Españoles de leyenda

La historia se escribe con fuego: todo sobre operaciones militares, tácticas, estrategias y otras curiosidades
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor ElCaboPistolo » 19 Mar 2013 09:29

Por qué España ha olvidado a sus grandes héroes históricos

Cuando Henry Kamen presentó hace dos años su obra Poder y Gloria. Los héroes de la España Imperial (Ed. Espasa) se quejó de que en este país, por culpa de la falta de consenso a la hora de interpretar la Historia, se le ha negado a los héroes “un papel reconocible”. Cierto es que nuestras referencias más importantes del pasado se nutren sólo de mitos, como El Cid, y algunos grandes marinos como Colón,Elcano o Magallanes (portugués al servicio de la Corona de España), pero nuestras lagunas, ¿se deben a una politización del pasado o, simple y llanamente, al olvido en un país poco interesado en su propia cultura?

El almirante Blas de Lezo es el autor de la gesta militar española más importante de toda la Historia. Al menos, cuantitativamente. Derrotó en Cartagena de Indias a una flota británica cuya magnitud no volvió a verse surcando los mares hasta el desembarco de Normandía. No encontrará el lector biografías publicadas de este marino hasta el presente siglo. En Cartagena tiene una estatua (en la foto), numerosas calles en Andalucía, el País Vasco, Canarias y la Comunidad Valenciana, pero en Madrid, la capital del Reino, no ha sido hasta 2010 que se le ha dado su nombre a una avenida. En Vicálvaro y por una iniciativa popular, una recogida de firmas.

En el boletín del Ayuntamiento en el que se anunció la medida también se otorgaban calles a personajes comoMario Moreno ‘Cantinflas’, Enrique Urquijo de Los Secretos, Imperio Argentina, Jesús de Polanco y hasta Coco Chanel, un variopinto saco de nombres queno deja de ser irónico y representativo del olvido en el que había caído el militar “de heroísmo inverosímil”, como dijo refiriéndose a él José María de Areilza, ex ministro de Exteriores en el marco de las celebraciones de 1992.

No obstante, hace un mes, se ha acordado de él Fernando Savater en El País. Y de su elogioso artículo se hizo eco también Esperanza Aguirre días después. El filósofo se sonreía, a la luz de la ferocidad en la batalla de Blas de Lezo, de que nadie se atrevería hoy día a “decirle a la cara a este vasco aguerrido que no era español”. Y la ex presidenta de la Comunidad de Madrid le felicitaba por sus palabras en un artículo titulado El orgullo de ser españoles. Aquí está el ejemplo paradigmático de cómo digerimos la Historia. U olvido, o instrumentalización política. No caben estadios intermedios. Ahora sólo faltaría un telefilm sobre el almirante, atento a su biografía sentimental, para completar el círculo.

La ideologización de la historia

Guillermo López, profesor de Periodismo de la Universidad de Valencia, relaciona esta dinámica con la tendencia natural de los medios de comunicación a explicar la actualidad acomodando la Historia a su orientación ideológica, y no al revés: “La Historia es muy importante para forzar conciencias, por eso en los medios masivos aparece para, básicamente, tirarse los trastos a la cabeza. En nuestro país los ejes están muy claros y diferenciados, son izquierda/derecha o separatismo/unionismo, pero en general la prensa no es muy consciente de la perspectiva histórica que adopta para estudiar las cosas”.

El ejemplo más evidente para este profesor es el de la Guerra Civil Española: “En los últimos veinte años ha ocurrido un hecho muy significativo, los historiadores han conseguido por fin contar las víctimas de la contienda, pueblo a pueblo, es un hito muy importante porque encima es información objetiva, pero no ha tenido un reflejo en los medios de comunicación, que han estado pendientes de la interpretación política del contexto, sumidos en polémicas que no han creado los historiadores. De hecho, con esta clara instrumentalización, los periodistas han llegado a arrinconar a los profesionales de la Historia. César Vidal, un habitual de estos temas, por ejemplo, no publica porque sea un historiador, sino porque antes se ha destacado como periodista”.

