Españoles de leyenda

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:38

Julián Sánchez, alias el Charro

(Aldea de Muñoz de Huebra, junto a Ciudad Rodrigo el 31 de mayo o 1 de junio de 1774 - Etreros, Segovia, 19 de octubre de 1832), guerrillero salmantino durante la Guerra de la Independencia contra los franceses (1808-1814). Era hijo de Lorenzo Sánchez García y de Inés García Arroyo, labradores acomodados. Sus padres trataron de que estudiara en Puebla de Yeltes, pero el prefirió trbajar con su padre.

Antecedentes Militares

Fue uno de los principales guerrilleros durante la Guerra de Independencia, en la Provincia de Salamanca.

A los diecinueve años, en 1793, se incorporó al Regimiento de Infantería de Mallorca, siendo enviado a la guerra del Rosellón (Contra la Francia revolucionaria), a las órdenes del general Ricardos. Fue herido cuando estaba enrolado en la flota anglo-española que asediaba Tolón en apoyo de los realistas franceses. Con la caída de Tolón, fue hecho prisionero, recobrando la libertad año y medio después, tras la firma de la paz de Basilea.

Tras ser liberado, participa en la defensa de Cádiz, combatiendo ahora contra los ingleses del almirante Nelson, cayendo herido por la explosión de un proyectil. Tras reponerse, se incorporó de nuevo al regimiento de Mallorca en Mérida. En 1801 participa en la breve guerra de las Naranjas contra Portugal. Se licenció ese mismo año (1 de diciembre), tras ocho años de intenso servici militar, regresando a Salamanca, donde contrae matrimonio con Cecilia Muriel y reinicia su actividad de mayoral.
[editar] Guerra de la Independencia
Medallón
Medallón

Al estallar la Guerra de la Independencia, Julián se incorporó al ejército de nuevo, presentándose el 15 de agosto de 1808 en Ciudad Rodrigo para alistarse en el Regimiento de Caballería que la ciudad estaba preparando; Julián, buscando mayor movilidad y soltura, adoptó el traje y silla de caballista del campo charro, en lugar del uniforme y la silla de ordenanza. Rápidamente ascendió a cabo primero y, un mes después, a sargento. El 13 de febrero de 1809 fue nombrado alférez de Caballería. Entonces inicia sus primeras acciones capitaneando un grupo de doce "lanceros", que en vez de lanzas llevan garrochas de campo. Con sus hombres se dedica a hostigar a los franceses logrando gran éxito, gracias a su gran movilidad y al conocimiento del terreno. El renombre que adquiere que le permite ampliar gradualmente el numero de hombre a sus ordenes. En Diciembre de 1808 se legalizan los guerrilleros siendo Julían Sánchez el más famoso de la Provincia de Salamanca.

Paulatinamente se le une más gente formando el grupo llamado "Los Doscientos de Don Julián", que se adscribe al cuerpo mandado por el general inglés Wilson con el grado de coronel, pero con autonomía propia y aplicando sus propios métodos. Ya en el ejército de Arthur Wellesley, futuro duque de Wellington, el número de guerrilleros bajo su mando se hace tan grande que su partida pasa a denominarse Regimiento Ligero de Lanceros de Castilla, y por último acaba constituyendo la Brigada de Don Julián, denominación que le otorga el ejército a partir de 1810. En 1811 la Brigada es adscrita al ejército regular obligándoles a cambiar su atuendo campero por un uniforme más acorde con el del ejército. En estas condiciones participan el 22 de julio de 1812 en la Batalla de los Arapiles, aunque al no tener una vestimenta distintiva sus acciones pasan hasta cierto punto desapercibidas. Al terminar la guerra es nombrado gobernador militar de Santoña (Cantabria).

Cuando invaden España los Cien mil Hijos de San Luis, en 1823, descontento, retoma su actividad guerrillera, es apresado y encarcelado, aunque finalmente será puesto en libertad.
Ya en el ostracismo, muere el 19 de octubre de 1832 en Etreros. El 30 de mayo de 1981 sus restos fueron trasladados de Etreros a Salamanca como parte de la celebración de la Semana de las Fuerzas Armadas. Los restos fueron depositados en la Torre del Clavero, pero el 19 de enero de 1985 fueron trasladados a Ciudad Rodrigo para darle sepultura junto al monumento erigido en su memoria en 1960.

Información sacada de:

https://www.wikisalamanca.org/?title=Jul ... _Charro%22
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:41

Andrés Torrejón


(Móstoles, 1736- id., 1812) Administrador español. En 1808 era uno de los dos alcaldes de Móstoles (el otro era Simón Hernández) cuando se produjo el alzamiento del 2 de mayo. A instancias del fiscal del Consejo de Guerra, Juan Pérez Villamil, ambos alcaldes publicaron un bando en el que se llamaba al pueblo a alzarse en armas contra los franceses.
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:46

Vicente Moreno Baptista


Vicente Moreno nació en la ciudad de Antequera (Málaga) el 8 de Enero de 1773, hijo de Juan Moreno Márquez y Petronila Baptista Vázquez, y hermano de otros cinco varones (José, Antonio, Juan, Miguel y Francisco de Paula), todos ellos distinguidos en la Guerra de la Independencia contra Napoleón.

Con 19 años, Vicente ingresó en el Ejército sentando plaza como distinguido en el Regimiento de Infantería de Línea Fijo de Málaga, participando acto seguido en la llamada Campaña del Rosellón contra los revolucionarios franceses desde 1793 a 1795.

Hasta 1799 se encontraría entre Málaga y los presidios menores de África, donde su Regimiento se hallaba de guarnición, ascendiendo a Subteniente 1º con guarnición en Málaga en 1800; mismo año en el que contrae matrimonio con la malagueña María Teresa Velasco y García, con quién llegaría a tener cuatro hijos.

Tras el levantamiento del Dos de Mayo de 1808 y la abdicación en Bayona de los reyes españoles en Napoleón y éste en su hermano José, se inicia la Guerra de la Independencia. La llamada Junta de Málaga será presidida por el Gobernador militar de la provincia y Corregidor Político de Málaga Teodoro Reding von Biberegg, General y Mariscal de Campo del Ejército español, que pronto sería nombrado, en unión con el General Castaños, Comandante General de la 1ª División del Ejército de Andalucía, demostrando que era posible destruir la mítica invencibilidad del enemigo en Bailén. A pesar de no haber combatido en la gloriosa batalla, el Regimiento Fijo de Málaga se encarga de guarnecer Málaga en la retaguardia y luego toma parte en varios encuentros hasta Agosto de 1809 en Sierra Morena, donde Vicente Moreno ya ostenta el grado de Capitán de la 5ª Compañía del Primer Batallón de la unidad desde el mes de Enero de dicho año.

