguridad. No me quejo y ni siquiera pido que se pueda tirar en montes públicos o en el desierto de Almería, pues éso me parecería un gesto de reconocimiento a la responsabilidad y al sentido común de las personas, impensable en los políticos de hoy día en España, autores de los corsés normativos que padecemos o mejor dicho, que padecéis.