De esta manera, los soldados españoles que participaron en la toma de París en la II Guerra Mundial o las gestas militares de la División Azul, si no son temas tabú, su consideración sí que está circunscrita al ámbito ideológico. El consenso hay que encontrarlo en casos como el del diplomático franquista Ángel Sanz Briz (en la foto), también prácticamente desconocido entre los españoles hasta que el presidente de Hungría, Arpad Gonzc, colocara una placa en su honor en Budapest. Después llegó un artículo en la revista especializada La Aventura de la Historia a finales de los 90, cuando se imprimió un sello de correos donde aparecía, una biografía de Diego Carcedo en 2005 y un telefilm de Televisión española en 2011 protagonizado por Francis Lorenzo. A su gesta, salvar judíos de las garras de Hitler por su cuenta y riesgo, nadie le pone peros ni interpretaciones interesadas, no como a otros hechos protagonizados por españoles en aquel periodo.

Las historias ocultas de la Guerra Civil

Esta falta de de consenso tal vez explique el hecho de que los personajes relevantes o héroes olvidados de nuestra Historia aparezcan presentados en trabajos realizados ex profeso. A menudo, como meras listas de nombres. Al hilo de la Guerra Civil, destaca, por ejemplo, el libro Católicos del bando rojo (Styria) del investigador y periodista Daniel Arasa. En sus páginas encontramos la historia del general Antonio Escobar Huerta.

El que terminara siendo Jefe del Ejército de Extremadura de la República mantuvo intacta la profesión de su fe durante los años de la guerra. La sublevación le sorprendió en Barcelona y se encontró luchando en el mismo bando que los anarquistas de la FAI que despreciaban y perseguían sus creencias. Ni renegó de ellas ni las ocultó. Escondió monjas en su casa y, tras curarse de las heridas que sufrió en la Batalla de Madrid, le hizo a Azaña una petición insólita: poder viajar a Lourdes a dar gracias a la Virgen. La tendencia a denunciar el anticlericalismo de su bando ha conseguido ocultar la existencia de personajes de su perfil.

Estos héroes no encajan en los prejuicios que nos dictan los medios, que tienden a alimentarse de una polarización esquemáticaO como en el caso de Manuel de Irujo, ministro de Justicia de la República durante un tramo de la guerra, que evitó persecuciones de religiosos firmando una orden que sancionaba las acusaciones falsas y las denuncias por ser sacerdote, además de luchar para restaurar el culto en la zona controlada por el Gobierno republicano. Otro personaje con una reputación cortada por el mismo patrón, que no encaja en los prejuicios que nos dictan los medios, que tienden a alimentarse de una polarización esquemática.

Y no será porque falten ejemplos de esta clase de libros. Héroes de los dos bandos(Temas de Hoy) de Fernando Berlín, versa sobre lo mismo aunque desde un punto de vista popular. Uno de los relatos que recopila es el de un jugador del Real Madrid,Juan Marrero Pérez ‘Hilario’, que intercedió por prisioneros republicanos en La Coruña ante piquetes encargados de dar el paseíllo. Pero la animosidad que sigue desatando la tragedia de nuestra guerra entierra el recuerdo de esta clase de personajes.


Héroes ajenos al público general

Es curioso, porque sobre otros periodos históricos también encontramos la misma presentación para recordar la existencia de individuos dignos de idolatría que permanecen en el anonimato. Es el caso de Héroes españoles de la A a la Z(Ciudadela Libros) de José Javier Esparza. Entre sus páginas encontramos al navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont, pionero del diseño de máquinas de vapor ¡en el siglo XVII!, Santiago de Liniers, que rechazó a los ingleses en Buenos Aires y Montevideo. O el comandante Carlos Palanca, al mando de las operaciones en Vietnam para la toma de Saigon en 1859. Son biografías, con gestas repartidas por todo el planeta, que conocen bien los aficionados a la Historia, pero que para el público general, que sería lógico que hubiera crecido escuchándolas, le resultan completamente ajenas.

Capítulo aparte merecen las mujeres. En la aludida recopilación de Esparza aparecen varias, como Mencía Calderón, la exploradora que llevó a América el primer grupo de mujeres españolas. O Inés de Suárez (en la foto, en un grabado de Luis Rogers), que participó en la conquista de Chile en el siglo XVI. Pero para encontrar papeles destacados de mujeres en la Historia de España también, otra vez, hay que recurrir a obras recopilatorias antes que a los manuales.