Después vendrían los combates de Ciudad Real, Aranjuez, Almonacid, y el 19 de Noviembre de 1809 el desastre de Ocaña (Toledo), donde el Regimiento Málaga tanto se distinguió con célebres cargas a la bayoneta pero, lamentablemente, sería casi completamente aniquilado y sus restos perseguidos por la caballería del General Sebastiani. Los supervivientes, entre ellos Moreno, defenderían valientemente el paso de Despeñaperros que terminará siendo de nuevo atravesado por las tropas imperiales. Tras la Acción de Arquillos (Jaén) de Enero de 1810, donde cayó prisionero el entonces Capitán Francisco de Paula Moreno, los franceses lograron llegar a Granada y luego a Málaga.

Es entonces cuando Vicente Moreno decide formar, apoyado por el párroco de la localidad malagueña de Benamargosa, la que será una de las más importantes partidas guerrilleras de la provincia en la lucha contra las tropas napoleónicas, manteniéndolas en jaque y ocasionándoles muy duras pérdidas a través de diversas acciones en los términos de Antequera, Riogordo, Torre del Mar, Nerja, Torrox, Alcaucín y Periana, con especial objetivo de interceptar los correos del enemigo. Durante seis meses fue el terror de los franceses, que temían atravesar los caminos que dominaba y pusieron precio a su cabeza. Incluso le llegaron a proponer que se pasara a su bando, a lo que él contestó por escrito: “Yo tengo juradas las banderas de Fernando VII, soy hombre de honor y católico, y no puedo faltar a la religión de mi juramento, ni separarme de la fidelidad de mi Rey; bajo estas banderas moriré gustoso, y primero quisiera perecer que faltar a mis deberes; tengo más honra en andar de capitán de bandoleros, como me llaman, que general de José, a quien no conozco ni conoceré como Rey”.

Sólo la traición de un español le hizo caer en una emboscada junto a unos 40 hombres en el páramo conocido como Navazo – Hondo el día 2 de Agosto de 1810, siendo conducido preso y gravemente herido a Málaga con seis supervivientes más (5 guerrilleros y un piamontés que se había encontrado con la partida horas antes del combate).

El Gobernador francés de Málaga, estimando su valía, le ofreció la salvación a cambio de reconocer a José I como Rey de España y pasar a servir en las líneas de Napoleón, cosa que Moreno rechazó firmemente, reafirmando que antes prefería morir por su país. El Gobernador ordenó que fuese encarcelado, tratado como malhechor e incomunicado. Y el 4 de Agosto, fue obligado a contemplar la ejecución de sus compañeros en el patio de la prisión.

Ese mismo día sería conducido a Granada ante el general Sebastiani, y tal es la admiración del enemigo hacia su figura que decide darle otra oportunidad. Encerrado en una celda en la capital granadina recibirá las visitas de un antiguo compañero de armas, Falces, ahora afrancesado, y de su familia (su mujer y sus cuatro hijos pequeños), para intentar que se retracte de su postura; pero esa estrategia debilitadora no lo hará renunciar a sus principios, y menos, luego en capilla, denunciar a sus compañeros para obtener el perdón.

Decidido a morir, Moreno protestó ante el juicio civil propiciado por Sebastiani para su deshonra, ya que por su condición militar le correspondía el fusilamiento.

El día 10 de Agosto de 1810, la Plaza del Triunfo de la capital granadina fue el escenario de la ejecución mediante garrote vil de aquel hombre que tuvo su vida en la mano y prefirió morir con honor por su país al grito de “Españoles: ¡Aprended a morir por la Patria!”

Sería enterrado en el cementerio de la inmediata parroquia de San Ildefonso.

Información sacada de:

https://teodororeding.es/2010/08/18/vice ... -baptista/
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:49

Gregorio García de la Cuesta

(La Lastra, Santander, 1741-Palma de Mallorca, 1811) Militar y político español. Participó en la guerra contra Francia (1793-1795), en la que alcanzó el grado de mariscal de campo. Presidente del Consejo de Castilla, fue destituido por Godoy (1801) y desterrado a Santander. En 1808 fue rehabilitado por Fernando VII, quien lo nombró capitán general de Castilla. Tras la invasión francesa, fue derrotado en Cabezón y Río Seco. Nombrado capitán general de Extremadura por la Junta Central, dirigió una campaña militar caracterizada por la derrota de Medellín (marzo de 1809) y la victoria de Talavera (julio de 1809). Las diferencias con Wellington, las críticas recibidas por su cruel comportamiento con la tropa y el escaso aprovechamiento de la batalla de Talavera propiciaron su dimisión.

Información sacada de:

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cuesta.htm
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:51

Miguel Ricardo de Álava


Miguel Ricardo de Álava y Esquível, conocido como el General Álava (Vitoria, 7 de febrero de 1772 - Barèges, Francia, 14 de julio de 1843). Militar, político y diplomático español.

Carrera en la Armada

De familia noble, se casó con su prima, descendiente de los Marqueses de Legarda. Entre 1781 y 1790 cursó los estudios primarios en el seminario de Vergara, que regentaba la Real Sociedad Bascongada.

En 1785, con sólo 13 años, ingresó como Cadete en el Regimiento de Infantería de Sevilla al frente del cual se encontraba su tío José de Álava, llegando al grado de subteniente en 1787.

Tras el paso por la infantería, en 1790, coincidiendo con el fin de sus estudios, ingresó en la Armada, dando un giro a su carrera militar, posiblemente atraído por la figura insigne de su tío, Ignacio María de Álava, Capitán de navío. Inmediatamente se incorporó a distintos barcos donde participó en múltiples acciones militares de la Escuadra española contra Francia e Inglaterra en Ceuta, el sitio de Toulon e Italia, lo que, junto a sus excelentes contactos familiares, le permitieron ascender con rapidez. En 1794 era ya teniente de Fragata.

