Brugent escribió:Tendría que haber condenado el ataque (Calcado al de los British a la base naval de Tarento, Italia), dar las condolencias del pueblo alemán a USA y haber brindado apoyo humanitario, aunque sólo hubiesen sido palabras de cortesía.
Quizá el belicismo de FD Roosvelt hubiese recibido un palo entre las ruedas.
Que Estados Unidos entrase en guerra contra Alemania era cuestión de tiempo. En realidad, Roossevelt ya estaba haciendo lo imposible por conseguirlo con su descaradísimo apoyo a los británicos. Hitler, simplemente ahorró los trámites. Ahora bien, unos meses más, posiblemente le habrían venido estupendamente dado el grave problema que tenían en Rusia durante el invierno de 1941.
En cuanto al ataque de Pearl Harbor no hay pruebas reales de que los norteamericanos lo supieran. Por conocidos motivos, tras declarar el embargo de petroleo a Japón, esperaban un ataque japones. A las Indias Neerlándesas, por ejemplo, donde había petroleo; lo cual habría significado igualmente la guerra a corto plazo. A las Filipinas, también. A las posesiones británicas de Extremo Oriente, igual. Pero Pearl Harbor estaba muy lejos de las bases japonesas y fue un ataque realmente audaz, que a pesar de sus resultados no colmó las expectativas de todos los mandos navales japoneses. Los portaaviones no fueron destruidos, y eso lo hizo insuficiente.
Digamos que Roosevelt quiso provocar a los japoneses, pero no tanto como para provocar lo de Pearl Harbor, donde el golpe fue bastante duro.
Sobre de lo de los japoneses considerados "infrahumanos" por los nazis, hay mucho de qué hablar, pues los vencedores escriben la historia a su manera y al parecer, entre los últimos defensores del Reich, ante el búnker de la Cancillería estaban voluntarios tibetanos e hindúes del Ejército de Tierra y franceses de la división SS Carlomagno.
Está documentado que Hitler lamentó la caída de Singapur - el gran bastión británico en Extremo Oriente - a manos de los japoneses, e incluso planteó que con gusto les habría cedido varias divisiones para hacer frente a la raza amarilla. El alemán admiraba al Imperio Británico, con quien se habría repartido el mundo como dejó bastante claro. El caso es que se topó con Winston Churchill y eso fue su perdición.
Si hubo tibetanos e hindúes en Berlin en 1945, fueron totalmente anecdóticos. Otra cosa fueron los franceses de la Carlomagno, junto con algunos españoles del batallón Ezquerra.
Saludos
El orden humano se parece al Cosmos en que, de vez en cuando, precisa hundirse en el fuego para renacer de nuevo. Ernst Junger. Sobre los acantilados de mármol.