Sobre la Guerra de la Independencia contra los franceses, uno de los sucesos históricos donde las mujeres tuvieron una participación más activa, está el trabajo de Elena Fernández Mujeres en la guerra de la Independencia (Sílex Ediciones). Al margen de las ineludibles Manuela Malasaña, Clara del Rey oAgustina de Aragón, esta investigadora ha reunido a partir de las declaraciones de testigos para la concesión de pensiones de guerra las actuaciones de otras mujeres contra los franceses en citas de heroísmo colectivo como el levantamiento del II de Mayo en Madrid o los Sitios de Zaragoza.

Así conocemos a María Sandoval, que “hizo esfuerzo en la defensa como el hombre más varonil”, Ramona García, quien “arrebató el sable a un oficial, le golpeó e hirió con el”, o la noble María de la Consolación Azlor que en Zaragoza arengó a las tropas desmoralizadas, disparó con fusil desde las barricadas, organizó una compañía de mujeres y convirtió su palacio en un hospital de sangre; y son sólo algunos ejemplos dignos de un guión de Hollywood de los que ha logrado compilar.

Más allá de la guerra

De todas formas, no todo el valor se demuestra en hazañas bélicas. Gloria Ángeles Franco, profesora de Historia Moderna en la Universidad Complutense de Madrid, destaca hechos heroicos en otros ámbitos que, desde nuestra perspectiva actual, puede que hayan tenido aún más relevancia que actuaciones temerarias en la guerra. Preguntada por una mujer relevante que permanezca en el olvido, cita a la condesa de Montijo, María Francisca de Sales Portocarrero y Guzmán:

Trabajó, con una personalidad enérgica y brillante, por la educación de las mujeres o mejorando la situación de las que se encontraban presas“Era una mujer de la aristocracia que me llamó la atención porque, aunque perteneciera a la gran nobleza y tuviera sus ocupaciones y problemas, fue una persona que estuvo muy comprometida con su época, que estuvo muy interesada por los problemas que tenía el país. Podríamos considerarla, desde nuestra óptica actual, como una activista. En su caso, quiso participar en las asociaciones patrióticas que en la segunda mitad del siglo XVIII buscaban la felicidad y el bien general. Y le costó mucho hacerlo, los hombres se opusieron, temían que con una mujer metida su labor se convirtiera en algo frívolo. Pero finalmente ella consiguió, junto a otras trece mujeres, entrar en la Junta de damas de honor y mérito, adscrita a la Sociedad Matritense. Desde allí trabajó, con una personalidad enérgica y brillante, por la educación de las mujeres o mejorando la situación de las que se encontraban presas. Sus trabajos en las cárceles hoy podrían ser considerados como políticas de reinserción -cambió las condiciones de alimentación y las higiénicas, acabó con el hacinamiento-, y sirvieron de modelo para otras asociaciones similares en otras provincias españolas. También reformó la Inclusa de Madrid para acabar con los terribles niveles de mortalidad infantil. Había una nodriza para cada siete niños y ella lo cambió por iniciativa particular suya. Fue, en definitiva, una mujer con una proyección social interesantísima y comprometida con su tiempo”. Heroínas de la Sanidad y la Educación. Unos derechos que han vuelto a reivindicarse actualmente y de los que ignoramos quiénes fueron sus precursores y a qué tuvieron que enfrentarse.

Otro profesor, esta vez de la Universidad Autónoma,Javier Villalba, también elude subrayar la importancia de un personaje por su ardor guerrero. En su campo, la Historia Medieval, cree que debería ser más recordadoRuy González de Clavijo (en la imagen): “Fue el embajador de Enrique III de Castilla en la corte de Tamerlán. Para la época de la que se trata se le conoce muy poco. Llevar una embajada para entrar en contacto con ese Imperio es un hecho muy extraordinario. Las relaciones internacionales en la Edad Media son algo muy desconocido, pero el interés del rey castellano por entrar en contacto con Oriente Próximo demuestra una gran visión, es un factor decisivo, sobre todo de lo que iba a suceder en el futuro”.

En nuestra Historia hay personajes encomiables, en todos los ámbitos, y repartidos por todo el globo, y sin embargo parece que sólo los precisamos para nuestras diminutas pugnas ideológicas en lugar de servirnos para darnos una mayor amplitud de miras
¡¡¡Santiago y cierra, España!!!