Embarcado junto a su tío Ignacio en 1795 en una expedición que pretendía dar la vuelta al mundo, permaneció en América del Sur hasta 1800. De regreso a España cumpliendo las órdenes que había recibido tres años antes, fue apresado por los ingleses. Liberado meses más tarde, en 1801 estaba en la península. En 1802 se encontraba en Cádiz, donde ascendió a teniente de Navío y fue a Madrid, de nuevo bajo las órdenes de su tío Ignacio.

A su regreso a Cádiz en 1805, fue destinado a la flota comandada por el almirante Gravina. Tras la expedición a la Martinica, concebida por Napoleón como una maniobra de distracción para la Armada inglesa, intervino en la escaramuza de Finisterre. El 21 de octubre, participó en la Batalla de Trafalgar a las órdenes de Gravina a bordo del Príncipe de Asturias mientras su tío capitaneaba en el Santa Ana. Tras el fatídico combate, sería ascendido de nuevo.
La Guerra de la Independencia

Al estallar la guerra, Miguel Ricardo de Álava se encontraba retirado del servicio y aposentado en Vitoria. Sin embargo no se habia retirado de los asuntos publicos pues era un miembro de la aristocracia terrateniente de la provincia. por lo tanto, cuando comenzaron a llegar las tropas francese se le encomendaron diversas gestiones. Fue comisionado por las Juntas Generales de Álava para representarlas ante las autoridades españolas y francesas. Cuando estalló la guerra, fue enviado a la junta que elaboró la Constitución de Bayona como representante corporativo de la marina de Guerra. Sin embargo, aunque fue uno de los firmantes, se inhibió de participar en las deliberaciones alegando que era solo un militar y no entendia de temas políticos. No se opuso a la abolición de los fueros vascos. Acompañó a José Bonaparte en su entrada en España y parecia dispuesto a aceptarlo como monarca, pero las Juntas Generales de Álava se resitieron a renegar de su lealtad a Fernando VII. Entonces los franceses reunieron por la fuerza a los junteros y les obligaron a proclamar a José Bonaparte a punta de bayoneta en plena via pública. Entonces Álava se retiró a su casa y al cabo de pocas semanas dictó su testamento y partió clandestinamente hacia Madrid para unirse al bando patriota.

Siendo asignado al Regimiento de Órdenes Militares, combatió en Calatayud, Tudela y Medellín, estando a las órdenes del general Castaños y del Duque de Alburquerque.

A finales de enero de 1810 fue encargado de trasladarse a Portugal, donde se hallaba el general Wellington y comunicarle el sentir de la Junta de Cádiz sobre la difícil situación militar en que se encontraban frente a los franceses. Durante la estancia con el general inglés se trabó una profunda amistad entre ambos, que le llevó a permanecer como delegado de las Juntas españolas en las unidades británicas, participando en distintas operaciones, entre las que destacan: la de Talavera y la de Buçaco, gracias a la cual ascendió a Brigadier por recomendación expresa del propio Wellington.

Arthur Wellesley nombró a Álava para dirigir las operaciones de sitio de Ciudad Rodrigo a finales de 1811, obteniendo la victoria poco más tarde, en enero de 1812, lo que supuso su ascenso a Mariscal de Campo por orden del 31 de enero del mismo año.
El general, a caballo, en el Monumento a la Batalla, en la Plaza de la Virgen Blanca de Vitoria.

Tras la retirada francesa, el Mariscal Álava proclamó en Madrid la Constitución de 1812 y se convirtió en Presidente de Gobierno de facto al tomar disposiciones en nombre de las distintas Juntas, tales como la amnistía a los colaboradores militares de José I que se entregasen. En el norte proseguían las operaciones militares, en donde siguió dirigiendo diversos ataques, siendo herido en Dueñas. Parcialmente retirado de la primera línea, fue proclamado Diputado general de Álava el 23 de noviembre.

Repuesto de las heridas, el 21 de junio de 1813, participó en su propia tierra en la Batalla de Vitoria, al terminó de la cual, tomó una unidad de caballería británica y penetró en la ciudad evitando que vencedores y vencidos realizaran saqueos en la ciudad. En julio de 1813, nuevamente junto a Wellington, se internó en territorio francés persiguiendo al enemigo aún después de acabado el conflicto en la península.
Persecución absolutista

Nada más terminar la guerra, y durante el Reinado de Fernando VII, el monarca le nombró embajador en los Países Bajos a petición de los británicos. Sin embargo, la política represiva iniciada por el propio rey le llevó a ser arrestado en Madrid el 8 de octubre de 1814, siendo acusado de diversos delitos, todos ellos falsos. Salió de prisión el día de Nochebuena del mismo año y, curiosamente, había sido ascendido a Teniente General días antes de levantarse el arresto.

El 26 de abril de 1815 fue nombrado de forma interina embajador en París con el apoyo explícito de Inglaterra, que obtuvo de Fernando VII la autorización para que Álava mantuviese contactos con Wellington en Holanda. Desde ese puesto, realizó, entre otras, gestiones para la recuperación de obras de arte expoliadas durante la contienda.

Sorprendido por el regreso de Napoleón, marchó con Wellington y tomó parte en la Batalla de Waterloo. De esta manera, se convirtió en la única persona que ha intervenido en las dos más importantes batallas del siglo XIX: en Trafalgar y Waterloo. Tras la derrota del francés y habiéndosele entregado la distinción de la batalla de Waterloo, permaneció en París como embajador, resistiéndose al relevo en tal puesto por el de la cancillería en Holanda, hasta que finalmente se retiró a Vitoria en 1819 alegando motivos de salud.

Después fue elegido Presidente de las Cortes Generales en el Trienio Liberal, donde era Diputado por Álava. Durante este período también dirigió a la Milicia Nacional. Fue un defensor del restablecimeinto de la Constitución de 1812 y mantuvo su fidelidad al Gobierno aun cuando se produjo la intervención de Francia a través de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis. Huyó a Cádiz, donde apoyó la destitución de Fernando VII entre los pocos diputados liberales que todavía resistían la ocupación. Fue comisionado para pactar con los franceses las condiciones de la rendición de Cádiz, pero el fracaso de las negociaciones permitió que fuera condenado a muerte por los absolutistas.

Tras el fin del Trienio huyó a Gibraltar con el apoyo de Wellington, para trasladarse posteriormente a Londres. Permaneció en el exilio, con el apoyo de la Corona inglesa, entre el Reino Unido y Francia, acudiendo a esta última sólo en ocasiones para tomar baños, hasta que en 1833 se le comunicó la firma de una amnistía que le permitía el regreso.
En el Reinado de Isabel II

Durante la Regencia de María Cristina fue embajador en Londres, donde trató de gestionar la intervención de la Cuádruple Alianza de una manera firme y con apoyo económico y militar durante la guerra carlista en favor de la reina Isabel II, sin conseguirlo plenamente.

Ocupó un escaño en el Estamento de Próceres y aceptó la cartera de Ministro de Marina, cargo que ocupó solamente del 14 al 25 de septiembre de 1835 con el Conde de Toreno. Tras la caída de éste, rechazó continuar en el gabinete aunque se lo había ofrecido Mendizábal, así como también renunció a la cartera de Estado, actuales asuntos exteriores, para la que había sido propuesto. Nominalmente fue Presidente del Consejo de Ministros, actual Presidencia del Gobierno, antes de ser nombrado Mendizábal, pero no juró el cargo y permaneció en Londres. Finalmente, y no muy a su gusto, aceptó ser embajador en París, donde presentó un plan para que las tropas cristinas cruzaran la frontera francesa en su lucha contra el carlismo, se reabastecieran en el país vecino e impidieran los suministros que les llegaban a los carlistas.

En las disputas entre el Partido Moderado y el Partido Progresista, se decantó claramente por aquéllos y se opuso a los sucesos de la Granja, así como a las consecuencias jurídicas que se derivaron de los mismos con la aprobación de la Constitución de 1837, que se negó a jurar hasta 1838.

De nuevo en la embajada londinense, regresó a España, ya muy enfermo, en junio de 1843, falleciendo un mes más tarde.
Curiosidades

Tanto las relaciones entabladas con militares de alto rango durante la Guerra de Independencia como sus labores diplómaticas, permitieron a Miguel de Álava una amplia red de contactos internacionales que, en algunos casos traspasaron el ámbito de lo estrictamente profesional.

Así, en septiembre de 1813, el propio Príncipe de Orange, con quien coincidió en campaña, le felicitó por su inminente matrimonio y le pidió en tono distendido que le invitase a la ceremonia. La reina consorte francesa, María Amalia, le escribió sobre la futura boda de su hija y sobre otras preocupaciones familiares. Por último, no debemos olvidar la profunda amistad con el Duque de Wellington, antes referida.

Información sacada de:

https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Ric ... %C3%81lava
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:53

Ramón de Santillán

(Lerma, 1791-Madrid, 1863) Político y hacendista español. Luchó en la guerra de la Independencia, pero fue depurado tras la restitución absolutista (1823) y dejó el ejército en 1825. Ministro de Hacienda en 1840 y 1847, firmó la constitución del Banco de España, del que fue además primer gobernador (1849).

Información sacada de:

https://www.biografiasyvidas.com/biograf ... _ramon.htm
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 01 May 2011 02:54

Joaquín Blake y Joyes

De ascendencia irlandesa y calidad noble, nació en Málaga el 19 de agosto de 1759. Sentó plaza de Cadete del Regimiento de Infantería América, el 10 de enero de 1774 cuando aún no contaba 15 años de edad. Nombrado el 18 de septiembre de 1775 Subteniente de Fusileros, dada su especial aplicación en 1777 se le designó Maestro de Cadetes. Siguió las vicisitudes propias de sus empleos asistiendo al bloqueo de Gibraltar y posterior participación en la ocupación de Mahón, siendo nombrado Subteniente de Granaderos el 13 de julio de 1781. Unos meses después, el 1 de marzo de 1782 alcanzó el grado de Teniente. Firmada la Paz de Versalles en 1783, se traslada nuevamente a la Península y el 27 de junio de 1784 se le nombra Teniente vivo con destino a la Academia de Cadetes del Puerto de Santa María. Asciende a Teniente de Granaderos con fecha 9 de junio de 1787 y a Capitán el 12 de agosto de 1791. Incorporado a su Regimiento, los días 25 de abril y 5 de mayo de 1793 asiste a las acciones de Sare o Zara y de Urrugne en los Pirineos Occidentales formando parte de las tropas del general Caro. Al crearse el Regimiento de Voluntarios de Castilla fue ascendido a Sargento Mayor, esperando como así fue, que los adiestrase con premura y pudiesen pasar al Rosellón. Después de diversas acciones, el día 19 de agosto de 1794 resultó herido en el ataque a la Muga. En 1795 ascendería a Teniente Coronel del Regimiento de Cazadores Voluntarios de la Corona. Estaba este Cuerpo formado con jefes, oficiales y soldados elegidos entre los mejores con la finalidad de que fuese un regimiento capaz de llevar a cabo las más complejas acciones y así intentar la elevación de la decaída moral del resto de las tropas. Por sus brillantes acciones se le premiaría con el grado de Coronel el 4 de septiembre. Unos días después, el 25 de septiembre solicita el retiro. y el empleo de coronel efectivo con fecha 18 de octubre del mismo año. y el generalato le llegaría en 1802, a poco de iniciada la guerra de Independencia, en el mes de junio de 1808 fue propuesto al grado de Teniente General. Fue Regente del Reino en diciembre de 1810. Por los méritos adquiridos en la batalla de Albuera fue ascendido a Capitán general en 1811. En febrero de 1812 fue hecho prisionero en Valencia y permanecería encerrado en el castillo francés de Vincennes hasta el año 1814 en que regresó a España. El 28 de abril de 1815 fue nombrado Ingeniero General de los Ejércitos. Falleció en Valladolid el 27 de abril de 1827.

Al general Blake, su experiencia y la densa acumulación de conocimientos profesionales que tenía referentes a las diversas Armas y Servicios del Ejército le había llevado a estudiar y proponer la creación de un Cuerpo especializado que pusiese a sus miembros en situación de poder interpretar y auxiliar las necesidades de los ejércitos en campaña. El Cuerpo de Estado Mayor, permanente y ávido siempre de prosperar conforme al arte de la guerra. Su propuesta se elevó al Consejo de Regencia de España e Indias, en 25 de mayo de 1810 y resultaría aprobada el siguiente 9 de junio. La existencia este nuevo Cuerpo posibilitaría que durante los siguientes cuatro años que aún duraría la guerra, se adoptasen medidas militares en un modo más coherente y previamente estudiados, y que el general Banús en su obra "Napoleón, 1796-1815", pp. 115, nos dice: "...A Napoleón le faltó un Estado Mayor General para transmitir sus órdenes y dar unidad a las operaciones...Napoleón no tuvo siquiera Jefe de estado mayor. Nominalmente lo era Berthier, pero en la practica no pasaba de ser un Secretario...".