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor ElCaboPistolo » 19 Mar 2013 09:31

La historia de Pedro Mesía y El Glorioso, envidia de unos ingleses 'sobrados'
«Junto al barco hundido, mil veleros se pasean». –Tao te King

En la más larga confrontación bélica de la historia conocida entre dos países, Inglaterra y España dirimieron a lo largo del planeta hechos de armas dignos de pasar a la posteridad para prestigio de ambas naciones. El marino vasco Blas de Lezo en Cartagena de Indias fue el que infligió la más severa derrota a las tropas inglesas. Pero no fue el único.
El general retirado Antonio Gutiérrez en la defensa de Tenerife ante Nelson o Pedro Mesía de la Cerdaentre otros insignes ciudadanos de uniforme, firmaron paginas brillantes para una nación muy necesitada de ellas. La clara visión estratégica de los ingleses en su apuesta por el mar y el castigo al que sometieron las líneas de abastecimiento españolas ya fuera en tiempo de guerra o con su peculiar forma de entender la pazdispensando patentes de corso a diestro y siniestro, hicieron que aquel colosal imperio donde no se ponía nunca el sol, comenzara a hacer aguas. Eso sí, con decoro.

La mala fortuna de un estrabismo secular en la administración de los recursos importados, unida a una visión política opaca a la autocrítica, consiguieron ponérselo fácil a los enemigos de turno. En un país de escasa pluviometría, llovía sobre mojado. A poner un acento glorioso en medio de tanto desatino, vino el capitán Pedro MesÍa de la Cerda, hombre de tierra adentro y cordobés de pro, pero con una clara vocación marinera.

La era de la piratería


En aquellos tiempos, si ya navegar por el proceloso atlántico eran palabras mayores para los experimentados marinos españoles, el plus de riesgo añadido de una piratería debidamente engrasada por la corona británica, hacía si cabe, aún más inquietante la travesía. Docenas de naves corsarias hacían su agosto constantemente convirtiendo en papel mojado cualquier tratado de paz.

En el contexto de la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748) –conflicto tentacular por los diferentes escenarios en los que se desarrolló– unas reivindicaciones de escaso alcance del rey español de entonces, Felipe V, nos metieron en un conflicto multilateral en el que no nos iba gran cosa.

Los britanicos, muy contentos ante esta visión, iniciaron la persecución con fatales consecuenciasEn 1747 y navegando rumbo a este, Pedro Mesía y su marinera fragata de 70 cañones, que además embarcaba un importante cargamento de plata indispensable para financiar la guerra en curso, aproaban hacia las Azores. Estos pagos tenían agradables recuerdos para los españoles, pues allá por 1590,Alonso de Bazán hermano de otro insigne almirante, había aplicado un severo correctivo a una flota inglesa que merodeaba por la zona haciendo cautivo el famoso galeón Revenge, buque insignia de Drake .

Ya rebasando las islas, El Glorioso, que era el nombre de la nave tripulada por los españoles, se dio de bruces con tres navíos ingleses solapados a un convoy en labores de protección. Ni qué decir tiene que por aquel entonces cualquier buque que viniera de America era un bombón muy apetecible. Los britanicos, muy contentos ante esta visión y algo sobrados de expectativas, iniciaron la persecución con fatales consecuencias. En un combate nocturno que a priori se presentaba bastante desequilibrado, Pedro MesÍa y su experimentada tripulación despacharon de manera expeditiva a dos fragatas que sumaban un centenar de cañones. Un pequeño bergantín en funciones de vigilancia adelantada, a la vista de lo ocurrido, se dio a la fuga con todo el trapo que les alcanzo a izar.

Enterado el Almirantazgo Británico de la derrota, sometió ipso facto a consejo de guerra al comodoro Crooksanks que acabo sus días sembrando coles en una inaccesible isla escocesa. Pero la cosa no acabó ahí.

Una Némesis muy hábil


Ya rumbo hacia Finisterre les salió al paso otra flota inglesa de las que solía permanecer agazapada en las inmediaciones de la costa gallega a la espera de las frecuentemente desprotegidas naves procedentes del otro lado del océano. Nuevamente los ingleses fueron sometidos a una experiencia desagradable y tuvieron que aceptar que su Némesis era muy habil y estaba bastante enfadada. Las tres embarcaciones que tan alegremente se habían hecho a la idea de una merienda fácil, quedaron seriamente tocadas e insolventes para la exigente navegación de altura en el Cantábrico, teniendo que retirarse rumbo norte. Con todo y con eso la nave española dejo plantados a los atónitos ingleses y se dirigió a Corcubión a descargar su preciado tesoro. Pero de esta agarrada ultima, no había salido ilesa.