Información sacada de:

https://gie1808a1814.tripod.com/persones/blake.htm
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor POLILLA81 » 03 May 2011 02:17

Espero que os parezca acertada la inclusion del Guardia Molina, se que su muerte no fue tan apoteosica como la de algunos de los que aparecen aqui pero creo que merece aparecer como representante de los ¨Heroes Modernos¨ que tambien los hay.



GUARDIA CIVIL ANTONIO MOLINA:



El martes 17 de diciembre de 2002, cuando prestaba servicio de Seguridad Ciudadana junto a su compañero Guardia Civil Juan Aguilar Osuna, en el Puesto Principal de Collado Villalba (Madrid), se cruzaron sobre las quince horas y cincuenta minutos con un turismo Ford Escort azul, MA 4823 CI. Al infundirles sospechas los ocupantes del vehículo, se colocaron detrás del automóvil y le realizaron señales luminosas y acústicas para que se detuviera.
Los agentes descendieron de su vehículo, haciéndolo el Guardia Molina por el lado del conductor y el Guardia Aguilar por la parte del acompañante. Cuando ambos agentes se encontraban a la altura del Ford Escort, descendió el conductor del mismo esgrimiendo un arma y efectuando disparos sobre Antonio Molina, mientras que la persona que ocupaba el asiento del acompañante efectuaba disparos a través de la ventanilla sobre Juan Aguilar. Ambos agentes desenfundaron sus armas, repeliendo la agresión.

Como consecuencia del intercambio de disparos el Guardia Civil Molina (natural de Melilla, de 27 años de edad, soltero) recibió dos impactos de bala: uno a la altura del muslo de su pierna izquierda con orificio de entrada y salida y un segundo en el abdomen, a pesar de ser atendido por los servicios sanitarios que alertados se trasladaron a zona, como consecuencia de las heridas recibidas falleció. El Guardia Civil Aguilar (natural de Baeza -Jaén-, de 26 años de edad, soltero), recibió un impacto de bala en su antebrazo derecho, mientras que el conductor del vehículo recibió dos impactos uno en el cuello y otro en el pecho. Sin embargo, en los primeros momentos de confusión, ambos terroristas abandonaron el vehículo y emprendieron la huida. Uno de ellos se adentró en el municipio, donde a punta de pistola secuestró a la conductora de un Renault Clio y la dejó marcharse a 30 kilómetros del lugar de los hechos tras obligarla a conducir durante veinte minutos. Fue detenido con posterioridad poco antes de las veintidós horas y treinta minutos en San Sebastián.

Durante el transcurso del incidente varios vehículos que circulaban en el mismo sentido de marcha se pararon, procediendo sus ocupantes a auxiliar a los heridos. Uno de los conductores que detuvo su vehículo era el Guardia Civil Cesar Silos Lázaro, perteneciente al Destacamento de Tráfico de Collado Villalba, quien se dirigía junto a su esposa hacía Madrid, el cual al observar el tráfico interrumpido descendió de su vehículo pudiendo ver a los dos Guardias Civiles sangrando en la calzada, quienes le indicaron que la otra persona que sangraba, vestida con ropa de paisano y que se dirigía hacia la mediana era uno de los asesinos, por lo que se dirigió decididamente hacia él, a pesar de encontrarse desarmado, y procedió a su detención y a dar parte a la Guardia Civil mediante la emisora del vehículo.

La otra persona que viajaba en el Ford Escort a punta de pistola paró un turismo y emprendió la huida, siendo detenido con posterioridad en San Sebastián (Guipúzcoa). Con esta intervención se detuvo a dos miembros de ETA (Gotzon Aramburu Sudupe y Jesús María Etxeberría Garaicoetxea) que formaban parte de un «comando itinerante», y fueron identificados como los autores del atentado con coche bomba cometido el pasado día 3 de este mes en un aparcamiento situado en la plaza Alfonso XIII de Santander, y se evito la colocación de 10 paquetes explosivos y un coche bomba (con 90 kilos de dinamita y cloratita) que los integrantes del comando tenían pensado explosionar durante una macabra «campaña navideña» en centros comerciales y un edificio público de Madrid.

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor ElCaboPistolo » 19 Mar 2013 09:29

Por qué España ha olvidado a sus grandes héroes históricos

Cuando Henry Kamen presentó hace dos años su obra Poder y Gloria. Los héroes de la España Imperial (Ed. Espasa) se quejó de que en este país, por culpa de la falta de consenso a la hora de interpretar la Historia, se le ha negado a los héroes “un papel reconocible”. Cierto es que nuestras referencias más importantes del pasado se nutren sólo de mitos, como El Cid, y algunos grandes marinos como Colón,Elcano o Magallanes (portugués al servicio de la Corona de España), pero nuestras lagunas, ¿se deben a una politización del pasado o, simple y llanamente, al olvido en un país poco interesado en su propia cultura?

El almirante Blas de Lezo es el autor de la gesta militar española más importante de toda la Historia. Al menos, cuantitativamente. Derrotó en Cartagena de Indias a una flota británica cuya magnitud no volvió a verse surcando los mares hasta el desembarco de Normandía. No encontrará el lector biografías publicadas de este marino hasta el presente siglo. En Cartagena tiene una estatua (en la foto), numerosas calles en Andalucía, el País Vasco, Canarias y la Comunidad Valenciana, pero en Madrid, la capital del Reino, no ha sido hasta 2010 que se le ha dado su nombre a una avenida. En Vicálvaro y por una iniciativa popular, una recogida de firmas.

En el boletín del Ayuntamiento en el que se anunció la medida también se otorgaban calles a personajes comoMario Moreno ‘Cantinflas’, Enrique Urquijo de Los Secretos, Imperio Argentina, Jesús de Polanco y hasta Coco Chanel, un variopinto saco de nombres queno deja de ser irónico y representativo del olvido en el que había caído el militar “de heroísmo inverosímil”, como dijo refiriéndose a él José María de Areilza, ex ministro de Exteriores en el marco de las celebraciones de 1992.

No obstante, hace un mes, se ha acordado de él Fernando Savater en El País. Y de su elogioso artículo se hizo eco también Esperanza Aguirre días después. El filósofo se sonreía, a la luz de la ferocidad en la batalla de Blas de Lezo, de que nadie se atrevería hoy día a “decirle a la cara a este vasco aguerrido que no era español”. Y la ex presidenta de la Comunidad de Madrid le felicitaba por sus palabras en un artículo titulado El orgullo de ser españoles. Aquí está el ejemplo paradigmático de cómo digerimos la Historia. U olvido, o instrumentalización política. No caben estadios intermedios. Ahora sólo faltaría un telefilm sobre el almirante, atento a su biografía sentimental, para completar el círculo.

La ideologización de la historia

Guillermo López, profesor de Periodismo de la Universidad de Valencia, relaciona esta dinámica con la tendencia natural de los medios de comunicación a explicar la actualidad acomodando la Historia a su orientación ideológica, y no al revés: “La Historia es muy importante para forzar conciencias, por eso en los medios masivos aparece para, básicamente, tirarse los trastos a la cabeza. En nuestro país los ejes están muy claros y diferenciados, son izquierda/derecha o separatismo/unionismo, pero en general la prensa no es muy consciente de la perspectiva histórica que adopta para estudiar las cosas”.

El ejemplo más evidente para este profesor es el de la Guerra Civil Española: “En los últimos veinte años ha ocurrido un hecho muy significativo, los historiadores han conseguido por fin contar las víctimas de la contienda, pueblo a pueblo, es un hito muy importante porque encima es información objetiva, pero no ha tenido un reflejo en los medios de comunicación, que han estado pendientes de la interpretación política del contexto, sumidos en polémicas que no han creado los historiadores. De hecho, con esta clara instrumentalización, los periodistas han llegado a arrinconar a los profesionales de la Historia. César Vidal, un habitual de estos temas, por ejemplo, no publica porque sea un historiador, sino porque antes se ha destacado como periodista”.

De esta manera, los soldados españoles que participaron en la toma de París en la II Guerra Mundial o las gestas militares de la División Azul, si no son temas tabú, su consideración sí que está circunscrita al ámbito ideológico. El consenso hay que encontrarlo en casos como el del diplomático franquista Ángel Sanz Briz (en la foto), también prácticamente desconocido entre los españoles hasta que el presidente de Hungría, Arpad Gonzc, colocara una placa en su honor en Budapest. Después llegó un artículo en la revista especializada La Aventura de la Historia a finales de los 90, cuando se imprimió un sello de correos donde aparecía, una biografía de Diego Carcedo en 2005 y un telefilm de Televisión española en 2011 protagonizado por Francis Lorenzo. A su gesta, salvar judíos de las garras de Hitler por su cuenta y riesgo, nadie le pone peros ni interpretaciones interesadas, no como a otros hechos protagonizados por españoles en aquel periodo.

Las historias ocultas de la Guerra Civil

Esta falta de de consenso tal vez explique el hecho de que los personajes relevantes o héroes olvidados de nuestra Historia aparezcan presentados en trabajos realizados ex profeso. A menudo, como meras listas de nombres. Al hilo de la Guerra Civil, destaca, por ejemplo, el libro Católicos del bando rojo (Styria) del investigador y periodista Daniel Arasa. En sus páginas encontramos la historia del general Antonio Escobar Huerta.

El que terminara siendo Jefe del Ejército de Extremadura de la República mantuvo intacta la profesión de su fe durante los años de la guerra. La sublevación le sorprendió en Barcelona y se encontró luchando en el mismo bando que los anarquistas de la FAI que despreciaban y perseguían sus creencias. Ni renegó de ellas ni las ocultó. Escondió monjas en su casa y, tras curarse de las heridas que sufrió en la Batalla de Madrid, le hizo a Azaña una petición insólita: poder viajar a Lourdes a dar gracias a la Virgen. La tendencia a denunciar el anticlericalismo de su bando ha conseguido ocultar la existencia de personajes de su perfil.

Estos héroes no encajan en los prejuicios que nos dictan los medios, que tienden a alimentarse de una polarización esquemáticaO como en el caso de Manuel de Irujo, ministro de Justicia de la República durante un tramo de la guerra, que evitó persecuciones de religiosos firmando una orden que sancionaba las acusaciones falsas y las denuncias por ser sacerdote, además de luchar para restaurar el culto en la zona controlada por el Gobierno republicano. Otro personaje con una reputación cortada por el mismo patrón, que no encaja en los prejuicios que nos dictan los medios, que tienden a alimentarse de una polarización esquemática.

Y no será porque falten ejemplos de esta clase de libros. Héroes de los dos bandos(Temas de Hoy) de Fernando Berlín, versa sobre lo mismo aunque desde un punto de vista popular. Uno de los relatos que recopila es el de un jugador del Real Madrid,Juan Marrero Pérez ‘Hilario’, que intercedió por prisioneros republicanos en La Coruña ante piquetes encargados de dar el paseíllo. Pero la animosidad que sigue desatando la tragedia de nuestra guerra entierra el recuerdo de esta clase de personajes.


Héroes ajenos al público general

Es curioso, porque sobre otros periodos históricos también encontramos la misma presentación para recordar la existencia de individuos dignos de idolatría que permanecen en el anonimato. Es el caso de Héroes españoles de la A a la Z(Ciudadela Libros) de José Javier Esparza. Entre sus páginas encontramos al navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont, pionero del diseño de máquinas de vapor ¡en el siglo XVII!, Santiago de Liniers, que rechazó a los ingleses en Buenos Aires y Montevideo. O el comandante Carlos Palanca, al mando de las operaciones en Vietnam para la toma de Saigon en 1859. Son biografías, con gestas repartidas por todo el planeta, que conocen bien los aficionados a la Historia, pero que para el público general, que sería lógico que hubiera crecido escuchándolas, le resultan completamente ajenas.

Capítulo aparte merecen las mujeres. En la aludida recopilación de Esparza aparecen varias, como Mencía Calderón, la exploradora que llevó a América el primer grupo de mujeres españolas. O Inés de Suárez (en la foto, en un grabado de Luis Rogers), que participó en la conquista de Chile en el siglo XVI. Pero para encontrar papeles destacados de mujeres en la Historia de España también, otra vez, hay que recurrir a obras recopilatorias antes que a los manuales.

Sobre la Guerra de la Independencia contra los franceses, uno de los sucesos históricos donde las mujeres tuvieron una participación más activa, está el trabajo de Elena Fernández Mujeres en la guerra de la Independencia (Sílex Ediciones). Al margen de las ineludibles Manuela Malasaña, Clara del Rey oAgustina de Aragón, esta investigadora ha reunido a partir de las declaraciones de testigos para la concesión de pensiones de guerra las actuaciones de otras mujeres contra los franceses en citas de heroísmo colectivo como el levantamiento del II de Mayo en Madrid o los Sitios de Zaragoza.