En Corcubión se desembarcó la plata de Indias con éxito, cumpliendo el capitán Pedro Mesía las ordenes asignadas. Se embarcó de paso munición y víveres con idea de ir a Ferrol a someter el navío a una revisión exhaustiva. Los destrozos causados en los anteriores combates habían causado la perdida del bauprés (palo horizontal de proa) y la popa tenia un mosaico de impactos que habían creado una ventilación escandalosa en la nave. Aun en esas circunstancias y en manos de un buen marino gobernar la nave con algunos elementos de fortuna improvisados a tal efecto, era posible. Otra cosa era sostener nuevos enfrentamientos con garantías de éxito.

Quiso la caprichosa fortuna que las fuertes corrientes imperantes en la zona junto con vientos adversos obligaran al barco a optar por la elección de Cádiz como destino. Estaban en estas los marinos españoles cuando quiso el destino que se toparan en el Cabo San Vicente con una flota corsaria –la Royal Family– compuesta por cuatro fragatas y un millar de hombres, al mando del comodoro Walker. Este imprevisto obstáculo era ya una cuestión de palabras mayores.

Pedro Mesía es un ejemplo sin pretensiones por su coraje natural y humildad proverbialEnzarzados ya en combate, El Glorioso, a la primera andanada le dejo tieso y sin maniobra al mayor buque de línea con que contaban los ingleses, el King George. Mientras tanto y en desigual combate contra otras cuatro fragatas la suerte volvió a sonreír a la avezada tripulación. Inocentemente se acercó la fragata Darmouth para arrimar el hombro con tan funestas consecuencias para su tripulación, que a las primeras de cambio recibió un impacto en la Santa Bárbara y murieron en el acto mas de trescientos británicos. El silencio que se hizo a continuación fue inenarrable.

La guerra es una maquina de devorar humanidad, ya sea esta como valor ético o como mero numero contable. Entre profesionales de la milicia, este tipo de carnicerías no son bien aceptadas, pero están en el guión. Pero la suerte estaba echada para El Glorioso. Un navío poderoso de tres puentes, el Russell, se había acercado al escenario del combate y la fragata española estaba embarcando mucha agua, con el añadido de que la munición estaba agotada y el aparejo literalmente había dejado de existir. La cubierta era un cementerio y estaba mas rasa que un pontón. A la vista de esto previa consulta con sus oficiales, Pedro Mesía decidió arriar el pabellón...


Las leyes del mar en tiempo de guerra fueron casi siempre respetadas por ambos bandos y estaban presididas por el respeto al adversario, sus vidas y aquellas propiedades de uso estrictamente personal. En todo momento el trato dado a los ilustres marinos españoles fue mas allá de lo correcto y no hubo desquites. Consta el agradecimiento del capitán Pedro Mesía a su homólogo inglés por el trato dado a la tripulación, hecho ratificado en Londres ante el embajador español, lugar adonde fueron llevados antes de su posterior liberación.

Ya de vuelta a la península, fue cubierto de honores y promovido a los más altos cargos. Por entonces, ya era un hecho –aunque con retraso en relación con Inglaterra-, la formación de la Real Armada, una fuerza combinada y compensadaen calidad y cantidad que conseguiría su apogeo operativo a través de la preclara visión del Marques de la Ensenada, gran impulsor de la economía productiva en la península y el comercio con las colonias.

Pedro Mesía es un ejemplo sin pretensiones por su coraje natural y humildad proverbial para un país que debe de sacudirse algunos complejos y volver a escribir su historia con mayúsculas. Es el momento.
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor nasredim » 19 Mar 2013 12:10

Gracias Cabo por la aportación :apla:
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En algunos momentos y en algun lugar es conveniente llevarla, pero mi consejo es que cuanto menos mejor.

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor ElCaboPistolo » 19 Mar 2013 12:54

nasredim escribió:Gracias Cabo por la aportación :apla:



A mandar :birra^: :tanque^: :vacaciones^: :mrgreen:
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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor litomac » 30 Mar 2013 15:48

Bueno, uno de andalucía:
Almanzor:
http://es.wikipedia.org/wiki/Almanzor

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Re: Españoles de leyenda

Mensajepor Brasilla » 20 Ene 2018 22:12

No acabo de entender por qué dejasteis el hilo cortado

Saludos cordiales
Si ignoras lo que pasó antes de que nacieras, siempre serás un niño.
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