Así conocemos a María Sandoval, que “hizo esfuerzo en la defensa como el hombre más varonil”, Ramona García, quien “arrebató el sable a un oficial, le golpeó e hirió con el”, o la noble María de la Consolación Azlor que en Zaragoza arengó a las tropas desmoralizadas, disparó con fusil desde las barricadas, organizó una compañía de mujeres y convirtió su palacio en un hospital de sangre; y son sólo algunos ejemplos dignos de un guión de Hollywood de los que ha logrado compilar.

Más allá de la guerra

De todas formas, no todo el valor se demuestra en hazañas bélicas. Gloria Ángeles Franco, profesora de Historia Moderna en la Universidad Complutense de Madrid, destaca hechos heroicos en otros ámbitos que, desde nuestra perspectiva actual, puede que hayan tenido aún más relevancia que actuaciones temerarias en la guerra. Preguntada por una mujer relevante que permanezca en el olvido, cita a la condesa de Montijo, María Francisca de Sales Portocarrero y Guzmán:

Trabajó, con una personalidad enérgica y brillante, por la educación de las mujeres o mejorando la situación de las que se encontraban presas“Era una mujer de la aristocracia que me llamó la atención porque, aunque perteneciera a la gran nobleza y tuviera sus ocupaciones y problemas, fue una persona que estuvo muy comprometida con su época, que estuvo muy interesada por los problemas que tenía el país. Podríamos considerarla, desde nuestra óptica actual, como una activista. En su caso, quiso participar en las asociaciones patrióticas que en la segunda mitad del siglo XVIII buscaban la felicidad y el bien general. Y le costó mucho hacerlo, los hombres se opusieron, temían que con una mujer metida su labor se convirtiera en algo frívolo. Pero finalmente ella consiguió, junto a otras trece mujeres, entrar en la Junta de damas de honor y mérito, adscrita a la Sociedad Matritense. Desde allí trabajó, con una personalidad enérgica y brillante, por la educación de las mujeres o mejorando la situación de las que se encontraban presas. Sus trabajos en las cárceles hoy podrían ser considerados como políticas de reinserción -cambió las condiciones de alimentación y las higiénicas, acabó con el hacinamiento-, y sirvieron de modelo para otras asociaciones similares en otras provincias españolas. También reformó la Inclusa de Madrid para acabar con los terribles niveles de mortalidad infantil. Había una nodriza para cada siete niños y ella lo cambió por iniciativa particular suya. Fue, en definitiva, una mujer con una proyección social interesantísima y comprometida con su tiempo”. Heroínas de la Sanidad y la Educación. Unos derechos que han vuelto a reivindicarse actualmente y de los que ignoramos quiénes fueron sus precursores y a qué tuvieron que enfrentarse.

Otro profesor, esta vez de la Universidad Autónoma,Javier Villalba, también elude subrayar la importancia de un personaje por su ardor guerrero. En su campo, la Historia Medieval, cree que debería ser más recordadoRuy González de Clavijo (en la imagen): “Fue el embajador de Enrique III de Castilla en la corte de Tamerlán. Para la época de la que se trata se le conoce muy poco. Llevar una embajada para entrar en contacto con ese Imperio es un hecho muy extraordinario. Las relaciones internacionales en la Edad Media son algo muy desconocido, pero el interés del rey castellano por entrar en contacto con Oriente Próximo demuestra una gran visión, es un factor decisivo, sobre todo de lo que iba a suceder en el futuro”.

En nuestra Historia hay personajes encomiables, en todos los ámbitos, y repartidos por todo el globo, y sin embargo parece que sólo los precisamos para nuestras diminutas pugnas ideológicas en lugar de servirnos para darnos una mayor amplitud de miras
¡¡¡Santiago y cierra, España!!!

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor ElCaboPistolo » 19 Mar 2013 09:31

La historia de Pedro Mesía y El Glorioso, envidia de unos ingleses 'sobrados'
«Junto al barco hundido, mil veleros se pasean». –Tao te King

En la más larga confrontación bélica de la historia conocida entre dos países, Inglaterra y España dirimieron a lo largo del planeta hechos de armas dignos de pasar a la posteridad para prestigio de ambas naciones. El marino vasco Blas de Lezo en Cartagena de Indias fue el que infligió la más severa derrota a las tropas inglesas. Pero no fue el único.
El general retirado Antonio Gutiérrez en la defensa de Tenerife ante Nelson o Pedro Mesía de la Cerdaentre otros insignes ciudadanos de uniforme, firmaron paginas brillantes para una nación muy necesitada de ellas. La clara visión estratégica de los ingleses en su apuesta por el mar y el castigo al que sometieron las líneas de abastecimiento españolas ya fuera en tiempo de guerra o con su peculiar forma de entender la pazdispensando patentes de corso a diestro y siniestro, hicieron que aquel colosal imperio donde no se ponía nunca el sol, comenzara a hacer aguas. Eso sí, con decoro.

La mala fortuna de un estrabismo secular en la administración de los recursos importados, unida a una visión política opaca a la autocrítica, consiguieron ponérselo fácil a los enemigos de turno. En un país de escasa pluviometría, llovía sobre mojado. A poner un acento glorioso en medio de tanto desatino, vino el capitán Pedro MesÍa de la Cerda, hombre de tierra adentro y cordobés de pro, pero con una clara vocación marinera.

La era de la piratería


En aquellos tiempos, si ya navegar por el proceloso atlántico eran palabras mayores para los experimentados marinos españoles, el plus de riesgo añadido de una piratería debidamente engrasada por la corona británica, hacía si cabe, aún más inquietante la travesía. Docenas de naves corsarias hacían su agosto constantemente convirtiendo en papel mojado cualquier tratado de paz.

En el contexto de la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748) –conflicto tentacular por los diferentes escenarios en los que se desarrolló– unas reivindicaciones de escaso alcance del rey español de entonces, Felipe V, nos metieron en un conflicto multilateral en el que no nos iba gran cosa.

Los britanicos, muy contentos ante esta visión, iniciaron la persecución con fatales consecuenciasEn 1747 y navegando rumbo a este, Pedro Mesía y su marinera fragata de 70 cañones, que además embarcaba un importante cargamento de plata indispensable para financiar la guerra en curso, aproaban hacia las Azores. Estos pagos tenían agradables recuerdos para los españoles, pues allá por 1590,Alonso de Bazán hermano de otro insigne almirante, había aplicado un severo correctivo a una flota inglesa que merodeaba por la zona haciendo cautivo el famoso galeón Revenge, buque insignia de Drake .

Ya rebasando las islas, El Glorioso, que era el nombre de la nave tripulada por los españoles, se dio de bruces con tres navíos ingleses solapados a un convoy en labores de protección. Ni qué decir tiene que por aquel entonces cualquier buque que viniera de America era un bombón muy apetecible. Los britanicos, muy contentos ante esta visión y algo sobrados de expectativas, iniciaron la persecución con fatales consecuencias. En un combate nocturno que a priori se presentaba bastante desequilibrado, Pedro MesÍa y su experimentada tripulación despacharon de manera expeditiva a dos fragatas que sumaban un centenar de cañones. Un pequeño bergantín en funciones de vigilancia adelantada, a la vista de lo ocurrido, se dio a la fuga con todo el trapo que les alcanzo a izar.

Enterado el Almirantazgo Británico de la derrota, sometió ipso facto a consejo de guerra al comodoro Crooksanks que acabo sus días sembrando coles en una inaccesible isla escocesa. Pero la cosa no acabó ahí.

Una Némesis muy hábil


Ya rumbo hacia Finisterre les salió al paso otra flota inglesa de las que solía permanecer agazapada en las inmediaciones de la costa gallega a la espera de las frecuentemente desprotegidas naves procedentes del otro lado del océano. Nuevamente los ingleses fueron sometidos a una experiencia desagradable y tuvieron que aceptar que su Némesis era muy habil y estaba bastante enfadada. Las tres embarcaciones que tan alegremente se habían hecho a la idea de una merienda fácil, quedaron seriamente tocadas e insolventes para la exigente navegación de altura en el Cantábrico, teniendo que retirarse rumbo norte. Con todo y con eso la nave española dejo plantados a los atónitos ingleses y se dirigió a Corcubión a descargar su preciado tesoro. Pero de esta agarrada ultima, no había salido ilesa.

En Corcubión se desembarcó la plata de Indias con éxito, cumpliendo el capitán Pedro Mesía las ordenes asignadas. Se embarcó de paso munición y víveres con idea de ir a Ferrol a someter el navío a una revisión exhaustiva. Los destrozos causados en los anteriores combates habían causado la perdida del bauprés (palo horizontal de proa) y la popa tenia un mosaico de impactos que habían creado una ventilación escandalosa en la nave. Aun en esas circunstancias y en manos de un buen marino gobernar la nave con algunos elementos de fortuna improvisados a tal efecto, era posible. Otra cosa era sostener nuevos enfrentamientos con garantías de éxito.

Quiso la caprichosa fortuna que las fuertes corrientes imperantes en la zona junto con vientos adversos obligaran al barco a optar por la elección de Cádiz como destino. Estaban en estas los marinos españoles cuando quiso el destino que se toparan en el Cabo San Vicente con una flota corsaria –la Royal Family– compuesta por cuatro fragatas y un millar de hombres, al mando del comodoro Walker. Este imprevisto obstáculo era ya una cuestión de palabras mayores.

Pedro Mesía es un ejemplo sin pretensiones por su coraje natural y humildad proverbialEnzarzados ya en combate, El Glorioso, a la primera andanada le dejo tieso y sin maniobra al mayor buque de línea con que contaban los ingleses, el King George. Mientras tanto y en desigual combate contra otras cuatro fragatas la suerte volvió a sonreír a la avezada tripulación. Inocentemente se acercó la fragata Darmouth para arrimar el hombro con tan funestas consecuencias para su tripulación, que a las primeras de cambio recibió un impacto en la Santa Bárbara y murieron en el acto mas de trescientos británicos. El silencio que se hizo a continuación fue inenarrable.

La guerra es una maquina de devorar humanidad, ya sea esta como valor ético o como mero numero contable. Entre profesionales de la milicia, este tipo de carnicerías no son bien aceptadas, pero están en el guión. Pero la suerte estaba echada para El Glorioso. Un navío poderoso de tres puentes, el Russell, se había acercado al escenario del combate y la fragata española estaba embarcando mucha agua, con el añadido de que la munición estaba agotada y el aparejo literalmente había dejado de existir. La cubierta era un cementerio y estaba mas rasa que un pontón. A la vista de esto previa consulta con sus oficiales, Pedro Mesía decidió arriar el pabellón...


Las leyes del mar en tiempo de guerra fueron casi siempre respetadas por ambos bandos y estaban presididas por el respeto al adversario, sus vidas y aquellas propiedades de uso estrictamente personal. En todo momento el trato dado a los ilustres marinos españoles fue mas allá de lo correcto y no hubo desquites. Consta el agradecimiento del capitán Pedro Mesía a su homólogo inglés por el trato dado a la tripulación, hecho ratificado en Londres ante el embajador español, lugar adonde fueron llevados antes de su posterior liberación.

Ya de vuelta a la península, fue cubierto de honores y promovido a los más altos cargos. Por entonces, ya era un hecho –aunque con retraso en relación con Inglaterra-, la formación de la Real Armada, una fuerza combinada y compensadaen calidad y cantidad que conseguiría su apogeo operativo a través de la preclara visión del Marques de la Ensenada, gran impulsor de la economía productiva en la península y el comercio con las colonias.

Pedro Mesía es un ejemplo sin pretensiones por su coraje natural y humildad proverbial para un país que debe de sacudirse algunos complejos y volver a escribir su historia con mayúsculas. Es el momento.
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 19 Mar 2013 12:10

Gracias Cabo por la aportación :apla:
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En algunos momentos y en algun lugar es conveniente llevarla, pero mi consejo es que cuanto menos mejor.

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor ElCaboPistolo » 19 Mar 2013 12:54

nasredim escribió:Gracias Cabo por la aportación :apla:



A mandar :birra^: :tanque^: :vacaciones^: :mrgreen:
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor litomac » 30 Mar 2013 15:48

Bueno, uno de andalucía:
Almanzor:
http://es.wikipedia.org/wiki/Almanzor

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor Brasilla » 20 Ene 2018 22:12

No acabo de entender por qué dejasteis el hilo cortado

Saludos cordiales
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
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